La patronal de El Corte Inglés tacha de “populismo” el debate sobre la jornada laboral y advierte sobre la “fiebre regulatoria”
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Madrid – Matilde García Duarte, presidenta de la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (Anged), organización empresarial a la que se encuentran adheridas compañías como Tendam, C&A, Carrefour o El Corte Inglés, no ha dudado en tachar como de “peligrosos ejercicio de populismo” el debate en torno al que se está buscando abordar la reforma para una pretendida reducción de la jornada laboral. Unas impresiones a las que ha sumado su advertencia sobre los peligros para la actividad comercial que implica la “fiebre regulatoria” que actualmente impera en Europa, y en España.
Estos eran, a grandes líneas, los principales mensajes que terminaba dejando tras de sí el discurso con el que García Duarte se encargaba de clausurar la Asamblea Anual de Anged, organizada hace ahora justamente una semana, el pasado martes 15 de octubre, desde la sede central de la asociación en la madrileña calle Velázquez. Un cónclave empresarial al que asistían tanto un nutrido grupo de representantes públicos como de las principales empresas adheridas a la organización empresarial, así como de otras asociaciones empresariales y comerciales del país, y que contaba entre sus principales asistentes con la presencia, y participación, durante la Asamblea de, entre otros, Rocío Albert, consejera de Economía y Empleo de la Comunidad de Madrid. Una intervención la suya con la que Albert justamente se encargaba de abrir la Asamblea, desde la que para a partir de desde ahí no cesaron de sucederse, y por a lo largo de más de dos horas, toda clase distinta de charlas y mesas redondas desde las que se buscó llevar a cabo una estudiada radiografía sobre cuál es la relevancia y el momento actual por el que atraviesa el comercio y la industria de la gran distribución en España.
Como colofón a toda esa amplia serie de intervenciones, terminaba ya por darse paso a un acto de clausura que se encargó de abrir Amparo López Senovilla, secretaria de Estado de Comercio, y quien se encargaba con su asistencia, e intervención, de suplir la ausencia en el acto de Carlos Cuerpo, ministro de Economía, Comercio y Empresa del Gobierno de España, y quien finalmente se alegó que no pudo asistir a la Asamblea por motivos de agenda. Una internación la de López Senovilla a la que siguió ya la de García Duarte, en su papel como presidenta de la organización empresarial. Un cargo que viene ejerciendo desde el pasado mes de diciembre de 2023, y en el que se estrenaba ahora desde la celebración de su primera Asamblea General de Anged como presidenta de la organización empresarial, en primer lugar tratando de completar toda esa radiografía previa, poniendo en valor el papel estratégico que juega el comercio como industria a nivel nacional, para a partir de ahí tanto ofrecer su particular análisis sobre la situación, y también los retos, y las oportunidades, que se le presentan por delante al sector del comercio y al de la industria de la gran distribución, para seguir ejerciendo un papel dinamizador dentro de la economía española.
“El cambio es el estado natural del comercio”, y de ahí el que “nuestro negocio está en una permanente transformación”, desde la que “avanzamos al ritmo que nos marca el consumidor”, con la singularidad de que a “cada paso que damos” se “introducen innovaciones en la cadena de valor”, destacaba García Duarte al inicio de su discurso. Unas palabras que completaba remarcando cómo “el comercio conforma además una potente industria en nuestro país”, desde la que se “empleo a más de 3 millones de españoles”, y en lo que supone que “el 14,5 por ciento del mercado laboral se pone en marcha todos los días gracias al comercio”. Unos indicadores que hacen que el comercio sea “el primer empleador privado de España”, a más de una industria que, a nivel social, se presenta como la primera “puerta de acceso al mercado laboral para miles de personas”, ofreciendo “oportunidades desde los puestos más básicos hasta los perfiles más sofisticados”.
