Manifestación multitudinaria en Galicia contra la planta de fibras sostenibles de Altri
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Madrid – En una nueva muestra del enfrentamiento que persiste entre aquellos que defienden y los que aborrecen la iniciativa, este pasado domingo, 15 de diciembre de 2024, tenía lugar una multitudinaria manifestación en Santiago de Compostela en rechazo al proyecto para la construcción de la planta para la elaboración de lyocell que se encuentra tramitando la portuguesa Altri en Galicia. Un proyecto impulsado por la propia Xunta de Galicia, que está encontrándose con la férrea oposición de distintos partidos políticos, organizaciones sindicales y plataformas vecinales, desde donde rechazan de plano cualquier consideración beneficiosa que su construcción pudiera llegar a generar sobre el territorio.
Contando para su convocatoria con la participación de unas 100 000 personas, según sus convocantes, llegadas desde distintas partes de toda Galicia, entre los que no faltaron mujeres, hombres, mayores, jóvenes y familias enteras en compañía de sus hijos, en un espectro desde el que se trata de hacer valer el rechazo que la construcción de la fábrica contaría en todos los extractos de la sociedad gallega, la marcha, convocada por la asociación vecinal “Plataforma Ulloa Viva”, arrancó pasadas las 12:00h de la mañana desde el parque de la Alameda de Santiago de Compostela, para culminar en la mismísima plaza del Obradoiro de la capital de la comunidad autónoma de Galicia. La plaza principal y la más reconocida de la ciudad, y en la que, a los pies de la misma catedral de Santiago de Compostela, se procedió a leer el manifiesto de rechazo contra la construcción de la fábrica de fibras sostenibles que aspira a construir Altri en la localidad gallega de Palas de Rey, tras lograr alzarse con la mejor propuesta del concurso público convocado por la Xunta de Galicia para la construcción de una fábrica de fibras sostenibles en este punto concreto de la geografía de la comunidad autónoma. Lectura de manifiesto que se concluyó con el grito ante los asistentes de “Altri Non” (Altri No), el mismo bajo el que terminó por convocarse y por llevarse a cabo la multitudinaria manifestación.
“Este proyecto afecta al conjunto de toda Galicia”, y es que “la instalación de esta macrocelulosa implica cambiar el modelo de país y por tanto afecta a todos los gallegos y gallegas que, con esta enorme movilización, han demostrado que ni la Xunta, ni el PP, los van a hacer callar”, defendían al respecto, a través de un comunicado y en clave marcadamente política, desde el sindicato nacionalista de la Confederación Intersindical Galega (CIG). Unas declaraciones con las que no hacían más que posicionarse plenamente alineados con la postura que defendieron los convocantes de la manifestación durante la misma, y que, más allá de la lectura de ese manifiesto, Marta Gontá, portavoz de la Plataforma Ulloa Viva, se encargó de detallar a través de una entrevista concedida a RNE.
“El pueblo gallego siempre nos ha respondido, ayudándonos a presentar más de 23 000 alegaciones; nos ha respondido con la primera manifestación en Palas de Rey, donde más de 20 000 personas gritaron juntas ‘Altri Non’, y este creemos que debería ser el último golpe en la mesa” contra el proyecto de construcción de la fábrica, apuntaba al respecto Gontá. “No entendemos que la Xunta, que es la Administración pública que debe velar por el bien de todos los gallegos y gallegas, esté apoyando… no sé, parece que esté cegada por el dinero, de una manera tan ‘loca’ un proyecto que es una ‘bomba’ en el corazón de Galicia”. Un proyecto que “rompe con todo lo que hemos construido entre todos”. Y es que, defendía la portavoz de la Plataforma Ulloa Viva durante esa misma entrevista, “ya hemos elegido un modelo socioeconómico para Galicia”, un modelo que “se basa en la agricultura, en la ganadería y en el sector servicios ligado al Camino de Santiago”. “Como hemos dicho en esta manifestación, nosotros pretendemos dejar un legado a nuestras hijas que sea tierra fértil, una ría productiva, aire limpio y agua limpia”, como principales pilares para salvaguardar aquello para lo que “creemos que no hay nada más importante”, que es “la soberanía alimentaria, que aquí tenemos, y además lo tenemos de una manera sostenible”. “Todos sabemos que no va a haber más agua, y que el agua potable, el agua dulce, va a ser un bien muy escaso en el futuro inmediato, entonces lo que ellos nos venden como progreso, nosotros creemos que es un retroceso al que no estamos dispuestas”. Y es que “esta megacelulosa”, esgrimía desde sus declaraciones, “lo que pretende es privatizar el agua del río Ulla durante 75 años”. “Ante estos datos, por muy buenos datos económicos y de dinero que ellos quieran mostrar”, el proyecto “no renta”.
