Tod’s, piel y dualidades, en el debut de Matteo Tamburini como director creativo

Madrid – Con las cocheras del icónico tranvía de Milán como telón de fondo, desde la italiana Tod’s han pasado a inaugurar una nueva etapa en la historia de la firma, con la presentación, a primera hora de este mismo viernes, 23 de febrero de 2024, de su nueva colección de mujer, para la temporada Otoño/Invierno 2024/2025. Primera propuesta que llega firmada por el diseñador italiano Matteo Tamburini, nuevo director creativo de Tod’s desde el pasado mes de diciembre de 2023.

Dentro del contexto de esta nueva edición de la Semana de la Moda de Milán, la de esta mañana desde la zona de la Darsena de la capital de la Lombardía, se descubría como una de las citas más destacadas de su calendario oficial. Siendo justamente esta una de las hasta tres esperadas presentaciones que se aguardaban con especial impaciencia, para poder terminar descubrir desde ellas, y durante a lo largo de estas jornadas, cómo iban a terminar por finalmente tomar cuerpo los expectantes debuts del argentino Adrian Appiolaza como nuevo director creativo de Moschino, debut que tenía lugar durante la jornada de este pasado jueves, y el de Tamburini hoy como nuevo director creativo de Tod’s. Una presentación desde la que justamente se ha terminado ya por dar paso, desde dentro del programa oficial de esta nueva edición de Milano Fashion Week, al debut de Walter Chiapponi como nuevo director creativo de la italiana Blumarine, posición que entraba precisamente a ocupar tras decidir abandonar la dirección creativa de Tod’s.

Era así pues de este modo cómo el italiano Tamburini terminaba entrando a ostentar la máxima responsabilidad al frente de la célebre casa de calzados, complementos y de moda italiana, en un singularmente estratégico momento, en el que los hermanos Della Valle, máximos accionistas y responsables al frente de la multinacional familiar, se encuentran practicando un último ejercicio con el que conseguir la exclusión y el cese como compañía cotizada del Grupo Tod’s, matriz además de la casa Tod’s, buque insignia de la empresa, de las firmas Hogan, Roger Vivier y Fay. Un objetivo en el que, tras fracasar y desistir del proceso de recompra de los títulos del Grupo Tod’s a finales de 2022, ahora se encuentran decididos a alcanzar, contando para ello con el apoyo de la firma de capital privado L Catterton, uno de los brazos inversores de la familia Arnault y del holding internacional francés LVMH. Una cuestión esta que debería terminar de dirimirse en los próximos meses, que los mismos hermanos Della Valle siempre han defendido como capital para la hora de poder impulsar el relanzamiento de la firma y su consolidación dentro del sector del lujo, y que terminará de este modo con Tamburini como responsable de marcar el tono creativo a esta nueva etapa de la casa italiana, que, aún a la espera de confirmarse a nivel de estructura financiera, ya ha empezado a tomar forma desde esta primera, y soberbia, colección de debut, exquisitamente armada por el diseñador italiano sobre los valores y las claves principales del ADN de la casa Tod’s.

Profundizando ya de este modo en el sentido de esta propuesta, esta primera colección de debut, de mujer, de Tamburini como director creativo de Tod’s, responde a la perfección a lo que es el sentido más puro de la casa, como firma garante y máxima representante del extraordinario saber hacer italiano, reunido bajo la marca “Made in Italy”, y como además una empresa especializada, desde sus orígenes, en el trabajo en piel y en la curtiduría. Los dos pilares clave del ADN de Tod’s, y de los que justamente Tamburini se ha servido para reforzar el valor atemporal de la casa italiana desde esta colección, elevándola y presentándonosla como esa fiel representante de lo que hoy popularmente hemos entrado a catalogar como “lujo silencioso”. Un término que no deja de hacer referencia a lo que nunca ha dejado de ser Tod’s, en su defensa por un lujo construido desde una decidida apuesta por la calidad y por la artesanía como cualidades diferenciales y de generación de valor. Cualidades desde las que dar pie y entrar a dar forma a un particular sentido estético, muy arraigado e íntimamente ligado al carácter y a la manera de “vivir” la moda que profesan los italianos, y que pasa precisamente por “vivirla” y no renunciar a ella, desde ninguno de los ámbitos más costumbristas de la vida de diario.

