Raf Simons cierra Raf Simons
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El célebre diseñador belga Raf Simons, uno de los creativos más reconocidos dentro de la escena internacional y actual codirector creativo de la italiana Prada, junto a Miuccia Prada, en unas labores que compaginaba hasta la fecha con las de la dirección de su propia casa de modas, ha anunciado que echa definitivamente el cierre a su propia etiqueta homónima.
Ha sido el propio diseñador belga quien se ha encargado de dar la noticia a través de sus redes sociales, a lo largo de un escueto comunicado desde el que anunciaba el fin definitivo a esta aventura en la que se embarcaba hace ya 27 años. Un proyecto del que se sirvió para impulsarse hasta lo más alto de la industria de la moda, entrando a dirigir los departamentos creativos de firmas de moda de tanto renombre como Jill Sander, Christian Dior o Calvin Klein, mientras a un mismo tiempo lograba seguir marcando su propio perfil desde la casa Raf Simons. Un refugio del que ahora ha decidido prescindir el diseñador belga, en principio con la intención de seguir enfocado al proyecto de codirigir Prada entablando elevadísimos discursos junto a su íntima amiga Miuccia Prada, y descartándose, al menos por el momento, el que la decisión responda a las intenciones de Simons por embarcarse en otro proyecto profesional al margen desde el que llenar el vacío que dejará esta etiqueta. Una firma sobre la que le habrían pesado las intenciones de acometer un cierre definitivo, con el objetivo último de evitar terminar viéndola en manos de alguna de esas grandes corporaciones de la moda hacia las que el diseñador no guarda especialmente buenas palabras tras su polémico paso por Calvin Klein. Una estrategia desde la que, con mayor o menor suerte, han terminado perdiendo el control sobre sus propios nombres, su imagen y su legado desde Roy Halston a Christian Lacroix, pasando por Martin Margiela, en respuesta a unos cantos de sirena frente a los que ya trató de blindarse el propio Cristobal Balenciaga, en su caso acometiendo el cierre de su “maison” en respuesta al indecoroso ejemplo que, a su parecer, se estaba dando al uso del nombre de Christian Dior tras el fallecimiento de Monsieur Christian Dior: “Balenciaga soy yo y Balenciaga termina conmigo”, suele ponerse en boca del maestro de Guetaria, en unas palabras para las que, si esa es su intención, esperamos que Simons consiga guardar un mayor éxito, a la vista del camino que finalmente, y a pesar de su cierre por su propio fundador, ha seguido teniendo la casa Balenciaga, convertida ya a día de hoy nuevamente en sinónimo de lo más elevado de la industria de la moda y de la Alta Costura, bajo el paraguas del Grupo Kering.
“La colección Primavera/Verano 2023 es la conclusión de un extraordinario viaje de 27 años y la temporada final de la marca de moda Raf Simons”, se encargaba de entrar a explicar en este sentido el propio diseñador belga a través del mencionado comunicado, remarcando así en sus primeras líneas el valor de su última colección como la última colección que verá la luz de la casa de modas Raf Simons. Una propuesta que en su caso estaba programada que viera la luz durante la última Semana de la Moda de Londres, a lo largo de un desfiles que finalmente, en respuesta al fallecimiento de la reina Isabel II, el diseñador belga terminó optando por posponer, presentándola finalmente a mediados de octubre, en el marco de la feria internacional de arte contemporáneo Frieze London. Un evento del que el propio diseñador participaba como patrocinador, y del que hacía uso igualmente como plataforma para realizar el primer, y ahora sabemos que también último, desfile de su firma en suelo británico.
“Me faltan palabras para compartir cuán orgulloso estoy de todo lo que hemos logrado”, continúa el diseñador en su mensaje. “Estoy increíblemente agradecido por el apoyo que me ha mostrado mi equipo, el de mis colaboradores, el de la prenda y el de los compradores, el de mis amigos y el de mi familia, y el de nuestros devotos fans y leales seguidores”. Por todo ello, “gracias a todos por creer en nuestra visión y por creer en mí”, apostilla Simons a lo largo de un mensaje que termina firmando con simplemente “Raf”.
De Jil Sander a Prada, pasando por Christian Dior y Calvin Klein
Natural de la localidad belga de Neerpelt y reconocido a lo largo de su trayectoria con innumerables premios y condecoraciones por su buen saber hacer en el ámbito de la moda, Raf Simons (12 de enero de 1968) se graduaba en diseño industrial en la escuela de artes Hogeschool Sint-Lukas Brussel de Bruselas. Un ambiente desde el que terminaría entrando en contacto, para posteriormente terminar rendido, con el magnetismo de las creaciones y del alma creativa del grupo conocido como los Seis de Amberes. Un colectivo de diseñadores formado por los diseñadores Dirk Bikkembergs, Ann Demeulemeester, Walter Van Beirendonck, Dries van Noten, Dirk van Saena y Marina Yee, responsables de situar a Amberes y a toda Bélgica en el mapa de la moda hacia finales de la década de los 80, y cuya influencia se hizo especialmente notable sobre la figura de un Simons que no dudó a la hora de terminar reenfocando su trayectoria profesional, hacia el ámbito de la moda.
