María Escoté firma una nueva cápsula para Desigual
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Madrid – ¿Qué pueden tener en común dos figuras aparentemente tan distantes como las de la malograda última reina de Francia, María Antonieta de Austria, y la “reina” de la estética “grunge” y de lo “underground”, la británica Vivienne Westwood? Pues de entrada, que ambas se sitúan como los máximos referentes inspiracionales de los que se ha servido la española María Escoté para firmar su última cápsula para Desigual. La última entrega, para esta misma temporada Otoño/Invierno de 2024, de la serie de colecciones colaborativas que la diseñadora barcelonesa ha venido creando para la firma de manera ininterrumpida desde 2020.
Abordada, al menos hasta la fecha, como una colaboración de carácter anual, tras las propuestas de 2020, 2021, 2022 y 2023, María Escoté y Desigual no han fallado a la cita con su público en este arranque de una nueva temporada Otoño/Invierno, presentando y lanzando al mercado la quinta colección cápsula colaborativa diseñada para Desigual por la televisiva diseñadora barcelonesa, inmersa en estos momentos ya en la grabación de la primera edición del formato VIP de Maestros de la costura, “Maestros de la costura Celebrity”. Una colección la de esta temporada que vuelve a descubrirse tan completamente Desigual como 100 por cien María Escoté, pero guardando unas claras y bien marcadas diferencias de con respecto a las anteriores propuestas colaborativas ideadas por la diseñadora para la firma de moda. Unos cambios que ciertamente resulta difícil de adivinar si atienden más a ser una causa/reacción creativa al nuevo momento en el que se encuentra asentando su desarrollo la firma de modas, un nuevo capítulo que, tras años y años de una honda crisis de imagen y de conexión con su público objetivo, abrían de manera oficial con el sensacional desfile, para la presentación de esa vibrante colección para Primavera/Verano 2025, celebrado en Barcelona a comienzos del pasado mes de junio; o como resultado de un nuevo momento a nivel introspectivo en el que ha terminado por adentrarse la diseñadora, como consecuencia de un gusto y de una serie de nuevas sensibilidades que la han llevado a querer adentrarse y profundizar entre distintas vertientes que transitaban de manera paralela al que había venido siendo todo su imaginario creativo.
Sea como sea, y a la vista de los resultados, ya sea fruto de una de esas pulsiones, o de una combinación de la suma de ambas, no podría ser mejor y ni podría valorarse mejor el resultado obtenido al abrigo de esta quinta, y por el momento última, colección colaborativa firmada por Escoté para Desigual. Una colección que hará las delicias de toda buena amante de la moda, gracias a una estética mucho más elevada y profunda de lo que hasta ahora nos habían venido acostumbrando las colecciones de la diseñadora para Desigual, sobre las que la barcelonesa pasa con esta a aplicar un decidido punto de inflexión. Y es que si bien todas las anteriores propuestas reflejaban ese estilo siempre atrevido e irreverente que comparten Escoté y Desigual, esta vuelve a hacerlo, pero desde un matiz mucho más refinado y en sintonía con lo que pudieran ser las particularidades estéticas de una gran casa de modas, o las realizadas de manera genuina por una diseñadora de la talla de la misma Escoté de manera independiente. Un sutil, aunque más que perceptible, giro, con el que Desigual, de la mano de Escoté, parece también tratar de empezar a transitar y profundizar por esa vía alternativa al “fast fashion” del “fast couture”, con colecciones de un alto valor, a nivel tanto material, como creativo y de diseño. Una senda en la que empieza a coger ritmo de la mano de esta colección colaborativa, para la que la misma Escoté puntualiza y señala que se ha inspirado en la figura de las grandes “reinas” contestatarias de la historia. Una etiqueta bajo la cuál no ha dudado en reunir desde a figuras tan históricas como la de Maria Antonieta de Austria, última reina de Francia antes del estallido de la Revolución francesa de 1789, a “reinas” más figuradas que reales, como las compositoras y escritoras estadounidenses Patty Smith y Lana del Rey, a la ya mítica “reina” de la estética “grunge” y de los “uderground”, fallecida en diciembre de 2022, Vivienne Westwood.
“Todas somos reinas”, y bajo esa idea y mensaje, “esta colección está inspirada en algunas de las ‘reinas’ más emblemáticas y rebeldes de la historia”, entendidas como “aquellas mujeres que no creen en los protocolos y deciden saltárselos para vivir una vida completamente libre”, subrayan desde la misma Desigual a través de una nota. Bajo esas impresiones, la diseñadora ha recurrido a “referentes del cine como la María Antonieta de Sofia Coppola” para dar vida, desde su revisitación más posmoderna, a la célebre reina de Francia a través de “colores pasteles, corsés y juegos de volúmenes imposibles”; elementos todos ellos que la han inspirado “a explorar un nuevo campo cromático” y unas “siluetas únicas”. Del mismo modo que también lo han hecho las grandes obras y “los retratos de Sargent”, que al tiempo que fue capaz de soliviantar a la sociedad de la época con su provocador “Retrato de Madame X”, se convirtió en el retratista de cámara de las grandes familias burguesas y adineradas de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, la nueva “realeza” de la sociedad; así como artistas “como Lana del Rey y Patty Smith”, que “han sido claves para darle color, forma y textura a esta colección”; o Vivienne Westwood, “cuyo estilo y gama cromática aportan un guiño ‘grunge’ e irreverente a una colección predominantemente romántica”, sirviendo como el gran elemento referencial que ha permitido a Escoté “redondear el concepto” de esta cápsula “a la perfección”.
