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Pablo Erroz: “Hay que entender que los recursos no son ilimitados”

Por Jaime Martinez

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Moda

Photo Credits: El diseñador Pablo Erroz durante la primera edición, organizada junto a las bodegas Campo Viejo, de Harvest Fashion Week. Fotografía de cortesía.

El diseñador mallorquín Pablo Erroz, una de las figuras más potentes de la nueva escena de la moda española, ha unido su voz junto a la de los celebrados caldos de las bodegas riojanas Campo Viejo para reivindicar, nuevamente, los valores de la sostenibilidad. Un principio intrínsecamente ya natural al proyecto multidisciplinar que dirige al frente de su casa de modas homónima, del mismo modo que lo resulta, de una manera innegable, para un puntal del sector vitivinícola como lo resulta ser Campo Viejo, en lo que ha llevado a ambas partes a salir ahora a poner en valor de manera conjunta este punto en común, no el único, hacia el que entienden que convergen los futuros de sus respectivos campos, a través de la organización de la primera edición de “Harvest Fashion Week”.

Aprovechando la llegada del mes de septiembre, un mes en el que, como primera muestra de esa relación latente y velada que une a las prácticas de la moda con la de la elaboración del vino, coinciden de una parte los trabajos de una vendimia que se encuentra en su plena plenitud sobre los campos de Campo Viejo, y de la otra el arranque de las nuevas ediciones de las principales Semanas de la Moda internacionales, desde Nueva York a París, pasando por Londres, Madrid y Milán, el diseñador mallorquín y las bodegas se decidieron a crear esta singular iniciativa. Una “Harvest Fashion Week” desde la que han entrado a destacar las profundas conexiones que existen entre las disciplinas que ambas partes practican, unas conexiones que, como ya apuntábamos, nos hablan principalmente de esa sostenibilidad que entienden como un principio irrenunciable para las buenas prácticas de la moda y de la elaboración del vino, pero que también lo hacen de esa misma pasión por la creación, por la innovación y por el diseño que de una manera especial sostienen desde Campo Viejo y Pablo Erroz. Siendo estas unas relaciones que, desde una perspectiva algo más amplia, son las que terminan uniendo igualmente entre sí a vinos y moda, a moda y vinos, y las que se mostraron como el hilo conductor de estas jornadas de “Harvest Fashion Week” a las que fueron invitados a participar, además de un reducido grupo de profesionales vinculados a los mundos de la moda y al de la elaboración del vino, una veintena de influencers procedentes del Reino Unido y de España.

“Llevamos aplicando prácticas sostenibles en todos nuestros viñedos desde hace más de diez años”, entra a explicar Mario Ezquerro, responsable de los viñedos de Campo Viejo, a través de unas declaraciones que nos hacen llegar desde las propias bodegas riojanas. “Desde algunas más sencillas”, como pueden ser “la incorporación de riego localizado” o “la implantación de cubiertas vegetales para capturar nitrógeno y alentar a la microfauna”, hasta “procesos más complejos como es la total incorporación del ecosistema en el propio viñedo”, la sostenibilidad sostiene el modelo productivo de sus caldos. “En otras palabras”, trata de sintetizar Ezquerro, “las viñas de Campo Viejo están totalmente integradas con su entorno, no solo respetando sino también protegiendo la biodiversidad local, compuesta por 270 especies que han sido identificadas junto con una ONG local”. Una responsabilidad hacia el entorno, hacia los recursos naturales y hacia la diversidad la que ejercen desde los viñedos, que es la misma que, por increíble o descabellado que pudiera resultar al enfrentar dos sectores que, a priori, se nos muestran tan alejados, son las misma que encontramos ejerciendo de pilares fundamentales del proyecto multidisciplinar y atemporal que dirige Pablo Erroz.

“En el caso de nuestras colecciones, desde 2018 trabajamos con la idea y el discurso de unir bajo un mismo paraguas una propuesta anual-atemporal”, apunta por su parte el diseñador mallorquín, actualmente inmerso en las celebraciones por el décimo aniversario de la fundación de su firma. Se tratan así pues las suyas de unas colecciones que se hacen extensibles “a todo un año, uniendo verano e invierno” e “eliminando así las temporadas”, en lo que se busca mostrar como una palanca y un ejemplo por la defensa de “un consumo más amable” y “respetuoso con el medio ambiente”, pero “también más limitado y exclusivo, con la premisa y el valor añadido de poder unir mercados opuestos y diferentes públicos”, todo “a través de una colección que gira en torno a un año completo de vida”, materialización más tangible de una casa de modas enfocada a desarrollarse y a crecer “trabajando en políticas acorde a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y agenda 2030”.

