Chanel, regreso a Marienbad
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Llegando para marcar el ritmo de la última jornada de desfiles oficiales de esta última edición de la Semana de la Moda de París, este martes tenía lugar la presentación de la última colección de Chanel de su línea de prêt-à-porter. Una propuesta ideada para la próxima temporada Primavera/Verano de 2023, que nuevamente llega firmada por la mano de la diseñadora francesa Virginie Viard, directora creativa de la célebre maison desde el fallecimiento del ya tan icónico como legendario Karl Lagerfeld en febrero de 2019.
Como síntesis de la colección, la propuesta ideada por Viard se encuentra inspirada de principio a fin en la película de culto “El año pasado en Marienbad”, obra de 1961 del cineasta francés de la “Nouvelle vague” Alain Resnais. Una cinta de la que la propia Gabrielle Chanel llegó a participar ideando y diseñando el vestuario que portase su protagonista, la actriz y activista francesa Delphine Seyrig, durante la película, largometraje que sigue enfrentando a público y crítica entre aquellos que la valoran como una obra de vanguardia, y unos otros que no extraen de ella más que una apreciación confusa, fruto de la fluidez y la indeterminación de los diálogos y de la propia estructura de la obra. Características que le valen para subrayar esa aura onírica, surrealista e ilusoria que reina sobre toda la cinta, en lo que ya le valió en 1961 para alzarse con el Premio Méliès, otorgado por los miembros del Sindicato francés de crítica de cine, y con el León de Oro del Festival de Venecia de aquel mismo año.
Partiendo de esta reconocida referencia, previamente a la inauguración del desfile la casa Chanel presentaba un sencillo corto protagonizado por la actriz estadounidense, y embajadora de la casa, Kristen Stewart. Un documento gráfico que veía la luz al tiempo que desde Chanel desvelaban una serie de fotografías, igualmente protagonizadas por Stewart luciendo una selección de los desfiles de esta última colección ideada por Viard, en una serie de rincones significativos, tanto para la marca como para esta colección, como la venta del apartamento de Gabriella Chanel, en el parisino Passage d’Enfer, en el metro de París, en la célebre escalera de espejos de la boutique de Chanel en el 31 de la rue Cambon, o a la salida del cine Le Champo, en el Barrio Latino, a la salida de una proyección de “El año pasado en Marienbad”.
“De las personas que me rodean, ella es la más cercana a Gabrielle Chanel, o al menos a la mi idea de ella”, explica la propia Viard a través de unas declaraciones que nos hacen llegar desde la propia casa de las camelias. “Ella entiende Chanel, su ropa”, y “con ella, se vuelve aún más moderna”. “Esta colección, también es ella”.
La vanguardia como principio
Como protagonista así pues de excepción del sentido y del ánimo que respira esta última colección de la célebre maison, frente a una pantalla de cine de 360 grados sobre la que se mantuvo proyectada en todo momento una imagen de fondo de esos mismos jardines que, ya dentro de la película, devuelven una de las imágenes más notables de la cinta, fueron una a una desfilando las prendas ideadas por Viard. Un permanente ir y venir de modelos que, en esta ocasión especialmente, llamó singularmente la atención por el casting abiertamente inclusivo escogido para el desfile.
Partiendo de esos looks originales ideados por Gabrielle Chanel para la cinta de 1961, reinterpretamos y revisitados aquí por Viard, la colección se asiente sobre una paleta cromática construida en la característica combinación en blanco y negro de Chanel, junto a acentos de color en verdes agua, blancos rotos, rosas, melocotones y lavandas. Tonalidades que terminaron por dar forma a una amplia sensación de prendas, entre las que se destacaban desde los tradicionales conjuntos de tweed, sello y marca de la casa Chanel, hasta refinados vestidos y conjuntos en terciopelos dorados, mientras atrevidas y seductoras transparencias conseguían hacerse con su propio hueco a lo largo de una colección, a la que se encargaron de poner su punto más desenfadados, a la par que elegante, todo un mundo de detalles en forma de lazos, apliques de pedrería, lentejuelas o bordados de plumas. Elementos que terminaron así de conformar el heterodoxo, al tiempo que canónico, universo creativo que se encargaba de perfilar esta colección, en una muestra de esa defensa por la inclusión y por la diversidad de la que buscaba elevarse como significado.
“Me gusta cuando las cosas se mezclan”, sentencia la propia Viard. “Las películas que hemos visto, aquellas que gozamos y aquellas que nos inventamos para nosotros mismos”, apunta la diseñadora, junto a “Marienbad, la Nouvelle Vague, el ‘allure’ según Gabriel Chanel”, según “Karl, la noche, las plumas, las lentejuelas, los tacones”, todo ello se combina para crear esta ensoñación de colección, tan rica en matices y en guiños hacia los nuevos gustos de la moda contemporánea de hoy, como fiel a los principios de la casa Chanel y a esa “adelantada modernidad” de la que siempre supo hacer gala su fundadora, como demostró al vincularse a proyectos tan a la vanguardia como esta “Marienbad” de Alain Resnais.
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