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Luanvi y los Tarancón tratan de burlar a los acreedores cediendo su comercialización al director de operaciones

La familia propietaria de la emblemática firma deportiva valenciana trata de garantizar su control sobre la marca, y la supervivencia de esta en el mercado, firmando un controvertido acuerdo de cesión de licencia y distribución con una sociedad controlada por su director de operaciones.
Por Jaime Martinez

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Empresas|En Profundidad
Logotipo corporativo de la firma de moda deportiva valenciana Luanvi. Credits: Luanvi.

Madrid – La firma de moda deportiva valenciana Luanvi ha anunciado el haber llegado a un acuerdo de cesión de licencia y distribución, para España y el resto de Europa, con la sociedad Revolution Sport Hub. Una empresa de nueva creación que entra a tomar el relevo de su comercializadora, en concurso de acreedores desde finales del pasado mes de junio, como nueva distribuidora y gestora de la marca, pero en el marco de una operación controvertida y no exenta de sospechas de fraude, que deja a la firma, y a su brazo operativo, en manos de quienes se venían desempeñando como sus propietarios y gestores.

Para ponernos en primer lugar en situación, era a mediados de este pasado mes de julio cuando desde FashionUnited anunciábamos la declaración en concurso de acreedores de Luanvi. Una noticia que ahora, y a raíz de las últimas informaciones compartidas por su propiedad, la familia Tarancón, es de necesidad terminar de matizar, puesto que lo que entraba entonces en concurso voluntario de acreedores era realmente la comercializadora de la firma, constituida a través de la sociedad Textil Deportivo Valencia. Una compañía que contaba por entonces como administrador único con la figura de Javier Tarancón García, responsable de esa sociedad comercializadora y director ejecutivo de la sociedad Luanvi SA tras el fallecimiento, como consecuencia de las inundaciones que afectaron la zona sur del área metropolitana de Valencia el pasado mes de octubre, de su padre Vicente Tarancón, cofundador y presidente de Luanvi. Una firma que a nivel societario se encontraba blindada bajo el paraguas de una sociedad distinta a Textil Deportivo Valencia, y que por tanto se encontraba, a nivel de marca y hasta que un juez pueda resolver lo contrario, protegida frente a los acreedores en el marco de la declaración de la comercializadora en concurso de acreedores.

A este respecto, era el mismo Javier Tarancón quien, a finales de la pasada semana, se abría a ofrecer desde sus redes sociales una “aclaración” sobre la actual situación que se había venido anunciando que estaba afectando a la firma deportiva valenciana. Una marca Luanvi que, de manera contraria a lo que se daba por supuesto, “siempre ha estado protegida en una sociedad independiente”, y por tanto “no se ha visto afectada por el proceso en el que se encuentra la empresa comercializadora de la marca”, defendía Tarancón. “Esta gran visión de mi familia en los años 90”, ha añadido, entendemos que en relación a la decisión de proteger la firma de su brazo operativo, ha permitido hacer “que la marca esté más fuerte y viva que nunca”, y eso es “gracias a un nuevo acuerdo de licencia y distribución” acordado a favor de “la empresa Revolution Sport”, detallaba el CEO de Luanvi. Unas declaraciones que cerraba dando las “gracias a todos los que han hecho posible este acuerdo”, y “ahora a por muchos más años de éxitos para hacer más grande el legado” de Luanvi.

¿Un conato de fraude frente a los acreedores?

Hasta aquí, y de entrada y sobre el papel, todo se habría realizado conforme a la legalidad, y los sucesos se resumirían en los pasos seguidos por una empresa comercializadora que no puede hacer frente a sus obligaciones, y termina por declararse en concurso de acreedores; resolución frente a la que la propiedad de la marca que comercializa toma la determinación de escoger a un nuevo distribuidor y socio para la gestión de su marca, firmando un nuevo acuerdo de licencia. Y eso sería así en abstracto y sería así de sencillo, sino fuera por los detalles y por los nexos en común entre Luanvi y la comercializadora Textil Deportivo Valencia, que podrían llevar al juez a acordar que no es efectiva la separación entre ambas, forzando el que la marca pase a vincularse al actual concurso de acreedores en el que se mantiene inmersa Textil Deportivo Valencia.

