Zegna, epítome de la moda
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Madrid – Como una de las principales protagonistas de esta última edición de la Semana de la Moda Masculina de Milán, “Fashion Week” de la que además se han responsabilizado de poner el broche de oro, desde la célebre e histórica casa italiana Zegna, principal marca comercial en cartera del Grupo Ermenegildo Zegna, han terminado por presentar este lunes 15 de enero, desde la capital de la Lombardía, su última colección de moda masculina, para la próxima temporada de Otoño/Invierno de 2024. Una colección desde la que la centenaria casa de modas ha salido nuevamente a reivindicarse como la máxima y mejor expresión del extraordinario buen “saber hacer” ligado a la industria de la moda italiana, de la mano de su director creativo Alessandro Sartori.
En lo que ya se ha instaurado que supone la base desde la que desde el departamento creativo de Zegna, bajo la batuta de Sartori, salen a perfilar el carácter y la singularidad de cada nueva colección, la nueva propuesta ha terminado por ver la luz bajo el título de “Oasi de Cashmere”. Un epígrafe desde el que se hace referencia a la elección del cashmere como materia prima preferente para la hora de confeccionar todas y cada una de las colecciones de Otoño/Invierno de la firma italiana, en contraposición al lino que, por sus características intrínsecas, es escogido como materia primera preferente para la hora de confeccionar las colecciones de Primavera/Verano de Zegna. Una dualidad en la que se ha decidido a instalarse la casa de modas italiana bajo la dirección de Sartori, entrando así con ello a destacar, primero, la importancia capital que desde la firma otorgan a la calidad de las materias primas con las que terminan por dar forma a cada una de las piezas que integran sus distintas colecciones, y a su cuidadísima manera de trabajarlas; y segundo, a subrayar el valor atemporal y alejado de toda tendencia desde el que salen a moldear a cada una de esas prendas, sin que eso suponga, ni mucho menos, no seguir un camino propio de experimentación e innovación, particularmente enfocado a avanzar en el uso creativo y más eficiente de fibras y tintes naturales. Acciones todas ellas que han terminado conduciendo a Zegna a descubrírsenos, una vez más, de la mano de esta colección, ya no solamente como el mejor referente del inigualable “made in Italy”, sino, a día de hoy, en el más exquisito epítome de lo que debería de ser una casa de modas.
“Como lugar físico y mental, Oasi Zegna, el centro de nuestro mundo”, y el cuartel general de la compañía que se alza sobre las laderas de los Alpes en Biella, en la región italiana del Piamonte, “es un verdadero laboratorio”, un “lugar en el que podemos explorar de manera incansable sobre nuevos sistemas de fabricación, en el desarrollo de nuevas formas, en idear disruptivas soluciones de indumentaria, para el presente y para el futuro”, enfatiza el mismo Alessandro Sartori, director creativo de Zegna, a lo largo de unas declaraciones que nos hacen llegar desde la dirección de la firma de moda italiana. Es en este espacio donde “experimentamos con las más exquisitas fibras y tintes naturales, mientras decodificamos funciones y recodificamos líneas para crear un sistema abierto de elementos” de indumentaria que “libera la interpretación personal” y la exploración y construcción de un estilo propio. Algo que, apostilla Sartori, “hacemos desde una búsqueda constante de la belleza y de la excelencia, con una firme responsabilidad de compromiso hacia el medioambiente”, y “siguiendo con una idea íntegra sobre la moda”, entendida como una concepción estética fruto de una “transformación” de “tejidos, de colores y de siluetas”.
Desde la construcción de un versátil sistema modular, con únicamente cuatro categorías de producto
Sobre esta manera de entender y ejercer el desarrollo y la inventiva de una colección de moda, que hay que extrapolar y hacer consustancial a la forma misma de la firma de entender y desenvolverse dentro de la industria, para terminar de esclarecer la metodología de trabajo que se sigue desde Zegna en esta era bajo la dirección de Sartori, director creativo global de la casa de modas desde febrero de 2016, hay que igualmente tratar de aclarar a qué es a lo que hace referencia el diseñador cuando hace referencia a esa “decodificación” y “recodificación” de funciones y de líneas. Aspecto que se resume en que, para la hora de desarrollar sus colección, desde Zegna, primero, llevan a cabo un profundo análisis sobre la naturaleza de las prendas que se disponen a diseñar, para posteriormente modelarlas y confeccionarlas en base a una férrea guía de estilo, desde la que no obstante como resultado se termina de dar forma a un estilo de vestir propio, garante de adaptarse a la versatilidad de gustos y de funciones que reclama cada cliente de la casa.
Buscando el terminar de construir la imagen de esta metodología, en primer lugar, y según se trate de una colección de Otoño/Invierno u Primavera/Verano, tendríamos la elección de, según el caso, o bien el cashmere o bien el lino como tejido preferente para las prendas. Una materia prima que, exquisitamente tratada, sería así pues la empleada para confeccionar las distintas prendas de cada nueva colección de Zegna, a partir de una serie de acabados, patrones y siluetas, concebidos desde esa perspectiva disruptiva y altamente experimental que desde la firma buscan en todo momento sostener como base de su metodología de trabajo. Una experimentación, en patrones y en tratamiento de esa materia prima, puesta al servicio de la confección de unas prendas que únicamente se alcanzan a desarrollar en base a un total de únicamente cuatro categorías de producto: camisas, pantalones, prendas básicas y accesorios. Cuatro categorías de las que se sirven para modelar un sistema modular de indumentaria, dotado de la versatilidad que le confieren unas prendas perfectamente combinables unas con las otras.
