Seán McGirr debuta para Alexander McQueen
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Madrid – Era una de las grandes citas marcadas en rojo de esta nueva edición de la Semana de la Moda de París, durante cuyas celebraciones ha terminado finalmente por debutar el joven diseñador irlandés Seán McGirr como nuevo director creativo de la casa Alexander McQueen. Acción que ha llevado a cabo mediante la presentación de su primera colección de mujer para la firma, para la próxima temporada Otoño/Invierno 2024/2025, presentándose desde la misma como una suerte de nuevo (y algo más inquietante) Jonathan Anderson.
Lejos de resultar gratuita, la comparación que partimos por establecer entre McGirr y Anderson, el director creativo de Loewe desde el año 2013, parte de las claras concomitancias y puntos de unión que fácilmente pudieron descubrirse desde esta primera colección de debut firmada por el diseñador irlandés, con la que ha venido siendo la evolución experimentada a lo largo de estos últimos años tanto por Loewe como por la casa de modas JW Anderson. Etiquetas ambas que se mantienen bajo la dirección creativa del británico Jonathan Anderson, junto al que McGirr precisamente había venido desarrollando los últimos años de su carrera profesional, desde que en 2020 entrase a formar parte de la casa JW Anderson como nuevo responsable de las colecciones masculinas de la firma. Un cargo al que terminaba por sumar las del desarrollo igualmente de las colecciones de mujer, entrando a ostentar el puesto de director de la división de prêt-à-porter de JW Anderson. Cargo en el que se había venido manteniendo hasta que, a comienzos del pasado mes de octubre de 2023, desde Alexander McQueen dieran la sorpresa, anunciando su nombramiento como nuevo director creativo de la casa, en sustitución de la británica Sarah Burton. Quien, tras 13 años como directora creativa, tan solo tres días antes, y siguiendo con lo que ya se había encargado de adelantar con un mes de antelación desde la misma firma de modas británica, terminaba abandonando y cesando en su puesto, tras la presentación de su última colección para McQueen, para la temporada Primavera/Verano de 2024.
Tomando de este modo finalmente su relevo, McGirr despuntaba en el contexto de esta nueva edición de la Semana de la Moda de París, como uno de los nuevos creativos al frente de una consagrada casa de modas que iban a terminar por protagonizar su debut sobre la pasarela durante estas jornadas. Una serie de un total de tres especialmente esperadas presentaciones, que arrancaban con el debut el jueves, día 29 de febrero, de la diseñadora alemana Chemena Kamali como nueva directora creativa de Chloé, para continuar ya este sábado con un McGirr que se encargaba de cerrar los desfiles de la jornada, con la presentación de su colección “manifiesto” como nuevo director creativo de Alexander McQueen. Una propuesta sobre la que desde la misma casa de modas no han ofrecido mayores detalles, más allá de una breves líneas y de una descripción más detallada de cada uno de los estilismos que terminaron desfilando sobre la improvisada pasarela, instalada en el interior de Segro Centre Paris Les Gobelins, una antigua estación de metro rehabilitada del Distrito 13 de París. Una localización con la que McGirr buscó establecer un primer punto de unión entre sus dirección creativa y la historia de la casa, con el gusto de Alexander McQueen por tratar de escoger localizaciones “provocativas” para sus desfiles desde las que despertar un choques de sensaciones entre los asistentes, y que continuó con la elección de la memorable colección “Birds” de McQueen para la Primavera/Verano de 1995 como principal motivo de inspiración de esta colección de debut de McGirr como nuevo director creativo de la casa.
Desde esta propuesta, se trata de explotar las sensaciones e impresiones de “una opulencia tosca”, “revelando el animal que llevamos dentro”, tratan de detallar desde la dirección de la casa de modas británica. Para ello el diseñador irlandés ha dibujado “una silueta comprimida y alargada”, con “objetos incrustados” y telas que la “envuelven”, y con un tejido de punto que adquiere una nueva dimensión “escultórica”. Elementos todos ellos que como podremos descubrir presentan una clara relación formal con el que ha venido siendo el lenguaje creativo que ha dominado la estética tanto de Loewe como de JW Anderson durante estos últimos años, en lo que no supone en absoluto una pérdida de originalidad para con cómo McGirr es capaz de manifestarlos, dentro del nuevo universo y nuevo imaginario al que ya ha empezado a dar forma como nuevo director creativo de McQueen. Un propósito para el que además ni tan siquiera podremos ser capaces de alcanzar a descubrir qué fue antes, ni quién aportó o influyó más a quién, si McGirr a Anderson, o Anderson a McGirr, en lo que termina dejado su elección por parte de Kering —compañía matriz de Alexander McQueen— como una brillantísima decisión estratégica, que deberá de terminar de confirmarse a medida en la que el diseñador irlandés siga avanzado en su objetivo de relanzar la icónica casa de modas.