Se trata este de un extremo al que no suelen llegar los juzgados, pero frente al que, para el caso que nos ocupan, contribuyen a que así deba de ser las claras relaciones y vínculos entre Textil Deportivo Valencia y Luanvi, que como mejor se evidencian son justamente en el papel que ha venido desempeñando Javier Tarancón como administrador único de la primera, y CEO de la segunda. Una falta de independencia que podría corregirse en función de los accionistas que participen de una y otra sociedad, aunque sin ser ni siquiera este aspecto una cuestión del todo determinante, y a la que además se suman las sombras de sospecha que ya pesan sobre una estrategia que se habría tratado de poner en marcha desde la propiedad y la dirección de Luanvi para garantizar el control y la dirección sobre la marca, a través de precisamente la firma de ese acuerdo de cesión de licencia con la empresa Revolution Sport. Empresa que ya ha asumido la comercialización de toda la oferta de la marca Luanvi, a través de una tienda online propia.

A este respecto, el acuerdo se podría haber formalizado en un último esfuerzo por garantizar el que la familia Tarancón logra mantener la propiedad sobre la marca Luanvi, buscando poner en evidencia la independencia de la marca de la empresa comercializadora, al ejercer el derecho de la firma a firmar un acuerdo de cesión de licencia con cualquier otra tercera parte. Una operación que, en el contexto de este concurso de acreedores, la blindaría frente a los acreedores de Textil Deportivo Valencia, imposibilitando el que puedan reclamar los derechos sobre la marca Luanvi como parte de sus activos. Una estrategia arriesgada, y que podría haber tenido mayores muestras de legitimidad, sino fuera por que de ella también se infieren los que parecen ser igualmente claros esfuerzos por mantener por parte de los Tarancón también el control operativo sobre Luanvi, a través de este acuerdo de cesión de licencia firmado a favor de Revolution Sport Hub. Una empresa que, según queda recogido en el Boletín Oficial del Registro Mercantil (BORME) de Valencia, inició sus operaciones a fecha del pasado 22 de julio, después de que la comercializadora de Luanvi solicitase su declaración en concurso voluntario de acreedores a fecha del 20 de junio, nombrando como administrador único a Juan José Ballester Agulló, Juanjo Ballester, director de operaciones de Luanvi desde el pasado mes de febrero de 2025.

Sin todavía una resolución formal emitida por el Juzgado de lo Mercantil Nº2 de Valencia sobre el proceso de concurso de acreedores de Textil Deportivo Valencia, desde el medio económico generalista El Economista informaban el pasado viernes de un acuerdo alcanzado entre la administración concursal, en manos de David Baixauli Almenar, y la compañía valenciana Torqueva, para la compra de la comercializadora de Luanvi en concurso de acreedores. Un acuerdo cuyos detalles no han terminado de trascender, más allá de aspectos como el que apunta a una subrogación de 46 trabajadores de Textil Deportivo Valencia a Revolution Sport Hub, sociedad tras la que apuntan que estaría Torqueva. Una empresa que presenta como actividad económica la del alquiler de bienes inmobiliarios por cuenta propia, y por tanto completamente ajena a la industria del textil, que podría estar ejerciendo como empresa pantalla y a modo de subterfugio de la legalidad, con el único propósito de garantizar el que la propiedad y la dirección de Luanvi siga en manos de la familia Tarancón. Un potencial riesgo de fraude ante los acreedores de la comercializadora, que no contaría con activos de valor tras la venta en 2024 de su sede de Paterna de no acordarse el que mantiene derechos sobre la marca Luanvi, y ante el que desde el mismo medio económico ya advierten que acreedores, entre otros CaixaBank, presentarán recurso para impugnar el acuerdo de venta acordado de Textil Deportivo Valencia a Torqueva, con el que se busca dar legalidad al cierre del concurso de acreedores de la comercializadora de Luanvi, sin garantías de que los acreedores puedan llegar a recuperar los fondos adeudados por la sociedad.

En resumen
  • Luanvi ha llegado a un acuerdo de licencia y distribución con Revolution Sport Hub para España y Europa.
  • La comercializadora de Luanvi, Textil Deportivo Valencia, está en concurso de acreedores, generando dudas sobre la independencia de la marca.
  • Existe la sospecha de un posible fraude para mantener el control y la dirección de la marca Luanvi por parte de la familia Tarancón a través de la nueva empresa Revolution Sport Hub, de la que se presenta como administrador único Juanjo Ballester, el director de operaciones de Luanvi.
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