Conoce estas cuatro marcas de moda colombiana que demuestran la riqueza artesanal del país

En el marco de la Bogotá Fashion Week, FashionUnited tuvo la oportunidad de conocer de cerca el talento de los creativos que presentaron sus propuestas, tanto en el Ágora —que sirvió como escenario principal para ruedas de negocios, conversaciones y desfiles— como en los eventos paralelos que pusieron en valor las raíces artesanales de Colombia, mostrando cómo los diseñadores han reinventado sus influencias tradicionales.

En este contexto de fusión entre lo tradicional y lo vanguardista, los diseñadores nacionales presentaron creaciones innovadoras que no solo reflejan la esencia única de Bogotá, sino que también aportan frescura y diversidad al panorama global de la moda.

A continuación, les invitamos a descubrir cuatro propuestas textiles y de accesorios que se destacan no solo por su creatividad y originalidad, sino también por las historias y procesos que las sustentan.

Woma Hatmakers

En un mundo dominado por la producción en masa y la automatización, Woma Hatmakers es una marca de sombreros colombiana que celebra la artesanía y la tradición, ofreciendo piezas 100 por cien hechas a mano con técnicas reconocidas por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La marca colabora con hasta 1.500 artesanos, profesionales de métodos centenarios, que utilizan materiales como la paja Mawisa del desierto de La Guajira, trabajadas por indígenas Wayuu siguiendo prácticas ancestrales.

Juliana Granados, diseñadora y propietaria de Woma Hatmakers fundó la firma después de especializarse en Calzado y Complementos en España y trabajar en la industria de la moda por un tiempo, pues al conocer desde dentro el impacto negativo de la industria, decidió reconsiderar su carrera.

“Me horroricé por lo perjudicial y explotadora que es la moda para el medio ambiente. Pero pronto me di cuenta de que puedo elegir presentarme de una manera que honre tanto mis valores como mi pasión, y eso desencadenó mi viaje hacia la moda sostenible y ética”.

Decidió crear en su lugar una línea de sombreros que honrara sus valores y pasión por la moda sostenible y ética, un proyecto que se ha convertido en una colaboración constante con artesanos de los pueblos de Colombia, tejiendo su conocimiento centenario con la estética del diseño contemporáneo de Juliana, dando como resultado productos de lujo hechos totalmente a mano.

“Colombia tiene una enorme variedad de fibras naturales como yute, cumare, toquilla, mawisa, maguey... que son nativas de diferentes regiones. Estas fibras luego se tejen a mano o en telar manual, se tiñen y bordan por artesanos que han sostenido este conocimiento ancestral a través del tiempo”, explica Juliana Granados sobre los procesos.

Comprometidos con la transparencia, todos los productos de Woma Hatmakers incluyen certificados de origen y mano de obra, garantizando materiales sostenibles y un salario justo para los artesanos. Además, la producción se limita para evitar la sobreproducción y asegurar condiciones de trabajo seguras en las comunidades artesanales.

Verdi

Verdi es un estudio textil colombiano que celebra la tradición creando piezas contemporáneas únicas de menaje del hogar, moda y arte, entrelazando fibras naturales con materiales contemporáneos como el cobre.

Desde el propio taller de Verdi conocimos como las artesanas tejen a crochet su producto estrella:las mochilas étnicas de Colombia. Este bolsito tipo saco conserva la forma y el nombre originales, pero ha visto renovados sus materiales y técnica tradicionales. Cada pieza tarda alrededor de 15 días en ser tejida y completada por los artesanos.

El equipo actualmente es de alrededor de 80 personas, pero la historia de Verdi se remonta a 1995 en las montañas de Colombia, cuando Carlos Vera Dieppa, pionero en textiles latinoamericanos, desarrolló una técnica única de tejido en colaboración con un tejedor local, que originalmente se aplicaba a tapetes de fibra. Esta técnica evolucionó con el tiempo para incorporar hilos metálicos de la mano de sus hijos, que recuperaron este legado y, bajo un nuevo concepto de marca, continúan esta tradición artesanal que habla de la esencia, innovación y profunda tradición colombiana.