Un objetivo este para el que ya parecen claras las intenciones de la dirección de la firma británica de abrir un nuevo capítulo en su seno, desde el que impulsar especialmente su acercamiento a las nuevas generaciones jóvenes de consumidores de modas, dibujando así a una nueva McQueen que deberá de ser capaz de salir a atraerlos, al tiempo que se presenta como una clara competidora directa de la misma Loewe. Acción para la que a bien se aprovecharán tanto de la juventud del modista irlandés y de su facilidad por conectar con las nuevas generaciones, como del carácter más abierto e intergeneracional al que ha decidido abrirse desde la casa española, en una apuesta por su parte igualmente estratégica por tratar de ampliar la audiencia hacia la que se dirigen.
Entre “siluetas ave” y espejos rotos
Entrando ya a desmigar las particularidades de esta colección, en primer lugar resulta de necesidad el tener que detenernos a destacar cómo McGirr no ha dudado en bañarla de una serie de elementos tan íntimamente ligados a la casa McQueen, y en especial a esa colección “Birds”, como a los nuevos tiempos de hoy. Un ayer y un presente que, en el contexto de esta propuesta, han sido desnudados y empujados a dialogar por la mano del diseñador irlandés, mediante ajustados y brillantes diseños, en clara referencia a los vestidos “plastificados” de McQueen para la Primavera del 95; o de un sinfín de referencias a aquel mismo mundo de las aves que trazó el británico desde aquella misma colección; a sus siluetas, a sus nidos, a sus plumas. Motivos que encontraremos como germen de esta colección, desde la que el irlandés parece salir a construir un inspirador viaje hacia ese mundo natural, y viaje desde el que poder reconectar con ese “animal que llevamos dentro”, pero no por aspirador, carente de riesgos. Unos peligros que veremos tomando forma a través de relucientes vestidos “rotos” como las pantallas de un teléfono móvil; recubiertos de los restos de los reflectores rotos de una bici; o de unas corazas que llegan para representar a esos coches que tanto nos alejan como protegen del mundo que nos envuelve. Una presencia esta que no deja de imprimirle un cierto acento desasosegante, y oscuro, al conjunto de toda la colección, fruto de esa suma de referencias a aves, coches y bicis y móviles rotos.
Siguiendo con este análisis en detalle, desde el aspecto cromático, la colección se presenta asentada sobre una oscura pero vibrante paleta cromática, dominada por el negro. Coloración a la que se encargan de aportar luminosidad y ritmo toda una amplia horquilla de tonalidades, que avanzan desde la pureza de unos blancos manchados y texturizados, a marrones borgoña, beige, grises piedra, rojos, azules y verdes lima. Un choque de acentos tonales, frente al que adquiere una especial relevancia la texturización de los tejidos y acabados, y entre ellos los acabados plastificados, en efecto pelo, el punto de lana gordo, los estampados en “animal print”, el uso de cuero en acabado brillo o la presencia de suntuosos terciopelos. Pudiendo a bien destacar de entre todos ellos, además de los ya señalados, desde el punto de lana empleado en un acabado pétreo/musgo escultural; a los bordados de cristales rotos y el acabado metalizado de los vestidos corsés en efecto coraza de coche. Una serie de elementos con los que McGirr alcanza a terminar de presentarnos una brillantísima composición asentada sobre un sinfín de siluetas de inspiración aviar.
De este modo, y como piezas especialmente sugerentes, la colección arranca con un “vestido drapeado deformado en punto laminado negro”, para desde ahí abrirse a estilismos tan de celebrar como esos abrigos y vestidos en “lana natural”; los jerséis de lana “tejida a mano” de punto gordo; las chaquetas y abrigos de hombros redondeados en efecto ala; los tops/corsés de mohair cepillado a mano en efecto plumaje o nido; los vestidos/jerséis en efecto piedra recubierta de musgo; o esa camisa y esos vestidos recubiertos de bordados en efecto espejo y reflectores rojos y naranjas de bicicleta rotos. Terminando ya con esas corazas/vestidos “Car dress”, con las que McGirr además parece salir a tratar de rendir homenaje a su padre, mecánico de profesión, y con las que termina cerrándose el desfile de esta primera colección de mujer del diseñador irlandés para Alexander McQueen, para Otoño/Invierno FW24.