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Rusia pone fecha al regreso de las firmas internacionales

Por Jaime Martinez

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Photo Credits: Grandes almacenes GUM de Moscú.

Mientras siguen adelante las negociaciones entre los representantes de los gobiernos ruso y ucraniano, conversaciones de paz de cuyas verdaderas intenciones se ha mostrado en las últimas horas claramente reticente un Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, que prevé no obstante una guerra “larga y difícil” para la que ya se ha comprometido a seguir brindando apoyo al pueblo de Ucrania, a comienzos de esta misma semana Maxim Reshetnikov, ministro de Desarrollo Económico de Rusia, mantenía una reunión informativa orientada a tratar de explicar el momento en el que actualmente se encuentra la situación económica de la Federación Rusa.

En el marco de este encuentro, Reshetnikov, uno de los altos cargos vinculados a la administración rusa que están siendo objeto de las sanciones impuestas por las diferentes democracias occidentales, entraba a detallar las importantes medidas que el Gobierno ruso ha comenzado a poner en práctica esta misma semana, encaminadas a dinamizar y flexibilizar su economía hasta unos límites insospechados. Un conjunto de iniciativas con las que aspiran a reforzar su sistema económico tras el envite que han supuesto los duros paquetes de sanciones impuestos por los gobiernos de las principales economías del mundo, que Reshetnikov trataba de justificar como de necesarias ante los problemas estructurales que han provocado una serie de “factores externos”, añadimos aquí que derivados de una decisión tomada por parte del presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, y entre las que encontramos medidas como las de prohibir toda clase de inspecciones y auditorías, extender todas las licencias y permisos por un plazo inicial de hasta 12 meses, o el que las propias empresas puedan, durante los próximos seis meses, ajustar sus procesos de producción de manera independiente y sin supervisión, con el único requisito de tener que emitir una declaración de responsabilidad. Misma laxitud que el Gobierno ruso ha comenzado igualmente a aplicar a los procedimientos para la importación de productos.

“Ahora, los importadores pueden importar productos más rápido y certificarlos a medida que los van introduciendo en el mercado”, explicaba Reshetnikov a lo largo de unas declaraciones difundidas por el propio Gobierno ruso. “Se trata de una crisis estructural que ha sido provocada por factores externos, en particular como consecuencia de las restricciones externas relacionadas a las exportaciones de productos y a sus importaciones, incluidos los componentes”, añadía el ministro de Desarrollo Económico de Rusia. “Como consecuencia, las empresas se enfrentan ahora a importantes desafíos relacionados con los trabajos por reajustar las actividades productivas y, en efecto, a la necesidad de crear nuevas cadenas de producción y de logística”, como consecuencia de esas mismas sanciones que están provocando el que “las empresas no pueden entregar los bienes y los servicios que se les requieren”.

“Los mercados financieros siguen buscan un nuevo punto de equilibrio, y parece que por ahora no lo han conseguido”, previendo el que “llevará algún tiempo volver a encarrilar la economía”, añadía Reshetnikov. “En este sentido, la respuesta del Gobierno es garantizar la máxima flexibilidad económica y levantar todas las restricciones internas”, en algo que “no se refiere únicamente a la actividad de control y vigilancia” por parte de la Administración rusa, sino a un conjunto de iniciativas que afectarán, en distinto grado, a “todas las empresas, independientemente de su tamaño”. “Nuestro actual objetivo es crear el entorno comercial más favorable, para que las empresas puedan tomar medidas rápidas para reconfigurar sus cadenas de suministros e importar productos, incluidos piezas y artículos finales, así como para crear producción aquí”.

El regreso de los minoristas internacionales

Durante su intervención, Reshetnikov también entraba a abordar la polémica cuestión relacionada con la salida a una que han venido practicando las principales firmas internacionales del mercado ruso desde el estallido del conflicto, entre ellas las vinculadas a un ámbito de la moda y del textil cuyos mayores y más destacados grupos, desde los especializados en el sector del lujo como Chanel, Kering o LVMH, hasta los de la gran distribución como H&M, Mango, Nike, Tendam, Inditex o Uniqlo, ya han paralizado, temporalmente, todas sus operaciones en el país.

