Chanel presenta desde Marsella su nueva (y rupturista) colección Crucero
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Madrid – Rodeada de la misma expectación que acompaña a todas y cada una de sus presentaciones, la icónica casa de modas Chanel presentaba este jueves, 2 de mayo, su colección Crucero 2024/2025. Una propuesta rupturista de aires marinos y urbanos, que terminaba viendo la luz desde un desfile organizado en Marsella desde la azotea de la igualmente icónica Unidad Habitacional de Le Corbusier.
Guardando y reflejando no pocas concomitancias hacia la poética e inspiracional construcción de Le Corbusier, hacia la propia topografía de Marsella como ciudad costera y portuaria, y hacia la misma naturaleza lúdica y relajada que ya se le presupone de entrada a toda colección Crucero, concebidas como propuestas de entretiempo que, como principal intención, cuentan con la de servir de fondo de armario para aquellos que, como las aves, migrarán a climas más cálidos con la llegada del próximo invierno, esta colección se presenta al tiempo como especialmente intimista para Virginie Viard. Quien, como responsable de firmar esta última propuesta desde su posición como directora creativa de Chanel, cargo que viene ejerciendo desde febrero de 2019, tras el fallecimiento de Karl Lagerfeld, no ha dudado en reconocer que se ha servido de los profundos instintos y recuerdos que le provoca la ciudad de Marsella, su aroma a sal, y sus ritmos siempre anclados al devenir del mar, para terminar de dar forma a las prendas y a todo el sentido que impregna esta colección Crucero. Una propuesta desde la que Viard ha vuelto a salir a reformular los códigos históricos de la casa, en esta ocasión desde una especialmente atrevida perspectiva y anclada en la moda urbana, que la ha llevado a salir revisitar en clave propia y en clave Chanel prendas de referencia de las dos principales escenas para las que ha sido concebida la colección: la del vestir, y la del disfrute, especialmente junto a la orilla de una paradisíaca playa, refrescante piscina, o exótica lámina de agua.
“Marsella es una ciudad que me pone en contacto con mis emociones”, y en respuesta, “intenté captar todo su poder de atracción, todo su soplo de aire fresco, para poder transmitir la energía que reina aquí”, a través de esta colección Crucero, apunta la propia Viard a lo largo de unas declaraciones que nos facilitan desde la misma dirección de la casa de modas francesa. “El sol, la arquitectura, la música y la danza”, son elementos que conviven y se dan la mano desde esta ciudad de Marsella que “cuenta con un sentido de libertad muy fuerte”, defiende Viard. A partir de todo ello, “me inspiré en los códigos del ‘estilo de vida’” urbano, y no urbano, “del día a día, y por todas las cosas que invitan al movimiento”, y que también confluyen en torno a esta ciudad de la Costa Azul, para terminar de diseñar esta colección. Una propuesta para la que, en respuesta, “el mar y el viento”, máxima y más pura expresión de esos elementos que “invitan al movimiento”, “me despertaron las ganas de jugar con los trajes de neopreno”. Un elemento clave de esta colección, tal y como adelanta ya Viard, que terminaba por ver finalmente ya la luz este jueves, 2 de mayo, bajo el cálido cielo de Marsella que inundaba la azotea de la Unidad Habitacional de Le Corbusier, perfilando una atmósfera tan embriagadora como única. Y es que, como valora Viard, “no puedes pedir un mejor telón de fondo para un desfile que la ‘Cité Radieuse’” de Le Corbusier.
Entre jerséis de neopreno, capuchas de buceador y la “deconstrucción” de la sudadera
Pasando a poner ya el foco de atención sobre los distintos diseños que terminaron de desfilar sobre la improvisada pasarela en la que terminó por convertirse la azotea de la Unidad Habitacional de Marsella, en lo que respecta a todo su conjunto, la colección se presentó asentada sobre una singularmente limpia y sutil paleta cromática dominada por el binomio blanco y negro. Tonalidades dominantes así pues de una colección, que no obstante vibra al compas de decididos acentos en refrescantes lavandas y azules, en sosegados y profundos verdes esmeraldas, y en estimulantes amarillos y verdes lima, con apagadas intensidades en marrones-nude y en grises-perla como puntos de encuentro entre la neutralidad de los blancos y negros y la excitación de esa variada horquilla de tonalidades de color.