Un sector comprometido con la buena marcha de la economía española
Tras esas primeras valoraciones generales sobre la importancia y el peso con el que cuenta el sector del comercio dentro de la economía española, Duarte hizo gravitar su discurso en torno a un total de tres puntos principales, inversión, talento y entorno regulatorio, que defendió como los tres elementos principales que más afectan e influyen en ese proceso de “constante transformación” que resulta consustancial al sector de la actividad comercial. Tres aspectos de los que se sirvió durante su intervención para seguir poniendo en valor el papel dinamizador del comercio dentro de la economía española, así como para analizar tanto las principales problemáticas como oportunidades que se les presentan al conjunto de las compañías del sector, a raíz de la actual realidad social y económica por la que atraviesa España. Una serie de apuntes de entre los que se destacaron su mensaje sobre la falta de talento existente para lograr cubrir las vacantes que necesitan las empresas del sector comercio; sus palabras tildando de “ejercicio de populismo” el actual debate que se está tratando de generar en torno a la reducción de la jornada laboral; y su abierta crítica al actual marco regulatorio que impera en España, y que, defiende García Duarte, supone todo un reto, además de un lastre, para la actividad comercial y empresarial del país.
De manera algo ya más detallada, en lo relacionado con esa “inversión” que resulta capital como para seguir dinamizado y haciendo evolucionar a la industria del comercio en España, la presidenta de Anged destacaba cómo, si bien “no ha habido apocalipsis del retail”, sí que “desde 2008” se han sucedido una serie de acontecimientos, entre crisis financieras, sanitarias, guerras, el surgimiento de los nuevos retos, y obligaciones, por la sostenibilidad, la aparición de nuevas tecnologías y la consolidación de nuevos hábitos de compra, relacionados principalmente con el auge de las compras online, que “nos han obligado a una profunda renovación”. En cifras, a llevar a cabo la inversión desde 2008 de unos 20 400 millones de dólares, que sería la cantidad que habrían destinado “nuestras empresas”, adheridas a Anged, para tratar de hacer frente a “estos desafíos”, apuntaba García Duarte. Unas inversiones que habrían generado un impacto tremendamente positivo en el conjunto de la economía española, llevando a las empresas de Anged, en todo su conjunto, a aportar “al Estado 5 200 millones de euros al año en impuestos”, a generar más de “35 000 millones de euros anuales” en compras a proveedores, o a ser “una fuente de empleo directo para 236 000 personas en todo el territorio nacional”, cifra que supone “tanto empleo directo en España” como el que genera “la industria de fabricación de coches”.
“Estas cifras despejan cualquier duda sobre el compromiso de las grandes empresas de la distribución con el futuro de la economía española”, esgrimía la presidenta de Anged durante su intervención. “La historia de todas las grandes firmas del comercio arranca con un pequeño negocio familiar, que gracias a la audacia de sus fundadores consigue crecer con una vocación inquebrantable de servicio a sus clientes”, y “son estas grandes compañías”, surgidas las de esos comienzos y que hoy se encuentran adheridas a Anged, “las que lideran el crecimiento económico” en España, “a partir de un importante esfuerzo inversor, su foco en la innovación y apuesta por el talento”.
Crisis de talento
Desde la máxima de reconocer, y defender, el carácter fundamentalmente humano sobre el que se desarrolla la actividad comercial, durante su intervención García Duarte ahondó en la actual crisis de talento que se estaría dando dentro de la industria del comercio, en lo que llevó a que, en 2023, se dejaran de cubrir 16 000 vacantes dentro del comercio, de entre las 148 000 vacantes de empleo que quedaron sin cubrir en España al cierre del año. Unos puestos para los que las empresas están advirtiendo una gran dificultad para cubrir puestos en secciones de pescadería, carnicería y para el mantenimiento de las tiendas, pero también para la hora de encontrar perfiles profesionales más técnicos, especializados en campos de digitalización, ciberseguridad, sostenibilidad y logística. Una falta de talento que las empresas buscan cubrir con sus inversiones propias en capacitación del personal, pero para la que García Duarte advierte de la existencia de una “brecha” entre la formación reglada y la realidad que demanda el mercado laboral que debería de abordarse a la mayor brevedad.
