Trump vs. Zelenski, y cómo la moda participó del “desastre Oval”
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Madrid – Ha sido la imagen que ha marcado la actualidad de este fin de semana, con además no pocas, ni graves, repercusiones cuyo último alcance únicamente el tiempo será capaz de delimitar. No hablamos sino del bronco encuentro que el pasado viernes, 28 de febrero de 2025, terminaron por mantener en el Despacho Oval de la Casa Blanca, sede del poder ejecutivo de los Estados Unidos, el presidente estadounidense Donald J. Trump y el ucraniano Volodímir Zelenski, con la moda destapando todo su poder para influir en las dinámicas de poder y fuerza que querían hacer valer ambos dirigentes durante el encuentro.
Siguiendo con el curso de los acontecimientos de todo y cuanto se terminó por vivir en Washington D. C. durante la mañana del pasado 28 de febrero, tras el anuncio de la visita oficial de Zelenski a la Casa Blanca que el miércoles 26 ya se había encargado de adelantar el mismo presidente Donald Trump, este mismo era quien el viernes se encargaba de recibir a la entrada de la Casa Blanca, a pie de coche, al mismo presidente Ucraniano. Una muestra de deferencia y de cordialidad que, según se encargaban de recoger medios internacionales como la BBC, llegaba acompañada de una observación de Trump hacia Zelenski con motivo de su vestimenta, desde la que era el mismo Trump quien se encargaba de destacar y alabar la indumentaria escogida por el ucraniano para el encuentro, señalando a cómo “hoy estas muy bien vestido” en su recibimiento. Una observación que llegó acompañada de un estrechamiento de manos entre ambos dirigentes, que pasaron entonces a encaminarse hacia el interior de la Casa Blanca, donde estaba programado que terminase teniendo lugar la firma del acuerdo para, entre otras cuestiones, la venta de tierras raras ucranianas a Estados Unidos, como medida “compensatoria”, argumentan desde la Administración Trump, con la que Ucrania compensaría el apoyo brindado hasta ahora al país por los Estados Unidos en su guerra contra Rusia.
Desde lo que pareciera que no iba a ser una cuestión mayor y que únicamente se mantendría como una de las anécdotas afables de la jornada, la moda y la indumentaria de Zelenski volvieron a ser objeto de escrutinio y de análisis, ya desde dentro del Despacho Oval en el que prosiguió el encuentro entre Trump y Zelenski, ya junto al vicepresidente de los Estados Unidos, James David Vance, y un grupo de periodistas, entre los que se encontraba el estadounidense Brian Glenn, corresponsal jefe para la Casa Blanca del medio de noticias Real America's Voice. Periodista que, durante el turno de preguntas, en primer lugar trasladó al presidente Trump la cuestión sobre si pensaba que su legado sería el de un presidente “pacificador” que había logrado poner fin a las guerras en países extranjeros que se detonaron durante el mandato del presidente Biden; pregunta a la que Trump respondió señalando que ojalá que así se lograse, y que si estaba tratando de sacar adelante el acuerdo y las negociaciones de paz con Rusia para Ucrania, era “para salvar vidas más que por cualquier otra cosa”, advirtiendo ya en ese punto sobre el hecho de que, a su entender, de no haber ganado las elecciones, el curso de los acontecimientos habría derivado en el estallido de la Tercera Guerra Mundial.
Resulta la cuestión, Glenn pasó a renglón seguido a preguntar al presidente ucraniano por la razón por la que no llevaba traje en la reunión. Una pregunta que, de entrada, hizo soltar más de una carcajada entre los asistentes a la reunión, y que el periodista completo recordando al presidente ucraniano de que se encontraba en el lugar más elevado y representativo del Gobierno de los Estados Unidos, pero a pesar de ello, se negaba a lucir un traje, cuestión que le llevaba a preguntarle no solo por qué no llevaba uno, sino también si tenía un traje que ponerse, defendido su pregunta ante los asistentes asegurando el que “muchos estadounidenses tienen un problema con que no respete como debe a esta oficina”, en referencia al Despacho Oval. Pregunta a la que Zelenski respondía señalando a que llevaría un traje después de que se terminase la guerra, “quizás uno como el suyo; quizás algo mejor, no lo sé, ya veremos… quizás algo más barato”, finalizando su respuesta con un irónico “gracias” por la pregunta, que pronunciaba con ojos de escepticismo, ante una cuestión desde la que, en el fondo, se le acusaba de no mostrar la debida deferencia, ya no solo hacia su anfitrión, sino hacia todo el país, al tiempo que se le censuraba su atuendo y su forma de vestir, buscando obviar claramente la guerra en curso que sigue teniendo lugar en Ucrania. Una pregunta digna de las maneras de quien trata de burlarse de un compañero en el patio de una escuela, y que entró incluso a zanjar el mismo presidente Trump antes de dar paso a Zelenski para que respondiera a las cuestiones que atendían a la decisión del estadounidense de abrir las conversaciones con Rusia para tratar de llegar a un acuerdo para el final de la guerra.
