Manuel Ordovás de Maour: “Como hombre y consumidor, veía propuestas fantásticas en pasarela, pero muy exageradas”
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Valencia- Crear una marca de la nada siempre es arriesgado y si tenemos en cuenta el contexto social y económico en el que nos encontramos, el riesgo es todavía mayor. Sin embargo, al fotógrafo y creador de contenido Manuel Ordovás esto no le frenó. Aunque es importante matizar que a él, la idea de lanzar su proyecto personal ya hacía tiempo que le rondaba por la cabeza. “Llevaba casi dos años pensando que tenía que hacer algo aunque no tenía muy claro el qué. Quería empezar con una pequeña línea de camisetas”, pero como a todos, las obligaciones y el día a día retrasaban el lanzamiento. “Hasta que un día me dije: ‘de aquí no puede pasar’, y me puse a diseñar. Y lo que iban a ser solo dos camisetas, se convirtió en tres camisetas, cinco camisas y dos pantalones”, nos cuenta el fundador de Maour, la nueva firma de moda masculina que vio la luz hace apenas dos meses.
Tal como explica a FashionUnited, “tenía la idea desde antes de la pandemia y, de hecho, íbamos a lanzar la firma en abril”, pero la COVID-19 le obligó a retrasar los timings. “Todo el mundo me recomendaba esperar y sacarla en septiembre porque no tenía mucho sentido hacerlo en junio, a solo un mes del verano, pero preferí arriesgarme”, añade Ordovás. Y al final, su instinto no le falló porque la respuesta del público ha sido muy positiva. “Me he quedado muy sorprendido. Pensaba que iba a ser más complicado pero, después del confinamiento, la gente tenía ganas de comprar ropa para estrenar en la calle”, señala el director creativo de Maour. Sus prendas atemporales, effortless y para todo tipo de hombre y estilos ha gustando tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. “México, Ecuador, Miami, Suecia, Italia, Francia, Reino Unido… Es increíble cómo una web tan pequeñita, que solo lleva dos meses abierta, puede llegar a todo el mundo”.
Drop by drop, el éxito de la exclusividad y las prendas limitadas
Cómo habitual de las semanas de la moda masculina, Manuel ha podido asistir a algunos de los desfiles más prestigiosos a nivel internacional. En sus numerosos viajes, “como hombre y consumidor, veía propuestas fantásticas en pasarela, pero muy exageradas”. Creaciones o estilismos que “el hombre no era capaz de llevarlo, ni de ponérselo en su día a día”. Por esa razón, su objetivo siempre fue aportar su propia visión de la moda: casual, minimalista, pero sin dejar de lado la calidad. “Son piezas que las pueden llevar muchos tipos de hombre y que se adaptan a su estilo, según el rollo que le quieran dar”, admite.
A la clara estética de Maour, se le une su estrategia o filosofía de marca. Siguiendo la fórmula drop by drop que ya han seguido otras firmas de streetwear y de lujo, “sacamos prendas poco a poco, de manera continuada, en lugar de una colección de golpe”, sostiene su creador. Estos drops no son otra cosa que un sistema de venta que se ha popularizado en los últimos años por su exclusividad y caducidad, pero también porque propone una producción más controlada y responsable. “Nos adaptamos a lo que vamos viendo en cada momento. Son producciones más pequeñas —entre setenta y cien unidades por prenda— y, por tanto, más exclusivas. Compras lo que te gusta, lo que necesitas y ves que en mes y medio ya no está lo que compraste, pero hay novedades”. Una estrategia que para Ordovás es “más real y que te da una mayor capacidad de reacción. Además, es una manera de que la marca sea conocida, pero no que todos vayamos igual vestidos. Sabes que es exclusivo”.
Aunque actualmente cada prenda la confecciona en una ciudad diferente, entre España, Portugal, Italia y Asia, le encantaría en un futuro centralizar toda la producción en nuestro país. Sin embargo, admite que “a día de hoy, al ser una marca tan pequeña, es complicado”. No queríamos pasar la oportunidad de preguntarle sobre la sostenibilidad y nos responde con rotunda sinceridad: “Intento ser lo más sostenible posible, pero no me considero una marca eco 100%. Voy aprendiendo poco a poco en base a la práctica. Por ejemplo, la primera vez y sin yo saberlo, las camisetas llegaron envueltas en plástico. Ahora he pedido que no lo hagan”.
Imágenes: Cortesía de Maour