Carlota Casiraghi abre (a caballo) el ensueño ecuestre de Chanel

Mostrándose, una vez más, como una de las citas más deseadas de esta nueva edición de la Semana de la Alta Costura de París, ayer la célebre casa de modas Chanel presentaba la última colección de la que no es sino la más primorosa de sus líneas, de cara a la próxima temporada Primavera/Verano de 2022. Una propuesta diseñada por Virginie Viard, directora creativa de la Maison desde el fallecimiento del diseñador e icono de la moda Karl Lagerfeld el pasado 19 de febrero de 2019, que la casa francesa daba a conocer a lo largo de un desfile en vivo, y con público en directo, para el que llegaba a organizar dos pases distintos como respuesta a las limitaciones impuestas por las autoridades sanitarias francesas a cuenta de esta pandemia por coronavirus.

Organizado en el interior de las instalaciones del nuevo Grand Palais Éphémère de París, complejo efímero instalado en el conocido Campo de Marte, a los pies de la Torre Eiffel, para dar cabida a todos aquellos eventos y exposiciones que tradicionalmente venía albergando el Grand Palais mientras el tiempo en el que duren sus trabajos de reforma y rehabilitación, el desfile se presentó como una auténtica experiencia inmersiva, a lo largo de la cual la casa Chanel entraba a destacar todos aquellos valores que, a su entender, responden a la idea de “Alta Costura”. Un gusto por lo artesanal, por ese “savoir-faire” único y por ese valor por lo intangible, que tan bien saben defender desde la industria de la moda francesa, para lo cual en esta ocasión desde la Maison ideaban un espectáculo de 360 grados, del que la propia colección de la casa, si bien piedra angular del evento, se mostraba así misma como un elemento más de la construcción de esta ambientación, de la que entraban a colaborar el artista contemporáneo francés Xavier Veilhan, responsable de la ambientación del desfile, y la aristócrata Carlota Casiraghi. Embajadora, imagen y portavoz de Chanel, y quien, en todo un golpe de efecto de lo más singular, se encargaba de abrir el desfile montada a caballo, cual recatada Lady Godiva, impecablemente vestida de Chanel, se tratase.

“La idea de la decoración del desfile viene de un antiguo deseo por tratar de trabajar junto a Xavier Veilhan”, se encargaba de explicar la propia Virginie Viard, a lo largo de unas declaraciones difundidas desde la propia casa de modas francesa. “Sus referencias al constructivismo me recuerdan a las mismas con las que contaba Karl Lagerfeld”, y “me gusta esa similitud de espíritu” que “entre nosotros” esta colaboración ha logrado grabar “a través del tiempo”. “Además de crear la ambientación del desfile con sus referencias a las vanguardias de los años 1920 y 1930, Xavier también quería trabajar con Carlota Casiraghi”, puesto que “su universo creativo está repleto” de referencias “de caballos”, y “Carlota es una excelente amazonas”.

Un ensueño ecuestre, con referencias a las vanguardias y a las Exposiciones Universales

Fusionando en esa ambientación única las creaciones de Viard, la presencia de Casiraghi y esa escenografía diseñada por Veilhan, inspirada tanto en el natural constructivismo surgido durante el periodo de vanguardias en el que descansa su imaginario, como en el Pabellón Nacional de Francia que diseñó para la Bienal de Venecia de 2017, el resultado fue el de una finamente elaborada reactualización de todos los códigos y de la estética que se mantuvieron en boga durante aquellos pasados “locos años 20” de comienzos del último siglo. Una época que se mantiene así en el trasfondo de este ensueño ecuestre ideado por Chanel, y al que se encargó de poner ritmo el músico y compositor francés Sébastien Tellier.

“Xavier y Sébastien son amigos”, y “junto con Carlota, forman el tipo de familia Chanel de la que me gusta rodearme”, confiesa Viard. Para quien fue esta misma ambientación y esta estética constructivista, con guiños a las Exposiciones Universales y a referencias propias del lenguaje creativo de Veilhan como los mundos de la equitación y las arquitecturas propias de los minigolf, la primera en la historia de la casa de modas que se confía por entero a un artista contemporáneo, la que terminó de influirle a la hora de idear esta colección de Alta Costura para la temporada Primavera/Verano de 2022.

“Estas formas geométricas me hicieron querer contrastes” y salir en busca de “una gran ligereza y mucha frescura”, a través de “etéreos vestidos que flotan como suspendidos”, y que se muestran con una amplia presencia de “volantes, flecos, macramé, brillantes encajes, tweeds iridiscentes” y “coloridos botones enjoyados”. Detalles que la diseñadora no dudó en contraponer unos frente a otros, construyendo de esa suerte esta renovada estética de marcadas líneas años 20, armada sobre un filtro venido de los años 80.

Una colección de Alta Costura cruce de las estéticas de los año 20 y 80

Bajo una cálida luz y rodeada de materiales de apariencia modesta, como esos contrachapados de madera natural, desfilaron sobre la pasarela una sucesión de prendas, construidas sobre una rica paleta cromática en blanco, negro y azul, junto a acentos en rojos, cremas o violetas. Protagonistas de una colección en la que el tradicional tejido de tweed volvió a ocupar una posición destacada, dando forma a toda clase de conjuntos, pantalones, vestidos, abrigos y chaquetas.

Abriendo el desfile, y como apuntábamos sobre un vigoroso caballo color tostado, hacía su aparición una Carlota Casiraghi vestida con una chaqueta negra de Chanel en tejido de tweed y lentejuelas. Conjunto que daba paso a las sucesivas prendas de la colección, de entre las que se destacaban un vestido de tweed rosa con botones enjoyados, otro con mangas de plumas, una arriesgada combiación de conjunto en tweed y macramé, los distintos estampados de inspiración años 20, una nueva reinterpretación de las icónicas “Mary-Janes” en blanco y negro de Chanel, un vestido bordado de camelias.

Elaboradas junto a las casas de Chanel especializadas en bordados, una de las “piezas clave” de la colección, destaca la propia Viard, “es un vestido totalmente bordado por Lasage con camelias de corte constructivista en cuencas de color negro, blanco y coral”, puesto “en combinación con una pequeña chaquetilla negra”. “Estas referencias también pertenecen a la propia Gabrielle Chanel, por su puesto”, subraya la diseñadora francesa. “Es como una conversación a lo largo del tiempo” que se entra a establecer entre Gabrielle Chanel, Karl Lagerfeld y Viard, y a la que sobre la pasarela se encargaba de poner punto y final el tradicional vestido de novia con el que usualmente siempre se ponía el broche de oro de cualquier desfile. Una pieza que en esta ocasión se mostraba de lo más depurada, en unas finas líneas igualmente cruce de años 20 y 80, con los únicos detalles de una corona de camelias y un ramo de flores negras, muestra de condolencia por parte de la Maison al reciente fallecimiento de Gaspard Ulliel. Actor francés que fallecía tristemente la pasada semana a los 37 años, y que se había mantenido ligado a la casa francesa como imagen del perfume “Bleu” de Chanel.