El adiós de Riccardo
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Siguiendo con la noticia del día, que no es sino la, no por no menos rumoreada igualmente sorprendente, salida de Riccardo Tisci de la dirección creativa de Burberry, emprendemos ahora el análisis-estudio de la colección que el reconocidísimo diseñador italiano presentaba este mismo lunes 26 de septiembre. Una colección para la próxima temporada Primavera/Verano de 2023 que ahora sabemos a ciencia cierta que sonaba a despedida, tanto y cuanto será la última que llegará a firmar el diseñador para la casa británica, firma que abandonará a finales de este mismo mes después de haberse mantenido como su director creativo por cerca de cinco años, tras su salida de Givenchy en 2017.
Después de cumplir rigurosamente con el luto que la casa británica se había autoimpuesto con motivo del fallecimiento de la reina Isabel II, en lo que les llevó a cancelar el desfile de presentación de esta misma colección que se había programado inicialmente para la pasada edición de la Semana de la Moda de Londres —pasarela que por su parte siguió sin alterar las fechas para su celebración—, finalmente este lunes tenía lugar el esperado desfile. Un espectáculo con el que Tisci no pudo llegar a despedirse de la audiencia que, edición tras edición, se reúne para participar de la Semana de la Moda londinense, debiendo de conformarse con hacerlo frente al selecto grupo de invitados escogidos para asistir a la presentación. Un Grupo entre los que se destacaba la asistencia de invitados de la talla de la actriz Gillian Anderson o Kanye West, quién sabe si con intenciones de seguir creciendo dentro del ámbito de la moda, ahora de la mano de un Tisci que, por el momento, se desconoce en qué nuevo proyecto terminará por embarcarse.
Un viaje hacia las arenas de las costas de Gran Bretaña
Entrando ya a profundizar en el carácter y en la naturaleza de esta última colección creada por el italiano para la firma británica, siguiendo con el espíritu que ha caracterizado a todas y cada una de las propuestas que ha llegado a diseñar para Burberry, Tisci ha terminado construyendo la colección sobre su personal revisitación a la más pura esencia de “lo británico”. Acción que en esta ocasión le ha llevado nuevamente a viajar hacia un nuevo paraje de la geografía del Reino Unido, ensalzando así una vez más los fuertes nexos que el pueblo británico sigue manteniendo hacia con su entorno natural, en una aventura que ha terminado sobre las blancas arenas de sus temperamentales costas. Epicentro de las calurosas jornadas estivales hacia las que van dirigidas las piezas de la propuesta, y siendo un ambiente que el creativo asimila a un punto de encuentro en torno al que terminan reuniéndose, sin distinción alguna, las diferentes clases sociales, convirtiéndose así en la perfecta ejemplificación de esa defensa de la inclusión y del valor de comunidad que ha tratado de defender desde su visión como creativo a lo largo de su más que consolidada trayectoria.
“En verano, en Gran Bretaña, la playa es un lugar que habla de democracia, de comunidad”, explica el propio diseñador italiano a lo largo de unas declaraciones realizadas con motivo del desfile de presentación de esta colección. Un lugar “donde personas de todas las culturas pueden reunirse” para disfrutar de “simples placeres”; y “quería traducir esa ideología, esa emoción, a una colección completa” desde la que “expresar ese espíritu de unión y de alegría, esa realidad”.
Ahondando en esas pulsiones, “la colección está inspirada en la playa como un lugar en el que la humanidad se encuentra, un punto en el que chocan diferentes mundos”; donde se muestran vivamente esas tensiones “entre el vestirse y desvestirse, entre enseñar y proteger”, y entre esa “ropa interior y la ropa de vestir” que terminan también compartiendo este escenario. Unas tensiones que “se sienten aquí como fundamentales y como parte del moderno ADN de Burberry”, subraya el diseñador italiano.
En respuesta a este principio que, extraído de lo que es a su entender las sensaciones que quedan resumidas en torno a esa idea de playa, termina situándose en el corazón mismo de la colección, “esta temporada, nos abrimos a explorar una nueva sensualidad”. Una “conciencia del cuerpo”, tal y como la define el diseñador italiano, para la que “me inspiré en la liberación y en la franqueza de la juventud, de las personas que abrazan sus cuerpos y los enseñan”, como una muestra del “orgullo que sienten hacia sí mismos, hacia quienes son y hacia su identidad”; en definitiva, en muestra del orgullo y en defensa de “su libertad”.
La tensión como pulsión creativa
Sobre este ideario construido sobre esos principios de comunidad, tensión y libertad, unas aceptaciones que cobran ahora un especial significado en lo que podría llegar a dejarse ver como la confrontación que el propio diseñador habría tenido consigo mismo a la hora de decidirse por qué camino seguir, y con la libertad y el entusiasmo con el que ahora se embarca hacia nuevos proyectos tras decidir abandonar la dirección de Burberry, nos encontramos con una última colección rabiosamente juvenil, moderna y, sí, esencialmente británica.
Siguiendo con esa valor de la “tensión” que se destapa como el auténtico principio a partir del cual se ha creado el lenguaje sobre el que descansa la propuesta, sobre una paleta cromática en la que priman los acabados “contundentes” en beige, negro, rosas y azules índigo, nos encontramos con una colección en la que no faltan estéticas urbanas a base de pantalones vaqueros, cazadoras tipo bomber y sudaderas ilustradas, conjuntos de sastrería, vestidos de noche o las tradicionales gabardinas de Burberry. Tipologías que terminan siendo reconstruidas bajo la vanguardista mirada del diseñador italiano, que nos las devuelve en forma de unos vestidos construidos a partir de las siluetas propias de los trajes de baño, o atrevidamente desde los de la lencería y las prendas íntimas y de noche, en las de gabardinas y unos vaqueros “quemados” por el sol, o en los de unos elegantísimos vestidos de noche de terciopelo, tan inapropiados para lo que sería un día en la playa que no guardan sino la intención de terminar por exaltar esa sensación de “tensión” que reina sobre toda la propuesta.
“Inspirada en la costa y recontextualizada en Londres, el hogar y el corazón de Burberry, esta colección adopta el idealismo y el realismo inherentes a la quinta esencia de la actitud británica”, esgrimen desde firma londinense; sobre una colección desde la que “las fantasías de lo británico se reinterpretan, mirándolas con nuevos ojos, en diferentes contextos y nuevas realidades”, construyendo aquí y ahora una serie de nuevas imágenes identitarias, entre las que encontraríamos “la incongruencia de una figura gótica completamente vestida de negro sobre las arenas del verano; el surrealismo de un vestido de noche en la paya”, o “una rosa, símbolo de Inglaterra, despojada de sus espinas”; una iconografía de la que el diseñador se habría valido para idear diseños tan impactantes como ese conjunto rosa con sobrebiquini metálico, o esos diseños, de descarnada sensualidad y erotismo, que a base de cortes, aberturas y encajes se han encargado de dar profundidad e intensidad a toda la propuesta.