La firma define su público como “clásico, culto y contemporáneo”, con “un estilo elegante, una vida social activa y presente en los eventos más importantes de la industria cultural” que además otorga valor a los procesos detrás de lo que consume y a la labor manual y artesanal de los productos que usa para llegar a invertir hasta cerca de 1000 euros en cada pieza.

Cubel

Cubel, bajo la dirección creativa de Humberto Cubides, representa en su más pura esencia la perfecta simbiosis entre la rica herencia cultural de Colombia con la estética contemporánea más urbana.

Su colaboración con artistas y comunidades indígenas le ha ayudado a conseguir una identidad de marca inigualable que se materializa en la implementación de técnicas como la cestería en sus cazadoras o en siluetas que representan la influencia de culturas históricas y una visión renovada de la moda sin género.

La marca ha logrado destacarse en escenarios de moda de renombre internacional, como el New York Fashion Week y la International Thai Silk Fashion W. Bangkok, consolidando así su presencia en la escena global. Preparando el terreno para expandir su presencia en mercados internacionales con su colección fall 2025, la firma colombiana compartió en las vísperas de Bogotá Fashion Week los resultados de su última colaboración con la marca de retail Seven Seven, donde encontraron inspiración en el micelio y su poder regenerativo para crear una colección innovadora y significativa que no tardó en venderse.

Para Humberto Cubides, la esencia de esta colección va más allá de lo estético. “Este encuentro entre los mundos de Cubel y Seven Seven es muy especial, logramos crear un concepto entre siluetas urbanas con estampados y detalles que evocan al micelio, resaltando las analogías entre estos seres propios del reino fungi y la humanidad, transmitiendo un mensaje de unidad y conexión”, afirma el director creativo detrás de la marca colombiana Cubel.

Emi Díaz

Emi Diaz es el alma creativa detrás su marca de joyería homónima, que lleva consigo las raíces del Caribe colombiano en cada pieza. Cada una de estas obras de arte es meticulosamente tejida a mano, piedra por piedra, fusionando un intrincado juego de colores, matices y volúmenes que encuentran inspiración en las profundidades del mar y se materializa en forma de corales de todo tipo.

“Durante tres años, me dediqué a estudiar y probar técnicas. Aprendí a tejer observando imágenes en Pinterest, sin tener conocimientos previos ni siquiera sobre el nombre de las piedras. Creo que esta forma de aprendizaje fue lo que me distinguió, ya que, de haber tenido un instructor, mi estilo de tejido sería similar al de todos los demás”.

Aunque su formación es en economía, su pasión por el arte y la moda la llevó a explorar este arte único. Cada joya de la marca refleja el tiempo y la dedicación invertidos tanto en su diseño como en su elaboración, empleando materiales de la más alta calidad, como la plata y el oro de 24 quilates. Los precios oscilan entre los 300 y los 900 dólares, reflejando la meticulosa atención al detalle y el proceso artesanal que demanda aproximadamente dos semanas y media por pieza. Aunque su proceso no es susceptible de ser industrializado, recientemente ha integrado a una persona más para colaborar en la producción.

El respaldo del SENA, Servicio Nacional de Aprendizaje colombiano, le ayudó a impulsar su proyecto, proporcionando un capital semilla de 80 millones de pesos (unos 20 mil euros) como parte de un proyecto de apoyo al talento emergente. Su facturación del año pasado ascendió a 93 millones de pesos (unos 22 mil euros), y aunque su fundadora asegura que “la empresa se mantiene” busca seguir creciendo participando en eventos como Bogotá Fashion Week o Expoartesanías, atrayendo a una audiencia selecta que valore “la autenticidad y la exclusividad” de su propuesta.