Palomo Spain, velada queer en Nueva York entre plumas y almohadones
cargando...
Como principal representante español dentro del programa oficial de esta última edición de la Semana de la Moda de Nueva York, el diseñador Alejandro Gómez Palomo, fundador y director creativo de la casa de modas Palomo Spain, regresaba en la mañana de este lunes 13 de febrero —cuatro años después de su última presentación sobre la pasarela neoyorquina— a la Gran Manzana para presentar “The Closet”. Nombre con el que finalmente se ha decidido a bautizar a su propuesta en moda ¿masculina? para la próxima temporada Otoño/Invierno de 2023.
Tomando como punto de partida precisamente esa intencionada interrogación que introducíamos en la introducción a esta crónica sobre la última propuesta del diseñador cordobés, lejos de ser, ni mucho menos, una crítica o un intento por restar un ápice de masculinidad, de nueva masculinidad, al espíritu de las piezas de “The Closet”, con esa cuestión más bien no pretendemos desde estas líneas más que remarcar el abierto carácter genderless con el que, una vez más, el creativo se ha decido a imbuir toda su colección. Una abierta naturaleza sin género que el de Posadas ha convertido en el eje vertebrador de sus propuestas de moda masculina, para la que en esta ocasión se ha decidido a realizar un intimísimo ejercicio de introspección buceando en sus años de más tierna infancia para, desde ahí, revisitar los primeros estilismo y los primeros coqueteos que el Alejandro-niño empezó a dar con el mundo de la moda y de la indumentaria, recurriendo para ello, al igual que la mayoría de los niños en edades similares, a trastear desde con objetos cotidianos del hogar o con prendas salidas del armario de su madre. Piezas que ahora el diseñador recontextualiza y reconstruye haciendo uso de su buena mano, para dar lugar a un universo de piezas que se nos presentan como protagonistas de una improvisada velada de corte queer entre almohadones y mantas, elevadas a la categoría de prendas de sastrería pero, en ese camino de evolución y elevación, sin perder un ápice de su inocencia naíf.
De este modo, y tal y como se encargan de poner en valor desde la misma casa de modas del diseñador español, esta colección se presenta a modo de una “conversación introspectiva con nuestro yo de la infancia”. Una idea que termina por germinar desde el momento en el que el creativo se encuentra “experimentando, aún sin saberlo, con las barreras de la convencionalidad de genero, jugando con toallas, pañuelos de seda, edredones, mantas y otros elementos de la casa para construir una imagen elevada de uno mismo que coquetea con lo queer”. Una experimentación que será la que le permitirá establecer “por primera vez una relación poderosa con el mundo de la belleza”, para desde ahí, y recurriendo, ya de manera consciente como inconsciente, a esas “imágenes” iniciáticas de lo que terminaría constituyendo “un ‘primitivo’ look Palomo”, terminar dando paso a las prendas sofisticadas que ya a día de hoy integran las colecciones de pasarela de su firma de moda. Una evolución así pues desde la natural puerilidad e ingenuidad de la niñez y de aquellos inocentes primeros coqueteos del diseñador cordobés con el mundo de la moda, hasta llegar al actual momento en el que se encuentra defendiendo, al frente de su propia casa, un ya no tan inocente discurso desde el que habla y nos presenta un nuevo modelo de masculinidad abierta a la diversidad del género y a la feminidad como valores, ya no reñidos y enfrentados a lo masculino, sino integrados dentro de sus refundados valores y principios.
“No queremos adoctrinar” a nadie, defiende el propio diseñador a lo largo de unas declaraciones concedidas a la agencia de prensa AFP, pero “sí queremos dar una opción a la gente, a los hombres o a cualquiera” para poder “vestir de esta forma que, en general, se define como libre”. Y es que “¿por qué los chicos no pueden llevar una falda o un vestido?”, esgrime Palomo. “Ya no vivimos en el siglo XIX, cuando se estableció que el hombre debía llevar un traje”, apunta, al tiempo en que incide en esa idea que lo viene guiando como diseñador para constituir la “base de una nueva estructura” para la indumentaria masculina. Piezas de un universo al que “todo el mundo es bienvenido, independientemente de su sexualidad u orientación sexual o identidad de género”, defiende el diseñador que, a pesar de estar especializado en indumentaria para el hombre, y en línea precisamente con su férrea defensa de la inclusión y por la supresión de las barreras del género, ya ha vestido, y para ocasiones más que simbólicas, a destacadas artistas femeninas de la talla de Beyoncé, Madonna o Rosalía.
De los acabados en aspecto toalla al de en efecto “batalla de almohadas”
Para terminar de dar forma a esta suma de inspiraciones, influencias y mensajes, el diseñador español, en línea con lo ya apuntado, recurre en esta ocasión a recontextualizar las primeras etapas de la niñez, las mismas desde las que se empieza a crear una relación más personal e íntima con el mundo de la indumentaria, para construir una sucesión de piezas cuidadosamente confeccionadas, creadas a partir de aquellos elementos del hogar al alcance de cualquier niño curioso, y que este empleará a modo de improvisada, e irreverente, vestimenta.
