La DANA asola Bonaire en plenas negociaciones para su venta a Castellana Properties
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Madrid – Se apuntaba a que el centro comercial Bonaire se encontraba desde hacía largos meses en la lista de activos sobre los que desinvertir de su actual propietaria, la compañía europea Unibail-Rodamco-Westfield (URW). Objetivo para el que se encontraban culminando un acuerdo de venta a beneficio de la socimi española Castellana Properties, negociaciones que ahora habrá que esperar a ver cómo se terminan o no de culminar, después de que el centro comercial haya sido asolado por la DANA que acaba de azotar la zona sur del área metropolitana de la ciudad de Valencia.
Es en este enclave estratégico dentro del área metropolitana de la que se descubre como la tercera mayor ciudad de toda España, donde, hacía allá por el año 2001, abría sus puertas, de la mano de la promotora inmobiliaria Riofisa, hoy perteneciente al grupo Colonial, un para entonces disruptivo, en una amplia multitud de matices, centro comercial Bonaire. Complejo comercial y de ocio que, con sus 135 000 metros cuadrados, sus 156 tiendas y un área de influencia estimada sobre 1,8 millones de personas, pasaba a destacarse desde entonces, y hasta el día de hoy, como el centro comercial más grande de toda Valencia y de su área metropolitana. Una zona en la que el complejo se erguía orgulloso como el centro comercial de referencia para las compras de toda la zona sur, el cinturón industrial de la capital del Turia, hasta que este pasado martes, 29 de octubre, era completamente asolado como consecuencia de la DANA (depresión aislada en niveles altos) que ha terminado por devastar toda la comarca de l’Horta Sur, generando una postal de daños, materiales y humanos, que no sobrecogían a los habitantes de Valencia desde los angustiosos episodios de las riadas del 57 y del 82. Desastres a los que ahora acaba de sumar sus demoledores efectos esta riada de octubre 2024, sobre cuyos daños no han hecho más que empezar a avanzar los trabajos de desescombro y limpieza, mientras siguen contándose por millones los daños provocados, y siendo incuantificables las pérdidas humanas.
Según ha este respecto se han encargado de venir recogiendo desde distintos medios locales, y en lo que ha trascendido también ya a un nivel nacional, ante el paso de la DANA el centro comercial terminó por convertirse en un improvisado refugio para cerca de un centenar de personas, entre clientes y trabajadores del propio centro comercial, que se vieron atrapados en sus instalaciones a última hora de la tarde del martes día 29 de octubre. Momento en el que, según relataba una de las trabajadoras de una de las tiendas del centro comercial al medio local generalista el Levante, Bonaire empezó a inundarse como resultado del desbordamiento del lindante barranco de la Saleta, responsable de inundar el núcleo urbano de la localidad valenciana de Aldaia en el que se encuentra ubicado el complejo. A medida que las aguas se desbordaban, y de que crecían dentro de las instalaciones del centro comercial, donde irrumpían con una fuerza que se llevaba por delante desde los cristales de las mismas tiendas, hasta todo lo demás que iban encontrando a su paso, los clientes y trabajadores atrapados en el complejo se encaramaron a la planta alta del centro, donde permanecieron a salvo, aunque a la intemperie, durante gran parte de la noche; hasta que finalmente forzaron uno de los espacios comerciales de la primera planta, en una acción acordada con los responsables del centro, en cuyo interior encontraron un lugar en el que poder pasar la noche a cubierto, junto a una suerte de víveres con los que alimentarse. Unas escenas abrumadoras, que protagonizaban mientras veían cómo el agua seguía asolando el interior del centro comercial, en el que permanecieron atrapados, sin luz y sin poder comunicarse con sus familiares a medida que se iban agotando las baterías de sus dispositivos móviles, hasta la mañana del miércoles. Momento en el que, tras la bajada de las aguas del pantano en el que había quedado convertido el centro comercial, los trabajadores comenzaron a abandonar las instalaciones de Bonaire.
