El Museo del Traje reabre sus puertas estrenando nueva exposición permanente
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A mediados de esta misma semana el madrileño Museo del Traje, museo de titularidad estatal dependiente del Ministerio de Cultura y Deporte, reabría sus puertas tras unas largas y dilatadas labores de reformas que han requerido de una inversión cercana a los 1,5 millones de euros. Una dotación que ha ido destinada a realizar trabajos de mejora en las fachadas, las cubiertas y las azoteas del edificio, construido hace ya más de 50 años, así como a dotar al recinto de unos nuevos espacios adecuados para la conservación de sus fondos, y a la mejora de las áreas públicas de visita. Punto este en el que el museo ha buscado reforzarse ante su público, brindándose de una renovada exposición permanente compuesta por más de mil piezas, solamente un 1 por ciento de los fondos que atesora la institución en sus archivos, de las que más de la mitad pasarán a partir de ahora a exhibirse por primera vez.
“El cierre por obras ha permitido hacer un cambio en la exposición permanente, un acontecimiento único en la trayectoria de un museo”, no dudan en remarcar desde el Ministerio de Cultura y Deporte. “En este caso, se ha repensado el discurso expositivo y se ha ideado un recorrido en el que podrán verse más mil piezas”, añaden, “de las cuales más de la mitad se exhiben ahora por primera vez”, dando así forma a una nueva exposición que “incluye piezas del fondo textil, pero también bienes etnológicos y documentales que ayudan a contextualizar las distintas épocas y a entender que las modas trascienden al ámbito de la indumentaria”.
Maniquíes invisibles
Los cambios producidos en la exposición permanente del Museo, han requerido que la institución encargase 40 nuevos soportes específicos para sostener las nuevas piezas seleccionadas. Siendo el de Madrid uno de los pocos museos que realiza maniquíes invisibles para mostrar su fondo textil.
“En total, la nueva exposición ha necesitado 150 maniquíes realizados a mano, puesto que las piezas”, de indumentaria, “de antes de los años 50 no se corresponden con las tallas industriales, sino que todas eran piezas únicas hechas a medida”. La función de estos soportes, concluyen desde Cultura, “es tanto estética como de preservación de la pieza”, ya que por un lado “invisibilizan el soporte”, mientras que por otro permiten que la pieza quede “asentada en su medida exacta sin sufrir ninguna tensión” que puede deteriorar sus fibras.
Del renacimiento a Jeremy Scott, pasando por Mariano Fortuny, Cristóbal Balenciaga e Yves Saint Laurent
Dando forma a la nueva exposición permanente del Museo, la institución ha diseñado un itinerario que avanza desde los siglos XVII y XVIII hasta nuestros días, con el que vienen a explicar la manera en el que las distintas corrientes estilísticas van surgiendo, adaptándose y perdurando a lo largo de los siglos. Un viaje a través de los tiempos, en el que desde el Museo también entran a abordar la evolución en el vestir desde la perspectiva de género, o a cómo la participación de la publicidad y de los medios de comunicación ha contribuido a la generalización de las modas a través de figurines, revistas, carteles o de la televisión.
De manera paralela a este recorrido, como parte de la nueva exposición permanente también se han concebido distintos espacios de carácter monográfico. Entre ellos, una sección dedicada exclusivamente a la indumentaria tradicional, así como otra consagrada a la siempre enigmática figura de Mariano Fortuny, el “Leonardo da Vinci español” creador del icónico traje Delphos.
Así pues, en esa sección destinada a la indumentaria tradicional, nos encontraremos con “una rica colección de trajes regionales en la que se pueden ver desde ricos trajes populares, como el de Pozoantiguo (Zamora); hasta indumentarias asociadas al calendario festivo, como el Diablo de Artà (Mallorca)”, detallan desde Cultura en relación a una de esas secciones monográficas. Parte asimismo de ese completo viaje hacia nuestra actualidad, a lo largo del que también nos encontraremos con piezas contemporáneas, entre las que destacan “los vestidos de Cristóbal Balenciaga, que ejerció una enorme influencia en la moda española a la vez que cambiaba la moda internacional; la capa de la firma madrileña Oteyza, que muestra la pervivencia del arquetipo español de los siglos XVI y XVII; o el chándal de Jeremy Scott, que reinterpreta el traje de luces y refleja, a su vez, la influencia del majismo”.
Como broche de oro por ese transitar cronológico por la historia de la moda, “la exposición finaliza con piezas de diseñadores nacionales e internacionales tan notables como Yves Saint Laurent, Elio Berhanyer o Manuel Piña”. Cuyas vitrinas además, apostillan desde el Ministerio, “fueron producto de un comisariado colectivo a través de redes sociales”.