Una fábrica que llegará para “cambiar nuestro modelo productivo”
Hilvanando toda esta serie de impresiones y valoraciones sobre el proyecto a través ya de un discurso único, todas ellas volvían a hacerse patentes desde ese “Manifiesto” con el que terminó por cerrarse la manifestación celebrada en Santiago de Compostela durante la mañana de este pasado domingo. Una declaración pública desde la que los convocantes de la marcha no dudaban en asimilar el proyecto a “una mala hierba” que no pretende más que “chupar nuestra agua y verter su mierda al río y a la atmósfera de por vida —75 años—”.
“En la Xunta estaban seguros de que tenían todo bien atado y los fajos de dinero repartidos, en esta historia en la que los beneficiados son una minoría de privilegiados que nos quieren echar de nuestro territorio”, cuanto “el proceso administrativo para captar las aguas y tirar los vertidos comenzaba”. Pero “a partir de diciembre, cuando se publicó la solicitud para captar el agua y hacer los vertidos, comenzamos el camino de la resistencia, caminando convencidas de que esto lo íbamos a parar”, A partir de entonces, “cada mes que pasaba, éramos más las voces que gritábamos contra el proyecto de Altri-Greenalia”, a las que fueron “sumándose más colectivos y formándose más grupos de apoyo”, en lo que como uno de sus primeros resultados llevó a la presentación de “23 000 alegaciones presentadas haciendo frente a esta barbaridad”, con las que “el pueblo gritó ‘Altri no’”. “Pero a los políticos de la Xunta poco les importaba, y su respuesta fue una campaña mediática para intentar lavar la cara al proyecto”. A pesar de todo, defendían los convocantes desde la lectura de este manifiesto, “el consejero de Cultura de Galicia ha respaldado recientemente los peligros que apuntábamos durante los últimos meses”, y que pasan por entender que “Altri supondría una amenaza medioambiental para el territorio gallego, que nuestro paisaje perdería su riqueza con el monocultivo de eucalipto, y que se sentenciarían al Ulla y a la ría de Arousa”. Y es que con la construcción de la planta, argumentan, “nuestras vidas, en la Terra do Medio y en la ría de Arousa, estarían amenazadas por la posible destrucción de la economía existente, condenando al sector primario y al sector servicios relacionado con el Camino de Santiago”, una “forma de vida que está funcionando y asentando la población rural”.
En este contexto, “hace casi dos meses que el PP tumbó la ILP (Iniciativa Legislativa Popular) para declarar de interés general el sector tradicional del mar, pero no tienen reparos en declarar proyecto estratégico a Altri o a la Mina de Touro”, en lo que respondería a una estrategia, sostienen, por la que “no quieren que estemos en igualdad de condiciones con ellos, para que puedan explotar nuestros recursos desplegando una estrategia de extractivismo colonial”. Ahondando en esta cuestión, “quieren impulsar industrias de enclave que se lleven nuestra riqueza fuera, dejando a su paso un desierto contaminado donde es imposible mantener nuestro modo de vida en la agroganadería, el marisqueo y el turismo sostenible”. Unas durísimas declaraciones, sobre las que no obstante, y sin entrar a valorar la razón o falta de razón que pudieran tener para la hora de rechazar el proyecto, dejan tras de sí un más que censurable velo sobre si la cuestión ante la que se oponen es por la naturaleza del proyecto, o a que este se encuentre liderado por una empresa “extranjera” como Altri, que es de origen portugués, un país de la UE, y a pesar de que además el proyecto realmente se encuentra liderado por Greenfiber, una “joint ventur” participada en un 75 por ciento por Altri, y en su 25 por ciento restante por la compañía gallega Greenalia. Y es que si el origen de la compañía es una cuestión menor, entonces en ningún caso debería de haber sido mencionada como una línea más por la que oponerse a la construcción de la planta.
