El calzado español amenaza con ajustes de plantilla tras una caída de las exportaciones del -7,5 por ciento
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Madrid – La industria del calzado español ha abierto este nuevo ejercicio de 2024 con una caída de las exportaciones de un -7,5 por ciento. Una tendencia que viene a seguir, pero amplificándose hasta el exceso, a la arrojada a lo largo del anterior ejercicio de 2023, en lo que ha terminado dejando al conjunto de las empresas del sector en una “situación límite”, frente a la que vuelven a reclamar que contribuya la Administración pública garantizando un entorno de estabilidad normativa, en esta ocasión sumando además ya la amenaza de que puedan terminar por darse posibles reajustes en las plantillas ante la caída de la producción.
Como primera actualización del ejercicio que han entrado a compartir, y analizar, desde la Federación de Industrias para el Calzado Español (Fice), desde su condición como asociación empresarial de referencia de las empresas del sector en España, desde Fice apuntan a un primer mes de enero de 2024 durante el que las exportaciones del calzado llegaron a situarse en unos 251,4 millones de euros. Una cantidad que representaría una caída del -7,5 por ciento con respecto a las cifras recogidas durante el mismo mes de enero de 2023. Una bajada que, con los datos en la mano del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, se habría dado de manera generalizada en el conjunto de todo el sector, en el que las ventas tanto del calzado como de su industria auxiliar habrían llegado a decrecer hasta los 267,6 millones de euros, un -7,8 por ciento menos que en comparación con el mismo periodo de hace un año. Una evolución que, como único dato positivo, dejaría al conjunto de toda la industria del calzado aún así manteniéndose un +3,7 por ciento por encima de durante el mismo mes de enero de 2020, uno de los últimos en llegar a completarse al margen de los efectos de la pandemia por coronavirus; dato positivo que tampoco lo sería tanto, viéndose como insuficiente como para compensar la escalada de los costes a la producción a la que han debido de venir tratando de hacer frente las empresas del sector desde entonces, y hasta el día de hoy.
“Las ventas al exterior han iniciado el año con una importante caída en términos de valor”, después de que, de manera concreta, hayan “caído un -7,5 por ciento respecto al mes de enero de 2023”, situándose “en torno a 251,4 millones de euros”, puntualizan desde Fice a través de una nota. “Estos datos”, añaden desde la organización empresarial, “confirman la tendencia a la caída de las exportaciones que se está dando desde el pasado mes de agosto”, y para la que “las previsiones son que esta dinámica se mantenga, al menos, durante el primer semestre del año”.
Con una balanza deficitaria
Acompañando a esta actualización sobre el nivel de las exportaciones de calzado español en esta recta inicial del ejercicio, desde Fice igualmente descubren otro dato de interés, además de igualmente preocupante, como el que han dejado las importaciones de calzado durante este mismo mes de enero de 2024 hacia España. Un país que pese a mantenerse como uno de los principales productores de referencia de la industria del calzado, a escala global, importó durante el mismo mes calzado por un valor de 405 millones de euros. Una cantidad que si bien supone una caída de un -8,1 por ciento con respecto al valor del volumen de las importaciones en enero de 2023, termina no obstante dejando una balanza deficitaria para el sector, con, ajustes de por medio, 148,3 millones de euros más en importaciones que en exportaciones. Una cifra que, en términos porcentuales, representaría hasta un +161 por ciento más de importaciones que de exportaciones de calzado español a otros mercados, durante el mes de enero de 2024.
En cuanto a cómo ha venido siendo la tendencia, a la baja, que, de manera interna, han venido siguiendo las exportaciones de calzado español, por regiones, la mayor caída, dado su mayor peso representativo en el conjunto de la industria, se ha experimentado en la Comunidad Valenciana, donde las exportaciones de calzado, en términos generales, han llegado a contraerse un -24,9 por ciento. Caída que igualmente han experimentado las exportaciones de calzado de Aragón (-34,2 por ciento), de Andalucía (-27,3 por ciento), Baleares (-15,4 por ciento), y de Murcia (-11,4 por ciento). Mientras que en el lado positivo de la balanza, y contribuyendo a compensar parte de estas caídas, lo han estado las exportaciones del calzado procedente de Cataluña (+29 por ciento), Galicia (+12,6 por ciento), Castilla la Mancha (+0,2 por ciento), Madrid (+45,6 por ciento), La Rioja (+11 por ciento) y del País Vasco (+35,8 por ciento).
Amenaza de ajustes sobre las plantillas
Frente a este complejo panorama que se le presenta ya por delante al conjunto de las empresas del sector, y siguiendo a este respecto con la postura que han venido ya públicamente defendiendo desde Fice, desde la patronal del calzado han querido nuevamente salir a reclamar al junto de las Administraciones públicas el que contribuyan con sus labores a la buena marcha del sector, de sus empresas y a la garantía del mantenimiento del empleo, garantizando un clima de mayor estabilidad normativa que asegure las bases y términos legalmente aplicables para las empresas de la industria. Cuestiones para la que vuelven a insistir en que, frente a las incertidumbres que están generado esta caída de sus niveles de facturación y de su rentabilidad, estaría en el deber de la Administración el garantizar una estabilidad normativa; el de brindar a las empresas de la flexibilidad necesaria para poder seguir desarrollando su actividad, y en especial en lo relacionada con la figura de los trabajadores fijos discontinuos; y el de favorecer la modernización de la industria mediante ayudas públicas, ayudas sobre las que vuelven a señalar a los efectos perniciosos que para poder acceder a las mismas ofrece la Ley “Crea y Crece”, efectos que podrían terminar de verse agravados todavía más una vez que termine viendo la luz el nuevo Reglamento contra la morosidad que se encuentran ultimando desde la Comisión Europea.
“Las empresas reclaman estabilidad en los reglamentos y en las nuevas legislaciones”, para lo que “insistimos en que es necesario respetar los acuerdos alcanzados en el Convenio Colectivo pactado entre patronal y sindicatos, con consensos en asuntos como la jornada laboral”, no ha dudado en querer salir a defender públicamente Marián Cano, secretaria general de Fice. Organización desde la que señalan a cómo el “calzado en España enfrenta una serie de desafíos significativos”, como resultado de una “compleja coyuntura económica, influenciada por la creciente inflación, conflictos geopolíticos internacionales y aumentos en los costes”, que han “colocado a las empresas en una situación límite”.
Frente a este contexto, añaden desde la patronal del calzado, “los empresarios expresan su malestar por la falta de flexibilidad en la aplicación de los criterios por parte de la Inspección en torno a la figura de los fijos discontinuos”, algo “que está generando rigideces que podrían obligar a las empresas a reajustar plantillas ante la caída de la producción”, alertan. Mientras que igualmente sigue “la enorme preocupación en torno a la Ley Crea y Crece”, una norma “que afecta directamente a las competitividad de las compañías en mercados globales”, dado que “interviene en las relaciones entre las empresas condicionando la libertad negociadora de las firmas zapateras”, frente a “un mercado global en el que no se dan estas limitaciones”. Un “intervencionismo” que, apostillan desde Fice, no hace más que ir en contra y lastrar a un sector que, recuerdan, cuenta con “un producto de baja rotación, desde que el producto llega al punto de venta hasta que se vende”, y contando para ello con un plazo que “es mucho mayor que el de otros bienes como pueden ser los productos frescos”.