Desdibujando los límites: Loewe y la belicosidad del hombre posmoderno
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Madrid – En el marco de las celebraciones de esta última edición de la Semana de la Moda Masculina de París, marcada dentro del calendario oficial de desfiles como otra de las citas llamadas a no terminar de ser pasadas por alto por compradores y prescriptores de tendencias, durante la mañana del sábado desde la histórica casa de modas española Loewe, integrada a día de hoy dentro del portafolio de marcas del holding internacional del lujo francés LVMH, presentaban su propuesta de moda masculina para la próxima temporada Otoño/Invierno FW24. Una colección desarrollada nuevamente para la casa por el diseñador de modas británico Jonathan Anderson, director creativo de Loewe desde el año 2013, desde la que el creativo ha tratado de salir a interpretar los actuales tiempos posmodernos en los que nos encontramos, y en particular la manera en cómo los límites entre los distintos ámbitos de la vida se han desdibujado, contribuyendo, lejos de frenar, a alimentar el auge de las posiciones imperativas y sectarias, como modelo de la manera de pensar y de actuar de la nueva sociedad posmoderna.
Manteniéndose en todo momento desde una posición marcadamente irónica, siguiendo así con el aire ciertamente “juguetón” e irreverente por el que ha venido caracterizándose Anderson desde que accediera a la dirección creativa de Loewe, posición desde la que de manera brillante ha logrado revitalizar la oferta y a todo el conjunto de todo lo relacionado con la histórica casa española, para esta ocasión el británico ha contado con la colaboración del artista estadounidense, originario de Texas, Richard Hawkins. Creativo que haciendo uso de la técnica del collage ha venido durante estos últimos 30 años desarrollando una singular y particular carrera creativa, asentada sobre la creación de controvertidas imágenes construidas a partir de la yuxtaposición de toda clase de fotografías. Imágenes para las que ha sentido una particular inclinación por llegada la hora de generar distintas narrativas erigidas desde la deseabilidad masculina, en una acción que ahora ha terminado poniendo al servicio de Loewe. Casa para la que no solamente ha colaborado accediendo a que Anderson entrase a revisitar algunas de sus composiciones y collages más llamativos, mediante técnicas de punto, sino de la misma ambientación de la colección. Una condición con la que ha venido a sumarse a la ya extensa lista de artistas en colaborar con Loewe para la hora de terminar de dar forma a la atmósfera de sus desfiles, entre los que encontramos a figuras como la de la escultora estadounidense Lynda Benglis, en su caso mediante la recreación y la revisitación de los célebres escaparates de Loewe. Una parte especialmente singular de la herencia de la casa española, y de la que Hawkins ha terminado por valerse para la hora de construir una distinta serie de “vidrieras interactivas” que han servido tanto para adelantar parte del carácter singular de esta colección, como para ambientar la misma organización del desfile. Un evento que, bajo la atenta mirada de estas creaciones digitales y de algunas de las obras, en formato físico, de Hawkins, terminaba por desarrollarse en el interior de una suerte de capilla posmoderna, desnudando ya de antemano con ello el carácter dogmático de los tiempos actuales que Anderson, con la ayuda del artista texanos, ha guardado por propósito censurar y criticar abiertamente desde el conjunto de esta colección.
“El espacio creado es un cubo blanco con grandes pantallas en las paredes que recuerdan a vidrieras”, resumen a este respecto desde la casa de modas española. Para su ideación, “tomando como punto de partida los diseños de los escaparates de Loewe de los años sesenta realizados por José Pérez de Rozas”, el creador de los icónicos escaparates de Loewe durante más de 30 años, “Hawkins ha creado una serie de 12 collages de vídeo, superponiendo nuevas secuencias e imágenes de embajadores de la marca Loewe y personalidades de Internet con elementos extraídos” de su “típicamente promiscua” inventiva y de toda clase de distintas “fuentes”.