“Tod's siempre ha definido la esencia del estilo italiano”, un estilo moldeado desde “una elegancia natural y atemporal, una formalidad relajada, una gran calidad” y desde “la búsqueda de una elaboración excelente y sofisticada”, nos detallan desde la dirección de la misma casa de modas italiana a través de una nota. En justa respuesta, y e respuesta igualmente a los orígenes de la firma, “la colección reinterpreta las reglas de la talabartería, a través de un lujo deconstruido que define una nueva artesanía contemporánea”. Cuestiones que terminan por empezar a tomar forma de la mano de una piel que se descubre así pues como “gran protagonista de la historia de Tod’s”, y del mismo modo “también de esta colección, que celebra las materias primas de la más alta calidad”.

Un armario masculino trabajado en piel, al servicio de la mujer

Desde esta cuidada materialidad, armada a base de finas pieles y distintas fibras y tejidos, de las más altas calidades, Tamburini ha sabido construir una bellísima propuesta, desde la que justamente se explotan y se desnudan y se ponen en perfecto valor las cualidades de esas materias primas. Cualidades que el italiano además pone al servicio de un interesante ejercicio de dualidades, desde el que, y como punto de partida y final, termina por moldear una colección femenina, a partir de la recontextualización de las prendas más propias del armario masculino.

Empezando por tratar de desnudar las características principales de esta colección, en materia formal y de diseño, la propuesta se asienta sobre una paleta cromática de tonalidades naturales, extraídas de los propios acabados de la piel empleada como principal materia prima, y que de este modo encontraremos compuesta a base de negros y de una amplio espectro de marrones. Un mar de tonalidades camel, chocolate y hasta borgoñas, que se encargan de perfilar las bases principales de una paleta, que se termina de completar con una igualmente amplia presencia de grises, junto a certeros acentos en blancos, azules y hasta rojos.

Sumando de este modo coloraciones y materialidades, Tamburini termina de componer una sinfonía de hechuras femeninas, surgidas desde la recontextualización de los tradicionales trajes sastre, gabardinas y suéteres extraídos del armario masculino. Piezas que, una vez revisitadas, el italiano ha presentado junto a una serie de prendas propias del armario de la mujer, todas ellas combinadas y unidas entre sí bajo esa única perspectiva y esa única visión al mismo tiempo utilitarista e inspiracional sobre la que se asienta la colección. Propuesta que, entre sus prendas clave, no podemos dejar de señalar desde a esos abrigos, a esos pantalones, a esas faldas y a esos vestidos confeccionados en fina napa, como tampoco a ese conjunto en gris marengo de líneas arquitectónicas, y que parece desvelarse como el punto de partida del futuro camino por la innovación y por la disrupción sobre las tipologías estereotipadas de la indumentaria, por el que parece prometer que se dispone a transitar en próximas propuestas el diseñador italiano.

“La dualidad entre la vida urbana y el tiempo libre”, entre “lo formal y lo informal, la tradición y la innovación, impregna la colección”, que llega “caracterizada por prendas”, siguiendo con ese juego de dualidades, al tiempo “esenciales y sofisticadas”, detallan desde Tod’s. Piezas entre las que se destacan esa “gabardina de cuero de napa, el abrigo masculino en tejido o cuero doblado con lana, la chaqueta oversize ‘Field’”, o “la capa envolvente ribeteada en piel”; así como unos “trajes sastre en sarga de lana” que, combinados con “pantalones pitillo”, se presentan “con grandes solapas y chaquetas sin cuello o de un solo pecho”. Unas piezas estas en su mayor parte descaradamente “robadas del armario masculino”, y puestas al servicio de la mujer desde esta colección, en la que “las prendas de punto de cachemira o lana y seda se superponen capa sobre capa”, renovando con ello “la idea del ‘twin set’”.

Mientras tanto, para terminar de completar la colección, y los estilismos de la pasarela, se han presentado al tiempo nuevos modelos de calzado, categoría en la que se incorpora una fina banda metálica como nuevo símbolo de identidad de la casa Tod’s, así como una nueva y original versión a base de flecos del modelo “Yorky”. Completándose ya los “looks” con una heterogénea selección de modelos de bolsos desestructurados, cuya presencia y formas no llegan más que para realzan las formas y los materiales nobles empleados, tanto para su confección, como para la del conjunto de esta colección, sujetada desde esa paleta a base de “los tonos naturales de la piel”, que igualmente, apostillan desde Tod’s, “realza los acabados” de la propuesta y “la maestría artesanal” de la casa.