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Inditex y Altri: las no relaciones entre la multinacional de la moda y el gigante de la celulosa

Por Jaime Martinez

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Planta de Altri para la producción de fibras de celulosa en Constância (Portugal). Credits: Altri.

Madrid – ¿Existe alguna relación entre Inditex y Altri y su controvertido proyecto para la construcción de una fábrica de fibras sostenibles en Palas de Rey? Esa es la pregunta que viene planeando sobre todo el proyecto de la compañía portuguesa especializada en la producción de fibras celulósicas desde que este empezó a dar sus primeros pasos, y la que nos marcamos como objetivo poder responder desde FashionUnited. Pregunta para la que ya tenemos, y adelantamos, su respuesta: No.

Para ponernos en primer lugar en situación y comprender cuáles son las causas y motivos que han venido alimentando las supuestas vinculaciones entre Inditex y Altri y su proyecto para la construcción de una planta de fibras celulósicas en Galicia, proyecto que están tratando de sacar adelante a través de su compañía filial Greenfiber, y frente al que ya se han posicionado en contra desde asociaciones vecinales, a organizaciones ambientales y el propio Gobierno de España, debemos de retrotraernos hasta finales de 2020. Momento en el que, todavía bajo la sombra de la pandemia por coronavirus, empezaron a circular las primeras informaciones sobre los planes de la compañía portuguesa de llevar a cabo la construcción de una planta especializada en la producción de fibras celulósicas a partir de madera de eucalipto procedente de los bosques gallegos, en Galicia. Fibras celulósicas que ya para entonces se confirmaba que irían destinadas a su uso dentro de la industria textil, como materia prima para la fabricación de tejidos y la confección de prendas de naturaleza más sostenible, todo ello desde una planta de producción para la que directamente llegó a señalarse a Inditex como responsable del proyecto, que ya para entonces empezaban a defender como propio desde la Xunta de Galicia, todavía bajo la presidencia de Alberto Núñez Feijóo. El hoy ya actual presidente del Partido Popular y líder de la oposición al Gobierno de España presidido por Pedro Sánchez desde el Congreso de los Diputados, y quien para entonces, desde un encuentro organizado por el medio de La Voz de Galicia, a fechas del 18 de noviembre de 2020, no dudaba en salir a defender el papel que la producción de celulosa para la industria textil estaba llamada a jugar dentro de la economía gallega.

“El tema de la viscosa para nosotros tiene una importancia estratégica”, en la medida en la que “nos va a obligar a ordenar mejor los montes, a certificar la madera, a disminuir los costes en extinción de incendios”, y “a que los gallegos sepan que en el plan forestal tienen un plan de pensiones”, argumentaba por entonces el todavía presidente de la Xunta. Y es que, reforzaba su postura Feijóo, “cada 20 años tendrán una corta que generará un ingreso familiar de forma sucesiva”.

En cuanto al por qué de la vinculación ya en ese primer momento de Inditex al proyecto defendido por la Xunta, e impulsado realmente por Altri, ya igualmente para entonces se señaló como germen del mismo a una serie de reuniones que, para el mes de abril de 2020, en plena pandemia por coronavirus, desde el Gobierno autonómico se encargaron de organizar con el fin de buscar y analizar proyectos positivos para el territorio que pudieran optar a los fondos europeos Next Generation que desde el Consejo Europeo tenían intención de aprobar como medida “excepcional” desde la que impulsar la “reconstrucción de Europa” tras la pandemia. Unos encuentros de los que llegó a participar como experto, pero a título personal y no como representante de Inditex, Ignacio Fernández, director general financiero de la multinacional de la moda española desde 2009, y a quien se le atribuye el haber señalado el camino a la Xunta de la producción de fibras sostenibles como una buena vía que explorar para la canalización de los fondos Next Generation hacia suelo gallego. Apunte que, de haberse dado, no lo haría en cualquier caso responsable de la redacción ni de los planes trazados entre la Xunta y una compañía tercera como Altri.

Una planta pionera en la producción de lyocell en el reino de Inditex

Más allá de esta primera “causa de origen” que ha venido alimentando los rumores sobre las posibles vinculaciones entre Inditex y Altri y su proyecto para la construcción de una planta de fibras sostenibles en Palas de Rey, cuyas ventajas para el territorio gallego siguen defendiendo tanto desde su dirección como desde la Xunta de Galicia, desde entonces han sido igualmente diferentes las causas que han seguido alimentando las pretendidas relaciones entre la multinacional de la moda y la compañía portuguesa. Cuestión para la que podríamos señalar hasta tres causas, relacionadas, primero, con las compañías impulsoras y que se encuentran detrás del proyecto; segundo, con su construcción en la misma región en la que Inditex mantiene su sede; y tercero, como fruto de algunas de las declaraciones ofrecidas por miembros de la ejecutiva de Altri.

