H&M eleva el precio de sus pedidos para garantizar el aumento de los salarios en Bangladés
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Madrid – La multinacional de la moda sueca el Grupo H&M, compañía líder y de referencia del sector, a escala global, desde su posición como empresa matriz de cadenas de moda tan populares como la homónima H&M, Cos, Arket o Weekday, se ha convertido en la primera gran compañía del sector que se ha comprometido, de manera formal, a que el conjunto de los trabajadores que forman parte de su cadena de valor en Bangladés, reciban el nuevo salario mínimo estipulado por el Gobierno del país para los empleados de la industria textil. Un nuevo salario sobre el que se sigue discutiendo sobre si es o no es suficiente como para garantizar el bienestar de los trabajadores del sector, mientras igualmente se propagan las alarmas sobre si finalmente podrá asegurarse su correcto pago por parte de las compañías bengalíes, muchas de las cuales estarían alegando la imposibilidad de soportar el aumento del +50 por ciento de los sueldos que supone, de no llegarse a contar con el apoyo y con el compromiso de las grandes multinacionales del sector para las que confeccionan prendas, como H&M, así como otras muchas de la talla de Primark, Gap, Bestseller, Uniqlo o Inditex.
Ha sido a este respecto un portavoz de la misma multinacional de la moda sueca quien se ha encargado de confirmar, en conversaciones con el medio estadounidense especializado en noticias del sector financiero Bloomberg, que ya se había procedido a comunicar por carta al conjunto de los proveedores de la compañía en Bangladés un conjunto de cambios sobre sus prácticas de compra. Unas modificaciones contractuales, entre las que se ha incluido el compromiso por parte del Grupo H&M de absorber “el aumento de los salarios” de los trabajadores en el país, a través del aumento de los “precios de nuestros productos”, por unidades, que adquieran a partir de ahora de manos de cada uno de sus socios proveedores en Bangladés. Una medida que no se ha llegado a confirmar, ni mucho menos, que desde la multinacional de la moda sueca guarden por intención la de terminar por trasladar al precio final de venta de los mismos artículos, pudiendo perfectamente igualmente apostar por terminar de absorberla vía márgenes, con la que se deciden así pues a garantizar el que el conjunto de los trabajadores que forman parte de su red de suministros en el país, sí puedan tener garantizado empezar a recibir el nuevo salario mínimo aprobado por el Gobierno, de 12 500 takas al mes. Una cifra que se sitúa en los 103,84 euros mensuales, al tipo de cambio actual, y que supone un aumento de hasta un +50 por ciento frente al salario mínimo de 8 300 takas, unos 68,95 euros, en el que permanecía fijado y sin actualizar desde 2019 el salario mínimo de los trabajadores del textil en Bangladés.
“Estaba muy preocupado por el aumento de los salarios”, apuntaba a este respecto Mostafiz Uddin, director general de Denim Expert Ltd. y uno de los proveedores del Grupo H&M que han recibido la comentada carta, en declaraciones recogidas por el citado medio de noticias. “Es un gran alivio para mí, y me ayudará a garantizar el pago de unos salarios justos para los trabajadores”, añadía, en relación a una misiva con la que desde la multinacional sueca defienden cómo “apoyamos el desarrollo de unos salarios justos y competitivos en nuestras cadenas de suministros y estamos trabajando para mejorar las condiciones laborales” dentro de su cadena de valor, en una postura para la que Mostafiz Uddin confiaba en que puedan llegar a seguirla otras muchas multinacionales de la industria.
Un nuevo salario mínimo en entredicho
Actualmente Bangladés, citando los mismos datos manejados por Bloomberg, se situaría como el segundo mayor exportador de prendas de vestir confeccionadas del mundo, únicamente superado por China. Una posición sobre la que el país asiático se sustenta apoyándose en los salarios bajos que reciben los más de 4 millones de trabajadores que actualmente son empleados dentro de su industria textil, que representó, para el último año completo de 2022, hasta una décima parte del producto interior bruto de todo Bangladés.