Photo Credits: El diseñador Pablo Erroz junto a la enóloga Elena Adella. Harvest Fashion Week, fotografía de cortesía.

Ahondando en el terreno común de la tradición, la innovación y la sostenibilidad

Teniendo lugar entre los días 14 y 15 de este mismo mes de septiembre, han sido estas celebraciones de esta primera edición de “Harvest Fashion Week” unas jornadas con un fuerte sabor a tierra y a tradición. La misma tierra y la misma tradición que guardan a sus espaldas dos sectores vinculados a las prácticas del vestir y a los de una elaboración de vinos, que se nos muestran tan antiguos como los orígenes de la propia historia de la civilización. Un conjunto de costumbres que liberaron al hombre de su raíz más bárbara, y entre las que los encontraríamos precisamente como primeras muestras, y hasta como como precursores, de ese proceso de siglos que nos ha terminado trayendo hasta el momento actual en el que nos encontramos.

Si entráramos a profundizar en esa tradición, encontraríamos que ese hombre primigenio que se vestía con las pieles de los animales que cazaba, y ese otro que, hace miles de años, emprendió la producción del vino, siguen estando ahí. Bañados por una pátina que relumbra a modernidad y a actualidad tras años y años de evolución, pero sosteniendo los mismos principios que hoy deberían y deben ser los de las modernas industrias de la moda y de la elaboración del vino: los de tomar del entorno natural solamente aquellos recursos necesarios para garantizar nuestra supervivencia y bienestar como especie, sobre el valor de entender que solamente somos una parte más de un mundo rico y diverso. Y de eso precisamente versaban estas jornadas. De recordarnos el nexo que existe entre el hombre, entendido siempre como especie, y de este a través de la moda y la elaboración del vino, con un mundo natural que sigue brindándole de todos los recursos que necesita para su conservación, en lo que frente tiene el deber de responder.

El vino sigue hoy procediendo de la vid, del mismo modo que nuestras ropas siguen procediendo de los recursos naturales que nos rodean. Sin duda su obtención, su elaboración y su confección siguen hoy procesos mucho menos rudimentarios que en sus orígenes, pero ni si quiera esto podría ser una taxativa del todo cierta. No al hablar de dos sectores que, curiosamente frente a todos los avances y las nuevas tecnologías de las que hoy se disponen, siguen guardando una fuerte componente artesanal imposible de supeditarse y poner en manos de cualquier máquina creada por el hombre. El vino y la moda son prácticas que siguen vinculadas a la tierra y a las manos y a las mentes de los seres humanos, como mejores muestras de ese sistema simbiótico de los que estos participan dentro del mundo natural. Y de ahí precisamente la importancia de la defensa que desde estos ámbitos se debe practicar del valor de la sostenibilidad.

Photo Credits: Harvest Fashion Week, fotografía de cortesía.

Pablo Erroz y Campo Viejo: un viaje en paralelo

Para salir a reivindicar lo necesario de garantizar ese equilibrio entre los recursos que se nos facilitan y de los que hace uso el hombre, cosa que no es más que el principio de la sostenibilidad, como protagonistas de estas jornadas por la primera edición de “Harvest Fashion Week” participaron Elena Adell, enóloga jefe de bodegas Campo Viejo, y el diseñador Pablo Erroz, en una elección la suya que no podría haber sido más acertada.

Siendo como es, y como ya apuntábamos, una de las principales voces de la nueva moda española, a las espaldas de los diez años que el mallorquín ya guarda dedicados a sus desempeños como diseñador y creativo, no encontraremos ni pomposos galardones ni grandilocuentes premios vacíos de significado, sino una sólida trayectoria ya bien consolidada sobre sus firmes convicciones personales de que la moda debe responder a su papel como una de las industrias más contaminantes del planeta. Una problemática a la que lleva tratando de dar respuesta al frente de uno de los proyectos más bien hilvanados de entre todos y cuantos hoy participan de la escena de la moda española, y cuyos principios bien podríamos resumir en su defensa clara y tajante de una moda atemporal y sin género, en la utilización de materiales naturales y sostenibles y en la reivindicación y recuperación de procesos y prácticas tan artesanales como las vinculadas a la elaboración del tradicional tejido Ikat mallorquín.