Más allá de aquí, en lo que respecta a las tipologías, a los estilos, a la materialidad y a los cortes de las prendas que terminaron de descubrirse desde la pasarela, la colección podríamos a bien terminar de tratar de encapsularla en torno a un total de cinco elementos clave. Cuestión que ya nos dibuja el perfil de una colección de marcados aires rupturistas e innovadores, para dentro de lo que además es el inmovilismo en el que ha venido sosteniéndose hasta ahora Chanel; y propuesta desde la que Viard parece haberse decidido finalmente a hacer avanzar y a empujar a la célebre “maison” a una nueva etapa que lleve a significarla y a situarla más allá del uso del tweed. Propósitos que terminan de clarificarse cuando nos detenemos ya a prestar atención al primero de esta serie de cinco elementos clave, y que identificamos con el de la incorporación a los códigos de la casa del universo del buceo como nuevo elemento inspiracional y de referencia, mediante, como ha sido en esta ocasión el caso, el diseño de ya no bañadores, sino también de prendas de neopreno, así como de la revisitación de las capuchas de los buceadores. Unas prendas estas reconvertidas y reutilizadas ahora por Chanel como elemento distintivo para trajes de baño, pero también para abrigos y chaquetas.
Como segundo de esos cinco elementos clave, junto a esa incorporación al universo Chanel de esa distinta suma de referencias llegada de la práctica del buceo, nos encontraríamos con una prenda tan arquetípicamente urbana como la sudadera. Una prenda que, desde su estereotipación, Viard ha salido a igualmente revisitar, deconstruir, reformular y reconstruir, en clave Chanel, desmontándola y volviéndola a montar, tanto por entero como por partes, para terminar de idear delicadas sudaderas de tweed con cremallera, jerséis de punto y toda clase de vestidos con los característicos bolsillos “canguro” de las sudaderas, o hasta inclusive un nuevo diseño de sudadera, influido al tiempo por ese mundo del submarinismo al que hacíamos mención, con capucha, mangas francesas y hecha de neopreno. Pieza clave de esta colección, como al igual lo resulta ser la sudadera de gasa y estampado de peces desde la que igualmente Viard descubre sus claras intenciones por reapropiarse de esta prenda de indumentaria clave de la escena urbana, como palanca desde la que seguir renovando el lenguaje y los códigos estilísticos de la casa.
Como tercer elemento clave, volvemos a encontrarnos con referentes llegados del mundo marino, pero en esta ocasión llegando, no de sus profundidades, sino de su superficie, con los bañadores y bikinis presentándose como igualmente un elemento referencial del conjunto de esta colección. Y ya no solamente para la hora de diseñar los trajes de baño y los bañadores que forman parte de esta misma colección, sino para prestar sus líneas y patrones, que Viard no duda en emplear para terminar de dar forma a bodies de tweed de línea bañador, shorts de inspiración trajes de baño tipo enaguas, o a delicados vestidos con escote de corte bikini. Todo ello al tiempo que se enfatiza ese alma marinera de esta colección, mediante tops metálicos y unos cárdigan en forma de red de pesca, esos estampados de peces, y también de los estampados y patrones en formato de cuadrícula de piscina, elementos que al tiempo dialogan con la propia arquitectura de esta Unidad Habitacional de Marsella que sirvió de telón de fondo para el desfile.
En cuanto ya al cuarto y al quinto elemento claves de la propuesta, como justos contrapuntos a los aires más relajados y marinos de la colección, la misma también asienta parte de sus raíces en la moda masculina. Tipología a la que rinde homenaje Viard reapropiándose de sus códigos y adaptándolos a los de las necesidades de la mujer, mediante prendas como esos mismos cárdigans de red a los que ya apuntábamos, y toda otra clase de vestidos y conjuntos de corte sastre. Patrones empleados como base para la confección de unas prendas, que logran aún con todas seguir descubriéndose como arrebatadoramente femeninas, y para las que Viard igualmente plantea en ocasiones unos ejercicios de superposiciones que hablan al tiempo tanto de esta influencia en la sastrería masculina, como en la moda urbana sobre la que del mismo modo descansa esta colección Crucero 2024/2025 de Chanel.
“Inspirándose en el hilo subconsciente de sus sueños submarinos, Virginie Viard lleva su colección ‘Cruise’ a una aventura en las profundidades marinas”, a través de “bordados de pececitos enamorados”, mientras “redes de pesca, conchas y mariscos” salpican “vestidos, trajes chaqueta, chalecos, blusas, camisetas y tops sin mangas”, entran a detallar desde Chanel sobre esta colección. Unos elementos llegados del fondo del mar, que se suman a “los reflejos plateados del sol, las líneas ondulantes y las formas” que “traen recuerdos de los meses de veranos pasados junto a la piscina”. Toda una cautivadora poética, que termina de tomar forma, en línea con lo ya señalado, especialmente a través de unas “capuchas de buceo” que han pasado ya a formar parte de los códigos de Chanel, de las referencias en “homenaje a la moda masculina”, y sobre todo a través de una “sudadera” que se reinterpreta como pieza clave y con identidad propia, ideando a través de su estereotipación diseños tan singulares como una “versión propia de gasa” o toda otra clase de vestidos y prendas con sus mismo y característicos bolsillos “canguro”.