Prada entra en alta joyería con una colección de oro reciclado (y trazable)
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Dando un paso más en su encaramiento a lo más elevado del sector del lujo, y siguiendo con el ejemplo que brillantemente han protagonizado, y mantenido, a lo largo del tiempo otras destacadísimas casas de moda del sector, como Chanel, Christian Dior, Louis Vuitton o, de manera mucho más reciente, la igualmente italiana Gucci, Prada amplía las fronteras de su universo creativo y desembarca en el exclusivo mundo de la alta joyería. Una nueva categoría de productos en la que se adentra ahora la firma milanesa, en una nueva aventura a la que se ha decidido a embarcarse con el lanzamiento de una primera colección fabricada en base a un oro 100 por cien reciclado, y certificado, auténtico protagonista de una colección completamente comprometida y trazable, aderezada de una serie de diamantes obtenidos bajo los mismos altos estándares y certificaciones de calidad.
Presentada bajo el título de “Eternal Gold”, la colección trata de servir de muestra de lo que han venido siendo los mismos valores con los que desde Prada han sabido destacarse dentro del mundo del textil, en una asimilación ahora dirigida sobre el mundo de la alta joyería. Un nuevo universo al que se han decidido a llevar las mismas prácticas comprometidas, tanto hacia con el planeta como hacia con las personas, que emplean a lo largo de los procesos de producción de las prendas de sus colecciones, en una defensa por la artesanía y por la sostenibilidad que, siguiendo el camino que ya ha llevado a Prada a decidirse por retirar el total del nailon virgen de sus colecciones y sustituirlo por su patentado “Re-Nylon” reciclado, ha terminado cristalizando en esta primera colección fabricada a partir de un oro 100 por cien reciclado y certificado. Material que han escogido no de una manera gratuita para esta primera colección, sino especialmente por su simbología como metal precioso y como esencia misma de esa atemporalidad que caracteriza a la alta joyería, del mismo modo que a una Prada que trata de reafirmarse así sobre ese mismo valor de la atemporalidad que ya caracteriza a su esencia como firma arraigada dentro del sector del lujo.
“Inherente a la noción de la alta joyería, siempre está la idea de piezas únicas creadas con el futuro en mente, para pasar de generación en generación, para resistir el paso del tiempo”, entran a explicar desde la firma milanesa a través de un comunicado. Sobre ese valor de “lo eterno”, y en “una nueva interpretación de este concepto”, añaden, “la sostenibilidad pasa a estar integrada en el corazón mismo de Eternal Gold” a partir de la decisión de la casa italiana de recurrir de manera exclusiva a un oro 100 por cien reciclado y certificado. Una acción que refleja, subrayan desde la firma italiana, “el amplia compromiso de Prada con las prácticas comprometidas y responsables a lo largo de todas las áreas de su modelo de negocio”.
Una colección trazable
Para terminar de descubrir dónde radica y de dónde procede ese valor de “reciclado” del oro empleado por Prada para esta colección, un hecho que puede descolocar a priori a más de uno, desde la misma casa milanesa nos explican que este oro, 100 por cien reciclado y certificado, procede única y exclusivamente de fuentes seleccionadas de material reciclado, siguiendo además con un compromiso de diligencia debida. Estando su origen, entre otras fuentes, en el oro industrial o en los objetos preciosos postconsumo, y para cuya obtención Prada se asocia exclusivamente con aquellos proveedores de piedras y metales preciosos que, explican, cumplen con los más altos estándares de la industria en materia de derechos humanos, de seguridad laboral, de impacto ambiental y de ética empresarial.
Además de este origen sostenible del oro de la colección, y con el fin de disipar cualquier duda que pueda llegar a plantear el origen de los metales y piedras que forman parte de esta primera colección de alta joyería de Prada, “Eternal Gold” se muestra como una colección plenamente trazable y verificable, a través de la tecnología blockchain de Aura Consortium Blockchain. Plataforma desde la que todos los clientes de Prada podrán acceder, rastrear y verificar a cada uno de los procesos y los mismos orígenes de los materiales que se han empleado y seguido para dar forma a cada una de las piezas de la colección. Una propuesta que, destacan desde Prada, se muestra como la primera colección de oro 100 por cien reciclado y certificado de una marca global de lujo.
“La reducción de la extracción de oro nuevo beneficia tanto al medioambiente como a los derechos humanos, y aunque la trazabilidad de los orígenes de los diamantes convencionales solo es posible con piedras de 0,5 quilates o más, Prada amplía ese requisito, por primera vez, a piedras de todos los tamaños”, entran a poner en valor desde la firma milanesa. Un compromiso por la trazabilidad que extienden “a lo largo de toda la cadena de valor, desde la extracción hasta el corte, el engaste y el pulido”. En respuesta, y “en un nuevo paso innovador dentro de la alta joyería”, apuntan, “los registros de esta verificación se han registrado en la plataforma Aura Consortium Blockchain”, a los que “pueden acceder los clientes de la alta joyería de Prada, quienes también podrán verificar así la autenticidad de sus piezas”.
Entre simbólicos triángulos de oro reciclado
Profundizando ya en los aspectos más distintivos de la colección, en cuanto a su diseño, las piezas, que la casa italiana ha presentado de la mano de una campaña protagonizada por la poetisa y activista estadounidense Amanda Gorman; la actriz, modelo y cantautora, igualmente norteamericana, Maya Hawke; y por la cantautora, bailarina y modelo canadiense de ascendencia surcoreana y neerlandesa Somi Jeon, se caracterizan por poner en su conjunto en valor, además de ese oro, los símbolos más propios y distintivos de Prada. Adquiriendo a este respecto un valor especialmente significativo su icono en forma de triángulo, geometría que encontraremos como germen y raíz figurativa de la totalidad de las piezas de esta colección “Eternal Gold”.
Como piezas más destacadas de esta primera colección de alta joyería, el equipo de diseño de Prada ha creado desde un sugerentes brazaletes en forma de serpiente, de cabeza triangular, hasta emotivos corazones de ángulo marcado, desmesurados pendientes de oro de tres vértices, o brazaletes y pulseras y gargantillas de eslabones, piezas igualmente construidas a partir de la suma de elementos en forma de un triángulo que volveremos a encontrar como motivo ornamental de colgantes, broches y otros elementos de cierre, ya con el nombre grabado de Prada. Encargándose de completar la colección desde otra serie de piezas como pendientes y anillos, entre las que encontraremos como pieza más destacada a un anillo de forma triangular recubierto de diamantes.
“La colección de debut se dibuja a partir del legado del estilo de Prada, de su atemporal léxico de moda, para crear piezas que encarnan las eternas cualidades de Prada, conversando por primera vez con la esfera de la alta joyería”, tratan de sintetizar desde la firma milanesa. Es así que “el corazón de la colección es el triángulo de Prada, una silueta poderosa y una forma universal que se han convertido en sinónimo de Prada”, añaden. “Empleado en sus orígenes como distintivo del lujo por el fundador de Prada, Mario Prada”, aquí el triángulo representa la marca” en forma de un “logotipo conceptual, sin palabras, universal”, desde el que la firma construye una serie de “piezas eternas” desde las que entra a revisitar las formas arquetípicas de la alta joyería, siempre con el oro como acompañante. “El oro es el centro” de la colección, añaden, “verdaderamente eterno, un material antiguo atemporal y constantemente deseado”, aquí se emplea “en su verdadera forma y color, una honestidad del metal que refleja la transparencia de las cadenas de suministros de Prada”.