Con unas todavía titubeantes intenciones a la hora de decidirse enteramente por esta rama específica del diseño, Simons iniciaba su andadura en la industria a través de unas prácticas formativas en el estudio de diseño de Walter Van Beirendonck, al que se mantendría ligado después de graduarse desde 1991 a 1993. Una etapa que le serviría para aprender los secretos de la práctica del diseño de modas mientras entraba en contacto con la influencia de creativos como Jean Paul Gaultier o, de manera especialmente destacada, la del también belga Martin Margiela, en un aprendizaje sobre el que, acompañado de un impulso autodidacta, terminaría construyendo y fundado en 1995 la firma de moda Raf Simons. Una etiqueta que terminaba llevando sobre las pasarelas de la mano de un primer desfile organizado en París en enero de 1997, en lo que terminaría así marcando su debut y su entrada oficial en la escena internacional de la moda.
Desde aquel primer desfile, y gracias a su buen “saber hacer”, Simons lograba de manera constante seguir elevando su figura dentro de la industria de la moda, a lo largo de un camino que no se ha mostrado ni mucho menos siempre directo y en línea descendente, encontrándonos con interrupciones como la que en el año 2000 llevaba al diseñador a timarse un año de respiro y dejar en suspenso la firma Raf Simons. Proyecto que terminaba retomando solamente un año después, inclusive ampliando su oferta con nuevas líneas más asequibles como “Raf by Raf Simons”, y todo mientras continuaba despuntando cada vez más entre los jóvenes creativos de la época. Un valor que le conducía finalmente, en el año 2005, hasta la dirección creativa de la firma de moda alemana Jil Sander, por entonces en manos de un Grupo Prada que la había adquirido en 1999 y guarda como propósito el de impulsar su relanzamiento. Una tarea sobre la que se esmeró un Raf Simons que permanecería al frente de la firma inclusive tras su venta, en 2006, por parte de Prada al grupo de inversión Change Capital Partners, hasta el año 2012. Momento en el que sería brevemente sustituido por la propia Jil Sander en el que fue su último regreso a la dirección creativa que porta su nombre.
Tras la salida de la firma de moda alemana, y mientras en todo momento seguía dirigiendo las operaciones de su propia firma de moda, Raf Simons terminaba siendo ungido a los pocos meses, en abril de 2012, como el nuevo director creativo de Christian Dior, tras la polémica salida de John Galliano. Permaneciendo al frente de la casa de modas francesa, propiedad del holding internacional francés LVMH, como responsable únicamente de sus colecciones femeninas, en unas funciones sobre las que el diseñador decidía cesar de su puesto, comunicando, el 22 de octubre de 2015, que renunciaba a su posición como director creativo de Christian Dior para centrar sus esfuerzos en su vida personal y en el desarrollo de su propia firma de modas. Un proyecto que volvería a poner en un segundo plano tras su deslumbrante fichaje por la multinacional estadounidense PVH para el relanzamiento de Calvin Klein, el 2 de agosto de 2016. Una firma para la que se le darían plenos poderes a Raf Simons, en todas y cada una de las áreas de negocio de la casa de modas, en una apuesta para la que el grupo norteamericano esperaba que el belga lograse firmar los mismo éxitos que Alessandro Michele estaba empezando a cosechar desde su nombramiento, en enero de 2015, como nuevo director creativo de Gucci. Un objetivo para el que finalmente, y a ojos de la directiva, Simons no estaba logrando dar la talla, en lo que terminó llevando a una de las salidas más sonados de cuantos se recuerdan en la historia más reciente de la industria de la moda, con un Raf Simons cesando de todas sus responsabilidades al frente de Calvin Klein a finales de diciembre de 2018, menos de tres años después de su nombramiento, dejando a la firma en una situación que llegó a considerarse de insostenible, y anunciando escasamente unos meses después su salida del sector más premium, para enfocarse en sus líneas de mayor consumo con la intención de lograr cuadrar sus balances.
Mientras de este modo Calvin Klein volvía al ámbito de lo terrenal apostando nuevamente por desarrollarse como una firma de moda “premium” sin mayores pretensiones, por su parte Raf Simons seguía haciendo valer su valor, y volvía a encontrar cobijo en los brazos del Grupo Prada. Desde donde no encontraron reparos a la hora de revalidar la dañada figura del diseñador belga, aupándolo a la posición de codirector creativo de la firma Prada, en un papel que desarrollaría mano a mano con la misma Miuccia Prada. Creativa y principal accionista de un Grupo Prada para el que, desde el anuncio del fichaje de Simons en febrero de 2020, y a pesar de estos años manchados por la sombra de la pandemia por coronavirus, ambos diseñadores no han cesado de presentar, año tras año y temporada tras temporada, colecciones desde las que ponen en valor y entran a conjugar a la perfección sus respectivos universos creativos. Una brillante tarea sobre la que, a vista de los hechos, Simons parece decidido a dedicar todo su talento.