Louis Vuitton: ninfas de agua, escamas y corales
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Madrid – Como un delicado sueño construido bajo el reflejo de unas ondas de agua, se terminaba presentando este 24 de mayo desde el mágico espejismo sobre el Lago Maggiore que es la magnética isla de “Isola Bella”, la nueva colección Crucero 2024 de la casa francesa Louis Vuitton. Una propuesta desde la que Nicolas Ghesquière, director creativo de las colecciones femeninas de la firma desde comienzos de noviembre de 2013, nos invita a sumergirnos en un irreal mundo habitado por toda clase de deidades y ninfas de agua, construido a base de ondulaciones de arena y agua, de estructurales colares e de iridiscentes escamas y superficies bañadas de reluciente nácar.
En la que se ha terminado por mostrar como una de las propuestas de tinte más romántico y delicado firmadas hasta la fecha por Ghesquière para la casa de modas francesa, desde la propuesta no obstante el director creativo de la maison ha seguido manteniéndose firme en su gusto por proyectar las tradiciones y las técnicas artesanales como base para la construcción de un futuro distópico, imprimiendo sobre la colección el mismo tono futurista al que nos tiene acostumbrados con su buen saber hacer. Una combinación entre pasado, presente y futuro que es sinónimo tanto de su trabajo como del mismo valor atemporal de la casa Louis Vuitton, ambos ahora reforzados y proyectados hacia la atemporalidad de los tiempos, desde esta plataforma sostenida en la inmortalidad que es Isola Bella.
“Isola Bella, enmarcada por el Lago Maggiore, ha sido guardiana de las leyendas de la familia Borromeo durante largos siglos”, entran a destacar desde la misma Louis Vuitton a lo largo de la nota explicativa publicada con motivo de la presentación de esa propuesta. Haciéndose de este modo partícipe de esa atemporalidad y de esos silencios compartidos entre la isla y sus moradores, “la colección Crucero 2024 de Louis Vuitton atraca en este palacio sobre las aguas, donde sus misteriosos jardines florecen en un follaje infinito”, sirviendo de idílico telón de fondo para la presentación de esta colección, reflejo de personajes dignos de protagonizar cualquier fábula o relato mitológico.
De la profundidad de las aguas a los jardines de la Isola Bella de la familia Borromeo
Siguiendo por ese ejercicio de paralelismo establecido entre la épica de las fábulas y el sentido de esta propuesta, con ella Ghesquière parece venir aquí a tratar de transmitirnos un relato de autorreafirmación del propio yo y de inclusión, de la mano de una serie de personajes procedentes de las profundidades de las aguas, capaces de renovarse y transformarse y evolucionar para, seguir siendo quienes son, pasar a conquistar nuevos territorios. Una pulsión que es la que les lleva a salir de la profundidad de las aguas, delicadamente vestidos de Vuitton, para deslizarse con la misma soltura que en lo más oscuro y recóndito de la laguna, sobre el hermoso paraje de los jardines de Isola Bella.
En un mimetismo con el que la fuerza de las creaciones de Ghesquière nos embriaga hasta el punto de no poder discernir claramente si nos encontramos encima o debajo de las aguas del Lago Maggiore, el diseñador francés nos presenta una propuesta armada por una sucesión de diseños de marcada naturaleza genderless. Creaciones construidas sobre la amplia paleta cromática de la que es habitual partidario el diseñador, con una destacada presencia en esta ocasión de profundos azules océano, elegantes grises perla, y vibrantes y alegres rosas y naranjas corales. Tonalidades que encontraremos de este modo junto a tenues azules, suaves dorados e intensos rojos y negros, símbolo de esa evolución del color de las aguas bajo el peso de la luz solar, protagonizando esta colección, como base de unas creaciones delicadísimamente ornamentada mediante una amplia profusión de volantes, fruncidos, bordados e incrustaciones de toda clase de elementos, patrones y motivos.
Como resultado del brillante ejercicio llevado a cabo por Ghesquière, sorprenden de manera destacada de esta colección las piezas de inspiración deportiva y marina que devuelven la silueta de una sucesión de criaturas anfibias recién surgidas de entre las aguas, y que con el mismo transcurrir de la presentación van evolucionando para dar paso a los miembros de una suerte de comunidad asentada junto al mar, con sus capas ceremoniales, coronas y cascos de guerrero. Unas piezas que encontraremos recubiertas de toda clase de motivos de inspiración marina, en forma de conchas, escamas o plumas de esas aves que siempre revolotean sobre el sentir de las aguas. Elementos que se encargan de seguir dando un carácter único al conjunto de las piezas de esta colección Crucero, en la que igualmente encontraremos desde faldas construidas a partir de relucientes escamas, hasta arquitectónicos vestidos cortos fruncidos en forma de ondas, suéteres con transparencias desde los que encaramarnos a lo oculto, chaquetas armadas a modo de caparazones y de conchas marinas, conjuntos construidos cuales corales, o largos vestidos de noche de líneas tan fluidas como las ondas que mueven las calladas aguas del Lago Maggiore.
Se trata así pues esta de una colección Crucero que da lugar a la construcción de unos “cuentos contemporáneos, poblados por criaturas a la deriva que abandonan sus casas acuáticas para salir a descubrir las maravillas del mundo terrestre”, explican desde Louis Vuitton. “La colección Crucero 2024 es una narrativa de transformación”, apuntan, en la que, desde el punto de vista más propio ya de la indumentaria, cada “símbolo de la sastrería se renueva a sí mismo, y cada uno en contacto con el otro”, contribuyendo así a lanzar a un mismo tiempo ese poderoso mensaje de asimilación entre la colección y la identidad de un hombre que es a la vez individuo y miembro de una comunidad de iguales. Una histórica lucha interna del propio sentido de la vida del hombre, entendido aquí como individuo, para el que Vuitton presenta y pone a su alcance esta propuesta, construida, al igual que una misma identidad, a partir del viaje trazado entre “un ir y venir entre lo familiar y lo singular”, avanzando de “los ordinario hacia lo extraordinario”.