“Nuestras empresas invierten más de 50 millones de euros al año en formación”, pero “es insuficiente” como para dinamizar las plantillas al ritmo que se requiere, señalaba durante su discurso. Y es que la realidad, censuraba, es que “hay una brecha entre la formación reglada y la realidad del mercado que requiere una acción coordinada entre Administraciones, sobre todo autonómicas, y mayor colaboración con las empresas”. Una brecha que también estaría relacionada con las nuevas “aspiraciones laborales de las nuevas generaciones”, y ante las que las empresas “trabajan para mejorar sus entornos y acercar el sector a las prioridades de los jóvenes que se incorporan” al mundo laboral, pero en lo que no resta para que, añadía, siga resultando “alarmante” el “nivel de absentismo” que hay en España, materia que “debería ser un punto prioritario en la agenda de reformas del Gobierno”, teniendo en cuenta que “en sectores como el comercio, el absentismo rompe a diario el funcionamiento normal de tiendas, almacenes y cadenas de abastecimiento”, generando un “coste para las empresas” y un “impacto en la salud de los empleados” que deterioran “la productividad”.
Los reducción de jornada laboral: “un peligroso ejercicio de populismo”
En lo relacionado ya con esas delicadas negociaciones que durante estos últimos meses han venido sucediéndose, desde dentro del diálogo social, entre sindicatos, organizaciones empresariales y representantes del Ministerio de Trabajo y Economía Social, para abordar una pretendida reducción de la jornada laboral, la presidenta de Anged, siguiendo con la posición contraria ya expresada a comienzos de este pasado verano, tachaba de “peligroso ejercicio de populismo” su negociación, censurando y criticando abiertamente el que la reforma pueda llegar a aprobarse siguiendo con el cronograma que se maneja desde el Ejecutivo, atentando contra la capacidad negociadora de organizaciones empresariales sectoriales y de sindicatos, y de la vigencia de los actuales convenios ya en vigor. Unos convenios colectivos que son para García Duarte la mejor herramienta con la que siguen contando empresas y sindicatos para avanzar de manera coordinada hacia una gradual mejora de las condiciones laborales de los trabajadores, sobre unas ciertas garantías de productividad que aseguren el buen y óptimo funcionamiento de las empresas, y el que estas puedan seguir resultando rentables y competitivas, como para seguir generando riqueza y empleo.
“Son las grandes empresas y sectores más productivos los que, a partir de la negociación colectiva con los sindicatos, están dando pasos hacia una mejor conciliación de la vida personal y laboral”, para lo que así pues “primero es clave impulsar reformas que mejoren la productividad de las empresas”, para “después”, ver cómo “la flexibilidad en la jornada laboral” se descubre como “una consecuencia de esos avances de la productividad”. Frente a ese esquema, “nos preocupa mucho”, advertía García Duarte, el “que se aborde una posible reducción de la jornada laboral a espaldas de los convenios ya pactados”, en lo que “supondría un cambio en las reglas de juego, con un alto coste para los sectores que han encontrado a través de la negociación colectiva fórmulas que permiten la conciliación profesional y familiar sin pérdida de capacidad productiva”.
De manera aún más detallada, señalaba durante su intervención, “quiero ser clara en este asunto”, al señalar que “centrar todo el debate sobre la productividad en el número de horas o días que trabajamos a la semana es un peligroso ejercicio de populismo”, ya que el “imponer por ley una reducción de la jornada laboral puede llevarnos a una desagradable sorpresa”, como la que “muchos empresarios tengan que recortar su producción por no poder asumir el coste de contratar a más personas”, y en lo que guardaría por potencial afectar a su competitividad, o hasta incluso su normal funcionamiento y rentabilidad. Ante esto, y “por tanto, pido una reflexión”, señalaba la presidenta de Anged, incidiendo en que como primer paso debería estar el “construir los cimientos para que las empresas puedan ser más productivas”, para desde ahí ya avanzar en una mayor flexibilidad de la jornada.
