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Puig sigue desinflándose en Bolsa y cae de los 19 euros la acción

Por Jaime Martinez

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Marc Puig, presidente ejecutivo de Puig, durante la ceremonia del “toque de campana” con la que se celebraba la admisión a cotización de Puig en la Bolsa de Barcelona, el 3 de mayo de 2024. Credits: BME.

Madrid – La multinacional española de la perfumería, la moda y la cosmética Puig sigue sin despegar en Bolsa, donde este miércoles, 16 de octubre, volverá a protagonizar otra jornada “histórica”, abriendo por primera vez una sesión, desde su salida a cotización este pasado 3 de mayo de 2024, por debajo de la cota de los 19 euros por acción. Nivel que la compañía perdía al cierre de la sesión de este pasado martes, tras dejarse un -2,02 por ciento del valor de sus títulos.

Como resultado de esa caída, las acciones de la compañía española terminaban cerrando la jornada de cotización de este martes, 15 de octubre de 2024, en los 18,94 euros por acción. El valor más bajo al cierre de una sesión en el que han terminado por cotizar los títulos de la multinacional española, que terminan así acumulando tras de sí, y desde que la compañía lograse por ver cumplido ese sueño de lograr convertirse en una compañía cotizada, una caída de un -22,69 por ciento, desde los 24,50 euros por acción en los que se terminaba por fijar el precio de venta de salida de las acciones de Puig, hasta estos 18,94 euros en los que cerraban la sesión del martes, y comenzarán a cotizar sus títulos en esta próxima jornada del miércoles día 16 de octubre.

Encargándose de este modo este día ya de entrar a marcar un nuevo punto de inflexión dentro de la que viene siendo la breve, y decepcionante, trayectoria en Bolsa de Puig, esta jornada pasa a sumarse y a seguir a la del pasado 13 de septiembre, día en el que las acciones de la compañía española por primera vez abrían una sesión cotizando por debajo de los 20 euros el título. Un mínimo al que ahora y hoy vuelven a sumar otro mínimo histórico, después de que la compañía haya terminado por llegar también a perder esa cota emocional de los 19 euros la acción. Una caída que viene a ser nuevamente reflejo de la decidida tendencia a la baja sobre el valor de sus acciones en la que sigue instalada la compañía española, desde que el pasado 6 de septiembre decepcionara a los mercados con la presentación de sus primeros resultados como cotizada. Unas cuentas relativas al primer semestre de su actual ejercicio fiscal de 2024, periodo finalizado a fecha del pasado 30 de junio, que la compañía completó registrando un aumento de sus niveles de facturación de un +9,58 por ciento, hasta los 2 171,22 millones de euros, pero acompañado de una caída de los beneficios netos de un -26,56 por ciento, hasta los 156,81 millones de euros.

Un modelo que flaquea

Sirviendo como principales causantes de abrir la espita del precipitado terreno en barrena en el que desde entonces ha terminado por instalarse la multinacional española de la perfumería, la moda y la cosmética, sin ánimo de ser repetitivos, y tal y como ya destacábamos desde estas mismas páginas digitales de FashionUnited con motivo de la caída de las acciones de Puig de la barrera de los 20 euros la acción, aquellos decepcionantes resultados semestrales no dejaban de venir a sacar a relucir las debilidades del modelo de negocio sobre el que se asienta la compañía española. Un modelo sobre el que ya censurábamos, en primer lugar, su baja capacidad para ofrecer un crecimiento realmente orgánico, y no adulterado con estratégicas adquisiciones espaciadas en el tiempo que la compañía ha venido asimilando poco a poco dentro de sus balances; y en segundo lugar, la —al menos por ahora— poca capacidad, y más aún nulo interés, que demuestra la compañía por lograr llegar a explotar todo el valor y todo el potencial con el que cuentan las principales marcas de moda en propiedad que atesoran dentro de su cartera, y entre las que encontramos nombres de casas tan históricas, y con un papel tan protagonista dentro de la historia de la moda, como lo son Carolina Herrera, Dries Van Noten, Jean Paul Gaultier, Nina Ricci o Rabanne.

