Sarah Jessica Parker liquida su firma de calzado
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Madrid – Poco más de medio año después de conmemorar su 10º aniversario, la firma de calzado de Sarah Jessica Parker, “SJP by Sarah Jessica Parker”, cierra sus puertas. Un punto y final singularmente significativo para una aventura y para un proyecto empresarial, en la medida que terminar por poner en contexto, y a constatar, la pérdida de influencia de la que en su momento alcanzó a gozar la icónica actriz dentro del ámbito de la moda, desde su interpretación del papel de la columnista Carrie Bradshaw en la igualmente icónica serie de televisión de HBO “Sex and the City”.
Sin dejar así pues de lado y teniendo en todo momento bien presente el peso con el que, desde que se estrenase la serie “Sex and the City” allá por 1998, terminó por llegar a contar dentro del acerbo cultural la figura de Carrie Bradshaw, aupada a símbolo de toda una serie de generaciones que encontraron en ella, y en las tramas de la serie, un referente desde el que abordar sus relaciones afectivas y una sexualidad sin tapujos, Sarah Jessica Parker se decidió a transitar más allá de la pantalla y ha comenzar a dar sus primeros pasos como empresaria, desde precisamente uno de los sectores que más habían hecho disparar la popularidad y la influencia de Carrie Bradshaw fuera de la pequeña pantalla: el calzado. Un movimiento a ciencia cierta inteligente, que Sarah Jessica Parker daba una vez que su personaje ya había logrado consagrarse dentro del ideario colectivo, con el lanzamiento, en febrero de 2014, de su firma de calzado, “SJP by Sarah Jessica Parker”. Un proyecto para el que unía fuerzas con el célebre George Malkemus —fallecido en 2021—, a quien se le atribuye el haber sido el responsable del lanzamiento en los Estados Unidos de la firma de calzados Manolo Blahnik; etiqueta que la misma Parker contribuyó a convertir en símbolo del lujo entre los consumidores de todo el mundo, desde los ansiados “Manolos” que coleccionada y se descubrían como el gran objeto de deseo de su personaje en “Sex and the City”.
Con la puesta en marcha de su propia marca de zapatos, se entendía que Parker llegaba para ver cumplido uno de sus grandes sueños, dejando así de lado su papel como mera imagen, para descubrirse como una figura con voz propia dentro del mundo de la moda, y del calzado. Un movimiento que daba en un momento en el que parecía decidirse por seguir tratando de capitalizar al máximo posible la influencia dentro del acerbo cultural de Carrie Bradshaw, después de una década de que se emitiese el último capítulo de la serie, un 22 de febrero de 2004, y en el que su personaje parecía haber salido a gozar de una renovada vida, tras el estreno de las dos películas de la franquicia, “Sex and the City” (2008) y “Sex and the City 2” (2010). Estreno este último que llegaba alfombrado con el lanzamiento, escasamente unos meses antes, de la firma “SJP by Sarah Jessica Parker”, que, más que una casa de calzados, se destapaba como el vehículo llamado a hacer prevalecer la imagen de Parker, y por extensión en de la inmortal Carrie Bradshaw, como puntales y referentes, ya no solamente de la industria de la moda, sino culturales. Papeles ambos que pasan a quedar puestos muy en entredicho, tras el cierre de la firma de zapatos de Parker.
Liquidación, a un -25 por ciento de descuento
Incapaz, a la vista de los hechos nos remitimos, de haber logrado así hacerse con un hueco propio dentro del competitivo universo de la moda y del calzado, una ambición en la que parecía partir con gran ventaja Parker apoyada por ese valor icónico y representativo que se le otorgó a su personaje de Carrie Bradshaw, ha sido desde la dirección de su misma firma de zapatos desde donde se han encargado de confirmar el cierre de la marca. Un cierre que va a venir acompañado de un proceso de liquidación de stock, con un descuento inicial, y general, del -25 por ciento sobre el valor inicial de cada par de zapatos, para las compras tanto físicas como a través del canal online; y liquidación que culminará, según se han encargado de adelantar desde el medio estadounidense de noticias FN, con el cierre, programado para este 25 de agosto, de la “flagship store” de la firma en la neoyorquina Bleecker Street, e inaugurada a comienzos del pasado 2023. Momento a partir del cual, y hasta finalizar existencias, solamente pasarán a tramitarse envíos a través del canal online.
