Loewe: líneas campanilla, finas napas… y un nuevo bolso “Madrid”
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Madrid – Como una de las entregas más esperadas de cada nueva edición de la Semana de la Moda de París desde que, allá por el año 2013, el diseñador de moda británico Jonathan Anderson asumiera la dirección creativa de la casa, la española Loewe ha vuelto a la capital del Sena para presentar su nueva colección de mujer, para la temporada Primavera/Verano de 2025. Una colección de marcadas líneas e inspiraciones florales, cuya presentación sirvió igualmente para la del nuevo modelo de bolso de la casa: el “Madrid”.
Destacándose entre los principales desfiles y presentaciones de la jornada de este ya pasado viernes 27 de septiembre, quinto día de desfiles oficiales de este nueva edición de septiembre de la Semana de la Moda de París, Anderson presentó para Loewe una colección desde la que volvió a dar una fina lección de maestría sobre cómo llegar a hacer combinar la esencia más tradicional y la herencia más histórica que atesora entre sus muros una casa de más de 170 años de antigüedad como Loewe, con un lenguaje descaradamente atrevido y actual, y todo ello aderezado y modelado a través de esa fina artesanía y trabajo artesanal de la que es guardiana la casa española. Todo un espectáculo ya en sí mismo, que no quisieron perderse, en una muestra y reflejo de la trascendencia y de la renovada vitalidad y notoriedad como referente de la industria con la que cuenta actualmente la firma de moda española, figuras como las de Anna Wintour, editora en jefe de la revista Vogue para su edición en los Estados Unidos; creativos como Pharrell Williams, actual director creativo de las colecciones masculinas de Louis Vuitton, al igual que Loewe una de las principales marcas de moda en cartera del holding internacional francés LVMH; o el director de cine italiano Luca Guadagnino, quien compartía “front row” junto a Rachel Weisz y su marido, el también actor Daniel Craig, protagonista de la última cinta del italiano “Queer”, una película que se estrenaba durante esta pasada edición de septiembre del Festival Internacional de Cine de Venecia, y cuyo vestuario ha corrido a cargo del mismo Jonathan Anderson, como director creativo de Loewe.
Potenciando precisamente el propio valor de las creaciones del británico para esta última colección de mujer de Loewe para la temporada Primavera/Verano de 2025, la propuesta se presentaba en mitad de un ambiente de completa quietud, dominado por un blanco eterno que bañaba cada rincón interior del pabellón instalado por la casa española en el interior del patio del Château de Vincennes de París. Una ambientación de un singularmente llamativo cálido minimalismo etéreo, aportado por la madera blanca que servía de pavimento para el pabellón, cuyo espacio terminaba por gravitar en torno a la escultura “The only place you came to me was in my sleep” (El único lugar donde viniste a mí fue en mi sueño, 2017) de la artista británica Tracey Emin. Una única obra de idéntica alma minimalista, en la que un estilizado poste sujeta la figura de un pequeño pájaro, fundido en bronce, posado en su extremo más elevado. Una ave inmortalizada en un momento de pausa que parece aguardar el instante más adecuado para terminar de echar a volar, y en torno a cuyas líneas, poética y proceso artesanal terminaron de confluir todos los idénticos elementos que Jonathan Anderson terminó por mostrar desde la presentación de esta nueva colección para Loewe. Una simbología que terminaba adquiriendo unas connotaciones aún más emotivas, una vez que, a lo largo de la misma jornada, terminó por confirmarse el fallecimiento de la icónica actriz británica Maggie Smith, atraída por Anderson al universo de Loewe como uno de los rostros más singulares de las últimas campañas de la casa de moda española.
“¿Qué sucede cuando se elimina todo el ruido? ¿Es posible llenar una habitación blanca vacía, llamando la atención, pero sin gritar por el espacio?”, presentan desde Loewe como preguntas que terminaron por mover el ánimo del diseñador para la creación dee esta propuesta. Una colección que, apuntan desde la firma de moda española a través de una nota, “responde a estas preguntas mediante una reducción radical”, apostando para ello por un ejercicio desde el que se terminar “despojándolo todo” del espacio, para poner el foco, desde el interior de ese vació, en “la silueta”. En una silueta que, “doblándose, rebotando, fluyendo en curvas, larga o toscamente recortada, moviéndose lateralmente y alejándose del cuerpo, como entrando y saliendo de un sueño”, termina por expandirse y por adueñarse de todo el espacio, a través de una sinfonía sostenida en todo un auténtico frenesí de cortes y volúmenes. Un ejercicio de composición formal para el que el creativo británico se inspiró, más allá de ese minimalismo que exhala la obra de Emin, en el universo de las composiciones musicales, y en particular, en las del alemán Johann Sebastian Bach, cuya partitura para “Sonata para violín en sol menor” se encargó de revestir el exterior del pabellón de Loewe, mientras que su cara se empleó como motivo de una de las piezas con las que Anderson entró a reconstruir la entidad de la camiseta estampada a través de esta colección.
