Realidad o ficción: el suministro responsable en Bangladesh
cargando...
Pese
Tres comidas al día, salarios decentes, asistencia médica
TEB Fashion Internacional es una unidad de producción independiente en Daca. Su nombre es un acrónimo en inglés de la filosofía de la empresa: el know how turco, la mentalidad europea, y la competitividad de Bangladesh. Los 400 trabajadores de esta fábrica, reciben tres comidas calientes gratis por día y salarios que están un 50 por ciento por encima del salario mínimo. Además, la fábrica cuenta con su propio centro de asistencia médica y una guardería para los hijos de los trabajadores, y realiza pruebas regulares de seguridad contra incendios.¿Cómo puede TEB pagar todo esto y mantener su competitividad?
“Queremos
“Los trabajadores de Bangladesh tienden a tener miedo de los compradores ... y tienen que aprender a creer en sí mismos. Esto se puede lograr si se les entrena, además son gente muy trabajadora. Ellos creen en los negocios a corto plazo en lugar de la planificación a largo plazo. La confianza en los compradores no es suficiente, también tienen que confiar en la empresa”, añade Guller.
La experiencia en Uzbekistán
Aunque TEB se inició en Bangladesh con una oficina en Daca en 2008, Güller cuenta con más de 20 años de experiencia en el negocio. Primero trabajó en una unidad de producción con sede en Estambul, Turquía, y luego ayudó a construir uno en Uzbekistán, con 600 personas, como parte de la firma holandesa Dinana Fashion Int. BV, especializada en diseño y fabricación de ropa. La empresa se fundó en 1993 como un showroom de ventas que ahora produce para marcas como The Sting, Score y V&D.
“Dinana Fashion Int. BV funciona con la mentalidad turca de “cuida a tus empleados, sólo así obtendrás una mejor calidad”. “No podemos imaginar una buena calidad en fábricas oscuras sin salidas de emergencia y en malas condiciones de trabajo. Por supuesto, es posible producir camisetas muy baratas en fábricas como Rana Plaza, pero sin ninguna responsabilidad. Estamos trabajando con una gestión responsable y también hacemos un seguimiento online con cámaras desde Holanda”, afirma Roland Smit de Dinana.
La unidad de producción en Uzbekistán funcionó muy bien durante muchos años hasta que se hicieron públicas las denuncias de trabajo infantil que obligaron a cerrar a fábricas que incluso trabajaban éticamente ya que ningún comprador quería que se le vincule con ese país. Desde entonces, las acusaciones no han cesado. En fechas recientes, Uzbekistán fue noticia otra vez cuando el gobierno de Estados Unidos rebajó la calificación del país al peor nivel posible (nivel III) por el trabajo infantil forzado en la recolección de la cosecha de algodón.
Desafíos en Bangladesh
No es de extrañar entonces que Guller haya tenido una sensación de “déjà vu” cuando la prensa internacional empezó a hablar sobre las condiciones de las fábricas textiles Bangladesh. Pero la situación es diferente ahora. “Hay empresas muy buenas en Bangladesh”, dice Guller. Además, existen gigantes minoristas internacionales como H&M, Fast Retailing y otros que han confirmado su compromiso con el país, por lo que una retirada masiva es poco probable.
Por otra parte no es factible en la medida que Bangladesh ocupa el segundo lugar en términos de exportaciones, después de China. Por tanto, sería muy difícil encontrar rápidamente una alternativa a miles de fábricas de ropa y millones de trabajadores dedicados, que ya están disponibles en Bangladesh.
En cuanto a las dificultades de comenzar una unidad de producción en Bangladesh, Guller mencionó la burocracia y el hecho de que los contratos debían estar escritos exclusivamente en bengalí y que eran muy difíciles de traducir al inglés.TEB también tuvo que convencer al propietario del edificio sobre muchas condiciones extras en cuanto a la seguridad. Al final todo fue posible. Sin embargo, TEB, que está asociada a una Business Social Compliance Initiative (BSCI) y por tanto auditada, tuvo un nota de 9,2. “Ahora estamos luchando por un 10”, dice con orgullo Guller.
Por supuesto, la calidad tiene un precio y Guller admite que TEB no es una opción para los compradores locales en Bangladesh que creen que esta fábrica es muy cara. La conexión a través Dinana vale la pena ya que los clientes europeos están dispuestos a pagar precios ligeramente más altos si se combinan con otros incentivos como facilidades para la entrega y opciones de pago.
Con dos millones de piezas al año, el volumen de producción es manejable. “Algunas empresas producen eso en un mes”, dice Guller. Además, TEB fabrica prendas que requieren más mano de obra como suéteres, camisas y pantalones con detalles, para empresas medianas. La producción de camisetas a precios tirados, ni se considera.
¿Qué pueden hacer los compradores internacionales?
Consultado sobre lo que le gustaría que hagan los compradores y las marcas internaciones, Guller dijo que espera que cambien su mentalidad. En lugar de salir a buscar fábricas más baratas, deben hablar con los gobiernos y solicitar mejores sistemas de control. Deben pedir que se realicen auditorías a un nivel superior, además de hacer sus propios controles en los llamados “países de riesgo”.
La autosuficiencia de las fábricas locales también es importante. TEB planea retirar a los cinco ingenieros turcos que han vivido en Daca desde que inició su producción. “Los trabajadores locales son mejores para la dinámica de oficina, además, a largo plazo, los salarios de los trabajadores turcos resultan ser muy altos”, dice Guller.
La próxima entrega de esta serie sobre el aprovisionamiento, se publica el próximo martes 20 de Agosto. Allí se hablará de la perspectiva de los trabajadores. Envíe sus comentarios a news@fashionunited.com
Foto 1: La fábrica TEB en Dava/ Dinana
Foto 2: Vaqueros George a 22 dólares
Texto: Simone Preuss
Traducción: Daniela Santos