Entre lazos y mallas
Desde singular ambientación, desde Loewe terminaban por dar paso a una colección de una amplia e inconsistente paleta cromática, entre la que no faltan la presencia de apagados negros, marrones y grises, junto a encendidas notas de color en azules, amarillos, rosas y toda clase de verdes. Coloraciones bien ligadas al mundo natural, a los atardeceres, a la tierra, a los musgos que lo cubren, y cuya heterogeneidad, o falta de nota dominante, igualmente ya se nos adelanta como el primero de los aspectos con los que se hace referencia desde esta colección a la inconsistencia de los tiempos en los que vivimos. Unos tiempos, especialmente desde la irrupción de la pandemia por coronavirus, que han venido marcados por la incertidumbre, derivada de la misma, que ha terminado por dar paso a mensajes y a posiciones cada vez más sectarias y contrarias al debate, a la reflexión y al abrirse al diálogo como alternativa preferente al uso de la fuerza. Una realidad así pues cada vez más escorada hacia la belicosidad, y para lo que nos sobran ya más que numerosos ejemplos, entre los que prevalecen, por sus implicaciones, desde la actual guerra entre Rusia y Ucrania, al creciente clima de tensión en Oriente Medio, o el cada vez escorado más enfrentamiento entre republicanos y demócratas en sus aspiraciones por llegar, y mantenerse, en la Casa Blanca.
Frente a este incierto panorama, en el que las distinta voces, lejos de adquirir un protagonismo propio e independiente, entran a participar de una imagen unitaria, unidireccional y reaccionaria de la realidad, la obra de Hawkins emergente ante los ojos de Anderson como la razón perfecta desde la que poder dar pie a un mundo hecho en “collage”, desde el que, finalmente, se nos está empujando a observar el mudo desde la adulterada imagen construida a partir de esa mal entendida suma de realidades e intereses espurios. Una imagen grotesca y airada, frente a la que el diseñador británico responde con ironía, plateando en contra un armario en el que se fusionan todas las distintas partes de un look tradicional, para dar pie a un universo de nuevas formas y siluetas reconstituidas. Un nuevo estilo para el que, yendo a la contra de esta realidad que parece buscar retrotraernos hacia tiempos del pasado, desde la divulgación de posturas y mensajes que tratan de mostrarse firmes e inquebrantables como receta frente a las incertidumbre, Anderson aboga por un empujar a la masculinidad más decididamente aún al ámbito de lo fluido. Característica que encontraremos dominando al nuevo hombre Loewe para la próxima temporada Otoño/Invierno de 2024, a partir de prendas en una subrayada tendencia en lazos, que tras irrumpir en mujer para esta temporada de Otoño/Invierno de 2023, Anderson propone ya expandir al próximo año al armario del hombre. Un armario para el que, como piezas clave de esta colección, plantea igualmente desde toda clase de cazadoras y camisas con lazadas, a mayas desarrolladas a partir de la revisitación y reconstrucción de los tradicionales calcetines de deporte masculinos, siendo las piezas más destacadas las que responden desde dentro de las categorías de abrigos, trajes, los blusones, los jerséis, los pantalones de cuero y los de tipo chándal. Pasando a ocupar igualmente una posición principal de la propuesta las distintas creaciones confeccionadas a partir de diferentes obras de Hawkins, y que encontraremos aquí, en formato bordado, en forma de sudaderas, pantalones, túnicas o bolsos.
“Reflexionando sobre lo equilibrado” en lo que están las cosas “hoy en día”, entre “TMZ, Us Weekly y People Magazine”, junto a “las redes sociales, los paparazzi y la cultura de la fama”, con todo ello “formando un único collage, que es en definitiva de lo que trata la obra de Richard Hawkins”, de “la realidad hecha collage”, la colección trata de descubrirse como el “algoritmo” de la masculinidad posmoderna, explican desde Loewe a través de una nota. Como un código desde el que, “en un sardónico intento de imponer más que de proponer un look, muy parecido a lo que ocurre en la ‘realidad collage’ en la que todos vivimos” actualmente, dar forma al estereotipo del hombre posmoderno. Una identidad para la que, en contra de la hegemonía de lo unidireccional y del pensamiento único, “se presenta una multitud de personajes deseables”, que llegan para romper con “la uniformidad y la idea de un único ‘look’”, con piezas “que se unen unas a otras”, componiendo un collage propio de naturalezas que se desdibuja para abrazarse a contrarias, con zapatos que se fusionan con calcetines, calcetines que lo hacen con pantalones, y con pantalones haciéndolo con chaquetas o abrigos. Piezas que dan así paso a una nueva realidad, construida desde la suma de las distintas partes que la conforman, en forma de un inspirador mensaje que desde Loewe parecen ofrecer a todo aquel que se decida a seguirlo, contrarrestando desde el mismo las crecientes prácticas desde las que viene alimentándose la belicosidad del hombre posmoderno.