Adrian Appiolaza debuta como director creativo de Moschino

Madrid – Finalmente la icónica casa de moda italiana Moschino ha arrancado con su relanzamiento, desde la presentación de su nueva colección para la temporada Otoño/Invierno 2024/2025. Propuesta que ha terminado viendo la luz este mismo jueves, 22 de febrero de 2024, desde el que se significaba como el debut del diseñador argentino Adrian Appiolaza como nuevo director creativo de la casa italiana.

Ensalzándose ya de antemano como una de las citas más destacadas de esta nueva edición de la Semana de la Moda de Milán, desde dentro de su mismo calendario oficial de presentaciones y desfiles, Moschino entraba a ocupar una posición principal, de entre todas las activaciones programadas para la segunda jornada de desfiles oficiales de esta edición de febrero de 2024 de Milano Fashion Week. Día que arrancaba con el desfile de Max Mara, para continuar con citas tan ineludibles de esta edición como la presentación de la nueva colección de Prada, y llegando ya desde ahí a unos desfiles de la tarde que, tras las igualmente esperadas presentaciones de Margiela y Armani, Moschino terminaba acaparando todos los focos, a la espera de descubrir cómo empezaban a tomar formas las ambiciones de Aeffe, compañía propietaria de la casa italiana fundada por el memorable Franco Moschino en 1983, de emprender el estratégico relanzamiento de la firma. Un compromiso que estaba previsto que, tras la sorprendente salida del estadounidense Jeremy Scott a finales de marzo de 2023, liderase el diseñador italiano Davide Renne; sueño del diseñador que finalmente terminó viéndose truncado tras su repentino fallecimiento el pasado 1 de noviembre de 2023.

Continuando con el carácter abrupto de los acontecimientos, y a sabiendas de la imperiosa necesidad que resultaba emprender cuanto ante el relanzamiento de la casa, era a finales de este pasado mes de enero de 2024 cuando ya desde Mochino, y desde Aeffe, confirmaban el nombramiento del argentino Adrian Appiolaza como su nuevo director creativo. Un cargo que del mismo modo se anunciaba, sin ser en absoluto lo habitual, que Appiolaza debutaría con la presentación de su primera colección para la casa, durante esta misma Semana de la Moda de Milán de febrero de 2024, tal y como así ha terminado ocurriendo. Una cuestión que ya dejaba entrever que el argentino había venido ya con anterioridad trabajando al frente de la dirección, desde un papel, y desde un desempeño, que terminaron allanando su confirmación como nuevo director creativo de la firma. Un trabajo que ha terminado viendo finalmente ya la luz, de la mano de la que se presenta como una colección manifiesto, desde la que, bajo el ya revelador título de “Collezione 0”, se han pretendido asentar los que serán los códigos y las metodologías desde las que Appiolaza emprenderá el relanzamiento y la apertura de este nuevo capítulo dentro del histórico de la casa de modas italiana.

Resumiendo, desde sus líneas más generales, estas estrategias a seguir, “para su debut en Moschino”, explican desde la firma italiana a través de una nota, Appiolaza “rinde homenaje a la Casa Moschino y a su fundador, Franco Moschino, a su tradición de excelencia e ingenio, a su esencia”. Para llegado el momento de dar forma a este sentido tributo, “la historia” de la casa se presenta como la “base para construir un nuevo idioma a partir de un vocabulario existente”, desde el que “se explora el significado de Moschino”, de Franco Moschino, tanto desde lo que representa desde una vertiente formal, como ideológica. De tal manera que la propuesta, siguiendo con ese homenaje al sentido estético de Franco Moschino, y a su sensibilidad hacia el mundo que le rodeaba, se termina por descubrir asentada “en la sastrería y la artesanía, pero también en los gestos y en la ideología” del icónico diseñador”. Y es que “hoy en día, los mensajes universales e inclusivos de Moschino por la paz y el amor, se sienten tan relevantes y actuales como en el pasado”, siendo de este modo aquí y ahora, y desde esta colección de debut de Appiolaza, “reafirmados para una nueva generación, para una nueva era, con su mismo impacto”.

Moschino, sentido y sensibilidad

Confirmada de este modo la figura de Moschino, de Franco Moschino, como germen inspiracional de esta colección manifiesto, con la que desde Appiolaza no deja de confirmar sus intenciones por revisitar y recontextualizar la historia de la casa italiana, siguiendo con ese propósito, la colección se presenta como un punto y seguido de la obra del mismo fundador de la firma. Una figura la suya que, más que como fuente de motivos a recontextualizar, ha sido, y seguirá siendo, abordada desde el papel del principal colaborador del que Appiolaza va a poder valerse para la hora de seguir construyendo este nuevo capítulo en la historia de la firma. De manera que, desde esa perspectiva, las colecciones de esta nueva Moschino, partiendo desde esta misma “Collezione 0”, se construirán desde los cimientos de la casa, pero no entendiéndolos como columnas inamovibles desde las que venerar a la figura de Moschino, sino como pilares firmes desde los que seguir construyendo el futuro de la casa italiana.

