Perfecto equilibrio entre tradición e innovación: un repaso a Bogotá Fashion Week
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Buscando consolidarse en el calendario internacional de la moda y dominar la temporada Resort que conecta las grandes citas de las capitales de la moda, Bogotá Fashion Week se celebró la semana pasada en la capital colombiana, destacando la rica herencia cultural del país y promoviendo el talento nacional.
Del 22 al 24 de mayo, 110 diseñadores y marcas independientes, emergentes y consolidadas, representando siete segmentos —accesorios, joyería, ropa interior, resortwear, ready-to-wear, streetwear y beachwear— han recibido a los cerca de 70 compradores profesionales nacionales e internacionales desde el Ágora de Bogotá que ha servido también como telón de fondo para dieciséis pasarelas cuidadosamente curadas y conversaciones sobre el pasado, presente y futuro del sector.
Aunque apenas han pasado 7 años desde el inicio de este proyecto, la Cámara de Comercio está profundizando cada edición más y más en su apuesta, comprometida en transformar la Semana de la Moda de Bogotá en algo más que un evento de moda convencional, aspirando a convertirla en una plataforma de fortalecimiento para la industria textil nacional que ayude a posicionar al país a nivel internacional a través de los procesos de la moda.
El proceso de selección para participar en el Bogotá Fashion Week es riguroso: más de 500 propuestas son cada año evaluadas durante varios días por un comité de expertos seleccionado por la Cámara de Comercio, que considera aspectos como la preparación de las marcas y la calidad del producto.
Desde ocho meses antes, las marcas seleccionadas empiezan a recibir el apoyo de la Cámara de Comercio de Bogotá a través de una serie de consultorías para ayudarles a crear sus colecciones y empezar los procesos de comunicación. Además de específicamente fortalecerlos en procesos de exportación e internacionalización y trabajar en sus modos de negocios para que lleguen adecuadamente preparados al Bogotá Fashion Week.
Estos servicios, que también incluyen los desfiles celebrados en el Ágora, se ofrecen de manera gratuita, tanto a marcas emergentes como a las más asentadas en la industria, buscando que lo que aportan hoy, lo reciban de vuelta en unos años con su contribución a la economía del país o la generación de puestos de trabajo.
El madrugón
Habitualmente la moda deslumbra en las pasarelas, mientras que los trabajadores que participan en su cadena de producción quedan en la sombra. Con el objetivo de poner en valor este trabajo invisible surgió el proyecto “Puente” destinado a fomentar la colaboración entre BFW y diversos proyectos, regiones, organizaciones o comunidades dentro del ecosistema de la moda de Colombia.
En un gesto de reconocimiento "el madrugón", una práctica a la que los empresarios textiles colombianos se ven obligados para encontrar mercancía de calidad a precios accesibles, trabajadores de San Victorino desfilaron sobre la pasarela.
El objetivo, “que este sector que sustenta al resto desde la sombra de ser considerado moda popular, siendo este levantado por trabajadores que pueden pasar de inadvertidos”, dijo Pilar Castaño, creadora de contenido y curadora de este desfile antes de que comenzase este desfile que busca establecer esos primeros puentes hacia un futuro más justo, equitativo y sostenible para todos los involucrados en la industria de la moda en Colombia.
Una identidad renovada asentada en sus raíces
Bogotá es una ciudad dinámica que cuenta con una rica herencia cultural, un epicentro de diversidad cultural y moda en América Latina debido a las influencias que reflejan tanto su rica herencia indígena como las múltiples olas de inmigración que ha recibido a lo largo de los años que hacen que la ciudad cuente con unos 12 millones de habitantes, frente a los casi 7 millones de habitantes de toda la Comunidad de Madrid.
Un escenario en el que los diseñadores nacionales exploran y fusionan todos estos elementos creando piezas innovadoras que reflejan la identidad única de la ciudad, y trascienden fronteras, conectando con audiencias internacionales y contribuyendo así al enriquecimiento del panorama creativo a nivel global.
Desde las bombers de Cubel, que consiguen crear estilos urbanos muy especiales utilizando técnicas de cestería colaborando con comunidades indígenas, hasta los tejidos de fieltro MAZ, conseguidos mediante la compresión y unión de fibras de lana.
Sobre la pasarela Andrea Landa presentó su propuesta Sahara, una colección de contrastes, que consigue movimiento a través de la deconstrucción de los tejidos, consiguiendo piezas atemporales con mucha personalidad.