Con el objetivo de avanzar hacia el mercado único
Justamente hilando con esa defensa de la productividad, García Duarte, como último punto de su discurso, entraba a profundizar en cómo la correcta regulación del mercado nacional puede servir para precisamente contribuir de manera decisiva a mejorar esa productividad, y rentabilidad, de las empresas, como primer paso desde el que seguir avanzando hacia unas mejores condiciones laborales de los trabajadores del comercio en España. Una cuestión para la que, como principal reclamación, exhortaba a las Administraciones públicas a que se comprometan a avanzar hacia la construcción efectiva de un mercado único, y a contribuir así a poner fin a la actual “fiebre regulatoria” que impera en Europa, y especialmente en España, y que hace del país el tercer mercado con mayores restricciones a la actividad comercial de toda la Unión Europea.
“Los informes de Enrico Letta sobre Unidad de Mercado y de Mario Draghi sobre Competitividad han puesto a Europa ante el espejo”, poniendo en evidencia “la fiebre regulatoria” que existe y una “ruptura del mercado” que “nos cuestan 200 000 millones de euros al año”, señalaba García Duarte. “Para seis de cada 10 empresas, la regulación es un obstáculo para la inversión”, un “un problema agravado” en España, “con 17 mercados autonómicos que restan hasta 35 000 millones del PIB, según datos de CEOE”, y en lo que termina situando al país como “el tercer país con más restricciones al comercio, según datos de la Comisión Europea”.
Frente a estas dinámicas sobrereguladoras, que atentan contra la inversión y la productividad de las empresas, fruto para el caso de España de una “descoordinación autonómica” y de un “desbarajuste normativo” que “los consumidores son los que realmente pagan”, indicaba García Duarte, “tenemos una oportunidad para revertir la situación”, siempre que eso sí haya “voluntad por parte de todos los actores implicados, principalmente las CCAA”. Y es que “la propuesta del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, de crear un ‘Régimen 20’ que ayude a simplificar la normativa nos parece un punto de partida fundamental”, como “al igual que el camino ya recorrido por Madrid, con su pionera Ley de Mercado Abierto y el éxito de su apuesta real por la libertad comercial”, así “como los importantes pasos que Andalucía ha dado para reducir la carga regulatoria y ampliar los horarios comerciales”, y sin olvidar el “plan ‘Simplifica’ de la Comunidad Valenciana, que además ha anunciado la eliminación del Impuesto sobre Grandes Establecimientos Comerciales para 2025”.
Más allá de esas medidas puntuales, y para regiones concretas, “hace falta voluntad por parte de los responsables público para superar atavismos de nuestra legislación, como el mantener cerrado por ley el comercio 56 domingos y festivos al año, someter a doble control administrativo la apertura de una tienda o restringir las promociones en plena era digital”, y “así hasta 3 000 normas, que son las que debe cumplir un comercio en España para abrir la persiana todos los días”. Frente a todo ese infierno normativo, “con cientos de normas e interpretaciones sobre cuestiones básicas del día a día, como el reparto en ciudad o la instalación de un punto de recarga”, y sobre las que los Ayuntamientos tienen mucho que decir, “desde Anged queremos abrir espacios de diálogo con la FEMP para desarrollar criterios comunes”, encaminados de manera singular a “avanzar en el mercado único y la libertad de empresa en el comercio”. “Una reforma que tendría un verdadero impacto en la actividad”, y para la que no se requiere “la inyección millonaria de ayudas o fondos europeos”, sino la voluntad de “sacar a España del top 3 de las restricciones y situarnos como un mercado abierto y competitivo, donde empresas y talento se quieran asentar”.
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