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Prada deslumbra con el “baile de debutantes” de Miuccia Prada y Raf Simons

Por Jaime Martinez

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Moda

Madrid – En el marco de la Semana de la Moda de Milán, que viene celebrándose en la capital lombarda desde el pasado martes 22 de septiembre y hasta el próximo lunes 28, tenía lugar este jueves el desfile de presentación de la colección de Prada para la temporada Primavera/Verano de 2021. La primera que la prestigiosa firma milanesa ha desarrollado con las figuras de Miuccia Prada, responsable de la empresa familiar desde que tomase sus riendas en 1978, y Raf Simons, otrora principal diseñador de firmas de moda tan conocidas como Dior o Calvin Klein, en los papeles de co-directores creativos de la compañía.

Concebida bajo el nombre de “Dialogues”, la colección se erigía así a modo de tecnológico “baile de debutantes”, tanto en la cuestión vinculada a Simons y a Prada, siendo esta su primera colección colaborativa, como en lo relacionado con las propias modelos; todas ellas debutantes por primera vez sobre una pasarela en la que pudimos asistir a contemplar este primer diálogo abierto entre estos dos tótems de la industria de la moda. Responsables de dar forma a una colección que debemos de entender como punto de partida del intercambio que van a mantener de sus visiones creativas, a lo largo de unas propuestas que vendrán sucediéndose, de manera orgánica, con las que temporada tras temporada buscarán redefinir los parámetros y los valores de la propia moda como campo de influencia y de experimentación, empujándola a su evolución y adaptación a los nuevos tiempos e inquietudes sociales. Aspectos que bien han comenzado a quedar visibles con esta primera colección en la que las miradas de Prada y de Simons se han lanzado a analizar las nuevas relaciones que estamos estableciendo con las nuevas tecnologías, sobre todo a raíz de estos inciertos tiempos marcados por el coronavirus.

“Para esta temporada, en un periodo en el que la mediación entre tecnología y humanidad se ha convertido en vital, dándonos esa oportunidad de mantenernos unidos incluso cuando estamos separados, la inspiración ha surgido de esta inevitable fusión inherentemente contemporánea”, explican desde Prada en relación con la propuesta. “El proceso de creación con el que ha contado la colección”, añaden, “ha estado, inevitablemente, marcado por estas necesarias restricciones”, lo que ha permitido en última instancia potenciar esa característica que tiene la propia moda de servir como “reflejo y reacción al propio tiempo en el que se crea”. Mientras que “en un nivel más profundo, la indispensable presencia de la tecnología, no solo en nuestras vidas sino en nuestro día a día, ha propiciado la generación de un diálogo diferente entre nosotros mismos y la información que nos rodea. Siendo hoy la tecnología parte misma de la propia humanidad”.

Uniformes para un futuro tecnológico y ¿humano?

Sobre estas reflexiones entre la nueva relación establecida entre humanidad y tecnología, Prada realizaba una experimentación con el concepto de “uniforme”, tan futurístico en su raíz como pudiera resultar alarmantemente normativo en su manifestación física y moral. Abordándolo para ello desde diferentes interpretaciones del mismo concepto, que avanzaban desde los propios uniformes para Prada, a uniformes para una comunidad, como elementos de representación visual de una determinada identidad, como reflejo de unos valores compartidos o como muestras de una manera de pensar.

A lo largo del desfile, que no contó con público y que pudo seguirse de manera online, se sucedieron como resultado sobre la pasarela una sucesión de prendas de marcada sobriedad y refinamiento, carentes de adornos y con los tejidos y sus volúmenes como principales reclamos de unos tops y abrigos de formas aconchadas, pantalones rectos, abrigos de nylon reciclado y trajes de lana. Prendas todas ellas confeccionadas con técnicas de alta costura, en las que a su tradición “humana” se le sumaba esa “tecnología” proveniente de materiales reciclados y de última generación.

Sobre el minimalismo que rezumaban a través de sus pliegues y líneas las piezas de la colección, construida sobre una paleta de colores neutras con el blanco y el negro como principales protagonistas, llamaban singularmente la atención los diferentes motivos y estampados ligeros de las prendas. Obras de arte creadas por Peter De Potter, colaborador habitual de Raf Simons, presente así de esta manera a lo largo de toda la propuesta a modo de tercera voz.

“La dualidad y la pluralidad siempre han sido inherentes al lenguaje de Prada; yuxtaponer diferentes elementos, enfoques y disciplinas, con el fin de encontrar una paradójica armonía dentro de la dicotomía”, explican desde la firma milanesa a través de un comunicado; en relación a esta colección de diálogos y uniformes. Tipología de prenda para la que “un componente indispensable” es “la sencillez”, como resultado de la “reducción de la ropa a una esencia, a lo esencial”. Aspecto que bien marcado observaremos en esta propuesta en la que sus envolturas, “un preciso rectángulo de tela”, han sido ideadas precisamente como “el resultado lógico de este modo de exploración hacia la reducción”. Como “un símbolo representativo de todas las consideraciones de la colección”, que se presentaba dando forma a las diferentes tipologías de prendas con un discurso interpretativo que podía entenderse, según el caso, como de “protección o decoración”, de “utilidad u ornamentación”. Sirviendo así de nueva muestra de esa dualidad del discurso inherente de Prada, a partir del cual el talento de Prada y de Simons es capaz de idealizar los bolsillos adheridos a las propias piezas hasta el punto de elevarlos a muestra de una practicidad capaz de “hablar de vivir y de la vida”, “de la utilidad de la ropa en su diálogo con el cuerpo humano”.

Por encima de todos estos conceptos, y a modo de nexo de unión, seguiremos encontrando esa misma dualidad entre humanidad y tecnología que se establece a modo de pulsión de toda la colección. Un diálogo que pudimos observar igualmente tanto sobre las prendas como en la sobria y elegante escenografía del desfile, concebida por el estudio de arquitectura OMA. Responsables de la ideación de un espacio intimista en el que la tecnología se mostraba abiertamente a modo de candelabros construidos a base de monitores y cámaras, simbología de un barroquismo futurista que servía de telón de fondo a este “ballet de debutantes” que bailaba al son de la música electrónica del británico-canadiense Richie Hawtin mientras los nombres de las, hasta hora desconocidas, modelos se proyectaban a su paso sobre las pantallas.

Photo Credits: Prada, colección Primavera/Verano 2021.

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