Desgranándolas y pasando a expresarlas en mayor detalle y profundidad, en lo relacionado en primer lugar con esas compañías que apuntarían a una pretendida vinculación entre Inditex y Altri, detrás del proyecto para la construcción de la planta de Palas de Rey, desde la que se aspira a llegar a producir hasta 400 000 toneladas de pasta celulósica anual y hasta el 3 por ciento de la producción global de lyocell, todo para su uso dentro de la industria textil, y desde la que sería la segunda fábrica de Europa, y la primera de España, de lyocell, y la primera en todo el mundo en completar su ciclo completo de producción, abarcando desde el tratamiento de la madera de eucalipto hasta la fabricación del lyocell, se encuentra la compañía Greenfiber. Empresa constituida en julio de 2022 bajo el nombre de Greenfabric con sede en la provincia de Pontevedra, participada en un 75 por ciento por Altri y en su 25 restante por Greenalia. Sociedad especializada en el negocio de las energías renovables, con sede social en La Coruña, propiedad del empresario Manuel García, principal accionista y CEO, y compañía que cuenta dentro de su consejo de administración con perfiles como el de Antonio Couceiro, consejero de Industria y Comercio de la Xunta de Galicia de 1994 a 1999, bajo la presidencia de Manuel Fraga; el de Beatriz Mato, ex IBM y consejera de Medioambiente y de Ordenación del Territorio de la Xunta de Galicia junto a Alberto Núñez Feijóo; y con el de José María Castellano, desde junio de 2020 propietario del 6 por ciento del capital de Greenalia, compañía de la que actualmente ostenta el cargo de presidente, quien en su día se mantuvo como uno de los grandes pesos pesados dentro de Inditex, multinacional de la moda en cuyo consejo de administración desembarcó en 1985, y de la que llegó a ostentar el cargo de vicepresidente y consejero delegado del Grupo Inditex desde 1997 hasta 2005, momento en el que terminó abandonando la empresa, tras presentar su dimisión tras las discrepancias surgidas en el marco de la operación fallida de compra de Unión Fenosa por parte de Amancio Ortega. Una operación orquestada al margen de Inditex, pero que terminó por afectar a la relación personal de las dos figuras clave que se habían encargado de asentar los cimientos de la gran multinacional de la moda española.

En lo que respecta a la segunda de las cuestiones señaladas, en lo que respecta a la ubicación escogida por Altri para la construcción de la planta del Proyecto Gama de Palas de Rey, era lo natural pensar que un proyecto para la construcción de una planta enfocada a la producción de fibras sostenibles para su uso dentro de la industria textil, en Galicia, pudiera contar con la implicación de Inditex. Más aún en un momento en el que la gran multinacional de la moda española ya había vuelto a reafirmar sus compromisos en materia de sostenibilidad, entre los que el uso de materias primas procedentes de fuentes más sostenibles o recicladas cuenta con un papel capital dentro de las ambiciones en sostenibilidad de Inditex. Empresa que ya en 2001 se convirtió en una de las firmantes del Pacto Mundial de las Naciones Unidas sobre derechos humanos, normas laborales, medioambiente y lucha contra la corrupción, y desde la que hoy se sigue trabajando sobre una ambiciosa hoja de ruta en materia de sostenibilidad, de entre la que se destacan sus objetivos de, para 2025, contar con el 100 por ciento del lino y del poliéster procedentes de fuentes preferentes más sostenibles, o, para 2030, utilizar “únicamente” materias primas textiles “que supongan un menor impacto”, a través del uso de fibras de nueva creación, recicladas y procedentes de agricultura orgánica o regenerativa, como justamente lo es el lyocell que se pretende producir desde la planta de Palas de Rey a partir de madera certificada de plantaciones de eucalipto gallegas. Unas fibras para las que, detallan desde Inditex desde su memoria anual del ejercicio de 2023, “nuestro objetivo con las fibras celulósicas artificiales utilizadas en nuestros productos es que cumplan con las siguientes condiciones en línea con nuestra ‘Política de Productos Forestales’”, y que pasan, “en primer lugar”, por “que nuestros proveedores utilicen en nuestros productos fibras celulósicas artificiales”; como “viscosa, modal, lyocell y acetato” que “procedan de fabricantes de fibra clasificados como ‘camisas verdes’ con una puntuación de 25 o más en el informe ‘Hot Button ‘de la iniciativa ‘CanopyStyle’, liderada por la organización ‘Canopy Planet’”; y “en segundo lugar, que las fibras celulósicas provengan de fabricantes que se comprometan con el ‘Roadmap towards responsible viscose & modal fiber manufacturing’ impulsado por la fundación Changing Markets”, requisitos que, para ponernos en situación ante ese objetivo fijado para 2030, “durante la última campaña del ejercicio” de 2023, “el 85 por ciento de las fibras celulósicas artificiales utilizadas en nuestros productos cumplen con ambos requisitos”.