“Me gusta tu ropa”, indicaba Trump a Zelenski. “Creo que es un gran tipo igualmente”, señalando a Brian Glenn, “y no sé si ustedes se caen bien, pero, ¿saben qué?, creo que estás bien vestido, y me gusta este tío”, indicaba Trump en referencia a Zelenski, “y creo que va vestido de una manera preciosa”, señalaba el presidente estadounidense, siguiendo con el tono afable y cordial con el que, hasta el momento, se había terminado de alargar todo el encuentro. Unas apreciaciones cuyo guante recogía el presidente ucraniano para volver a poner el foco de atención sobre los asuntos “serios” que se estaban tratando de abordar entre los dos países, con el acuerdo sobre la venta de tierras raras y las negociaciones para la paz como principales cuestiones. Un punto que empezó a marcar el punto de inflexión en el desarrollo de la reunión que mantuvieron los dirigentes de ambos países, que terminó por alargarse por más de 40 minutos, y que continuó todavía desarrollándose en muestras de comprensión mutua entre las posturas, hasta entonces compartidas, de ambos dirigentes.
Con la “irrespetuosa” indumentaria de Zelenski sobrevolando el ambiente
A pesar de que la moda, ocupando como hemos visto un papel principal en la reunión entre ambos mandatarios, no llegó a ser la causante como tal ni a propiciar el desacuerdo entre Trump y Zelenski, las apreciaciones que dejase flotando en el Despacho Oval el periodista Brian Glenn con su maliciosa pregunta, cargada de dobles intenciones y taimados reproches, fueron las que casualmente terminaría tomando el vicepresidente David Vance para defender sus posiciones ante el presidente ucraniano.
Manteniéndose el tono cordial y el aparente entendimiento entre los dos dignatarios, enfilando hacia la recta final del encuentro, Trump puso en valor su enfoque en tratar de mostrarse comprensible, que no alineado, con las posiciones de las dos partes, con el único objetivo de tratar de resolver el conflicto abierto entre Rusia y Ucrania. Un conflicto para el que decía entender el odio que profesaba Zelenski contra Putin, pero que él trataba de dejar a un lado para tratar de encauzar la guerra entre ambos países. Un conflicto para el que dejaba entrever que una vez asegurado por parte de Estados Unidos el derecho para la extracción de las tierras raras en Ucrania, se haría inevitable el repliegue de Rusia de las zonas en las que Estados Unidos pasase a contar con intereses estratégicos. Declaraciones que trataba de completar el vicepresidente David Vance, achacando a los duros ataques que Biden realizó durante los primeros días de su mandato contra Putin la decisión de este de decidirse a invadir Ucrania, y esgrimiendo contra esas maneras de operar la diplomacia que había puesto en marcha Trump con su llegada a la Casa Blanca.
