Chanel: monos de Fórmula 1 y homenajes a Carolina de Mónaco y Karl Lagerfeld, desde las arenas de Montecarlo
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De la mano de su directora creativa Virginie Viard, Chanel presentaba este jueves 5 de mayo su nueva colección Crucero para la temporada de 2022/2023. Una propuesta de aires relajados en línea con el espíritu que reina sobre esta serie de colecciones, y que la célebre casa de modas francesa se encargaba de presentar desde la ciudad de Montecarlo, logrando con ello cumplir uno de los sueños con los que contaba la diseñadora francesa, desde que tomase las riendas de la casa tras el fallecimiento de Karl Lagerfeld, el pasado 19 de febrero de 20219.
Organizado a pie de playa y sobre las arenas del Mediterráneo, el desfile tenía lugar desde el interior de las instalaciones del distinguido Monte-Carlo Beach Hotel de la ciudad turística. Establecimiento de 5 estrellas encaramado sobre los acantilados rocosos del Principado de Mónaco, cuya playa privada terminó convirtiéndose en una improvisada pasarela sobre la que desfilaron las últimas creaciones diseñadas por Viard para la casa francesa. Una colección que, más allá de esa alma lúdica y distendida que se le presume ya de antemano a toda colección crucero, se presentó como un homenaje a la propia esencia e historia del propio Principado, en lo que terminó evidenciándose en la toma por parte de Viard de una serie de influencias venidas tanto desde el mundo de la Fórmula 1 que envuelve al Principado como organizador, desde el año 1929, del Gran Premio de Mónaco, como de los vínculos que mantiene y ha mantenido Chanel desde su fundación con el país y con la familia Grimaldi. Unos lazos estos que no han hecho más que estrecharse a lo largo de las últimas décadas, primero de la mano de Karl Lagerfeld y ahora bajo la dirección creativa de una Viard durante la que Carlota Casiraghi se ha destapado como embajadora y portavoz de la casa, tanto dentro como fuera de las pasarelas.
Monos de Fórmula 1 y un intenso “rojo” Grimaldi
A lo largo de un desfile al que no dudaron en acudir desde la propia Carlota Casiraghi a su madre la princesa Carolina —fuente de inspiración de la propia colección—, pasando por personajes igualmente conocidos como Tilda Swinton, Kristen Stewart, Vanessa Paradis o los hermanos Sofía y Roman Coppola, responsables precisamente de la grabación de los “teasers” previos a la ejecución del desfile, Chanel presentó una divertida y elegante colección Crucero, bañada de guiños a los colores y al escudo del Principado, a ese mundo de la Fórmula 1 y a la esencia del lujo y la máxima elegancia que supo bien llegar a personificar la princesa Carolina durante la década de los 90.
Recogiendo sobre las prendas todo este conjunto de inspiraciones e influencias, el desfile se encargaron de abrirlo un conjunto de looks bañados de ese rojo Ferrari que hacía referencia tanto al mundo del motor como a los colores del Principado y al escudo de la familia Grimaldi. Un emblema en forma de tablero de damas en forma de diamante en blanco y rojo, que era reinterpretado sobre el primero de los estilismos que hacían su aparición sobre las finas arenas de la pasarela del Monte-Carlo Beach Hotel. Un mono hecho de tweed, tejido fetiche de la casa francesa, al que siguieron en el marco de este desfile un buen número de otros monos tanto en mismo tejido como en tejidos técnicos, todos ellos inspirados en ese mundo del motor, así como prendas igualmente destacadas, como unos abañadores —homenaje a la princesa Carolina— cuyas formas se imitaban para dar lugar a prendas de noche de la más alta elegancia, o unos veraniegos vestidos camiseros de estampado floral y cuellos blancos, homenajes al inconfundible estilo de Lagerfeld y a sus camisas de Hilditch&Key.
“Para mí, Mónaco trata de sentimientos por encima de todo”, eso son “Karl, Carolina y Carlota”, explica la propia Virginie Viard a lo largo de unas declaraciones que nos hacen llegar desde la propia casa de modas francesa. “Desde hacía ya tiempo sabía que íbamos a hacer un desfile aquí, y más precisamente en el Beach Hotel”, entre otros motivos por que “Karl estaba soñando con ello”. “Desde este magnífico lugar se puede ver su villa, La Vigie”, en la que Lagerfeld solía pasar los veranos en los años 90, donde grabó memorables campañas de Chanel, como los anuncios protagonizados por Linda Evangelista y Christy Turlinghton durante la primavera de 1991. “Nunca olvidaré los momentos que pasé allí”, sus “terrazas y balcones, sus grandes sombrillas, sus canastas de flores… tanta belleza”.
Con Carolina de Mónaco como leitmotiv
Recogiendo algunos de esos mismos elementos que la retrotraen al tiempo de intimidad que pasó trabajando como mano derecha del diseñador alemán, nos encontramos con esa suerte de demás elementos que se han encargado de dotar de un sabor único a esta colección, como esos cuellos blancos que mencionábamos o esos ramos de flores que portaron algunas de las modelos.
La incorporación al desfile de estos pequeños ramilletes, se nos presenta como la suma de un elemento que vuelve a ligarse aquí con la historia del propio Principado, y con ese Baile de la Rosa cuya dirección creativa se encargó de llevar a cabo durante sus últimas ediciones el mismo Lagerfeld, y del que históricamente ha actuado como anfitriona de la velada la princesa Carolina. Un papel el suyo que adquiere un protagonismo especial en esta colección crucero de Chanel, siendo la suya la figura que ha empujado a Viard a terminar por idear esa suerte de trajes de baño, cuyos principios subvierte para dar paso a vestidos drapeados con cortes asimétricos, o a una suerte de elegantes bodis tan pensados para una jornada de playa y piscina, como para disfrutar de una distendida velada tanto de día como de noche.
“La primera vez que vi a Carolina fue en la playa de Mónaco”, y “llevaba un vestido negro drapeado, medias muy finas y tacones”, recuerda Viard, en lo que parece ser la imagen que ha terminado recogiendo en esta colección Crucero. Una propuesta que se termina de completar con elementos tan originales como bolsos en forma de raquetas de tenis o zapatos con hebillas de strass, que transmite “una atmósfera deportiva”, pero que va más allá. “Hay un montón de monos forrados de seda o de tweed”, y también “muchas lentejuelas y flores que forman corbatas/baberos bordados que adornan vestidos camiseros largos de rayas finas con cuello alto y blanco, un guiño a Karl”, así como también “tops con la espalda descubierta sobre pantalones anchos” o “un vestido azul medianoche con lentejuelas”, prendas y detalles que se encargan de dotar así de mayor profundidad a esta colección Crucero.