En este contexto, durante esta recta final del año no han cesado de sucederse las protestas y los altercados protagonizados por el conjunto de los trabajadores del sector, que no han dudado en salir de manera permanente a la calle para reclamar una sustancial mejora de sus salarios y de sus condiciones de trabajo. Unas exigencias que llegaron a paralizar gran parte de la industria textil nacional de Bangladés entre finales de octubre y las primeras semanas de este mismo mes de noviembre, en lo que terminó saldándose con el coste de la vida de hasta cuatro trabajadores, a lo largo de unas multitudinarias y duras protestas y llamamientos a la huelga, que parecen haber terminado de llegar ya finalmente a su fin, tras las duras manifestaciones, las amenazas de represalias y la nueva propuesta de salario mínimo para los 4,4 millones de trabajadores de la confección del país, presentada por el Ministerio de Trabajo de Bangladés el pasado 7 de noviembre. Propuesta que es la que finalmente ha sido aprobada por el Gobierno del país, y en virtud de la cual a partir de este próximo mes de diciembre de 2023 los trabajadores del sector textil de Bangladés deberán de empezar a recibir 12 500 takas al mes como salario mínimo. Cantidad que pese a destacarse como ese aumento del +50 por ciento, se ha terminado situando muy por detrás de los hasta 23 000 takas mensuales, 191 euros al cambio actual, que reclamaban las organizaciones sindicales como nuevo salario mínimo.
“El nuevo salario mínimo condena a los trabajadores a una lucha por su básica supervivencia durante los próximos cinco años”, censuraban desde la iniciativa Clean Clothes Campaign (CCC) una vez que, a fecha del pasado día 7 de noviembre, desde el Gobierno de Bangladés terminaron por presentar su propuesta de aumento salarial. “Los trabajadores ya dependen de los ingresos obtenidos en turnos adicionales (además de durante su semana laboral normal de 48 horas), de préstamos y de tener que saltarse comidas para ahorrar dinero”, relataban, siendo además estos “salarios de miseria” la “razón principal por la que los padres a veces se ven obligados a pedirles a sus hijos que trabajen”.
Frente a esta realidad, “los propietarios de las fábricas en Bangladés afirman que no pueden permitirse el ‘lujo’ de fijar un salario mínimo superior a 12 500 takas, y algunos afirman que este salario podría incluso sacar a algunos proveedores del negocio”, terminando de afectar todavía más a la ya de por sí empobrecida población local. Y es que, apuntan desde CCC, “son los compradores –las marcas de moda internacionales– quienes dictan los precios en la industria”. “En principio, sus precios de compra siempre deberían permitir a los propietarios de las fábricas pagar a los trabajadores un salario digno”, pero “aún así, en la mayoría de los casos, los precios pagados por las marcas apenas alcanzan para pagar los salarios mínimos de pobreza en países como Bangladés”.
Teniendo todo esto en cuenta “a pesar de los múltiples llamamientos de la CCC para que los compradores internacionales respaldaran explícitamente la demanda sindical de un salario mínimo de 23 000 takas y aseguraran a los proveedores que aumentarían sus propios precios de acuerdo con el aumento de los costos laborales, todas las marcas” contactadas “menos una se negaron a hacerlo”. Una declaración con la que desde la CCC apuntan directamente a Patagonia, pero sobre la que igualmente señalan que si bien suscribió “explícitamente” la demanda sindical, no se comprometió a aumentar los precios que para ello debería de abonar a sus proveedores. Punto para el que es de esperar que, siguiendo por el camino abierto por el Grupo H&M, ahora terminen de sumarse nuevas garantías de apoyo por más multinacionales del sector, para el correcto pago del nuevo salario mínimo de 12 500 takas ya estipulado por el Gobierno de Bangladés para los trabajadores del sector textil y de la confección del país.