Chanel y el orgullo de las camelias
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Viniendo a poner el broche de oro a su tan brillante como última edición, este martes 7 de marzo terminaba teniendo lugar la última jornada de desfiles del programa oficial de esta ya concluida última Semana de la Moda de París. Pasarela cuyas celebraciones venían a tocar así a su fin, de la mano de un último día de desfiles en vivo que se encargaba de abrir la célebre casa de modas francesa Chanel. Maison que volvía a hacer gala de la riqueza atemporal de su imaginario creativo, presentando una última colección de su línea de prêt-à-porter para la próxima temporada Otoño/Invierno de 2023/2024, inspirada de principio a fin por uno de sus mayores y más reconocibles símbolos, desde la fundación de la casa por la diseñadora francesa Gabrielle Chanel allá por el año 1910: la flor de la camelia.
Firmada una nueva temporada más por la diseñadora francesa Virginie Viard, la propuesta venía a exaltar tanto las formas como la simbología que rodea y ha rodeado históricamente a la flor de la camelia. Arbustos que con cada nueva temporada invernal tientan al frío, a los aires helados y a las bajas temperaturas, para, yendo a contracorriente de lo que viene siendo la tónica dominante dentro del mundo natural, orgullosamente florecer rodeadas del yermo invierno. Un ambiente que no las impide, ni mucho menos, que arrogantemente desplegar toda una ensoñación de sinuosas formas y fascinantes colores, de entre los que son especialmente admirados los brotes en blanco, rosa y rojo encendido. Tonalidades a las que ya se les atribuían un significado propio dentro del decimonónico lenguaje de las flores, en lo que no hay duda que ya le terminaría resultando especialmente estimulante a una Coco Chanel que no dudó en adoptar a la camelia blanca, símbolo de admiración y del amor más puro, como emblema de su casa de modas. Un distintivo del que logró apropiarse hasta el punto de convertirlo en sinónimo de la propia casa Chanel, y que ahora se ha decidido a revisitar Virginie Viard exaltando toda su sensualidad, su libertad, su ligereza y su fuerza, al abrigo de esta nueva colección.
“La camelia es más que un tema, es un código eterno de la Maison”, explica la propia diseñadora francesa a lo largo de unas declaraciones que nos hacen llegar desde la misma casa de modas. “Me resulta tranquilizadora y familiar, me gustan su suavidad y su fuerza”, añade, adelantando así parte de las impresiones que ha tratado de terminar por reflejar sobre el conjunto de las piezas y de todo el sentir que exhala esta última colección firmada por su mano para Chanel.
Un jardín de camelias de hechuras masculinas
Para terminar de dar forma a esa serie de impresiones, la diseñadora plantea una colección asentada sobre una precisa paleta cromática, desde la que solamente ha terminado dando cabida como tonalidades a un abanico compuesto a base de negros, blancos y una distinta gama de rosas en diferentes profundidades de color. Un espectro cromático que se ha terminado de completar con solamente puntuales acentos en rojos encendidos.
Sirviendo de este modo de esta paleta, Viard ha terminado por dar forma a una colección de marcadas líneas inspiradas en la moda de los años 60 y 70, influenciada por la estética bohemia y por la tradicional sastrería masculina británica. Elementos que subvierte bajo el embriagador orgullo de las camelias, para dar paso a una serie de cuidados diseños dominados por la fragilidad de sus pétalos, la voluptuosidad de su porte, y ligereza de su talle. Características que encontraremos cobrando cuerpo, en forma de vestidos asimétricos y que se abren cuales pétalos de una flor que florece, de bermudas que se ciñen en sus perneras como el capullo de una flor a su tallo, o de unas chaquetas y batas de estilo dandy, que se abren para ondear a cada nueva pisada en un fluir y un movimiento semejante al experimentado por las mismas camelias desde su floración, hasta su muerte.
Como prendas especialmente destacadas de esta colección, además de las ya apuntadas, terminan adquiriendo un lugar especialmente destacado desde los largos vestidos, a las diferentes combinaciones de pantalones y faldas con chaquetas, los monos con acabado en bermudas, los vestidos tipo cóctel, y los abrigos, faldas y vestidos de corte asimétrico, con unas asimetrías potenciadas por unos cortes en forma de volantes de marcada inspiración floral. Prendas a las que no podemos dejar de sumar desde los modelos confeccionadas en telas semitransparentes y en acabados acharolados o en tejido crochet; piezas todas ellas que encontraremos igualmente recubiertas y adornadas de una infinidad de patrones, estampados y motivos inspirados en la forma de la flor de la camelia. Elemento natural que encontraremos de este modo floreciendo de punta a punta de los distintos modelos de esta colección.
“La flor de invierno atraviesa la colección”, en forma de “pequeños toques alegres, que florecen sobre bolsillos, chaquetas, botones, y en el suspendido romanticismo de los estampados” que recubren las prendas, destacan desde Chanel. Mientras que “la asimetría de los abrigos, las aberturas de los vestidos, el enganche de las bermudas, los volantes, las espaldas descubiertas, los abalorios y las lentejuelas” o “los hilos de fantasía en tejido de punto”, todo ellos son elementos que “dan testimonio del ánimo sobre el que se sostiene la colección”, alimentada por esa viveza efímera y por esa delicadeza, y a la vez fuerza, tan propias de la flor de la camelia.
Del otro lado, “los colores desteñidos, el rosa oscuro, las piezas artesanales, los toques de los años 60 y 70, un cierto vibrar inglés, la comodidad, los abrigos que te envuelve, los materiales auténticos”, todos ellos “hacen que las colecciones resulten más reales, y también más encantadoras”, en lo que, explica Viard, ha buscado imprimir igualmente sobre el conjunto de esta colección. Una propuesta con la que trata de armar la estética de una mujer artista, capaz de asumir y hacer propios los códigos tradicionales de la sastrería y la indumentaria masculina, para embriagarlos con la esencia de su innata feminidad, ejercicio que precisamente fue el que llevaría a cabo la misma Gabrielle Chanel, asentando con él los principios que siguen resultando inamovibles en la casa de las camelias.