Stella McCartney se alía con Protein Evolution para el reciclaje de sus excedentes textiles de nailon y poliéster
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Dando buena cuenta de las inquietudes que en materia de sostenibilidad y circularidad siempre han movido las operaciones de la prestigiosa casa de modas británica, Stella McCartney acaba de formalizar una alianza con la start-up disruptiva Protein Evolution (PEI). Compañía emergente con sede en los Estados Unidos dedicada a la innovación sobre procesos de reciclaje biológico, responsable de diseñar unas enzimas capaces de descomponer los desechos plásticos y textiles al final de su vida útil, en forma de los componentes básicos necesarios para obtener nuevos productos textiles y plásticos.
Partiendo de esta tecnología, y de esta asociación de naturaleza estratégica, a partir de este próximo año de 2023 Protein Evolution se encargará de procesar todos los restos y excedentes textiles de poliéster y de nailon de las colecciones de Stella McCartney, transformándolos en nuevas fibras textiles. Un material que, a partir de ahí, desde Stella McCartney en colaboración con la start-up trabajarán de manera conjunta para estudiar nuevas maneras con las que reintroducirlo en el mercado, ya sea mediante su uso para confeccionar desde nuevas prendas de ropa a piezas de calzado u de otra categoría de producto. Artículos que en cualquier caso, y gracias a la tecnología de Protein Evolution, guardarán el potencial para ser infinitamente reciclables, en lo que llevará a la casa de modas británica a lograr cerrar su círculo de la circularidad, al menos ya en lo que atañe a sus procesos internos de fabricación y diseño, y en lo que respecta a unas fibras de nailon y poliéster que, a diferencia de las basadas en fibras naturales como el algodón, se muestran como las que mayores retos presentan a la hora de su reciclaje y reutilización, por parte de la industria textil y de la moda.
“Nuestro proceso de reciclaje biológico patentado guarda el potencial de poder habilitar los esfuerzos en circularidad a lo largo de toda la industria textil”, entraba a subrayar Scott Stankey, cofundador y director tecnológico de Protein Evolution, a lo largo de unas declaraciones hechas públicas por la propia compañía emergente. “Al asociarnos con Stella McCartney, podemos empezar a testar nuestra plataforma en un entorno real y colectivamente aprender cómo llegar a integrar sin problemas la tecnología de PEI en los actuales procesos de fabricación”, destaca Stankey. “En última instancia”, añade, “esta colaboración demostrará por primera vez cómo los tipos complejos de telas, como las mezclas de nailon y poliéster, pueden reutilizarse por completo para fabricar nuevos materiales de base plástica de una manera rentable y con bajos consumos de energía”.
“La horrible cantidad de prendas de ‘fast fashion’ que luego termina en los vertederos es realmente impactante, tanto por los recursos utilizados como por la gran cantidad de residuos”, entraba a valorar por su parte la propia Stella McCartney. Es por ello que “debemos actuar hoy para proteger nuestro planeta para el mañana, y las soluciones en circularidad y regenerativas ofrecen una mirada optimista para el futuro de la moda”. Soluciones como las que plantea “nuestra asociación con Protein Evolution”, a través de la cual “esperamos ser pioneros” en la obtención de “un nuevo tipo de poliéster obtenido de antiguos materiales”. “Establecer objetivos climáticos es una cosa”, apostilla la diseñadora, pero “dar pasos significativos hacia un futuro más sostenible”, como los que se están consiguiendo dar con asociaciones altamente disruptivas como esta, “es lo que realmente importa”.
Poniendo freno a la fabricación de nuevos productos derivados del petróleo
Con sede en New Haven, en el estado de Connecticut, y fundada en el año 2021 por los exalumnos de la Universidad de Yale, Connor Lynn y Scott Stankey, en asociación con el Dr. Jonathan Rothberg, esta asociación estratégica entre Stella McCartney y Protein Evolution hay que situarla como uno de los primeros frutos de la ambiciosa iniciativa de impulso a la sostenibilidad y a la circularidad que la propia diseñadora británica, a través de su casa de modas, decidía emprender a comienzos del pasado mes de agosto, de la mano de Collaborative Fund. Firma de capital riesgo especializada en la financiación de startups de naturaleza tecnológica, junto a la que cofundaba “Collab SOS”: un fondo de inversiones dotado con 200 millones de dólares, desde el que se están tratando de dirigir inversiones hacia empresas orientadas a impulsar una nueva economía más sostenible, participando de rondas de financiación de tipo Serie A y Serie B de compañías emergentes.
En este contexto, Collab SOS se convertía en uno de los principales inversores en participar de la primera ronda de inversión —cerrada a finales del pasado mes de octubre— de Protein Evolution, a través de la cual la compañía emergente lograba llegar a levantar hasta un total de 20 millones de dólares. Una financiación inicial que destinarán a seguir escalando su disruptivo modelo de negocio, ahora igualmente alimentado mediante esta asociación comercial, y estratégica, con la casa Stella McCartney, que servirá para que desde PEI centren sus esfuerzos a tratar de atajar la problemática de la elevada proliferación de los residuos textiles, a escala global, vía el reciclaje de fibras de composición mixta, como las de nailon y poliéster.
“A pesar de los significativos y enérgicos compromisos adoptados por la industria hacia con la sostenibilidad, el actual enfoque hacia el reciclaje de los plásticos resulta costoso, ineficaz y requiere de grandes recursos”, entraba a detallar a través de un comunicado Connor Lynn, cofundador y director comercial de PEI, con motivo del cierre el pasado mes de octubre de la citada ronda de financiación de la compañía emergente. “Ahora mismo, resulta mucho más barato para las empresas petroquímicas producir nuevos plásticos ‘vírgenes’ que reciclar los materiales existentes, siendo una de las muchas razones por las que el plástico usado se acumula en nuestros océanos, vertederos e incineradoras”. Pero en este contexto, y haciendo frente a esa realidad, PEI ha logrado idear un “proceso innovador de bajo consumo energético y con un coste competitivo, para el reciclaje de plásticos”, listo “para dar respuesta a las inquietudes de la industria y brindar beneficios masivos ambientales”. “Estamos trabajado duramente para marcar el arranque de una nueva era de los plásticos”, apostillaba Lynn, “una que sea verdaderamente sostenible y circular”.
“La naturaleza ya ha producido una bacteria que puede descomponer el plástico a lo largo de un proceso de reciclaje sin emisiones, pero que resulta extremadamente lento”, trataba de explicar entonces Stankey. “Si tuviéramos algunos millones de años para esperar a que la evolución siguiera su curso”, seguro que “contaríamos con algo mucho más eficiente”, pero sin ser ese el caso, y tratando de suplir ese vacío, es como se ha terminado por idear este proceso de reciclaje por encimas de PEI. “Nuestra tecnología condensa” ese “proceso evolutivo de un millón de años en un solo día”, concluía Stankey, dando lugar a “una solución asequible, escalable y eficaz con la que revolucionar la industria de los residuos plásticos”.