Entre líneas campanilla y el nuevo bolso “Madrid”
Entrando ya a desgranar la propuesta en mayor detalle, en términos de diseño, partiendo de esa poética imagen de una colección capaz de con sus vuelos acallar los gritos y ruidos que nos distraen a diario procedentes desde los mundos tanto de lo físico como de lo digital, la colección se descubrió asentada sobre una rabiosamente primaveral paleta cromática, en la que puros blancos jazmines y lirios, daban paso a marrones tierra, azules agua, grises piedra y arcilla y profundos negros, para encenderse en amarillos amapolas, naranjas y rosas. Unas tonalidades desde las que Anderson descubría ya sus claras intenciones por terminar de componer un sentido jardín primaveral al abrazo de esta colección; imagen que se terminaba por hacer todavía más clara a través de la profusión de estampados florales y de los cuidadísimos motivos, elaborados a mano, de motivos en escamas y en entramado de red, cuya presencia dando carácter a una serie de piezas clave de esta colección no hacía más que enfatizar esa embriaguez de los sentidos que sentiríamos al estar en el interior de un soñado jardín oriental, junto a sus estanques, sus nenúfares y sus lirios de agua.
Sin dejar ni por un momento de potenciar y de tratar de generar esa suma de impresiones, si singularmente embriagadora resultaba ser la familia cromática y de estampados empleados para la colección, incluso más lo han sido las siluetas, las formas y patrones con las que Anderson ha terminado por saber dotar a esta propuesta. Una serie de hechuras de igualmente marcada inspiración floral, desde las que vaporosos vestidos parecían abrirse cuales corolas, mientras vestidos de corte “baby doll” y una finísima capa de napa se abren cuales campanillas que timbran al sentido de los cálidos vientos primaverales. Construcciones que, para el caso sobre todo de los vestidos largos y más voluminosos, se potencian gracias al uso de varillas y de livianos entramados construidos por el interior de las prendas. Unos elementos con los que Anderson al tiempo logra establecer un certero nexo de unión entre esa moda decimonónica, perfilada a base de corsés y de miriñaques, con el modernismo minimalista a partir del uso de la línea de la obra escultórica de Tracey Emin, a la vez que también parece entrar a realizar un ejercicio de reconceptualización sobre el funcionamiento de las nervaduras de las flores y de las plantas, en su uso para crear siluetas de una atractiva resolución formal.
Desde este juego de colores y siluetas, como piezas clave de esta colección se presentan desde los distintos y voluminosos vestidos con crinolinas de inspiración campanilla y floral, hasta esas ya apuntabas cazadoras-capa de napa con corte de campanilla, un atrevido suéter en red con acabado efecto plumas, o los diferentes vestidos de corte armadura y silueta “baby doll”, y en especial los mostrados en acabado efecto lentejuela y emplumado. Diseños con los que desde la colección Anderson parece hacer referencia a las aves que cruzan los cielos y a los peces que resplandece bajo las aguas de esta idílico jardín primaveral, peces cuya piel iridiscente se termina de tratar de imitar desde un vestido “baby doll” en escamas turquesas que se presenta como una pieza especialmente clave de esta colección. Una propuesta de entre la que también llaman poderosamente la atención los diseños en efecto emplumado con los que Anderson ha pasado a reconstruir la tradicional camiseta estampada, así como un grupo de complementos entre los que encontramos nuevos modelos de zapatillas de inspiración boxeo, o el bolso “Madrid”. Un nuevo diseño de bolso que pasa a sumarse a la familia de bolsos de Loewe, y cuyo nombre y líneas pretenden servir de homenaje a la capital de España, ciudad que sigue sirviendo de sede para la centenaria casa de moda española.
“El enfoque en la línea llama la atención sobre la ingeniería meticulosa de la construcción” de las prendas, a partir de “varillas y alambres que permiten que las formas se expandan y sobresalgan”, tratan de explicar desde Loewe a través de una nota. De este modo, “el rigor del contorno da protagonismo a las superficies” de los modelos, a través de “flores impresionistas” aplicadas “sobre delicadas sedas”; de “plumas estampadas con pinturas de artistas famosos o que reproducen patrones de camuflaje”; de “conchas de nácar” o de “lentejuelas” engarzadas “por todas partes sobre tejidos de punto”; y con las “pieles de suaves napas” como mejor reflejo del saber hacer de la casa española. Una elevada singularidad estructural y superficial, que termina así de dotar de un renovado carácter único a una sastrería que “se reduce a unos ritmos curvilíneos”, al tiempo que los tejidos “drapeados bailan en círculos”, mientras que “de repente, la estricta grandiosidad de los vestidos y de las faldas con bucles se intercala con la cotidianidad de una camiseta combinada con unos pantalones ajustados”. “Sin embargo”, inciden desde la casa de modas española, “nada es lo que parece ser”, y “la invitación a tratar de tener que echar un segundo vistazo es constante”, sobre una colección desde la que, como guinda, se presenta un nuevo bolso “Ligero y flexible con forma de trapezoide que lleva el nombre de la ciudad natal de Loewe: el Madrid”.
“La materia sale como volando de la prenda”, una pieza que mantiene “la estructura, pero al mismo tiempo la idea de algo que está en constante movimiento”, detallaba el mismo Jonathan Anderson después del desfile a la agencia de noticias AFP. Para poder crear sus orgánicas, y aparentemente imposibles, construcciones florales, “logramos encontrar una manera de que la estructura sea lo suficientemente ligera”, pero desde la que “puedes lograr” esa ta buscada “tensión” visual “con apenas dos trozos de tela”. “Es algo que desarrollamos tejiendo”, añadía el británico, pero a través de un sistema desde el que “es casi como tejer en tres dimensiones”.