Dejando al margen este punto, sobre el que vamos a tratar de no incidir para la hora de estimar la oposición general que los convocantes ofrecen de la planta, con su construcción, y siguiendo con las palabras de Marta Gontá, “quieren cambiar nuestro modelo productivo que distribuye riqueza, asienta a la población, que es sostenible y nos garantiza la soberanía alimentaria”. “Pero somos hijas de un paisaje que nos alimenta, que es nuestro hogar, somos hermanos de la tierra, del agua y del aire y no permitiremos que nos expulsen acabando con nuestro paisaje y nuestros recursos”, se defendían desde este manifiesto, y a pesar de que “en las últimas semanas nos han hecho llegar requerimientos, a las casas de las personas de todos los colectivos que alegamos en contra del proyecto Gamma —el nombre oficial del proyecto de la fábrica—, para intentar desligitimar y anular nuestros derechos civiles”. Concluyendo ya la lectura del manifiesto con unas palabras dirigidas de manera expresa a la Xunta de Galicia, promotores del proyecto, desde las que censuraban cómo “están diciendo que destinar millones de euros de las arcas públicas no afecta directamente a nuestros intereses como ciudadanos”, cuando “¿por qué no utilizan ese dinero para limpiar las rías o regenerar los bancos de marisco?”. Del mismo modo que “nos están diciendo que contaminar el agua del río Ulla no afecta a la calidad del agua potable que bebemos los 145 000 vecinos”, o que “nos están diciendo que la contaminación del río Ulla no llegará a la ría de Arousa en 24 horas”, y que “somos estúpidos y que no vemos que se trata de expoliar los recursos naturales de Galicia para que empresas extranjeras se lucren a costa de nuestros intereses como gallegos y gallegas”. Todo por seguir adelante con, apostillaban, un proyecto que es “contrario a la creación de empleo digno”, y “a la sostenibilidad económica y social , porque ataca a todos los sectores económicos y productivos del mar y de la agricultura que generan riqueza social”. Y por todo ello, “Altri no”.
Altri se defiende de una malintencionada “campaña de desinformación”
Del lado de Greenfiber, esa “joint venture” de Altri en España desde la que se encargarán, y se están encargando, de liderar el desarrollo del proyecto Gama de fibras textiles sostenibles, se siguen manifestado de manera enérgica contra todas estas series de apreciaciones peyorativas que están tratando de ligarse a la construcción de la fábrica. Un planta que trabajará, tal y como desde FashionUnited pudimos descubrir en primicia, a partir de una tan singular como novedoso y disruptivo proceso de fabricación, desarrollado en asociación entre Altri y el Centro de Nanotecnología y Materiales Técnicos (CENTI) y el Centro Tecnológico Textil (CITEVE) de Portugal. Una tecnología de vanguardia y de última generación que, por primera vez, se va a buscar escalar desde esta nueva planta de Palas de Rey, que desde Altri siguen defendiendo que resultará positiva para el territorio en términos de riqueza y de generación de empleo, y sin que ello vaya a repercutir de manera negativa sobre el territorio. Unas sospechan que achacan a una campaña de desinformación puesta en su contra, y a la que tratan abiertamente de responder desde la página oficial de Proyecto Gamma respondiendo, una por una, a todas y cada una de las afirmaciones que se han llegado a lanzar en su contra, y que van desde el origen de las toneladas de eucalipto que la fábrica empleará como materia prima, hasta su afección sobre el paisaje o lo relacionado con el uso y la calidad del agua con la que esta será devuelta al río Ulla.
“Hay una campaña clara de desinformación con mensajes rotundamente falsos y alarmistas”, como se dejaría en evidencia si atendemos a que “es imposible que un proyecto que se desarrolle hoy en día en la UE dañe la salud”, ha defendido Sofía Jorge, directora de Sostenibilidad, Recursos Humanos y miembro del Consejo Ejecutivo de Altri, a lo largo de unas declaraciones concedidas al medio El Progreso, y hechas públicas tras celebración de esta manifestación en Galicia. “Estamos hablando de una fábrica del siglo XXI, es decir, absolutamente regulada”, defiende, al tiempo que Pedro Baptista, director de Operaciones de Altri en España, señala cómo “se ha hablado mucho de las dioxinas, que son sustancias químicas generadas en la combustión de productos que tienen cloro en cantidades importantes en su composición”, “pero, en nuestra fábrica, no se va a utilizar cloro, ni tampoco lejías, por lo que es imposible que se vayan a emitir dioxinas”, siendo este uno más de los “bulos” que han venido circulando, sostiene, sobre el proyecto, sin atender a sus especificidades y a cuenta de unos intereses que se encontrarían e irían más allá de los propios que pudieran derivarse de la construcción de la planta.
- Una masiva protesta en Santiago de Compostela rechaza la planta de lyocell de Altri en Galicia.
- Grupos locales y sindicatos se oponen al proyecto, argumentando impactos ambientales y socioeconómicos negativos.
- Altri defiende el proyecto como sostenible y generador de empleo, contrarrestando las acusaciones enmarcándolas como el resultado de una campaña de desinformación.