Crear desde casa. Seis alumnos del IED nos cuentan su experiencia
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Valencia – La pandemia global en la que nos hemos visto sumergidos ha sido un verdadero examen sorpresa para todos. Desde los grandes grupos del sector del lujo hasta los diseñadores de autor. Todos, sin excepción, han tenido que dar un giro de 180 grados a su estrategia y reinventarse. Sin embargo, no solo las marcas se han visto contra las cuerdas, las escuelas también han tenido que adaptar todo su sistema a este inusual contexto. Las aulas se han trasladado a las casas y la creatividad, la imaginación y, por qué no, la autogestión de los propios alumnos son más importantes que nunca.
Seis estudiantes del último curso del Título Superior en Diseño de Moda del IED Madrid nos cuentan cómo han vivido esta experiencia y, sobre todo, cómo se han enfrentado a su trabajo final desde la soledad de sus hogares. Se trata del “proyecto más importante de sus cuatro años de carrera. Es aquí donde ponen todo el esfuerzo para crear, desarrollar una idea y materializarla”, explica Moisés Nieto, Director de Moda del IED Madrid. Al hablar de esta remesa de nuevos diseñadores, se sorprende al ver “cómo cada alumno trabaja en la búsqueda de su identidad”. Son “inconformistas, totalmente digitalizados y comprometidos 100% con la moda sostenible”, añade. Tal como defiende su director, “ahora es el momento de dar visibilidad a la nueva generación de diseñadores que tienen un mensaje que dar al mundo”. Así que, escuchemos qué es lo que tienen que decir.
“Docemil” por María Basa e Inés Carriles
¿Por qué doce mil? “Esta cifra es una aproximación del número de MENAS (Menores Extranjeros No Acompañados) que se encuentran en España actualmente, puesto que no existen registros oficiales”, explican María e Inés. Para ellas, la moda es la plataforma perfecta para hablar de temas de actualidad y en este caso, con “Docemil”, hablan de los jóvenes extranjeros que llegan a nuestro país antes de cumplir la mayoría de edad. A través de un documental en forma de fotolibro, han recopilado vivencias y relatos donde transmiten emociones como “el dolor, el miedo o la resiliencia”.
Aunque el groso de la investigación pudieron hacerla antes de que se decretara el estado de alarma, “esta situación nos está ayudando a encontrar en casa, recursos que normalmente tenemos al alcance de la mano. También estamos aprendiendo a delegar la una en la otra, a trabajar mucho mejor en equipo y a relativizar los inconvenientes, buscando soluciones factibles”, admiten.
“Numen” por Jon Mikel Del Valle y Aitor Vidal
Jon y Aitor lo tenían claro desde el principio, querían que su marca hablara por ellos. “Numen” es una retrospectiva artística y personal que toma forma en una selección de tres perfumes y con la que buscan transmitir sus “visiones, estableciendo una perspectiva radicalmente experimental”, afirman. Un proyecto creativo basado en la observación del pasado y del presente. Desde el estudio de obras legendarias como el fragmento de la magdalena de Proust y el ready-made, Rrose Sélavy, de Marcel Duchamp junto a las fotografías surrealistas de Man Ray hasta sus propios “orígenes, vivencias y sensibilidades”.
Su trabajo también se ha visto afectado o influenciado por este contexto atípico en el que nos hemos visto sometidos. Concretamente, uno de sus perfumes está inspirado en el presente y “hace referencia al mundo caótico en el que hemos estado viviendo estos últimos meses”, admiten. Sin embargo, también miran al futuro y ambos lo tienen claro: “deberíamos cambiar lo que esta establecido hasta ahora, amplificando la moda a un terreno digital. Fashion never stops”.
“Blooming Wonders” por Liu Wang
La expresión de la alegría era el punto de partida del proyecto de Wang. “Me gusta trabajar a nivel emocional en mis diseños, busco expresar y comunicar emociones. Quería hacer algo alegre y divertido tanto para el usuario que lleva la prenda, como para el publico que observa desde fuera”, nos explica. Así surgió el concepto de sus “prendas sorpresa” que cambian de forma, de color e incluso salen globos de su interior. En definitiva, una auténtica explosión floral, un chute de energía y color para ayudarnos a conectar con nuestro entorno, pero también con nosotros mismos.
Como le ha ocurrido al resto de sus compañeros, trabajar encerrada en casa ha sido el verdadero reto, aunque afirma que tiene la sensación de que se ha adentrado mucho más en él ante “esta situación tan desconcertante”. Además, en su caso, al ser crear prendas escultóricas de gran volumen necesita “mucho espacio y acceso a gran diversidad de materiales para experimentar. He tenido que tirar mucho de la compra online que es más lenta y me impide interactuar con el material antes de comprarlo”, sostiene la autora.
“Pieles siamesas. Dos naturalezas. Un cuerpo” por Paula Ulargui
Paula Ulargui ha llevado a cabo una investigación personal con el propósito de reconectar la piel humana con la naturaleza. “Una naturaleza de la que estamos tan desconectados que ni siquiera somos capaces de sentir el precio de su ausencia. La desconocemos, vivimos alejados de ella y negamos sus ritmos y procesos en nosotros mismos”, nos cuenta. Inspirada en esta necesidad, la vestimenta surge como una herramienta de reconexión.
Para su proceso creativo, ha experimentado “con todo tipo de semillas, germinados, cultivos, biomateriales y organismos vivos para crear una serie de trajes donde las plantas crecen y viven, incluso florecen”, explica. En un momento en el que necesitamos recordarlo más que nunca, “Pieles siamesas” busca concienciar sobre “la gran necesidad de hoy en día de crear una industria de la moda más consciente, equilibrada y sostenible”, añade esta alumna de doble grado en diseño de moda y comunicación.
Para ella el gran reto de los nuevos diseñadores es el de ser los visionarios. “Creo que esta crisis va a suponer un enorme reto para todos, pero podría salir algo positivo de la misma. La industria de la moda es la segunda más contaminante del planeta y desde hace tiempo se pide un cambio o una evolución. Creo que este colapso de las cadenas de producción y de la industria no solo nos muestra su fragilidad, sino que podría suponer una oportunidad para repensar e implementar esos patrones de consumo y producción que puedan hacerla más sostenible y en armonía con el planeta”, sostiene Ulargui.
Imágenes: Cortesía de Paula Ulargui, María Basa e Inés Carriles, Jon Mikel y Aitor Vidal y Liu Wang