Chanel desembarcará en el Thyssen en una exposición junto a Picasso
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Dando seguimiento a la máxima que pronunciase el polifacético artista francés Jean Cocteau de que “Chanel es a la moda lo que Picasso es a la pintura”, por primera vez desde las salas de un museo español se podrán entrar a analizar los lazos de unión presentes entre las creaciones artísticas que alumbraron dos de los creativos que más contribuyeron a asentar los principios de la modernidad. Haciendo referencia aquí a una Gabrielle Chanel y a un Pablo Picasso, cuyas creaciones entrarán a dialogar frente a frente y de tú a tú, bajo el paraguas de la próxima exposición “Picasso/Chanel” que se encuentran organizando desde el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid, como parte de las celebraciones, reservadas para 2023, por el 50 aniversario de la muerte del pintor malagueño.
Sirviendo así de antesala y de primer acercamiento a los fastos que de manera simultánea se sucederán tanto en Francia como en España para conmemorar la vida, la obra y el legado del genio español, las salas del Museo Thyssen de Madrid acogerán desde el próximo 11 de octubre de 2022 y hasta el 15 de enero de 2023, una variada selección de pinturas al óleo, dibujos, vestidos, fotografías y toda otra clase de piezas de distinta naturaleza, que nos permitirán bucear entre los universos creativos y atemporales que construyeron Picasso y Chanel, y de los que se sirvieron para terminar consagrándose, de un lado, como los máximos exponentes de su tiempo en sus respectivas áreas artísticas, y de otra como esos principales referentes que contribuyeron a la construcción de la modernidad, en una acción con la que aún a día de hoy siguen influyendo en nuestras vidas y en las maneras en las que entendemos y nos aproximamos a los campos de la moda y del arte.
Una suma de piezas las que darán forma a esta próxima muestra, procedentes de los fondos tanto americanos como europeos de distintos museos y colecciones privadas, y de entre las que se destacan por parte de la propia institución madrileña encargada de organizar la exposición las generosas colaboraciones realizadas por la fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso, por la Patrimoine de Chanel o la del Musée national Picasso de París. Entidades que de este modo no han dudado en participar de esta próxima exposición, patrocinada por Telefónica y organizada con la colaboración tanto de la Comunidad de Madrid como de la casa de modas Chanel, desde la que se enfrentarán y se entrarán a poner en relación los vínculos que se establecieron entre las producciones artísticas de ambos genios de la modernidad, en respuesta a un cruce y a una suma de influencias que ya en vida de ambos artistas contribuyeron a acercar a Chanel a la figura de Picasso, y a Picasso a la figura de Chanel, en lo que terminaría cristalizando en la firma de hasta dos tan únicas como enigmáticas colaboraciones, todas ellas junto a Jean Cocteau y al margen más puro de sus esferas creativas propias. Característica una que vuelve a poner en valor la elevada posición que llegaron a ejercer en vida ambos creativos, y que habla ya de sus logros a la hora de lograr trascender e ir mucho más allá de los respectivos campos de la pintura y de la moda en torno a los que gravitaban sus producciones artísticas, para desde ahí influir en el resto de una suma de prácticas y en los diferentes aspectos y ámbitos de la sociedad de la época; y desde ella a la actual.
“La comparación directa entre los diseños de Chanel y la obra de Picasso”, de la que se podrá disfrutar en el contexto de esta exposición, “evidencia su parentesco formal y los profundos lazos que unen sus respectivas creaciones, fruto de aspiraciones e influencias compartidas, así como de una mutua admiración, contribuyendo ambos a la construcción del paradigma moderno”, entran a destacar desde le propio Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid, a través de un comunicado. A este mismo respecto, “Chanel creó el ‘uniforme’ de la mujer moderna y dinámica del siglo XX, e impuso el atractivo de lo repetitivo”, al igual “que Picasso logró formular un nuevo canon de belleza plástica que se convierte en su estilo”. Un paralelismo, frente al que “Chanel entendió que el pintor había dado con las claves de un nuevo clasicismo, un lenguaje que, aun siendo sinónimo de modernidad, no se iba a pasar de moda”, del mismo modo que la modista había empezado a hacer a través de la “la reinvención constante de tipologías y formas” por las que ya habían comenzado a hacerse tremendamente populares sus diseños.
De este modo, defienden desde el Museo madrileño, “la ruptura que produce la representación de la realidad a partir de valores no visuales de las vanguardias artísticas”, resulta “equiparable al cambio que Chanel introduce en la forma de vestir”. Un ámbito que empuja hacia la modernidad, mediante “un nuevo estilo que va más allá de una transformación formal en la moda femenina, ya que supuso un cambio de registro en los códigos de representación de la imagen indumentaria”. Un cambio de registro, con el que la diseñadora francesa terminaría “abriendo el camino hacia una menor dependencia de las técnicas de confección clásicas”, en lo que resultaría ser “un cambio decisivo para la alta costura”.
Organizada en torno a cuatro grandes áreas temáticas
Para profundizar en este cruce de influencias y de inspiraciones y valores compartidos, desde el Thyssen de Madrid nos permitirán descubrir los nexos de unión que mantienen enlazadas las herencias creativas de Picasso y de Chanel, a través de una exposición cronológica que avanza, aproximadamente, sobre las décadas que van de 1910 a 1920, y estructurada en torno a un total de cuatro grandes áreas temáticas: “El estilo Chanel y el cubismo”, “Olga Picasso”, “Antígona” y “El tren azul”.