Desde esta realidad que es la del modelo de negocio de Puig, cierto resulta que su manera de operar dentro de los segmentos de la perfumería, la moda y maquillaje, la lleva a asimilarla, no ya con LVMH o Kering, las grandes multinacionales de la moda de dentro del sector del lujo, sino a un modelo mucho más próximo al de L’Oréal, propietaria al igual que Puig de casas de moda, como Mugler y Azzaro, cuya trascendencia histórica no dudan en explotarla y subyugar para ponerla al servicio de la venta de fragancias y de productos cosméticos; y Coty, más especializada en el segmento de la perfumería, y con un modelo más próximo al de la concesión y gestión de licencias para el desarrollo de líneas de cosmética y de perfumería como el que también emplea Puig como base de su modelo de negocio. De ahí el que precisamente se haya achacado este último revés protagonizado por la multinacional española en Bolsa, con esa última caída de ese -2,02 por ciento de este martes, a la publicación de las primeras estimaciones de Coty para el cierre del primer semestre de su nuevo ejercicio fiscal. Periodo finalizado a fecha del pasado 30 de septiembre que la compañía estimaba haber cerrado con un aumento de las ventas, en términos comparables, de entre un +4 a un +5 por ciento. Unos indicadores que se sitúan por detrás de las estimaciones de crecimiento de un +6 por ciento que guardaban para este mismo periodo, en lo que, en consecuencia, ha terminado haciendo retroceder hasta un -10,80 por ciento los títulos de Coty en Bolsa. Una bajada que se ha querido relacionar con la “puntilla” que han protagonizado en su caída las acciones de Puig, aunque lo cierto es que las acciones de la compañía española ya cotizaban por debajo de los 19 euros la acción cuando todavía Coty no había dado a conocer sus estimaciones.

A caballo, como bien señalábamos, entre los modelos de negocio de LVMH y Kering, como compañía propietaria de históricas casas de moda, y de los de L’Oréal y Coty, como compañía enfocada principalmente en los negocios de los segmentos de la perfumería y la cosmética, reiteramos nuevamente desde aquí la urgente necesidad de que desde Puig presenten, más pronto que tarde, las directrices de un decidido nuevo plan estratégico desde el que desvelen y pongan en conocimiento de los mercados cuáles van a ser ser sus estrategias para tratar de sumar y de aportar valor a sus accionistas. Y es que, como bien señalábamos ya en nuestro análisis de la situación por la que atraviesa la compañía del pasado 13 de septiembre, Puig cuenta con las cartas necesarias para poder descubrirse como una compañía líder dentro del sector del lujo, para tanto los segmentos de la perfumería como de la cosmética y de la moda. Pero lo que le falta, al menos por el momento, es una hoja de ruta que la dirija a lograr alcanzar esa posición, para la que será indispensable el que logre alejarse de un modelo tan caduco como el de intentar fagocitar a las casas de moda con las que cuenta en cartera, véanse a esas Carolina Herrera, Dries Van Noten, Jean Paul Gaultier, Nina Ricci y Rabanne, con el único propósito de instrumentalizarlas y emplearlas de tapadera para la venta de perfumes.

Se trata este de, a grandes líneas, un modelo que nos retrotrae a la época más gris de la Alta Costura, a una década de los años 60 en la que las grandes casas de moda terminaron por sucumbir ante el auge del prêt-à-porter para terminar convertidas en un cascarón vacío, en unos juegos de artificio sin nada que ofrecer dentro del mundo de la moda, y nada más al público que los artículos de sus líneas de “lujo accesible”, principalmente bolsos y perfumes, y que es claramente el modelo en el que se encuentra a día de hoy arraigada Puig. Un grupo que durante la pasada edición de septiembre de la Semana de la Moda de París llegó a contar con hasta tres de sus cinco casas de moda en cartera, Dries Van Noten, Nina Ricci y Rabanne, desfilando sobre la capital francesa desde dentro del calendario oficial de su Semana de la Moda, sin que ello haya terminado por afectar a la revalorización de sus acciones, y sin que ni tan siquiera ello haya merecido alguna clase de puesta en valor desde la dirección de la multinacional, enfrascada en su papel como patrocinadora de la Regata Puig Vela Clàssica Barcelona y de la primera Puig Women's America's Cup.

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