“Después de 10 coloridos años, SJP by Sarah Jessica Parker ha tomado la difícil decisión de cerrar sus puertas este otoño”, se han encargado de anunciar desde la dirección de la firma a través de un comunicado remitido al ya citado medio de noticias estadounidense. Ante el cierre de la firma, “el equipo de SJP Collection quiere expresar su enorme gratitud a todos sus leales clientes y seguidores, así como a todos aquellos junto a los que ha trabajado”, concluyen en su misiva, desde la que se apunta igualmente a que el resto de proyectos empresariales en los que se encuentra inmersa la actriz, como su línea de belleza y perfumería, “SJP Beauty”, o sus vinos, “Invivo X, SJP”, y que se promocionaban también a través de la tienda online de la marca de calzado, continuarán con su normal actividad.
El final de una era… ¿que se repite?
El cierre de la firma se evidencia así pues y ciertamente, además apoyada por el contexto de los tiempos, como un acontecimiento especialmente simbólico, que viene a marcar el final de una era, la de Parker y la de Bradshaw —que no obstante volverán, se espera que para 2025, con una nueva y tercera temporada de la secuela de “Sex and the City”, “And Just Like That…”—, y el nacimiento de una nueva, con Lily Collins y Emily Cooper llamadas a ocupar, a ojos de las nuevas generaciones, el mismo papel influyente, en cuanto a moda y estilo, que en su día ocupó la protagonista de “Sex and the City”. Influencia que, ante cualquiera que haya sucumbido ante el encanto de ambas producciones, hace palpable el tan claro como distinto tono con el que Parker y Collins salieron, y salen, a ocupar ese espacio dentro de la sociedad; pero diferencia apreciable más en el perfil de las series, que realmente en el de sus protagonistas.
Y es que, al margen de las estéticas, las tramas secundarias y la ambientación, ¿son realmente tan diferentes la Carrie Bradshaw de finales de los 90 de la Emily Cooper de comienzos de 2020? Porque, analizadas en detalle, ambas realmente parecen venir cortadas por un mismo patrón, el de mujeres jóvenes, blancas, con físicos ajustados a los cánones tradicionales y que buscan mantener relaciones afectivas igualmente tradicionales y encaminadas hacia el matrimonio; todo ello además igualmente envuelto en un exquisita ambientación, tan magnética como irreal e imposible, con presuntas jóvenes al comienzo de sus treinta capaces de desenvolverse mágicamente, y por si solas, en ciudades como Nueva York o París, con unos salarios mínimos que no obstante les permiten lucir algunas prendas y diseños de las firmas más exclusivas del mundo de la moda. Cuestiones todas ellas que vienen para sostener, una vez más, ese gatopardismo en el que parece arraigada, ya no la moda sino todo el ámbito de la cultura y de la sociedad en general, en el que todo cambia, para que nada cambie y todo siga igual. En en el que Emily Cooper viene a ocupar el espacio de Carrie Bradshaw, Lily Collins el de Sarah Jessica Parker, sin que podamos conocer qué es realmente lo que cada una de ellas es capaz de aportar, o a aportado, a nivel colectivo y al conjunto de la sociedad, más allá del servir de un agraciado maniquí del que las marcas pueden colgar sus productos; pero con la práctica certeza de que, tras Collins y su Emily Cooper, lo más seguro es que surja otra figura prácticamente idéntica que venga a ocupar su lugar.