Entre sudaderas “grunge” y corsés “coquette” y a lo María Antonieta
Llevando a cabo su propio proceso de recontextualización histórica, desde el ayer y hasta el día de hoy, pero con la mirada siempre puesta en ese mañana hacia el que realmente hablan a través de sus colecciones tanto Desigual como Escoté, desde sus líneas más principales, la colección fusiona toda esa suma de inspiraciones que venían moviendo el impulso creativo de la diseñadora, y que la barcelonesa ha logrado y sabido hacer cristalizar en forma de una propuesta tan atrevida como “juguetona”, y de marcados tintes románticos. Una suerte de perfecta manifestación del seductor estilo que supo expresar delante y detrás de las cámaras la actriz francesa Brigitte Bardot, uno de los grandes iconos del cine y de la moda de la Europa de mediados del siglo XX, y que Escoté recupera de algún modo, de manera inconsciente, al hacer confluir todas esas distintas corrientes, de entrada contrapuestas, que van desde la reinterpretación del estilo rococó de la Francia de Maria Antonieta que reconstruyó, de manera idealizada, Sofia Coppola en su película; hasta esos cortes y patrones urbanos propios de la estética “grunge” de los que Westwood supo adueñarse y convertir en símbolo de su trabajo como diseñadora y creativa.
Partiendo de estas impresiones generales que nos genera, y nos presenta, la colección, la propuesta se descubre construida sobre una delicada paleta cromática dominada por entonaciones románticas en rosa, azules y violetas pastel, con una gran profusión de negros encargándose de dotar de profundidad a la colección, mientras unos certeros acentos en rojo carmín del otro lado la elevan y encienden. Unas modulaciones de color que se convierten en protagonistas mismas de la propuesta, al igual que lo hace el igualmente romántico estampado figurativo a lo “Fragonard” que ha creado Escoté a modo de grabado decorativo para su uso sobre una serie de distintas prendas; clara referencia a ese estilo rococó de la Francia de María Antonieta, figura histórica que veremos claramente referenciada en esta colección a través de la presencia de lazos, cintas y cordeles, seductoras y provocativas tiras ligadas al universo de esos corsés que definían la moda de la época. Unas prendas que la misma Escoté directamente no duda en hacer igualmente protagonistas de esta colección, desde un nuevamente propio ejercicio de revisitación y recontextualización a los tiempos modernos.
Combinando toda esta serie de elementos y tonalidades, todo bajo una sutil pátina de ese “grunge” que definió la trayectoria de Westwood, una estética manifestada dentro de esta colección a través de cortes asimétricos, siluetas superpuestas y de una actitud, la de las prendas, que se contrapone a ese romanticismo que presentan de manera individual algunos de sus elementos principales, como categorías clave de la propuesta colaborativa encontraremos desde vestidos ceñidos, a pantalones, jerséis o sudaderas, una de las piezas precisamente clave de la estética “grunge”. Una tipología de prenda esta que además ocupa un papel principal dentro de la producción de Escoté, y que la misma diseñadora, en el contexto de esta colección, no ha dudado en querer asimilar a lo que sería hoy la capa de una reina posmoderna. Una asimilación que hacen de esa sudadera “victoriana” (149 euros) una de las prendas clave de esta colección, en una catalogación en la que igualmente podríamos situar al vestido “Barroco” de estampado rococó (169 euros); al vestido negro con corte asimétrico (129 euros); al pantalón vaquero acampanado con detalle de cintas laterales (199 euros); al vestido corto con detalles de cintas y estampado “grafiti” (119 euros); o ese vestido corto en efecto fuego (169 euros), cuyo estampado trampantojo del pecho desnudo de una mujer no puede cuanto menos que evocarnos a ese atrevidísimo vestido “naked dress” que creó Dior para Chiara Ferragni para ser lucido durante la 73 edición del Festival de Sanremo, en febrero de 2023. Mientras que en una mención aparte, no podemos dejar de señalar a los diferentes jerséis de estilo “coquette” en inspiración corsé (79,95 - 89,95 euros) que Escoté a creado para esta colección, y en torno a los que se resumen todas esas influencias e intenciones que la han guiado para la hora de dar forma a esta colección, que se completa con una serie de complementos entre los que no faltan un nuevo diseño de bolso (129 euros), una colección de “charms" (24,95 euros) o hasta dos modelos distintos de calcetines (15,95 euros).
Desde esa reinterpretación de los corsés en tejidos “flexibles”, que lejos de limitar, acompañan al movimiento de la mujer, “quería dar a entender que ya no soy yo quien se adapta a una prenda rígida, como la sociedad espera de nosotras, sino que es la prenda la que se adapta a mí y a mi cuerpo”, señala la misma diseñadora barcelonesa. Un apunte que realiza al tiempo que, en línea con lo ya señalado, dota a la sudadera de identidad como “la capa de la reina contemporánea”; y que ensalza a ese vestido en efecto “naked dress” rojo, como pieza de “una sensualidad sutil”, capaz de reflejar como ninguna otra de esta propuesta esa intención de la diseñadora de querer dar “el poder a todas las mujeres de ser una reina” a través de estas piezas, “reivindicando la naturalidad del cuerpo femenino”.