“En el laboratorio Oasi de Zegna, se lleva a cabo una remodelación de la materia y una reconfiguración de las formas, permitiendo una evolución orgánica que crece y se transforma temporada tras temporada”, argumentan a este respecto desde la firma de moda italiana. Desde esta manera de trabajar, para el invierno, “el cachemir es la fibra elegida debido a su versatilidad, finura y trazabilidad”, y “a su facilidad para dar paso a una amplia variedad de texturas y acabados”. Una constante, en términos de materialidad, que no impide el que las prendas evolucionen, experimentando por su parte “una profunda reconsideración estructural que, al agrupar elementos en cuatro categorías, elimina iteraciones innecesarias al tiempo que amplía las posibilidades de uso y el significado de cada prenda”. De este modo, y como resultado, cada colección de Zegna se erige como “un sistema abierto, compuesto por elementos que se pueden combinar de diversas maneras, permitiendo que la actitud individual de cada usuario se exprese a través de un estilo personal”.
Desde cálidos pantalones fluidos, a jerséis de puro cashmere
Bajo los ritmos de esta manera de trabajar, al compás de una banda sonora compuesta de manera expresa para Zegna, con motivo de la celebración de este desfile, por el músico británico James Blake, terminó por descubrirse en Milán una preciosista colección de estética marcadamente depurada y limpia. Una propuesta desde la que la casa italiana volvió a mostrar su gusto para la hora de componer estilismos monocromáticos dotados de un sinfín de sutilezas y detalles, contando en esta ocasión como base con una tan amplia como rica paleta cromática, que avanza desde los cálidos beige y mostazas, hasta la profunda oscuridad de los negros, recreándose en ese transcurso en finísimas expresiones en rosas empolvados, en el abrazo de marrones terrosos, o en la inmensidad de mares en azules océano.
En cuanto a las características de las prendas, siguiendo con lo ya señalado, la colección, en sus líneas más generales, se caracteriza por las mil y una distintas maneras en las que terminan por mostrársenos trabajas las fibras de cashmere que dan forma a las piezas de esta colección, componiendo un arcoíris cromático de prendas preferentemente monocromáticas, que adquieren una nueva dimensión gracias a la profundidad que les otorgan los distintos juegos de texturas. Unas combinaciones que crecen aún más en profundidad al mostrarse desde estilismos construidos a base de superposiciones, desde los que desde Zegna no vienen más que a poner de manifiesto esa versatilidad que apuntan que confiere a sus colecciones su particular sistema modular de categorías de producto. Sistema desde el cual, y para lo que respecta al caso concreto de esta colección, se han terminado por confeccionar una suma de distintas piezas clave entre las que encontramos finas cazadoras minimalistas y dotadas con bolsillos extragrandes, abrigos acolchados, suéteres lisos y texturizados de cuello alto, cálidos pantalones de pinzas de estilo relajado, cazadoras de piel de cuello vuelto, o jerséis tipo poncho. Una sucesión de prendas sobre las que, incidimos, las texturas entran a jugar un papel determinante, y que se terminan de completar para dar forma a la distinta sucesión de “total looks” con nuevos diseños de calzado y de complementos, de entre los que sobresalen las nuevas botas de suela de goma y las nuevas zapatillas Triple StitchTM “Monte” de Zegna, así como unos largos guantes en canalé y un nuevo diseño de gafas sin puente.
La colección surge de “una idea de transformación”, que abarca “desde la materia hasta el color”, mientras “la libertad y el instinto ganan fuerza como fuerzas que moldean el estilo” propio de cada individuo “de manera natural”, detallan desde Zegna. Así pues, y en el contexto de esta propuesta, “las formas evolucionan a partir de las preexistentes” y “se superponen, incorporando bolsillos generosos y prácticos, mangas sueltas o cuellos”, mientras se “añaden lengüetas, cierres y cordones”. De otro lado, “la versatilidad se resuelve mediante una cuidadosa edición y detallado estudio en forma de prendas que permiten múltiples usos”, como dan buena cuenta unas sobrecamisas y chaquetas “con bolsillos cuidadosamente ubicados, que sugieren no solo funcionalidad, sino también una variedad de posturas y actitudes”.
En cuanto a esa apuesta por la superposición como referente de estilo de esta propuesta, “el superponer capas es tanto una solución como una actitud”, sostienen desde la casa italiana. De este modo, “la suma de prendas se destaca por la gama de colores, que a su vez no son unidimensionales, sino una superposición de tonalidades” que “se trabajan tanto en amalgamas monocromáticas como en forma de combinaciones vibrantes”; al tiempo que a su vez “las texturas añaden una dimensión táctil” a los distintos looks, trabajados de manera preferente en cashmere, pero junto a la igualmente destacada presencia del cuero.