Objetivos ODS: ¿Estamos preparados?
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La industria textil intenta asumir los objetivos ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) planteados por la ONU y perder posiciones en el ranking como segundo sector más contaminante del mundo. ¿Estamos preparados para asumir este reto? ¿Llegaremos a tiempo?
Éstas y otras preguntas se pusieron sobre la mesa en el marco del ciclo de conferencias organizado por Momad en su última edición.
Todo el mundo habla de los objetivos ODS como si fuera uno de los grandes acontecimientos del siglo, que lo es, pero antes de adentrarnos en cómo estamos afrontando este reto en España, vayamos a la raíz de la cuestión, ¿qué son los objetivos ODS y qué suponen?
ODS y Agenda 2030
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es un plan de acción que nace del compromiso de los Estados miembro de las Naciones Unidas. Su objetivo principal es guardar la protección de las personas y el planeta.Los países que forman las Naciones Unidas se comprometen a movilizar los medios necesarios para la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), adoptando medidas para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas disfruten de paz y prosperidad.
Estos 17 Objetivos se basan en los logros de los anteriores objetivos, los Objetivos de Desarrollo del Milenio, aunque incluyen nuevos propósitos como el cambio climático, la desigualdad económica, la innovación, el consumo sostenible…
De esta manera, La ONU se ha fijado hasta 17 objetivos a cumplir de cara 2030 y habla concretamente de “alentar a las empresas, en especial las grandes empresas y las empresas transnacionales, a que adopten prácticas sostenibles e incorporen información sobre la sostenibilidad en su ciclo de presentación de informes”.
Sin lugar a dudas los ODS han aumentado la conciencia ambiental y la preocupación por cuidar el planeta y reducir el impacto en la naturaleza es cada vez mayor.
En España, la contaminación y el impacto medioambiental también son una de las grandes preocupaciones del sector textil. Tras un verano de altas temperaturas y grandes incendios, el Gobierno ha decretado un Plan de Ahorro Energético pero aun queda mucho por hacer.
Las datos no engañan
Según datos de AEMA y EPRS recogidos por el Europarlamento, hay 0,5 millones de toneladas de microfibras en los océanos, suponiendo el 35 por ciento de los microplásticos liberados en el medioambiente. Además, se calcula que entre el 2 por ciento y 10 por ciento del impacto medioambiental en la UE lo produce la ropa.Este desastre natural hace referencia a un modelo de negocio basado en la inmediatez. El consumo del textil para vestir ha aumentado un 40 por ciento en solo unas décadas. Hemos pasado de tener un abrigo de calidad, a 3 ó 4 de tendencia.
Se necesitan más de 10.000 litros de agua para producir tan solo un kilo de algodón, que vendría a ser el equivalente al consumo de un humano durante diez años, y con el que tan solo podríamos confeccionar un par de vaqueros.
Teniendo en cuenta que el uso de vida medio de una prenda son cinco veces, es decir, que desde que te la compras hasta que te deshaces de ella tan solo la usas en cinco ocasiones, es evidente que estamos haciendo algo mal. ¿Cómo cambiamos esta tendencia?
Ángel Asensio (Presidente de la Confederación Moda España y de la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Madrid), lo tiene claro, apostar por la calidad puede ser parte de la solución: “Al crear prendas de más calidad se consigue mayor durabilidad, lo que se traduce en generar menos residuos y en un menor consumo energético, así como en una mayor relocalización, sobre todo en zonas rurales, y contribuimos a la construcción de la imagen de marca y de la marca país”.
Los ODS como punto de partida para integrar la sostenibilidad
Un ejemplo del esfuerzo que se está haciendo en nuestro país fue el gran evento en torno a la sostenibilidad, celebrado el pasado mes de junio. La 9ª Jornada de Moda Sostenible organizada por Slow Fashion Next (plataforma de formación y divulgación en moda sostenible), se dieron muchas claves de lo que necesita la industria para conseguir esa transformación necesaria para 2030:Se habló de educar a la sociedad en nuevos modelos de producción y consumo más responsables, de facilitar redes de conocimiento que permitan unir al consumidor con el productor a través de la tecnología.
De la importancia de medir para proteger, de crear herramientas de trazabilidad y saber cómo interpretar los resultados de la industria textil, teniendo en cuenta que los ciclos de vida son cada vez más complejos.
Se presentaron proyectos de materiales innovadores creados a partir de una base biológica y de desecho. Se transmitieron algunas de las consecuencias que muchos materiales tienen para la salud y de la importancia de trabajar con materias producidas con el menor impacto ambiental y humano.
Se habló de cómo el fast fashion es la sublimación del sistema lineal: producir + consumir + desechar, en el que la responsabilidad se reduce a conseguir el máximo beneficio de los accionistas, y de cómo de este modo, se está creando un modelo de crecimiento por asfixia.
Se habló de acciones para revertir esta tendencia económica y social, de colocar la responsabilidad y el propósito de las empresas en el centro, de proponer formas de trabajo más colaborativas y de revertir el pensamiento de lo individual a colectivo.
Gema Gómez (directora de Slow Fashion Next) señala al respecto que: “Es imposible no abrumarse con los 17 objetivos marcados por la ONU, pero hay que entender que el mundo está cambiando debido al cambio climático. No es lo mismo lo que entendemos como sostenibilidad hoy, que lo que creíamos en 2011”.
La representante de Slow Fashion Next incide en la necesidad de diálogo para "encontrar una solución entre todos" y seguir avanzando como sector.
“Hay que desarrollar conciencia y como sociedad hacernos preguntas para ganar en vergüenza de compra, una actitud que tienen los países escandinavos, así se frenarían muchas compras innecesarias”, añade.
Mango y su aceleración sostenible
A pesar de ser por definición una empresa de fast fashion, Mango es una de las grandes compañías españolas que está intentando cambiar el discurso.
Este mismo año anunciaba el adelantamiento de sus objetivos sostenibles y duplicaba el peso de su colección “Committed”, que incluye prendas que contienen al menos un 30 por ciento de fibras más sostenibles (como el algodón orgánico, el algodón reciclado, el algodón BCI, el poliéster reciclado, la lana reciclada o el TENCEL®, entre otros) y/o han sido fabricados con procesos de producción más sostenibles.
“Siendo conscientes del impacto ambiental de nuestro producto y alineados con los objetivos y compromisos internacionales, trabajamos prenda a prenda, fomentando el uso de fibras de menor impacto ambiental en nuestra colección. El adelanto de los objetivos de fibras sostenibles nos permite seguir avanzando hacia un futuro de la moda más sostenible”, explica Toni Ruiz, consejero delegado de Mango.
Mango prevé que en 2025 el 100 por cien del poliéster que utilice sea reciclado y el total de fibras celulósicas sea de origen controlado y trazable. Además, la compañía mantiene su meta de conseguir para 2025 que el uso de algodón sea 100 por 100 de origen sostenible.
“Nos quedan años de dura lucha y de trabajo intenso para pedalear y avanzar nuestra posición en la carrera por mitigar y revertir los efectos del cambio climático. Una carrera contrarreloj contra nosotros mismos en la que no podemos perder, pues de lo contrario corremos el riesgo de desaparecer”, concluye Beatriz Bayo, directora de RSC de Mango.
Estos datos, testimonios y ejemplos demuestran que en España sí se está haciendo un esfuerzo por mejorar la situación actual. Conseguir alcanzar los 17 puntos de la Agenda 2030 no es un camino fácil. Y sí, aún queda mucho, pero hay muchas asociaciones, instituciones y empresas grandes y pequeñas trabajando para conseguirlo.