En lo que se nos muestra así pues como una aplicación, aplicada a su labor como diseñador, de aquel mantra atribuido a Picasso desde el que el pintos malagueño explicaba cómo “me tomó cuatro años pintar como Rafael, pero me llevó toda una vida aprender a dibujar como un niño”, Palomo parece haberse decidido a seguir por ese camino, y haber vuelto a la niñez como vía desde la que terminar de perfeccionar todo lo aprendido hasta ahora como diseñador. Una mirada a su “yo” más inocente, desde la que ha extraído el conjunto de cojines, mantas, sábanas, cortinas y de más artículos del hogar que ha utilizado como claras referencias para las piezas de esta colección, armada sobre una provocadora confección en efecto “atado” que subraya esa valor de las prendas como piezas elaboradas a partir de textiles del hogar, tales como toallas, albornoces, sábanas o paños. Una originalísima propuesta que ha terminado de constituir sobre una fantástica paleta de colores y texturas, de entre las que sobresalían los acabados en aspecto toalla, el de en efecto “batalla de almohadas” o ese sin fin de incrustaciones de cristales de Swarovski; conformando así en su suma las principales características de una colección de entre la que se destacan, como piezas clave, desde los vestidos, chaquetas y tops confeccionados en ese acabado efecto toalla, hasta los atrevidos vestidos de noche, las distintas piezas en acabado efecto pelo —todo artificial—, o un embriagador y colorido conjunto de vestido de corte baby doll con capa, todo recubierto de unos suntuosos bordados en amarillos, verdes y azules. Encontrando del mismo modo como pieza arquetípica y de referencia de entre todas las presentadas, un abrigo acolchado construido sobre la referencia de aquel edredón que el propio diseñador, confiesa, utilizaba para vestirse o disfrazarse cuando era pequeño y le dejaban solo en casa.
Para terminar de completar la propuesta, así como su presentación en Nueva York, los looks han contado como accesorios con piezas de joyería de la nueva colección de la casa, con diseños como el bolso-maletín “Castellana”, o con una selección de zapatos de tacón en forma de botines, botas, loafers y de modelos deportivos de Puma, firma de moda deportiva con la que el diseñador ha colaborado creando aquella colección cápsula que terminaba viendo la luz a comienzos del pasado mes de septiembre de 2022. Todo ello sin olvidar las aportaciones de Alicia Padrón, responsable de los estilismos de la pasarela; del equipo de Marcelo Gutierrez para M.A.C Cosmetics, responsables de firmar el look de belleza de los modelos; de Sebastian Professional, con Shay Dempsey y Anthony Cole al frente, a cargo del “hair-styling” de efecto despeinado y como “recién salido de la cama” que mostraron los modelos sobre la pasarela; y de Ruslan Baginskiy, responsable de crear los distintos tocados que terminaron de construir esa atmósfera pueril y naíf que reinó a lo largo de toda la presentación de “The Closet”.
Para ello, explica el propio Baginskiy, “creamos 5 estilos únicos en 14 colores y materiales diferentes para la colección de Palomo Spain”. “La idea desenfadada de la colección ha sido refrescante” frente a “la dura realidad en la que vivimos”, y por ello, y siguiendo con su mismo espíritu, “creamos” rememorando sobre las impresiones de “lo inocente y sincero, lo nostálgico y puro”. “En general”, añade el creativo, “ha habido un espíritu muy afín al trabajar con el equipo de Palomo Spain”, puesto que “compartimos muchos valores comunes”.
“El dramatismo y la grandilocuencia estética que caracteriza el trabajo del diseñador”, entran a resumir desde la casa de moda española, se encuentra así pues “presente” en esta colección mediante “voluminosas piezas en forma de abrigos que recuerdan a cocoons creados a partir del edredón de la casa de un muy joven creativo”, y que “conviven” dentro de esta misma propuesta “con piezas más sencillas que corresponden al ejercicio más street de la casa”. Asentadas así pues sobre esa paleta “de vivos colores que nos trasladan a un Alicia en el País de las Maravillas gay”, encontraremos una propuesta afianzada sobre el “delicado trabajo” llevado a cabo “con los drapeados en tops y largos vestidos”, piezas que mediante “el estilismo a cargo de Alicia Padrón se combina con finas camisetas de mesh, blusas confeccionadas con vortexs de telas en print florales, bufandas en un knit con reminiscencias rústicas y minifaldas de pelo (artificial) que alargan la figura del modelo”, aportando así “un nuevo soplo (aún más) fashionista a la propuesta” creada por el diseñador cordobés. Quien una vez más, y tras lograr destacarse como uno de los diseñadores invitados a diseñar el vestuario del Ballet de Nueva York, durante la décima edición de la New York City Ballet Fashion Gala celebrada este pasado mes de octubre, vuelve nuevamente a conquistar el corazón de la industria de la moda estadounidense, país que se destaca ya como el principal mercado par su casa de modas.