Dior, Alta Costura: femineidad, cuerpo y vigor
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Madrid – Cita siempre ineludible de toda Semana de la Moda de París, y más aún de su Semana de la Alta Costura, la casa Dior desvelaba durante la jornada inaugural de esta nueva edición, en este lunes 24 de junio, la última colección de Alta Costura de la firma, para la temporada Otoño/Invierno 2024/2025. Una elaboradísima propuesta compuesta a modo de un triple tributo hacia la mujer; hacia la artista y activista en defensa de sus derechos, la estadounidense Faith Ringgold; y hacia el espíritu de autosuperación sobre el que se sustentan los Juegos Olímpicos, cuyas próximas celebraciones arrancarán este próximo 26 de junio desde París; ciudad origen y sede de la célebre casa de modas.
Según a este respecto se encargan de puntualizar desde la misma casa de modas, fue precisamente la proximidad entre la presentación de esta colección y el arranque de las celebraciones de los próximos Juegos Olímpicos de París 2024, lo que terminó de conducir a Maria Grazia Chiuri, directora creativa de las colecciones femeninas de Dior desde julio de 2016, a decidirse por querer rendir un merecido tributo a los atletas, y especialmente a los femeninos, que a través de la práctica del deporte han ejemplificado y defendido, como ningunos otros, la lucha a favor de la inclusión y de la igualdad dentro de la sociedad. Cuestión que, sumándola a la firme mirada y lucha que la diseñadora italiana sostiene en favor de la defensa y la reivindicación de los derechos de la mujer, la ha llevado a terminar por componer esta propuesta, que se nos descubre en forma de un estruendoso y revitalizante grito desde el que se proclaman, a una sola voz, los principios de la femineidad, la sensualidad del cuerpo de la mujer, y su vigor de espíritu, como estandartes de esta nueva, y siempre empoderada, mujer Dior, para la temporada Otoño/Invierno de 2024/2025.
Terminando de dotar de una mayor profundidad y alcance a todo este mensaje, vertebrador, de la colección, construido de la suma de “deporte” y “femineidad”, la diseñadora italiana ha entrado a sumar la obro, la huella y la trascedencia del mensaje de la artista y activista en defensa de los derechos de la mujer, la estadounidense Faith Ringgold. Todo un referente en los campos del arte y del activismo, que fallecía, a la edad de los 93 años, este pasado mes de abril de 2024, no sin antes participar de una última colaboración, ya póstuma, con la casa Dior y con su directora creativa, que ha empezado finalmente a desvelarse desde la presentación de esta colección de Alta Costura. Una propuesta que ha terminado así viendo la luz desde uno de los habituales pabellones “efímeros” instalados por la casa de moda francesa en los jardines del Museo Rodin de París, en esta ocasión con un exterior intervenido con la obra “Freedom Woman Now” de Ringgold, de 1971, y con un interior decorado con una serie de tapices elaborados por los talleres de la iniciativa Chanakya de Bombay, colaboradores habituales en la producción de las colecciones de la casa francesa, inspirados en la obra y en piezas clave de la producción artística y literaria de Ringgold. Artista que, como parte de esta misma asociación con la casa de modas francesa, también se encargó de firmar la novena colección cápsula de la iniciativa “Dior Lady Art” de la casa, diseñando una serie de un total de seis modelos del Lady Dior de Dior, a partir igualmente de varias de sus obras más representativas; cápsula que terminará de desvelarse el próximo mes de noviembre de 2024, tras adelantarse durante la presentación, el pasado mes de abril, de la colección de prêt-à-porter de mujer de Dior para la temporada de Otoño de 2024.
Manteniéndonos con la mirada mientras tanto fija en esta colección de Alta Costura, “la llegada a París de los Juegos Olímpicos, encarnación sagrada de la competición, incitó a Maria Grazia Chiuri a rendir un merecido homenaje a todos los atletas que, desde la antigüedad hasta nuestros días, han superado prejuicios y obstáculos para garantizar la igualdad de unas mismas condiciones en las competiciones deportivas”, declaran a este respecto desde la casa de modas francesa. Con esta acción, e intención, como punto de partida, la diseñadora italiana sale a ensalzar el significado que le otorga a la “Alta Costura”, como, ante todo, una disciplina, la más elevada, en el ámbito de la costura, pero que nace y que “se crea desde el cuerpo”; el mismo sobre el que se erige la misma práctica del deporte sobre el que se sostienen los JJOO. Un punto de unión capital así pues entre ambos universos, el de la Alta Costura y el de los Juegos Olímpicos, máximas expresiones a su vez de sus respectivos mundos, el de la moda y el del deporte, y que es el que sirve de catalizador a Chiuri para zambullirse de lleno desde él en un ejercicio de revisitación de la disciplina de la Alta Costura, desde la perspectiva de la ropa deportiva.
