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Puig celebra su primer año en Bolsa arrastrando una caída del -33 por ciento sobre el valor de las acciones

Por Jaime Martinez

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Empresas|En Profundidad
Marc Puig, presidente ejecutivo de Puig, durante la ceremonia del “toque de campana” con la que se celebró la admisión a cotización de Puig en la Bolsa de Barcelona, el 3 de mayo de 2024. Credits: BME.

Madrid – Este sábado 3 de mayo Puig cumple su primer aniversario como compañía cotizada, tras el ansiado salto al parqué que la multinacional española logró protagonizar un mismo día tal como ese de 2024. Un periodo de tiempo realmente muy corto de entre los 111 años de historia que la compañía atesora a sus espaldas, y que la propietaria de marcas como Carolina Herrera, Paco Rabanne, Jean Paul Gaultier, Dries Van Noten, Nina Ricci o Charlotte Tilbury cierra arrastrando una caída de un -33 por ciento sobre el valor de sus acciones.

A pesar de que, y como apuntamos, un único año se presenta casi que como una única gota en el mar de historias que Puig suma tras su haber, desde que arrancase su andadura allá por 1914 con su fundación por parte de Antonio Puig, sin duda alguna que este último año no ha resultando ser solamente decisivo en el propósito de la compañía por asentar los cimientos de su próxima etapa de consolidación y crecimiento, sino, en esa intención, también especialmente agitado y convulso. Unos adjetivos que han entrado a marcar el entorno en el que la compañía ha tenido que defender su nueva posición como compañía cotizada, casi que en forma de una analogía poética con esa “Agua Brava” que, tras su lanzamiento en 1968, se mantiene como una de las fragancias más históricas y características de la oferta de Puig, tal y como ha podido verse en el turbulento desempeño que han venido protagonizando sus acciones a lo largo de este primer año de la multinacional como compañía cotizada.

Completando al respecto el marcaje sobre el valor de las acciones y el comportamiento en Bolsa de los títulos de Puig que hemos tratado de venir sosteniendo desde su salto al parqué el pasado 3 de mayo de 2024, la multinacional española de la moda y la belleza cambiaba para entonces su naturaleza jurídica pasando de compañía privada a compañía cotizada, con un toque de campana desde la Bolsa de Valores de Barcelona. Momento a partir del cual las acciones de Puig, que opera en el mercado a través de una diversificada cartera de marcas propias y de operaciones estructuradas en torno a los segmentos de “Fragancias y Moda”, “Maquillaje” y “Cuidado de la piel”, entraban a cotizar a un precio de salida fijado en los 24,50 euros la acción, el valor más alto de la horquilla de entre los 22 a 24,50 euros que se había valorado para la salida a Bolsa. Un precio desde el que las acciones alcanzaron poco a poco a seguir ganando valor, hasta marcar un máximo histórico en los 27,78 euros la acción, durante la jornada de cotización del 13 de junio de 2024; un +13,38 por ciento por encima del precio de salida.

Con, para entonces, un brillante desempeño en el parqué, tal y como constataban unas acciones que se mantenían, aunque fuera ligeramente por momentos, por encima de su precio de salida, Puig no tardaba en alcanzar un nuevo hito como compañía cotizada, después de haber completado con éxito la mayor OPI llevada a cabo en Europa en todo 2024, pasando a incorporarse al selectivo Ibex 35, a partir del 22 de julio. Una rápida entrada en el índice de referencia de la Bolsa española, con la que Puig terminaba por poner la guinda a una hasta entonces brillante trayectoria en los mercados de cotización, que no obstante terminaba por darse la vuelta, a partir de la presentación de los resultados de la compañía del primer semestre de 2024. Las primeras cuentas que la multinacional española daba a conocer como compañía cotizada, y desde las que afloró una caída del beneficio hasta los 156,81 millones de euros (-26,56 por ciento), provocada principalmente por gastos relacionados justamente con el proceso de salida a Bolsa. Un dato que no gustó ni a inversores ni a los mercados, que se entendió para entonces que dejaba al descubierto un modelo de negocio mucho menos sólido de lo que hasta entonces se presumía, y en lo que en último término terminó para entonces por hundir el valor de las acciones de Puig. Unos títulos que tras cerrar la jornada de cotización del 5 de septiembre en los 24,55 euros, a la par prácticamente que con su precio de salida, hundían su cotización, hasta cerrar la jornada del día 6 en los 21,20, una pérdida de un -13,64 por ciento en una sola sesión.

Del máximo de los 27,78 euros, al mínimo de los 14,10 euros la acción

A partir de esa caída, que, hasta este momento, se mantiene como la determinante y la que llegó para marcar un antes y un después en la trayectoria de Puig como compañía cotizada, no han dejado de ser múltiples y diversos los factores que han seguido afectando al valor de cotización de los títulos de la multinacional española de la moda y la belleza. Factores de los que desde FashionUnited ya hemos tratado en detalle a lo largo de estos últimos meses, señalando abiertamente al respecto a causas tanto endógenas como exógenas a la propia compañía, y entre las que se encontrarían desde la caída de previsiones para los sectores de la moda-lujo y de la belleza “premium” en los que opera la multinacional; hasta los problemas de calidad registrados en unos lotes de un espray fijador de Charlotte Tilbury que tuvieron que ser retirados; la pérdida de confianza en que la compañía fuera capaz de cumplir con parte de los objetivos que se fijaron para su salida a Bolsa, o para la generación de valor a un corto, medio y largo plazo; o disrupciones globales como la provocada a raíz de la nueva política arancelaria decretada por Donald J. Trump para los Estados Unidos.

