Dior, en París: humildad y nobleza, por la gracia de Kim Jones

Madrid – Cita ineludible, y más si cabe en el contexto actual sobre el que se desenvuelve, a nivel creativo, el universo de la moda, este viernes, 21 de junio, y en el marco de las celebraciones por esta última edición de la Semana de la Moda Masculina de París, la célebre casa Dior presentaba su última colección de hombre, para la temporada Primavera/Verano 2025. Una propuesta que se descubrió arraigada sobre los valores de la artesanía y de la atemporalidad que atesora sobre su histórico la casa parisina, y con la que su director creativo, Kim Jones, volvió a coronarse como el gran referente que es de la industria.

Encargándose de justamente terminar de dar paso a las esperadas presentaciones del fin de semana, como cita singularmente destacada de esta edición, Dior servía precisamente de punta de ancla entre las presentaciones de la mañana y los desfiles de la tarde del viernes 21 junio, presentando, en torno a las 14:30h del mediodía, su última colección masculina, para la temporada Primavera/Verano 2025. Una propuesta que se terminó de desvelar desde una pasarela “asaltada” por recreaciones en tamaño gigante de obras del ceramista sudafricano Hylton Nel; un artesano de 83 años hasta ahora desconocido por el gran público, pero no así por un Kim Jones que, tras coleccionar de manera privada un buen número de sus singulares piezas, ha querido salir así y ahora a rendir tributo a su obra y a su trayectoria, haciendo de su particular imaginario el protagonista de excepción de esta propuesta. Una práctica que viene a seguir a la empleada por el mismo diseñador británico para la hora de terminar de perfilar y de dotar de una mayor profundidad a sus distintas colecciones de pasarela, entablando diálogos y relaciones creativas con diferentes artistas de distinto perfil.

Desde esa manera de operar, en como Jones ha terminado finalmente de detener su mirada sobre la obra de Nel, cuya producción artística ya había venido siguiendo de cerca, originando como resultado un vínculo creativo desde el que, como base de esta colección, ha entrado a poner a dialogar toda la herencia que atesora tras sus muros la casa Dior, desde su fundación en 1947 por Christian Dior y hasta su presente actual bajo su dirección creativa y la de Maria Grazia Chiuri, con el imaginario artístico y artesanal del ceramista sudafricano. Artesano que no solamente se ha encargado de inspirar los motivos más destacados de esta colección, sino igualmente de diseñar buena parte de ellos, esbozando con su participación en esta colección un particularmente inspirador mensaje con el que Jones trata de hacernos reflexionar sobe la particular vinculación que se establece entre los conceptos de humildad y de nobleza. Principios que son los mismos sobre los que busca erigirse la casa Dior, y que al tiempo sustentan la labor artesanal de la que igualmente pretenden ser garantes y mecenas, como la que justamente desempeña Hylton Nel como ceramista. Una práctica la suya que, sostiene el modista británico, no deja de ser la misma que practicó en su día Christian Dior, y ahora él mismo, desde tres vidas paralelas dedicadas a la construcción, desde la artesanía, de lo que desde aquí nos atrevemos a calificar como buenas muestras de la belleza más pura e inspiradora.

“En esta colección, quería concentrarme en los elementos de la artesanía, en las habilidades de los talleres y de los artesanos que trabajan para la casa” porque “este es el alma de Dior”, expone el mismo Kim Jones a lo largo de unas declaraciones que nos hacen llegar desde la dirección de la firma de modas francesa. “Siempre hay un sentido biográfico cuando se trata de la casa”, pormenoriza, venido de “Christian Dior y de los sucesivos diseñadores” que le siguieron, y que en esta ocasión se ha combinado “con la vida del ceramista Hylton Nel”.

Más allá de los personalismos, defiende Jones, “esta colección es una celebración del trabajo y de la expresión” creativa de “lo que alguien es y de lo que alguien logra a través del trabajo; de ese legado y de esa trascendencia” que con su obra es capaz de alcanzar “a través del tiempo”, subraya, de manera ciertamente poética, el director creativo de las colecciones masculinas de Dior. “Para el caso de Christian Dior, de Hylton y en el mío, se trata de la idea de unos caminos paralelos con historias que difieren”, pero que confluyen en “una vida de trabajo y dedicación a la cerámica y a la pintura, y al trabajo en la confección y en la moda”. Y es que como nexo de unión, prevalece una cierta idea de “dedicación al arte y a las artes aplicadas que es compartida por todos”.

Entre practicidad y Alta Costura; entre humildad y nobleza

Haciendo así bandera de la humildad que solamente es capaz de dar el trabajo, y de la nobleza que igualmente da el llevarlo a cabo a sabiendas de las cotas de excelencia que se están depositando en él, una combinación de factores que nunca terminan más puramente de cristalizar que en las muestras de la mejor artesanía, como la de Nel, como la de Dior; Jones ha logrado volver a firmar una magistral colección para la casa de modas francesa. Firma que vuelve a elevarse, de su mano y por su gracia, como epítome del diseño de modas dentro del ecosistema del lujo, y del de LVMH, multinacional que vuelve a encontrar en Dior un sobresaliente activo dentro de su cartera de marcas propias, más aún tras las comentadas últimas colecciones de otras de sus dos principales marcas, Louis Vuitton y Kenzo, que siguen sin encontrar su voz y su lugar desde que sus nuevos directores creativos, Pharrell Williams y Nigo, accedieran a su cargos.