En palabras de la propia casa de modas, para Maria Grazia Chiuri esta colección, y la celebración de este desfile, han representado “una oportunidad extraordinaria para combinar la Alta Costura y la ropa deportiva con el clasicismo, la rebelión, la energía colectiva y, por encima de todo, el valor político” con el que sigue significándose “el cuerpo femenino”. Un ejercicio que, en respuesta, apostillan, le ha permitido a la diseñadora italiana reafimar “la fuerza, tanto experimental como reflexiva, con la que cuentan las acciones de la Alta Costura, y su virtuosismo”, como vía desde la que poder entrar a “repensar el ‘allure’, la elegancia de una mujer al tiempo delicada y fuerte”, una “mujer que es capaz de rendir tan bien como cualquier hombre”.
La mujer, como principio de femineidad y fuerza
Partiendo de esta potentísima narrativa, y asociaciones y vinculaciones, tanto tangibles como figuradas, desde el punto de vista ya de su materialización, como núcleo y corazón en torno al que termina por gravitar toda la propuesta, nos encontramos con un último ejercicio de revisitación y reinterpretación por parte de Maria Grazia Chiuri de las túnicas y de los peplos griegos. Una tipología de indumentaria que goza de un lugar especialmente elevado y singular dentro del imaginario de la diseñadora romana, y prendas sobre las que vuelve en esta ocasión a dar una enésima muestra de brillantez para la hora de recontextualizarlas y reivindicarlas para el universo de la moda contemporánea.
Ligando directamente la naturaleza de este ejercicio, con las referencias inspiradoras a los juegos y a la defensa de la mujer y al poder político que sigue representando su cuerpo, como veíamos bases de la base discursiva de esta colección, desde el punto de vista cromático, la propuesta se sostiene sobre una contenidísima paleta cromática, en la que los blancos y negros se reparten su mayor protagonismo, junto a ligeros acentos cromáticos en pétreos grises, revitalizantes y provocadores rojos-sangre, y laureados verdes y oro, en lo que se descubre como una referencia clara a los honores que, desde tiempos inmemoriales, reciben los ganadores de los juegos. Un reconocimiento que, desde esta colección, Chiuri hace extensible a la propia mujer, sin distinción, y a su innata femineidad, en un ejercicio de empoderamiento desde el que parece decidida a tanto reivindicar como ensalzar su fuerza.
Hilando todos los puntos y consideraciones ya expuestas, en términos de patrones y de hechuras, naturalmente son las líneas fluidas y envolventes de los peplos y de las túnicas griegas las que marcan las líneas de esta colección. Una fluidez que, reforzando no obstante esa fuerza inquebrantable que reivindica Chiuri para la identidad de la mujer contemporánea, la diseñadora romana contrapone a un hieratismo, construido a base de bustiers y de formas en corsé, que termina de erigir su efigie en forma de formidables cariátides con la virtud de poder hacer frente a cualquier batalla o pugna que se les presente. Cuestión para la cual además no duda a la hora de pertrecharlas tras unas formidables armaduras postmodernas, construidas en una igualmente contemporánea cota de maya, confeccionada a base de hilo y reflejos de plata.
Terminando ya de concretar todas estas intenciones, como piezas clave de la colección, la propuesta, más allá de la revisitación de los peplos y de las túnicas, se defiende desde unas brillantes combinaciones de piezas que navegan entre la moda deportiva y la Alta Costura, con los tops como corazas y cotas de malla, confeccionados en una combinación de destellos en oro, plata y blanco, como elementos principales y más singulares de la colección. Un protagonismo que comparten con esos peplos y con esas túnicas, en línea precisamente “cariátide” con la que Chiuri enfatiza el carácter subversivo del que sigue gozando el cuerpo de la mujer con el simple gesto de “desnudar” uno de sus pechos; con fluidos vestidos saco y fruncidos y plisados; con nuevas revisitaciones femeninas de la tradicional sastrería masculina; y con los conjuntos en “bustiers” y en “corsé” que devuelven la imagen de una mujer empoderada, conocedora de la fuerza que se oculta tras su propia feminidad y tras su cuerpo.