Sumando esta serie de características a su alrededor, en ningún caso estas han estado ni mucho menos reñidas con sus aventuras, siguiendo con la naturaleza multidisciplinar del proyecto Pablo Erroz, en el terreno de la digitalización o en sus incursiones en otros sectores como los de la artesanía y el interiorismo. Aspectos todos ellos que se terminaron por poner bien de manifiesto durante los diferentes actos que se desarrollaron a lo largo de estas jornadas dedicadas a la sostenibilidad, la innovación y el diseño dentro de los ámbitos de la moda y de la elaboración del vino, al mismo tiempo que se evidenciaba cómo ese mismo carácter, abierto y multidisciplinar, que impregna el proyecto Pablo Erroz, es el mismo que sostiene el modelo de negocio de Campo Viejo. Unas bodegas desde las que ya se han emprendido diferentes acciones en defensa de la cultura y de las artes, mientras sus tradicionales formas de elaboración para sus caldos se nutren de esa misma digitalización y de esos mismos sectores de la artesanía y del interiorismo, en su caso más relacionado con la arquitectura, para potenciar su valor sostenible.

Photo Credits: El diseñador Pablo Erroz junto a la enóloga Elena Adella. Harvest Fashion Week, fotografía de cortesía.

Entre catas, maridajes y sesiones de customización de prendas

De entre la serie de actos de los que los asistentes pudieron participar a lo largo de estas jornadas por la primera edición de “Harvest Fashion Week”, nos encontramos con una primera cata de aproximación a la cultura vitivinícola de la Denominación de Origen Rioja, a la que siguió ya una intensa jornada en la que se sucedieron los actos y las actividades que se encargaron de poner en relación los profundos nexos que unen a los sectores de la moda y de la elaboración del vino.

Como principales activaciones, durante la jornada del jueves día 15 tenía lugar un recorrido por los viñedos de los que Campo Viejo dispone a pocos kilómetros del centro de Logroño, durante el cual todos los asistentes pudieron adentrarse, de la mano de Elena Adelle, en las singularidades y curiosidades que encierran los procesos de elaboración del vino. Un recorrido por las tierras de Campo Viejo, al que siguió un maridaje entre algunos de los principales y más selectos caldos de la bodega, puestos en diálogo con algunas de las piezas atemporales extraídas de la última colección firmada por el diseñador mallorquín, y por una posterior sesión de customización de prendas. Una “masterclass” que se encargó de impartir el propio diseñador, durante la cual los asistentes pudieron personalizar una serie de piezas mediante el uso de tintes naturales y vino, como colofón de una jornada que arrancaba con un primer diálogo abierto entre Pablo Erroz y Elena Adell. Una charla desde la que cada uno de ellos entró a destacar el valor que la sostenibilidad cuenta dentro de sus respectivos modelos de negocio y como valor de futuro para los sectores a los que representan.

Photo Credits: Harvest Fashion Week, fotografía de cortesía.

Durante esta primera conferencia, la enóloga se encargó de destacar esas maneras y modos que, partiendo de la sostenibilidad, han permitido a Campo Viejo optimizar su modelo de producción garantizando el suyo como un sistema de menor impacto ambiental tras recurrir a, por ejemplo, un sistema de bodega excavado en el subsuelo que les permite ser térmicamente más eficientes; o en cómo el suyo es un trabajo en el que, al igual que un buen diseñador, debe de olvidarse y atender no tanto a sus gustos personales como a las demandas que exigen los consumidores y los nuevos tiempos. Mientras que por su parte Erroz enfocó su intervención a destacar esa serie de valores sostenibles que comparten los proyectos de Pablo Erroz y Campo Viejo, y que se muestran como única garantía para nuestro futuro.

“Cuando yo hablo de sostenibilidad me gusta hacerlo desde un sentido mucho más amplio”, destacaba el diseñador mallorquín durante su turno de palabra, incidiendo así en ese valor de la sostenibilidad como un principio que debe abarcar todo y cuanto hace el hombre, incluido por supuesto el diseño y la elaboración textil, y en lo que al mismo tiempo se presenta como la razón que lo lleva a emprender, desde la dirección creativa de su firma, colaboraciones que se escapan y que van más allá del diseño de moda. “Hay que entender que los recursos no son ilimitados”, sentenciaba el diseñador, como máxima resultante de una intervención durante la que igualmente destacaba el papel activo que, a su entender, deben ser conscientes los consumidores que deben jugar en la defensa de la sostenibilidad con sus elecciones y con sus hábitos de compra.

Unas preferencias que no siempre son fáciles de evaluar ni de llegar a cambiar, en lo que, tras un periodo de reflexión, llevó a que el diseñador se decidiera finalmente por apostar por ese sistema atemporal y de una única colección al año que reivindican desde Pablo Erroz. Con esta acción, explicaba el diseñador, se trataba de tratar de “devolver valor a las prendas y de huir de esa caducidad que desde la propia firma le estábamos dando 6 meses después”, pero, advertía, es “el cliente el que tiene el poder de poder cambiar de rumbo, por eso es tan importante educar al consumidor”.

Photo Credits: Harvest Fashion Week, fotografía de cortesía.
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