Dejando estas cuestiones ya a un lado, para lo que respecta a esta última colección masculina de Dior, todo en ella resultó exquisito, delicado y cuidadosamente escogido y diseñado, empezando por su paleta cromática. Un universo de tonalidades en torno al que, siguiendo con la línea general de la propuesta, terminaron por confluir las inspiraciones en las obras de Christian Dior y de Hylton Nel, con los gustos más propios de Kim Jones, dando lugar a un espectro cromático que navegaba entre la oscuridad de los negros y la claror de los blancos y de las tonalidades en arena, con acentos en amarillo pastel, azul bebé, en marrones arcilla, en verdes y azules esmerilados, en grises piedra, en aguamarina y en un estimulante azul tinta; coloraciones directamente extraídas de los archivos de la casa Dior, e inspiradas en la misma obra cerámica del ceramista sudafricano.

En materia ya de patrones y de hechuras, desde su estética más general, Jones volvió a dar una lección de maestría en el ámbito de la costura, siendo capaz de revisitar las prendas tradicionales de la indumentaria de trabajo, bajo la exclusividad y la herencia en la práctica de la Alta Costura sobre las que se asienta la historia de Dior, pero sin llegar a violentar ninguna de ambas naturalezas en todo ese proceso. Algo ni mucho menos fácil de conseguir, y que logró como resultado ofrecer una estimulante exhibición de piezas que deslumbran por su fina y natural naturaleza para evidenciarse tan adecuadas para una jornada de trabajo, como para llevar en cualquier situación y eventos más singular que se precia. Reiteramos, un fin nada sencillo de conseguir, y nada además en el contexto de una colección para Primavera/Verano, que de manera habitual se prestan a caer en los excesos exhibicionistas del verano, pero frente a los que Jones responde con atención y detalle, mediante patrones y cortes fluidos y desestructurados, de un irresistiblemente atractivo minimalista. Una pureza de formas que el director creativo de Dior se toma la licencia, y así lo celebramos, de subvertir, mediante coloridas ilustraciones y detalles de porcelana, inspirados en la obra y diseñados por Hylton Nel. Detalles de entre los que sobresalen los preciosistas broches y abotonaduras-joya de cerámica, y el sorprendente adorno, igualmente en cerámica, en forma de capucha, inspirado en el diseño original para la casa de Yves Saint-Laurent, “Negatif”, de la colección Otoño/Invierno de 1960.

Más allá de esas impresiones y detalles, como piezas especialmente claves de esta colección, se descubren y presentan las prendas de sastrería y los abrigos de líneas orgánicas y redondeadas, entre los que se ha incorporado una pieza original diseñada por Yves Saint-Laurent para la colección Otoño/Invierno de 1958, pero que nunca llegó a producirse. Mientras que igualmente resultan clave las diferentes prendas de punto, y especialmente las decoradas con esos broches-joya cerámicos y con esas ilustraciones animales y orgánicas a las que apuntábamos, elementos todos ellos extraídos del imaginario de Hylton Nel. Sobresaliendo del mismo modo, pero ya en el apartado de accesorios y de complementos, los diseños de calzado generados a partir de la reinterpretación del modelo más típico de los ambientes de trabajo, el zueco, con versiones tanto en cuero como en madera; unas nuevas versiones del icónico modelo de bolso masculino de Dior, el “Saddle”, en combinaciones de materiales “nobles” y “humildes”, haciendo honores así al propio sentido de la colección; y los diferentes diseños de sombrero en tipo “cloche”, que se recupera del armario femenino de los años 20 del siglo XX, al masculino de estos nuevos 20 del siglo XXI, diseñados por Stephen Jones y confeccionados a mano en tejido crochet en colaboración con la firma sudafricana Earth Age.

“Junto a un mayor desarrollo de su característica visión sobre el lujo y la practicidad, la ropa de trabajo masculina y el archivo de Alta Costura femenina” de Dior “adquieren un nuevo significado esta temporada, combinando”, por la gracia de Kim Jones, “funcionalidad, longevidad y legado”, sintetizan desde Dior al respecto de esta propuesta. Una colección sostenida por unas siluetas que resultan “a la vez esculturales y prácticas”, advierten, fruto de tomar “prestado del lenguaje de la cerámica tato sus formas como sus acabados”. En respuesta, “lo humilde y lo noble se combinan en la fabricación” y materialización de las distintas piezas de la propuesta, “mientras que la funcionalidad de la ropa de trabajo florece bajo la influencia de los cortes de la Alta Costura” extraída de los archivos de la casa, y perfilada a través de “la artesanía de los ‘ateliers’ de Dior”.