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Zara decreta el nacimiento de un nuevo “fast couture” con el lanzamiento de su nueva línea para mujer: “Into the Process”

Por Jaime Martinez

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Moda

Primera colección cápsula de Zara Into the Process, fotografía de campaña. Credits: Zara.

Madrid – ¿Pueden los primorosos trabajos de costura ser democratizados y puestos al alcance de todos? Esta no es ni mucho menos una pregunta nueva, sino la que precisamente terminó por dar paso a la irrupción, y disrupción, del prêt-à-porter dentro del ecosistema de la moda, allá por mediados del siglo XX. Una industria sobre la que tratan de salir ahora a imprimir un nuevo punto de inflexión sobre su histórico desde la cadena de moda española Zara, en pos de ese mismo propósito, con el lanzamiento, junto a la modelo Laura Ponte, de la primera colección cápsula de su nueva línea de colecciones para mujer: “Into the Process”.

Siguiendo con el sentido que les hemos querido imprimir a estas primeras líneas, desde el desarrollo y la consolidación en París de la Alta Costura, esta se había venido manteniendo como la práctica y la escena dominante desde la que se daban paso y aire a las más exquisitas y anheladas inspiraciones para la hora del vestir. Un lujo, en su acepción más genuina, que quedaba así puesto al alcance de unas muy reducidas, y exclusivas, clases pudientes de la sociedad; las únicas que podían pararse, aunque fuera incluso un segundo, a vislumbrar cualquier clase de pretensión a la hora de vestir, frente a un vulgo y una clase trabajadora que suficiente tenía con tratar de asegurarse algo que llevarse a la boca. Unos duros tiempos para el conjunto de la mayor parte de la sociedad, desde que el mundo era mundo, y de febril exaltación de las técnicas de la costura, para deleite de las élites de las distintas épocas; y tiempos durante los que lo que se vestía para entonces eran piezas exclusivas y hechas a medida, para todos. Eso sí, con la distinción de ser diseños exquisitos confeccionados con las mejores telas, en el caso de los más afortunados, y de ser prendas, cuando no heredadas, hechas por costureras de barrio o incluso en casa, para el resto y todos aquellos cuyos recursos económicos les impedían el acceder a cualquier otra cosa que no fuera terminar de contar con algún que otro algún remiendo sobre las prendas que ceñían al cuerpo.

Primera colección cápsula de Zara Into the Process, fotografía de campaña. Credits: Zara.

Ante este panorama, fue precisamente la Alta Costura de París la que terminaría socavando sus propios, y hasta entonces, inquebrantables cimientos, en el preciso momento en el que, de la mano de Christian Dior y de su mecenas, Marcel Boussac, popularmente conocido como el “rey del algodón”, la Alta Costura de París pasó a entender su naturaleza, no ya solamente como una expresión artística y de creatividad, accesible para unos pocos, sino también como la base de un multimillonario modelo de negocio. Un nuevo perfil que la misma casa Dior se encargó de dibujar, a través de una para entonces revolucionaria estrategia de concesión de licencias, desde las que autorizaba la fabricación en los Estados Unidos de sus diseños hechos en París, para su comercialización en el ya para entonces bien identificado como estratégico mercado americano. Una estrategia que permitió disparar la popularidad de la “maison” francesa, en alza tras el apabullante éxito de ese “New Look” ideado por Christian Dior, así como sus niveles de facturación, pero en lo que no obstante terminó igualmente en contra por generar un importante efecto negativo, con la proliferación de copias y de versiones más “económicas” de esos diseños creados por el diseñador en París. Una práctica no muy distinta de la que los creativos de hoy acusan a las grandes multinacionales de la moda de ejercer hacia su talento, y que era justamente la que terminaba por empezar a sembrar el germen para esa industrialización de la “couture” y de la Alta Costura, que se terminaría de formalizar con la irrupción y la consagración del prêt-à-porter en mayo del 68.

