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Francia declara la guerra política a Shein y la moda ultrarrápida

Por Alicia Reyes Sarmiento

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Empresas|CONTEXTO
Imagen de archivo: Exterior de la Shein pop-up store en Osaka.

La empresa de moda Shein es habitualmente objeto de críticas debido a su impacto en el medio ambiente, sus prácticas laborales y su promoción del consumo excesivo con una página que se actualiza con novedades a diario.

Activistas encabezados por la organización política francesa de centro-izquierda Place Publique llevan semanas exigiendo que se tomen medidas contra Shein, gigante de la moda ultrarrápida y considerado un símbolo del modelo que representa, alegando su impacto negativo en el medio ambiente y los derechos humanos.

La campaña, dirigida específicamente a captar la atención del Ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, cuenta con el respaldo de un diputado al Parlamento Europeo, Raphaël Glucksmann, fundador del partido Place Publique, y ahora también de Yann Rivoallan, Presidente de la Fédération Française du Prêt-à-Porter, quienes están instando a una regulación urgente.

Su objetivo principal es conseguir que el voto del Parlamento Europeo sobre el deber de diligencia de las empresas se convierta en la base para tomar medidas en Francia e, idealmente, en otros territorios.

"Detrás de las camisetas de 2 euros y los vestidos de 9 euros se esconde un sistema de explotación intolerable que está destruyendo el medio ambiente y los derechos humanos"

"Detrás de las camisetas de 2 euros y los vestidos de 9 euros se esconde un sistema de explotación intolerable que está destruyendo el medio ambiente y los derechos humanos", afirma rotundamente Yann Rivoallan desde su cuenta personal en la red social profesional LinkedIn, donde tiene el reclamo "Stop Shein" como imagen de fondo.

La petición insta al Gobierno a actuar con firmeza contra la moda rápida, subrayando la necesidad urgente de regular para limitar el impacto destructivo de esta empresa y de aquellas que se inspiran en su modelo de negocio, limitando con un escudo legislativo y normativo destinado a combatir la "obsolescencia cultural".

Esto implica controlar la publicidad y las estrategias de marketing que fomentan el consumo excesivo en las calles, las redes sociales y los medios de comunicación, y retirar o bloquear cualquier sitio web de una marca que lance al mercado mil o más novedades al día.

Imagen: Shein tienda pop-up en Madrid, junio de 2022, imagen por cortesía de la marca.

La campaña también destaca el uso de poliéster por parte de Shein, un material derivado del petróleo y el gas procesados, y lo considera un desastre medioambiental. Según informes, la ropa sintética libera microplásticos en los océanos, lo que causa contaminación.

Dado que Shein introduce hasta 8.000 nuevos artículos al día, la campaña sostiene que el consumo excesivo fomentado por la empresa contribuye a la destrucción del clima.

"Si permitimos que este modelo prospere, la huella de carbono de la industria de la moda, que actualmente representa el 2 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, podría aumentar hasta el 26 por ciento en 2050", justifica Place Publique.

“Nos habéis ayudado a crear un movimiento ciudadano masivo de indignación”

Esta revolución tan a la francesa comenzó a finales de abril en Change.org un popular sitio web que permite a los usuarios crear y firmar peticiones para promover diversas causas sociales, concienciando e influyendo en los responsables políticos.

La petición, titulada “Prohibición de la marca Shein en Francia” se viralizó en poco tiempo alcanzando actualmente las 193.430 firmas. Y sus precursores han agradecido recientemente a todos los firmantes su apoyo para establecer barreras a la moda ultrarrápida.

"Nos han ayudado a crear un movimiento ciudadano masivo de indignación", afirman destacando que gracias a la participación de los ciudadanos, su movimiento llamó la atención del eurodiputado Raphaël Glucksmann, con quien han unido fuerzas.

Tienen como objetivo conseguir el máximo alcance posible, con una meta de 100.000 firmas, según estima el sitio web desarrollado por el partido Place Publique para recoger firmas bajo el nombre "Stop Shein". Hasta el momento de la publicación de este artículo, la petición ya cuenta con un total de 31.735 firmantes.

Un desfile no libre de polémica

En medio de esta agitación, Shein siguió adelante con sus planes de celebrar un desfile la semana pasada para "destacar a los jóvenes diseñadores", lo cual ha generado controversia. Yann Rivoallan ha expresado su desaprobación, afirmando que Shein intenta hacer creer que está del lado de los creadores.

Pero “recordemos la verdad”, dice antes de criticar el volumen excesivo de producción de la empresa, los problemas relacionados con el plagio de diseños de otros creadores, el uso de inteligencia artificial para el diseño y las precarias condiciones laborales en China, así como los productos contaminantes.

“Shein afecta tanto al medio ambiente como a los empleos en marcas francesas”, dice para terminar su discurso basando su opinión en que si los consumidores escogen comprar en grandes multinacionales con precios competitivos, el pequeño comercio nacional que no puede permitirse abaratar sus productos debido a los costos de producción, se ven afectados a la hora de tomar decisiones en plena crisis del costo de vida.

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