En su colección Dannza, Palma Canaria reimagina la artesanía colombiana para la mujer moderna con vestidos y prendas hechas a mano, destacando el macramé y fusionando tradición con innovación. Cada pieza es un tributo a técnicas centenarias con una estética contemporánea, utilizando flecos y tejidos que realzan la silueta femenina.
“Nos centramos mucho en la ropa y aunque es muy importante, la puesta en escena y la parte artística juegan un papel igual de importante”
“Tenemos que corregir muchas cosas”, decía a FashionUnited Diego López Rodríguez, Business operations partner de Old Maquiina al día siguiente de su desfile. “Es nuestro primer desfile y no estamos tan contentos con la puesta en escena”, explicaba dejando claro humildemente su intención de mejorar su próximo show haciendo “un trabajo mucho más elaborado, que se centre en lo que es la marca”.
“La pasarela convencional no nos funciona” explica López y es que Old Maquiina es una marca artística, en la que cada colección es un nuevo capítulo del libro que están escribiendo como marca dividido a su vez en tres líneas (básica, técnica y experimental), por lo que el espacio tiene que contribuir a esta narrativa.
En esta ocasión escogieron presentar fuera del Ágora, en un pequeño espacio del vibrante barrio de La Candelaria en el que los asistentes esperaron (quizá demasiado) de pie y a oscuras, lo que llevó a que algunos se impacientasen y no apreciaran la personalidad de unas prendas que otros pudimos descubrir el día de antes en su showroom y que esperábamos con ganas sobre la pasarela.
De la pasarela a las mesas de negocio
En las mesas de negocio consiguieron empezar a cerrar tratos a principios de semana con clientes de México y Puerto Rico, pero también de Medio Oriente. Ahora el reto es adaptar sus productos a las demandas de dos mercados tan diferentes.
“Medio Oriente está buscando algo más empresarial, como camisas en seda, lo más formal de nuestro catálogo. Mientras que México quiere el streetwear más ligero, teniendo en cuenta el clima, entonces tenemos que hacer un catálogo especial para cada uno de los compradores”.
Empresas como Soul Intimates, especializada en lencería, consideran al evento una perfecta oportunidad para embarcarse en aguas internacionales, tras haber entablado conversaciones con compradores de Costa Rica o El Salvador, pero también de Canadá e incluso Bélgica.
Muchas de las empresas están de acuerdo en que las tiendas multimarca son la mejor opción para ingresar a otros mercados de la mano de un partner ya establecido en estos, pues aventurarse a hacerlo a través del mercado online es la mayoría de ocasiones demasiado arriesgado y requiere hacer un estudio de mercado de las políticas de importaciones y exportaciones casi tan intenso como el de cualquier apertura física tradicional.
Mercados internacionales
Calar en Estados Unidos es el objetivo de muchas de las marcas participantes, por volumen y por facilidades a la hora de exportar su producto, pues se trata de un mercado relativamente asequible con aranceles no muy altos. En esta línea seguirían, los países de Latinoamérica un mercado sencillo pero que desafortunadamente no es muy grande, debido al bajo poder adquisitivo de una mayoría notable de los consumidores de estos países.
México se convierte en este sentido en un mercado interesante, pues aunque “te hace un poquito la vida difícil en importación, organizado todo funciona”, explicaba Diego López Rodríguez, Business operations partner de Old Maquiina.
En Europa, aunque por idioma e incluso similitudes en el clima o la cultura España se convierte en el target perfecto, es complicado exportar, pues existen políticas internas destinadas a fomentar el consumo nacional que aunque deja pasar a gigantes de la moda, deja fuera de juego a las empresas más pequeñas, que optan en su lugar por otros países como Francia o Portugal, que dan más facilidades.
Marcas como Lauval, especializados en bolsos que siguen la tendencia quiet luxury, después de una exitosa pop-up en el Paseo de Gracia, se plantean ir un paso más alla en el mercado español. “estamos haciendo una asesoría para lograr poner el producto en España. Y que el cliente se desentienda del tema pues del envío a través del certificado de origen y todo ese tema”.
El precio de sus bolsos, con un entorchado que los hace reconocibles, varía entre los 100 euros (440.000 pesos colombianos) del más pequeño y los 400 euros (1.690.000 pesos colombianos) de sus bolsos Emma o Canasto Dream.