“Irónicas e icónicas, las evocaciones al universo de Franco Moschino forman una columna vertebral de inspiración”, pero como “elementos de archivo que no se repiten sino que se revisan, reevaluan y rejuvenecen”, de la mano del diseñador argentino. En este proceso, “sus proporciones se reinventan, sus diseños se reinventan, pero su energía permanece”. Y es que desde esta colección, y desde las que la seguirán, se aborda el “archivo no como un depósito de ideas pasadas, sino como algo vivo que respira”; a “Franco no como un recuerdo lejano, sino como un colaborador activo en espíritu”.

Un juego de niños, de recontextualizaciones y dudas

Entrando ya a descubrir cómo exactamente estas intenciones y propósitos han terminado por tomar cuerpo en el contexto de esta primera colección de debut de Appiolaza como nuevo director creativo de Moschino, desde su parte formal, la colección se asienta sobre una contenida paleta cromática, dominada por la profundidad de los negros, junto a azules cielo y marrones tierra. Unas principales notas de color que comparten protagonismo junto a incendiados rojos, otoñales borgoña y suaves lavandas, pero con sin duda los mensajes y las siempre vitalistas dudas de Franco Moschino, sobre la realidad, sobre el ser, sobre la vida, como elemento más distintivo de las piezas; tomando en esta ocasión forma en forma de ilustraciones y proclamas con palabras como “Peace” (Paz, en inglés), “Ciao” (Hola, en italiano), o simplemente de la mano de grandes marcas con los símbolos de la exclamación “!” y del interrogante “?”, gráficas íntimamente vinculadas al sentido de la casa de querer siempre, y de manera constante, cuestionarse sobre la realidad y sobre el por qué de las cosas.

A partir de estas “notas” principales, en cuestión ya de patrones, dimensiones, volúmenes y hechuras, Appiolaza se ha terminado echando en brazos del siempre lúdico gusto de la casa Moschino por la moda, para, desde ese gusto por jugar, por experimentar, salir a dar forma a siluetas imposibles, desde las que se recontextualizan las categorías de la indumentaria tradicional. Práctica sobre la que se ejercitan los principales y todos aquellos creativos que se precien, que es la que permite al fin y al cabo terminar por dar paso a nuevas realidades en el vestir, y que, para el caso de esta colección, alcanza por alumbrar desde a camisas reconvertidas en vestidos de volantes, dignos de cualquier buena Feria de Abril; hasta a forros de tul reconvertidos en vestidos; pantalones cargo que se reconstruyen en faldas; corbatas que se unen en chalecos; chalecos que evolucionan en ligueros; bóxers masculinos que se convierten en shorts para mujer; o hasta a una bandera de Italia que termina adquiriendo forma de top fluido y asimétrico. Todo ello, mientras al tiempo el diseñador argentino incide en el gusto por el trampantojo del que siempre hizo gala Moschino, para terminar de dar forma a esta irreverente y juguetona propuesta, magníficamente perfilada desde las mismas intenciones que guardaría un niño para crear un nuevo mundo de patrones desde las prendas presentes en un fondo de armario.

“En el corazón de esta colección, hay un reflejo del alma de Moschino”, de su gusto “juguetón, irreverente”, y de su “sorprendente originalidad”, enfatizan desde la dirección creativa de la casa de modas italiana. Encargándose de cristalizar estas singularidades, “las prendas se inspiran en una vestimenta vernácula”, asentada sobre “clásicos que hay que retorcer”, como “el trench, el fular, el denim, el traje sastre, la lencería, las perlas engarzadas” o “la corbata”. Categorías de productos que “están subvertidos e invertidos, defendidos a medida que son desafiados”, manteniendo parte de su esencia para dar lugar a nuevas realidades formales. Unas tipologías a las que se terminan por sumar los elementos “estéticos característicos de Franco Moschino”, como “sus trampantojos y engaños, la constante contradicción entre el elitismo y los valores esnob” o “sus signos de interrogación”, elementos estos que se ensalzan como “emblemas de una insistente interrogación del significado” de las cosas, dudas que se sitúan “en el centro de cualquier obra que lleve su nombre”. Una suma de componentes que son los que, como un “léxico distintivo de moda”, componen “la identidad de esta casa”. “Estas eran sus obsesiones”, que ahora, y junto a su siempre gusto por la alegría y el disfrute, “se vuelven nuestras”.