Dior y la recontextualización de la Alta Costura

Madrid – Dando una vuelta de tuerca más al gusto que se profesa desde dentro de la insigne casa de modas francesa para la hora de componer cada una de sus distintas propuestas y colecciones de moda, partiendo como base de su propia historia y de su propio legado como histórica casa de costura, como uno de los eventos clave de la jornada inaugural de esta actual edición de la Semana de la Alta Costura de París, desde Dior presentaban este lunes, 22 de enero, su última colección de Alta Costura, para la próxima temporada Primavera/Verano de 2024. Una propuesta nuevamente firmada por la diseñadora romana Maria Grazia Chiuri, directora creativa de las colecciones femeninas de Dior desde julio de 2016, en esta ocasión construida desde la revisitación, más “libre” que nunca, practicada por la creativa sobre una de las piezas más célebres de la maison: el histórico vestido “La Cigale”.

Compartiendo protagonismo dentro del calendario oficial de la primera jornada de desfiles de esta edición de la Semana de la Alta Costura de París con casas de la talla de Schiaparelli o de la española Juana Martín, a primera hora de la tarde del lunes daba comienzo desde los jardines del Museo Rodin de París, lugar tradicionalmente escogido para instalar el pabellón que sirve de telón de fondo para las presentaciones de la casa de modas francesa, el desfile de presentación de esta última colección de Alta Costura de Dior. Presentación que, como es igualmente ya tradición desde la llegada a la dirección creativa de la casa de Maria Grazia Chiuri, ha venido precedida, y acompañada, de una acción colaborativa desarrollada junto a una artista internacional, en un papel que en esta ocasión se ha encargado de ejercer la artista italiana Isabella Ducrot. Creativa responsable de firmar las piezas que dan forma a la instalación “Big Aura” que ha servido de telón de fondo para este desfile, y desde la que Ducrot ha entrado a reinterpretar parte de las túnicas de los sultanes otomanos que ha venido estudiando, de manera detallada, a lo largo de su trayectoria como artista. Unas prendas históricas que no ha dudado en reinterpretar en clave abstracta, y cuyo significado, más allá de su presencia y forma formal, se sitúa en sintonía con lo que Chiuri trataba de expresar desde esta colección, diseñada con el propósito de tratar de abrir un proceso de recontextualización, enfocado a buscar adaptarla a los nuevos tiempos, sobre el significado y la práctica de la Alta Costura. Unas intenciones para las que, como si de la misma túnica de un sultán, por su simbología y su significado, se tratase, la diseñadora romana ha tomado como punto de partida al histórico “La Cigale”. Un vestido diseñado por el mismo Christian Dior para su colección para la temporada Otoño/Invierno de 1952, que, confeccionado en tejido de moiré, se ha mantenido como una de las piezas clave dentro del histórico de la casa de modas francesa, sirviendo ahora de puto de ancla para esta nueva “Alta Costura” que se ha propuesto alumbrar Churi, fruto de ese proceso de recontextualización y de adaptación a los actuales tiempos modernos.

Siguiendo con el tema de la instalación artística realizada por Ducrot, el “aura” es “lo que impregna la alta costura”, un “terreno perpetuamente fértil para la contemplación donde la reproducción de un original nunca alcanza a ser la misma”, y donde “cada pieza está destinada a adaptarse al cuerpo de quien la lleva, y lleva consigo su propia y específica aura”, señalan desde la casa de modas a través de la nota explicativa de esta colección. Unas declaraciones desde las que ponen a dialogar y al mismo nivel “la singularidad y autenticidad” que reflejan las obras de arte, y las de las creaciones de alta costura, y que son las que las llevan, como ocurre con “La Cigale”, ha encontrar su propio lugar dentro del imaginario colectivo. Siendo esta una cualidad que señalan de este modo como inherente a las creaciones artísticas, y a la de cualquier pieza de Alta Costura que alcance tal distinción, y que por tanto deberá de continuar siéndolo como una constante para la hora de abordar este proceso de “recontextualización” de la Alta Costura en el que ha decidido embarcarse la diseñadora romana.

“La Cigale”, como testimonio y referente

Explotando así pues como base esa autoreferencia propia hacia el icónico vestido de “La Cigale”, partiendo de esta creación ideada por Christian Dior en 1952, Maria Grazia Chiuri termina de componer una completa colección de Alta Costura, que encontraremos construida sobre una contenida paleta cromática dominada por distintas intensidades de beige, grises y negros azabache, contando como principales notas de color con acentos en borgoñas, ocres, rojos y lavandas. Tonalidades que terminan por adquirir un elevado grado de identidad, desde las piezas confeccionadas en el mismo tejido moiré que ya fue empleado por Christian Dior para la hora de confeccionar su primer diseño de “La Cigale” en 1952.

Contando con esta suma de características principales como principales valores distintivos, la colección se termina de descubrir así como una serie de distintas piezas, surgidas desde la reinterpretación, desde este momento actual, de la histórica pieza procedente de los archivos de la casa de modas francesa. Un ejercicio de readaptación brillantemente ejecutado por Chiuri, a lo largo del cual el diseño original de “La Cigale” ha terminado desembarazándose de todas las muestras de sus más hieráticas y encorsetadas formas originales de mediados de siglo, para dar paso a nuevas siluetas que fluyen con mayor libertad, pero aún así mostrándose fieles, en sus líneas y en su “aura”, a la creación original ideada por Christian Dior. Una pieza que podremos continuar, aún con todo, observando latente bajo las nuevas creaciones de Chiuri, de entre las cuales, y como piezas especialmente claves, descubrimos desde todo un amplio y completo abanico de vestidos de corte midi, a toda clase de conjuntos de tops y pantalones. Diseños entre los que volveremos a observar una nueva muestra del extraordinario “savoir-faire” de la “maison” francesa, en particular desde las distintas piezas y vestidos recubiertos de primorosos bordados de inspiración floral, desde sus vaporosos y etéreos vestidos de transparencias, o desde sus piezas plisadas y de inspiración grecorromana.

“El vestido ‘La Cigale’, diseñado por Christian Dior para la colección de Otoño/Invierno de 1952, evoca a la sacralidad del ‘atelier’ a través de su construcción escultórica y de su tela de moiré, convirtiéndose así en el punto de partida para una teoría que pretende recontextualizar la alta costura”, esgrimen desde la casa de modas francesa. Un ámbito muy concreto y específico dentro del mundo de la moda, que se descifra como la “frágil frontera” que existe “entre el arte y la vida”; un espectro que le es consustancial a la célebre casa de modas francesa, como vuelve a evidenciar desde esta colección de clave y perfil autorreferencial. Una propuesta desde la que se ejemplifica cómo Chiuri, como directora creativa de la casa, trata de dar paso a una nueva Alta Costura descaradamente contemporánea, al tiempo que fiel a sus consustanciales valores artísticos y artesanales, desde la que, como máxima expresión de la moda como disciplina artística, seguir perfilando la identidad de los armarios durante las próximas y sucesivas décadas, del mismo modo que el mismo Christian Dior ya hiciera con la ideación de su estilo “New Look” a finales de la década de los años 40.