De entre todas las apuntadas, son esa nueva política arancelaria de los Estados Unidos y esa debilidad para la generación de valor de la compañía, alimentada por la falta de un plan estratégico de crecimiento, bien detallado y estructurado, sobre las que mayor hincapié hemos venido haciendo desde FashionUnited, señalándolas como las principales responsables de haber seguido afectando al valor de cotización de las acciones de Puig. Unos títulos que llegaron a marcar su mayor mínimo histórico el pasado miércoles 9 de abril, jornada en la que justamente Trump terminaría por embridar su guerra comercial decretando su “pax in tempore” de 90 días, tras caer a los 14,10 euros la acción; un -42,45 por ciento por debajo de esos 24,50 euros en los que se fijó el precio para la salida a Bolsa.

Tras alcanzar a tocar esa valor en mínimos históricos, el precio de las acciones de la compañía española no ha cesado de recuperar terreno en el parqué, justamente a medida en la que se han ido desdibujando esos dos principales factores sobre los que advertíamos. Primero con esa pausa a la política arancelaria de los Estados Unidos, que llevaba a las acciones de Puig a dispararse desde los 14,40 a los 15,99 euros en los que abrieron la jornada del 10 de abril (+11 por ciento); y después con una suma de acciones paulatinas implementadas a lo largo de estos últimos meses, con las que desde su dirección han salido a poner de manifiesto su capacidad y predisposición para seguir generando valor para cada una de las distintas marcas y divisiones en torno a las que Puig estructura sus operaciones y su modelo de negocio. Cuestión que ya destacábamos desde FashionUnited en nuestro último análisis de este 25 de abril, realizado de manera previa a la presentación de los resultados de la compañía del primer trimestre de 2025. Unas cuentas que, junto a lo ya señalado, han seguido afectando de manera positiva al rendimiento de Puig en los mercados, con unas acciones que este 30 de abril, último día de cotización a jornada cerrada de la Bolsa española, cerraban en los 16,43 euros la acción. Un precio que logra elevarse un +16,52 por ciento frente a ese mínimo de los 14,10 euros en los que marcaban las acciones de Puig hace menos de un mes; pero aún así, valor con el que la compañía sigue arrastrando una caída de un -33 por ciento sobre esos 24,50 euros en los que sus acciones debutaron sobre el parqué hace ahora un año.

Acciones a la baja, para unas cuentas en máximos

Desde una situación que no termina de resultar cuanto menos anómala, y en la que ni tan siquiera es que ya esté interfiriendo la nueva política de subida de precios que la compañía ha anunciado que va a implementar sobre sus ventas en los Estados Unidos para compensar parte del impacto de los nuevos aranceles a las importaciones, como se ha visto en las últimas revalorizaciones del precio de sus acciones, la realidad es que a la caída del valor de los títulos de Puig, lo que le está acompañando es la presentación de unos resultados que se siguen manteniendo en máximos, tanto en términos de ventas como de beneficios. Cuestión que se hacía patente el pasado 27 de febrero, cuando, con unas acciones que marcaban en los 19,10 euros el título, Puig presentaba unas cuentas anuales relativas al ejercicio de 2024 que la multinacional española cerraba en máximos históricos, con ventas de 4 790 millones de euros (+11,29 por ciento), y un beneficio neto de 542,53 millones de euros (+8,53 por ciento).

Como última actualización sobre ese desempeño, Puig daba a conocer este lunes 28 de abril, apagón mediante, sus indicadores de ventas relativos al primer trimestre de 2025. Periodo que la compañía española ha cerrado con unas ventas totales de 1 206 millones de euros (+7,87 por ciento), con un crecimiento positivo y generalizado en todas las regiones en las que opera y sobre todas sus líneas de negocio, con la excepción de una división de maquillaje que sigue manteniéndose a la baja, con unas ventas que han caído hasta los 165,3 millones de euros (-4,22 por ciento). Un rendimiento que evidencia una disminución la debilidad que la misma división mostró durante el último trimestre de 2024, durante el que las ventas de maquillaje llegaron a caer hasta los 228 millones de euros (-7,16 por ciento); como parte de una facturación total que alcanzó al cierre de ese trimestre los 1 362 millones de euros (+14,3 por ciento); una cifra total y un rendimiento porcentual muy superiores a los registrados en este primer trimestre de 2025, pero para los que hay que tener en cuenta que el último trimestre del año resulta de un carácter especialmente estratégico en términos de facturación para la multinacional española. Grupo para el que habrá que esperar a ver cómo las nuevas acciones que se sigan implementando, y el potencial impacto que los aranceles puedan terminar teniendo sobre sus operaciones en los Estados Unidos, terminan por afectar sobre su rentabilidad, asunto del que la compañía dará cuenta con la presentación en julio de unos resultados al cierre del primer semestre, que en cualquier caso llegarán precedidos de la celebración, el próximo 28 de mayo, de la Junta General de Accionistas de 2025.

En resumen
  • Puig cumple un año como empresa cotizada, marcado por una caída del 33% en el valor de sus acciones.
  • Diversos factores, tanto internos como externos, han afectado el valor de las acciones, incluyendo problemas de calidad y las nuevas políticas arancelarias de los Estados Unidos.
  • A pesar de la caída en el valor de las acciones, Puig ha presentado resultados financieros máximos en ventas y beneficios.
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