Es en esta fecha exacta en la que situamos ese definitivo punto de inflexión que se vivió en el seno del mundo de la moda, con la Alta Costura cediendo frente al nuevo prêt-à-porter, y con la casa Balenciaga cerrando sus puertas, y cediendo el testigo a esa nueva generación de creadores, y de consumidores, decididos a “democratizar” la moda y en hacerla accesible para el público general. Un empuje que se encargó para entonces de liderar Yves Saint Laurent, desde el lanzamiento, durante la década de los 60, de su línea de prêt-à-porter “Rive Gauche”, con la que se convirtió para entonces en el primer gran diseñador de Alta Costura en contar con una línea de prêt-à-porter; línea que no dejaba de estar compuesta para entonces, al igual que lo están ahora en lo que respecta a las grandes casas de la moda, por una serie de colecciones de ropa confeccionada en serie, y no a mano, a partir de los diseños del diseñador al frente de cada firma en cuestión. Una industrialización esta que, si de un lado restaba exclusividad a sus labores, introduciendo un sistema de estandarización de tallas necesario para la fabricación y la comercialización de las prendas, del otro lograba disparar la popularidad, y también las ventas, de las casas de moda, que veían así multiplicada su potencial audiencia de consumidores, gracias a ese abaratamiento de los costes que permitía esa estandarización e industrialización de los procesos de fabricación.

Una primera “democratización” de la moda que se decidieron a hacer todavía más accesible a comienzos de la década de los 90 cadenas como Zara, Mango, H&M, Primark, Uniqlo o Gap, apostando por una oferta en constante renovación con la que poder responder de manera rápida a las siempre cambiantes tendencias de la industria, y gustos de los consumidores, desde un modelo sostenido en una producción rápida y a precios bajos. Modelo únicamente posible de mantener desde unas operativas y unos sistemas de producción y cadenas de suministros perfectamente engrasadas, desde lo que se terminó por dar paso a la aparición y el auge del popularmente conocido como modelo del “fast fashion”.

Primera colección cápsula de Zara Into the Process, fotografía de campaña. Credits: Zara.

A la vista de los enormes problemas, tanto medioambientales como éticos, que ese modelo ha venido ejerciendo sobre las personas y sobre los entornos, y sobre los que ya hemos logrado tomar conciencia los consumidores, así como las Administraciones públicas y también las mismas empresas que venían desarrollándolo, de un tiempo a esta parte no hemos cesado de asistir a lo que ya venía perfilándose como un nuevo momento clave en el seno de la industria. Un giro para el que no obstante y curiosamente nos hemos encontrado con dos ramificaciones, opuestas, de ese hoy todavía dominante modelo de fast fashion: la aparición de compañías de “ultra fast fashion”, como Shein y Temu, a las que se las acusa de sostenerse sobre modelos que incrementan todos los efectos negativos de ese “fast fashion”, llamando permanentemente a un consumo desaforado y desmedido con un gran efecto perjudicial sobre el medioambiente y los recurso naturales; y la “revolución” hacia la adopción de modelos más “comprometidos” y “slow”, que se están decidiendo a llevar a cabo sobre sus operativas, y colecciones, apostando para ello por una mayor calidad de las materias primas, por el uso de tejidos más sostenibles, o por una más elevada atemporalidad de sus propuestas, cadenas de moda como Zara. Firma y principal buque insignia de la multinacional de la moda española el Grupo Inditex, desde la que acaban de decretar la creación de lo que hemos gustado de definir como un nuevo “fast couture”, desde el lanzamiento de la primera colección cápsula de una nueva línea bautizada como “Into the Process”; propuesta que han presentado de la mano de la modelo española Laura Ponte.