A este respecto, y tras la amenaza de expropiación y nacionalización de todos sus activos en el país que lanzaba el vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitry Medvedev, el pasado jueves, Reshetnikov entraba ahora a rebajar el tono, tanto de la respuesta que estaría dispuesta a dar el Gobierno de la Federación Rusa frente a esta serie de multinacionales, como de la intensidad de las posiciones adoptadas por estas. Punto que buscaba poner en contexto alegando el que, lejos de resultar unas decisiones adoptadas por cuestiones éticas y/o enfrentadas a los planteamientos políticos del Kremlin —y a su guerra contra Ucrania—, la mayoría de los grupos multinacionales han paralizado sus operaciones en el país de manera temporal y por razones meramente de logística. Estando por ello “seguro” de que muchas de las compañías minoristas que han cesado su actividad en Rusia volverán a operar en el país tan pronto como logren reajustar sus cadenas de suministros.

De este modo, y de manera mucho más pormenorizada, respondiendo a la pregunta de si realmente cerrarán todas las tiendas de las cadenas minoristas extranjeras, realizada por parte de un medio digital de noticias ruso, Reshetnikov apuntaba que “en primer lugar, esto depende de los minoristas extranjeros. Depende de ellos qué decisión tomar, cómo continuar sus operaciones y en qué escala”. “En lo que sabemos, se han tomado decisiones de este tipo, pero estas tratan de suspender operaciones”, no de firmar la salida del país, en un momento en el que “muchos de ellos están acusando problemas logísticos”.

“Las empresas extranjeras se enfrentan a las mismas dificultades que las empresas rusas”, alegaba Reshetnikov. En esta línea, “las primeras preguntas que nos hicieron las compañías extranjeras con sede en Rusia en una reunión durante la semana pasada fueron sobre logística, sobre la necesidad de reajustar sus cadenas de producción y sobre encontrar proveedores asiáticos para remplazar a los europeos”. Estando precisamente “el paquete de medidas que he mencionado, diseñado e implementado en base a las demandas de empresas rusas y extranjeras que trabajan en Rusia”.

Entrando ya a concluir esta misma cuestión, “en la actualidad, muchas empresas han suspendido sus operaciones”, reiteraba Reshetnikov, pero “creemos que después de reajustar sus cadenas, muchas de ellas ciertamente volverán a operar en Rusia, porque nuestro mercado no ha desaparecido”. “Hicieron mucho dinero aquí durante mucho tiempo y contaban con un modelo de negocio rentable en este país”, apostillaba. “Estos nos da motivos para esperar que la situación volverá a la normalidad”, en lo que el ministro de Desarrollo Económico de Rusia termina fiando, atendiendo a sus palabras, no a la evolución o a la terminación del conflicto armado en Ucrania, sino al momento en el que los distintos grupos minoristas internacionales puedan volver nuevamente a garantizar la seguridad y el buen servicio de sus operaciones en el país.

De este modo, con su valoración Reshetnikov niega el que estas medidas adoptadas, temporalmente, por los minoristas y los grandes grupos internacionales, deban de entenderse como un respaldo a las posiciones del Gobierno y al pueblo de Ucrania. Un punto este en el que son ciertamente pocas las compañías que, al menos públicamente, se han arriesgado a quemar abiertamente sus posiciones neutrales frente al Gobierno de la Federación Rusa, explicando de manera nítida, expresa y manifiesta el que su decisión de cesar sus operaciones en el país no atiende únicamente a cuestiones de dificultades logísticas, sino el que está claramente vinculado a su rechazo a la operación armada iniciada el pasado 24 de febrero por parte del ejército ruso.

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