Frente a la respuesta de Vance, Zelenski quiso hacer balance de la estrategia seguida por Rusia y por Putin en relación a Ucrania, incidiendo en que en el año 2014, bajo la presidencia de Barack Obama, Rusia se anexionó de manera unilateral la península de Crimea, sentando el precedente que ha terminado por dar lugar a la actual guerra en Ucrania, sin que ningún presidente de los Estados Unidos, ni nadie, fuera capaz desde entonces de poner fin a su política de agresión hacia el país, que censura que como tal no existe a ojos del presidente de la Federación Rusa. Ante ese contexto, y contando con otros antecedentes como el de la rotura unilateral de los acuerdos firmados con Ucrania, entre ellos el del alto el fuego acordado en 2019 por el conocido como Cuarteto de Normandía, Zelenski preguntaba a Vance sobre qué diplomacia y acuerdos diplomáticos iban a ser capaces esta vez de asegurar, con un Putin que no los respeta ni los mantiene. Una pregunta que no fue bien recibida por el vicepresidente de los Estados Unidos, que pasó en ese momento a recuperar la acusación hacia Zelenski de mostrarse “poco respetuoso” con el poder Ejecutivo de los Estados Unidos que había dejado en el aire Brian Glenn, para acto seguido pasar a poner en entredicho la posición con la que actualmente se defiende Ucrania en el conflicto frente a Rusia. Unas declaraciones desde la que Vance se servía para desde ellas acusar a Zelenski de mostrarse igualmente poco agradecido hacia Trump, en lo que terminó por obligar al presidente de los Estados Unidos a terminar de posicionarse en defensa de su vicepresidente y a zanjar la bronca discusión que empezaban, sin motivo alguno, a mantener ambos, con un Vance que, rompiendo la línea que había mantenido Trump durante todo el encuentro, salió a señalar al mandatario ucraniano más como a un enemigo que como a un aliado de los Estados Unidos.
“Estamos tratando de resolver un problema. No nos digas lo que vamos a sentir”, señalaba Trump a Zelenski después de que este apuntase a que, de no detenerse, la guerra también, tarde o temprano, iba a terminar por hacerse sentir en los Estados Unidos. “No estás en una posición de dictar eso; no estás en posición de indicar lo que manos a sentir; vamos a sentirnos muy bien y muy fuertes”, subrayaba Trump tratando de atajar cualquier sombra de expansión del conflicto que pudiera derivarse de las palabras de Zelenski. “Ahora mismo no tienes las cartas” para jugar esa partida; “con nosotros, empiezas a tener cartas”, y “estás jugando con la tercera Guerra Mundial”. “Lo que estás haciendo es muy irrespetuoso hacia el país, este país que ha estado detrás de ti mucho más de lo que mucha gente dice que debería”. Una retahíla de acusaciones que, nuevamente Vance, se encargó de alimentar, preguntando al presidente si en toda la reunión había dicho gracias por el apoyo de los Estados Unidos. “Sí, incluido hoy”, esgrimía el presidente ucraniano, frente a un dedo acusador, el de Vance, que continuó acusándolo de poco agradecido.
“Tu país está en graves problemas; no estás ganando” la guerra, tomaba nuevamente la palabra Trump. “Te dimos a través de este estúpido presidente”, en referencia a Biden, “350 mil millones de dólares” sin garantías de devolución; “te dimos equipamiento militar”; y “tus hombre son valientes, pero tuvieron que usar nuestro equipo militar” para defender el país, esgrimía Trump ante las palabras de Zelensky en las que destacaba cómo las fuerzas de Ucrania son las únicas con las que el país ha venido tratando de defenderse de Rusia sobre el terreno. “Va a ser muy difícil hacer negocios así”, pero “ves, creo que es bueno que el pueblo estadounidense vea lo que está sucediendo”. “Creo que es muy importante”, y “por eso mantuve esto durante tanto tiempo”, continuaba Trump, antes de nuevamente invitar a Zelensky a que se mostrase agradecido. “Las actitudes tienen que cambiar”, señalaba el mandatario estadounidense, antes de dar por concluida la reunión, invitando a que Zelensky tratase de recoger el guante y la oportunidad que el acuerdo que se le planteaba desde su Administración representaba como vía desde la que reforzar sus posiciones de cara a las negociaciones de paz con Rusia. Un acuerdo que finalmente no se llegó a formalizar, después de que el presidente Ucraniano viera desdibujada toda su representatividad ante la gratuita diatriba en su contra lanzada por Vance, en lo que obligó a Trump a salir en apoyo del vicepresidente de los Estados Unidos, todo ello como consecuencia de unos reproches que nunca debieron de darse a ojos de la opinión pública, pero tampoco en privado, y menos aún, si a las formas y protocolos nos remitimos, como resultado de las palabras enfrentadas que en contra de un presidente se decidió a verter el vicepresidente de un estado aliado.