Con los sótanos del complejo completamente anegados, y la planta baja de este centro comercial —una construcción en abierto con únicamente una extensa planta baja comercial, más una pequeña planta en altura reservada especialmente a ocio y gastronomía— inundada, con todas sus tiendas y espacios afectados, escaparates rotos y una cantidad de daños materiales todavía por cuantificar, no era hasta mediodía del miércoles cuando terminaban de abandonar el centro las últimas personas que se habían refugiado en sus instalaciones ante el paso de la DANA. Momento desde el que Bonaire se mantiene tomado por únicamente los equipos de limpieza y mantenimiento, cuyos miembros actualmente trabajan a marchas forzadas para tratar de devolver a la normalidad lo antes posible las instalaciones. Instalaciones que, como se están encargando de advertir desde la misma dirección del centro comercial, permanecerán cerradas hasta nuevo aviso, y hasta que, señalaban a la agencia Europa Press, el centro vuelva a ser “un espacio seguro”.
En venta por unos 240 millones de euros
Los cuantiosos daños materiales que ha generado esta riada en el complejo comercial, tal y como se desprenden de las imágenes que se han venido difundiendo del paso de la DANA por Bonaire, se dan en mitad del proceso de negociación que han venido manteniendo los actuales propietarios del complejo, en manos de Rodemco desde poco después de abrir sus puertas en el año 2001, e integrado dentro de la cartera de Unibail-Rodamco-Westfield (URW) tras la fusión de Unibail y Rodamco en 2007, y de la adquisición de los centros comerciales en Europa y en los Estados Unidos de la australiana Westfield a finales de 2017, con la socimi (Sociedades Anónimas Cotizadas de Inversión Inmobiliaria) Castellana Properties.
A esta respecto, era la misma socimi española la que se encargaba de informar a los mercados, a fecha de este pasado 24 de octubre, vía comunicado oficial remitido al operador BME, de que había iniciado las negociaciones para la adquisición de un centro comercial en España, cuya compra, advertían, de culminarse, afectaría de manera “relevante” al valor total de los activos con los que cuenta la compañía, pasando a ocupar una posición principal dentro de una cartera de activos que se expande por España y Portugal, y en la que actualmente se integran 18 centros y parques comerciales como los de Bahía Sur (Cádiz), Granaita (Granada), Los Arcos (Sevilla) o Parque Oeste (Madrid). Un primer comunicado que terminaban de completar con la emisión de una segunda nota, en la jornada siguiente del día 25 de octubre, desde la que concretaban el que, a luz de las informaciones adelantadas por el medio económico Expansión, confirmaban que Castellana se encontraba en negociaciones con URW para la adquisición del centro comercial Bonaire de Valencia. Operación para la que “en este momento”, señalaban, “las partes están negociando los términos de la transacción”, y sin que por tanto, al menos a fecha del 25 de octubre, se hubiera llegado a formalizar la compra del activo inmobiliario. Una operación sobre la que en cualquier caso, y como “cualquier hito adicional a este respecto”, señalaban, “se comunicará al mercado de conformidad con la normativa aplicable”.
Como indicadores que hasta ahora se habían venido manejando para la venta de Bonaire, las mismas fuentes consultadas por Expansión señalaban a que la compra, hasta ahora, se estimaba que podría cerrarse en cerca de unos 240 millones de euros. Un importe que situaría a la operación como la operación de compraventa del año de centros comerciales, superando los cerca de 230 millones de euros que Henderson Park y Eurofund se estima que llegaron a pagar comienzos de año por el centro comercial madrileño Islazul, y los cerca de 168,2 millones de euros en los que desde La Vanguardia cifraban la compra del centro comercial Espai Gironès, en Girona, por parte de la sudafricana Lighthouse Propierties de manos de la alemana Commerzbank. Siendo esta una operación, la de Bonaire, que estaba pensada que sirviera, de un lado, para avanzar en la estrategia de desinversión de activos de URW, con la que tratan de compensar parte de la deuda, sin riesgo en absoluto de impagos, que viene arrastrando el gigante de los centros comerciales europeo, propietario en España de activos como La Vaguada (Madrid), Westfield Parquesur (Madrid), Westfield La Maquinista (Barcelona) o Splau (Barcelona); y del otro, permitiendo a Castellana afianzar su posición como uno de los grandes tenedores de centros y parques comerciales en España, adquiriendo la que pasaría a ser la joya y el emblema de su corona, centro bajo el que se reúnen enseñas de la talla de Benetton, Bershka, Cortefiel, Decathlon, Primark, H&M, Mango o Zara.