Del “fast fashion”, al “fast couture”

Puestos así pues ya en antecedentes, lo más singular y lo que nos ha despertado un particular y elevado interés con respecto a esta nueva línea “Into the Process” que acaba de presentar Zara, coincidiendo con el arranque de esta nueva temporada y del curso 2024/2025, está en que si bien el auge y la aparición del prêt-à-porter terminó por “rebajar” los trabajos de la costura, en favor de esa industrialización que permitía abaratar precios, en pro de esa pretendida “democratización”, ahora la cadena estrella de Inditex le da la vuelta a ese proceso, y pasa a poner como base principal de esta nueva línea a la costura, y a sus valores de calidad y de atemporalidad. De tal manera que, y una vez ya “democratizada” la moda, lo que desde Zara parecen haberse decidido ahora es a “democratizar” la costura, su calidad, su atemporalidad, desde una suerte de diferentes colecciones cápsula que, bajo el nombre de “Into the Process”, no dejarán de ser un testigo y muestra de ese mismo trabajo que llevan a cabo los equipos de diseño de Zara, en su intención por confeccionar prendas accesibles y que sienten bien a un amplio número de consumidores; trabajos que distan mucho de suponer un trabajo únicamente en frío y a través de mecánicas digitales.

Un mensaje cargado de no pocas intenciones, con el que parecen firmes en su decisión de declarar que, frente a donde otros solamente saben poner números, desde Zara, y desde Inditex, saben también saber sumar un factor, y un valor, cálido y humano, esencial para la hora de hacer moda; para la hora de ejercer un papel activo y positivo dentro del ecosistema de la moda, imposible de jugar por aquellos incapaces de ceñir o de construir una pieza sobre el cuerpo de una mujer, o de un hombre. Un propósito desde el que vuelven a decretar como enterrada cualquier vinculación con un modelo de “fast fashion”, sustituido ya, y como se trata de poner en valor, y se va a tratar de poner en valor, desde esta nueva línea “Into the Process”, por un nuevo modelo “fast couture”, desde el que de lo que se trata es de agilizar y de dar apoyo a esa costura, y de hacerla rápida, sí, pero es que no es lo mismo producir moda rápida, que una costura rápida. Porque donde uno habla de fabricar ropa, el otro modelo lo hace de confeccionar ropa, con una atención a los detalles que, junto a la materialidad, es la que permite alargar la vida útil de las prendas, resultando una cuestión capital para la hora apuntalar su sostenibilidad.

Primera colección cápsula de Zara Into the Process, fotografía de campaña. Credits: Zara.
Primera colección cápsula de Zara Into the Process, fotografía de campaña. Credits: Zara.
Primera colección cápsula de Zara Into the Process, fotografía de campaña. Credits: Zara.

Desde esa suma de intenciones, y como adelanto de todo lo que ya nos amenazan con sorprendernos desde Zara a través de esta nueva línea “Into the Process”, la cadena ha lanzado una primera colección cápsula para la temporada Otoño/Invierno 2024/2025, compuesta por un total de únicamente seis piezas de costura, todas ellas como parte de la colección de mujer de Zara. Unas prendas entre las que encontraremos un blazer de 100 por cien lana con frontal cruzado y botones ocultos (79,95 euros), con pantalones anchos a juego (49,95 euros); un traje sastre de chaqueta cruzada en marrón con raya diplomática (todavía no disponible en la tienda online de Zara); un elegante vestido de cuello “halter” en combinación “black&white” (59,95 euros); un evocador top plisado en palabra de honor con cremallera oculta (49,95 euros); y una blusa-pañuelo de cuello redondo en rojo carmín (35,95 euros). Piezas que la cadena ha dado a conocer a través de un “lookbook” de fotografías protagonizadas por la modelo española Laura Ponte, y tomadas por la reconocida fotógrafa noruega Hanna Tveite, responsable de recopilar cómo ha sido todo este proceso durante el que los equipos de diseño de Zara se han encargado de terminar de dar forma a las prendas, como en cualquier “atelier” de moda, sobre el cuerpo de la modelo.

“‘Into the Process’ nace con la intención de reflejar el proceso de creación de patrones y diseño de algunas de las piezas de Zara Woman”, nos explican desde la misma dirección de Zara a Fashion United. En esa intención, y siguiendo con lo ya apuntado, “para este primer ‘drop’ hemos contado con la modelo Laura Ponte y la fotógrafa Hanna Tveite”, quien de este modo se ha encargado de realizar todas las series de fotografías desde las que se “ha capturado los detalles de este proceso”.

Primera colección cápsula de Zara Into the Process, fotografía de campaña. Credits: Zara.
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