La Xunta adjudica por 22,4 millones de euros la construcción de su planta de residuos textiles
cargando...
Madrid – La Xunta de Galicia ha anunciado la adjudicación por 22,4 millones de euros del contrato para la construcción y gestión de la primera planta pública de clasificación de residuos textiles de Galicia. Un proyecto presentado a finales del pasado mes de diciembre, que, impulsado por inteligencia artificial (IA), se prevé que pueda iniciar su actividad para el segundo trimestre de 2026.
Completando las informaciones ya adelantadas por FashionUnited a comienzos de año, la planta se ubicará dentro del complejo medioambiental con el que Sogama, la empresa pública de Galicia encargada de la gestión del tratamiento y la revalorización de los residuos urbanos, cuenta en la localidad coruñesa de Cerceda. Espacio en el que se alzará esta primera planta pública de clasificación de residuos textiles, que ocupará una superficie de 8 000 metros cuadrados, con una capacidad inicial para el tratamiento de 3 000 toneladas de residuos textiles anuales. Una cantidad que podrá escalarse hasta las 24 000 toneladas anuales, desde unos trabajos para los que, en su etapa inicial, la planta empleará a de entre 16 a 30 trabajadores, de manera directa. Unos puestos de trabajo para los que de manera preferente se escogerá a personas con discapacidad y/o con riesgo de exclusión social, y quienes de esta manera se encargarán de garantizar las operativas de las instalaciones, que se prevé que estén finalizadas y puedan pasar ya a entrar en activo, para el segundo trimestre de 2026.
“Considerada una iniciativa tractora e integradora, con la nueva planta de clasificación textil se dará respuesta a las exigencias contempladas en la Ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular estatal, que obliga a los ayuntamientos a recoger los residuos textiles de forma diferenciada desde el 1 de enero de este año y a las empresas del sector a incorporar en sus productos un porcentaje de fibra reciclada”, apuntan desde la misma Xunta de Galicia a través de un comunicado. “Asimismo”, añaden, y siguiendo con el espíritu de esa misma Ley nacional, que no deja de ser en buena y parte, y en especial para lo que atañe a la gestión de los residuos textiles, una transposición de la Directiva 2018/851 de la Unión Europea, la planta “permitirá atender las necesidades de la sociedad en su conjunto toda vez que, a día de hoy, el 90 por ciento de los residuos textiles —que siguen creciendo de forma exponencial debido al consumo de la moda rápida— acaban en vertedero; y contribuirá también a los objetivos de descarbonización de Galicia teniendo en cuenta que, según datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente, las compras de ropa y productos textiles en la UE generaron alrededor de 270 kg de emisiones de CO2 por persona en el año 2020”.
En marcha, para el segundo trimestre de 2026
La adjudicación, según concretan desde el Gobierno de la Xunta, se ha cerrado en 22 480 815 euros, algo más de esos 22,48 millones de euros a los que apuntábamos, y que serán los que ahora destinará la empresa adjudicataria a la construcción de la planta, con vistas a que esta pueda pasar a estar ya en activo para el segundo trimestre de 2026. Una cuantía que supone un ahorro inicial de unos 2,5 millones de euros, para la construcción de unas instalaciones para las que la Xunta previó en su momento inicial destinar unos 25 millones de euros.
Una vez cerrado el concurso de adjudicación, y con esa fecha marcada ya en rojo para la finalización del proyecto, la empresa adjudicataria se encargará de redactar ahora los proyectos, informes y estudios necesarios para obtener las necesarias licencias y autorizaciones administrativas para la construcción y puesta en marcha de la planta. Unas instalaciones para las que, más allá de sus fines sostenibles y de gestión y optimización de recursos, se ha marcado el que también deberán responder ante distintos criterios de sostenibilidad, en cuanto a edificación en sí.
“La propia edificación deberá cumplir distintos criterios de sostenibilidad tales como el uso de materiales reciclados, duraderos y fáciles de mantener”, señalan al respecto desde la Xunta. Y no solo eso, sino que además deberá implementar “soluciones de ahorro energético, dando prioridad a la luz natural”; así como “mejoras vinculadas al ahorro del consumo de agua”. Características que se objetivizarán desde un “análisis del ciclo de vida del edificio” desde el que se hará hincapié en el “impacto que tendrán los materiales utilizados, tanto en la fase de construcción, como en la de explotación y demolición”.
Unas instalaciones movidas por IA
Además de anunciar el contrato de adjudicación, y de desgranar en mayor detalle algunas de las características de la edificación que se han fijado para la construcción de la nueva planta, desde la Xunta también han salido a adelantar cómo va a ser ese proceso de reciclaje de los residuos textiles que se buscarán revalorizar desde estas instalaciones. Un proceso que se dará guiado por sistemas soportados con inteligencia artificial (IA).
Sobre esta cuestión, a medida que los residuos textiles que vayan recogiéndose en Galicia vayan entrando en estas instalaciones, como punto de partida se someterán a un proceso de preclasificación, desde el que se separarán aquellas prendas que se encuentren en buen estado, y que puedan regresar al circuito de la moda a través de su comercialización como prendas de segunda mano, de aquellas otras que no lo estén. Un material este que se someterá a un proceso posterior de clasificación de residuos textiles, con inteligencia artificial, a partir del cual se separarán los residuos por composición y colores, para posteriormente ser sometidos a un proceso de extracción de “elementos impropios”, como botones, cremalleras y otros elementos no textiles. Una clasificación y limpieza que dará como resultado unos residuos textiles que ya pasarán a derivarse a centros de reciclaje, para su transformación de manera prioritaria en fibras textiles recicladas que puedan emplearse para la confección de nuevas prendas. Un fin prioritario, pero no único, contemplándose también el que parte de esos residuos textiles puedan destinarse a otros usos como la fabricación de productos aislantes; y el que aquellos que por sus composiciones y características no puedan ser reaprovechados dentro de ese modelo circular, finalmente puedan ser incinerados, pero dentro de sistemas que permitan su revalorización energética.
Separadas esas así pues esas prendas, y las otras limpiadas de elementos y cuerpos “extraños”, explican desde la Xunta, “los tejidos resultantes se prensarán y enviarán a los centros recicladores para transformarse en fibra textil reciclada, aunque también pueden contemplarse otros usos, como los productos aislantes”. Mientras que “aquellos textiles que, dadas sus características, no puedan ser reutilizados ni reciclados”, apuntan en línea con lo ya advertido, “serán valorizados energéticamente, evitando que acaben enterrados en vertederos”, que es “la peor de las opciones desde el punto de vista de la jerarquía de residuos debido a su negativo impacto ambiental y sobre la salud”.
- La Xunta de Galicia ha adjudicado un contrato de 22,4 millones de euros para construir la primera planta pública de clasificación de residuos textiles de Galicia, que se espera que comience a operar en el segundo trimestre de 2026.
- La planta, ubicada en Cerceda, tendrá una capacidad inicial de 3.000 toneladas anuales, escalable a 24.000, y utilizará inteligencia artificial para clasificar los residuos textiles por composición y color, priorizando su reciclaje en nuevas fibras.
- El proyecto busca cumplir con la legislación sobre residuos y economía circular, fomentando la recogida diferenciada de textiles y el uso de fibras recicladas, además de contribuir a la descarbonización y la creación de empleo, priorizando a personas con discapacidad o en riesgo de exclusión social.