En relación a cada una de ellas, y sin poder todavía conocer en detalle y guardando algún que otro atractivo para el momento en que termine inaugurándose la exposición, desde el Museo ya nos avanzan que en lo que atañe a “El estilo Chanel y el cubismo”, llegará integrada por una suma de piezas desde las que se buscará poner en valor la influencia que el cubismo, movimiento artístico del que se considera a Picasso, junto a Georges Braque, como su creador, terminaría teniendo sobre la nueva moda que comenzaba a elevar a Chanel a sinónimo de modernidad. Unas piezas que se caracterizaban por una silueta vertical sin rastro de detalles ni de adornos superfluos, en una acción con la que Chanel llegaba a considerar el vestido como un lienzo puro y plano sobre el que terminar disponiendo los detalles, como collares, pulsares, broches o pañuelos, que terminaban por completar su atractivo y de asimilar el look a una suerte de composición plástica. Todo, mientras se establecían igualmente una suma de nexos con el nuevo lenguaje cubista, como su predilección por materiales “pobres” y hasta entonces de poco valor para la moda, como ese tejido de tweed que aún a día de hoy sigue siendo sinónimo de la propia casa Chanel.
En lo que respecta ya a la segunda de estas áreas temáticas, en “Olga Picasso” la exposición se centrará en la figura de Olga Khokholva, bailarina rusa y musa y primera mujer de Pablo Picasso, así como fiel devota de las creaciones de Chanel. Modista de la que, según el célebre músico Ígor Stravinski, poseía una amplia variedad de vestidos, en un gusto que se nos presenta como el primer punto de contacto entre las vida íntima de Picasso con la obra de Chanel, en lo que a lo largo de esta exposición se tratará de reflejar mediante algunos de los retratos que Picasso realizaría de Olga, puestos en contexto frente a algunas piezas seleccionadas de Chanel de la época.
Profundizando en estos aspectos, es como llegamos a “Antígona”. Esfera temática de esta exposición desde la que nos adentraremos en el primer proyecto artístico en el que llegarían a colaborar Picasso y Chanel. Una obra escrita por Jean Cocteau que se estrenaba hacia diciembre de 1922, de la que Picasso se encargaría de realizar el decorado y ciertas partes del atrezo de la obra, mientras que en Chanel recaería el encargo de diseñar el vestuario de esta versión reducida de la obra de Sófocles. Un proyecto para el que la diseñadora se giraba para reinterpretar el mundo clásico, en lo que le permitiría crear una diadema de orfebrería bañada de piedras semipreciosas, que se considera como la primera de las joyas que llegaría a realizar Chanel, y por tanto el primer vestigio de la línea de alta joyería que forma parte aún a día de hoy de la oferta de la casa de modas que sigue brillando bajo su nombre. Una suma de diseños de los que, por desgracias apuntan desde el Museo, no se conserva ninguna de las piezas originales, por lo que para visualizar esta primera colaboración se recurrirá a mostrar algunos modelos de Chanel de inspiración clásica, frente a obras de Picasso de su periodo neoclasicista, como “Tres mujeres en la fuente” (1921), “Mujer sentada” (1921) o “Las Tres Gracias” (1923).
Ya por último, cerrando la exposición el Museo nos presentará “El tren azul”. Un ambiente desde el que nos invitará a profundizar en la segunda y última colaboración en la que participarían Picasso y Chanel. Una opereta producida por Serguéi Diághilev, fundador de la celebrérrima compañía de baile de los Ballets Rusos, con libreto de Jean Cocteau, para la que Chanel recibía nuevamente el encargo de diseñar los trajes de los bailarines, inspirándose para ello en los modelos deportivos que había empezado ya a comercializar desde su casa de modas. Mientras que en este caso Picasso terminaba participando de la obra, a través de un telón en el que se recreaba su “Dos mujeres corriendo por la playa” —pieza que estará presente en la exposición—, al tiempo que ilustraba el programa de mano para toda la temporada de los Ballets Rusos de Diághilev de 1924. Siendo en este caso una colaboración a la que desde la exposición se dará visibilidad mediante las reproducciones de los diseños originales de Chanel que la Ópera de París confecciono para la representación de la obra en 1992, junto a pinturas de la misma temática de la obra, inspirada en las actividades de sol y playa de comienzos de la década de los años veinte, realizadas por Picasso.
A modo de síntesis, explican desde la institución, el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza “presenta una exposición que explora la relación de dos grandes creadores del siglo XX”, como lo fueron Pablo Picasso y Gabrielle Chanel, “volviendo a reunir arte y moda en un nuevo proyecto expositivo” con el que, de la mano de la comisaria Paula Luengo, vienen a dar continuidad a muestras como las de “Sorolla y la moda” de 2018, o la de “Balenciaga y la pintura española” que pudo visitarse hasta septiembre de 2019. En lo que respecta a esta muestra y a sus dos protagonistas, antes de sus dos colaboraciones, Picasso y Chanel “se habían conocido en la primavera de 1917, seguramente a través del propio Cocteau o de Misia Sert”. Por aquel momento, explican desde el Museo, “la diseñadora entabló con ambos una larga y duradera amistad que la introduciría en el círculo del pintor español”, y “a partir de entonces, Chanel frecuentará al matrimonio de Olga y Pablo Picasso, coincidiendo con la activa participación del artista en los Ballets Rusos de Diághilev”. Una muestra esta de las estrechas relaciones que la diseñadora llegaría a cultivar con el mundo de las artes, y con sus principales representantes, a lo largo de toda su vida, en lo que le conduciría finalmente a afirmar el que “son los artistas los que me han enseñado el rigor” que le permitiría asentar los fundamentos de una imagen de Chanel que “es ante todo un estilo”, llegaría a afirmar la propia diseñadora. “Y es que la moda pasa de moda; el estilo nunca”.