En cuanto ya a la tercera y última cuestión señalada, era desde la misma dirección de Altri, eso sí sin entrar a apuntar ni a señalar con nombres y apellidos a ninguna empresa que pudiera verse aludida, desde donde a comienzos de este pasado mes de junio subrayaban su objetivo de, a través de la planta de fibras sostenibles de Palas de Rey, contribuir a hacer de Galicia un “hub” industrial de la industria textil sostenible. Una posición que contribuirían a asentar desde esta planta proyectada en la provincia de Lugo, dentro de una comunidad autónoma que, indicaba entonces Sofía Jorge, directora del departamento de Sostenibilidad y miembro del Consejo Ejecutivo de Altri, durante un encuentro organizado por el Diario de Pontevedra, cuenta con “la materia prima” y con “una potente industria textil de proximidad”, a la que directamente señalaba como principal objetivo de la planta declarando que “nuestros clientes principales estarán aquí y en el norte de Portugal”. Unas palabras que venían a seguir a las ofrecidas, escasamente unos días antes, por José Soares de Pina, consejero delegado de Altri, al medio económico Expansión, desde las que señalaba, entre otras cuestiones, a la falta de sostenibilidad que resultaba de “producir fibras solubles en Brasil, enviarlas a Tailandia para hacer lyocell”, para desde ahí llevar sus fibras “a China” o “a Turquía para el tejido”, y desde ahí mandar este “a España o Portugal para hacer la prenda”. Unos apuntes que, sumados al puntal en sostenibilidad sobre el que trata de defenderse el proyecto de Palas de Rey, al señalar que como fuente de sus operaciones aspira precisamente a captar los 2,5 millones de metros cúbicos de madera de eucalipto que actualmente se exportan desde Galicia, parecían dibujar alguna suerte de acuerdo de compra ya establecido entre Altri y alguna de esas compañías de la “potente industria textil” gallega, y de entre las que reina Inditex por encima de todas, que asegurase ya de antemano la viabilidad de un proyecto para el que la compañía portuguesa estima terminar por ejecutar una inversión de unos 1 000 millones de euros.

Los no vínculos entre Inditex y Altri y la fábrica de Palas de Rey

Con esta suma de dudas en mano, desde FashionUnited nos aceramos a Inditex para tratar de obtener una respuesta a las veladas conjeturas y suposiciones que venían apuntando, desde el año 2020, a alguna clase de relación o vínculo entre la multinacional de la moda española propietaria de Zara y la compañía portuguesa Altri. Cuestión para la cual terminamos por plantearles tres preguntas que, a nuestro entender, debían de servir para terminar de despejar la duda y aclarar cualquier recelo que pudiera estar generándose contra la compañía, a medida que siguen enfrentándose las partes que aprueban y rechazan el seguir adelante con el desarrollo y la construcción del Proyecto Gama de Greenfiber en Palas de Rey.

En esta intención, se le plantearon por parte de FashionUnited a Inditex las siguientes tres preguntas: 1.- ¿Ha favorecido o participado de algún modo Inditex del proyecto de construcción de la planta de lyocell de Altri en Lugo? 2.- ¿Mantiene Inditex actualmente alguna clase de acuerdo comercial o relación con Altri o con alguna de sus filiales? 3.- ¿Ha prometido o se ha comprometido de algún modo Inditex, o alguno de sus proveedores hasta donde tenga constancia, a la compra de fibras producidas por Altri para su incorporación a su cadena de valor como materia prima para sus colecciones?

En respuesta, y ante nuestra insistencia, desde la multinacional de la moda española respondieron a las tres cuestiones de la misma manera, que fue manteniéndose firmes en su máxima de no pronunciarse ni hacer ningún comentario ni ninguna clase de declaración sobre cuestiones que son ajenas a Inditex y a sus operaciones. Una respuesta, en forma de no respuesta, que no obstante dice más de lo que la aparente negativa a pronunciarse por parte de Inditex pudiera mostrar a primera vista. Y es que con su postura ante las dudas planteadas, lo que vienen a desvelar desde Inditex es que ni han participado del proyecto promovido por Altri, ni Altri ni ninguna de sus filiales forman parte de su cadena de valor, así como el que tampoco cuentan con ninguna clase de acuerdo con la compañía portuguesa para incorporar las fibras sostenibles que guardan por intención producir desde Galicia dentro de su red de proveedores o como materia prima para la confección de sus prendas.

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