Sinfonía en gris: Thom Browne debuta en la Semana de la Alta Costura

Madrid – Todavía sigue sin habernos quedado del todo claro qué es lo que terminó sucediendo durante el debut de Thom Browne de este lunes 3 de julio en la Semana de la Alta Costura de París. ¿Acaso su colección se mostraba como una reinterpretación de los códigos ya vistos en casas como Schiaparelli o Viktor&Rolf, con un “toque” del Dior de John Galliano? ¿O se descubría como un reflejo de unas referencias propias y auténticamente genuinas? En cualquier caso, lo que sí podemos aseverar a ciencia cierta es que resultó en un espectáculo digno de admiración, y perfectamente ajustado a la sugerente atmósfera que se ofrecía desde el Palacio de la Ópera de París. Un Palais Garnier que, mientras de puertas hacia fuera siguió mostrándose a media luz como consecuencia de las labores de reforma a las que se encuentra sometido el edificio, de puertas hacia dentro terminaba por vestirse del fulgurante gris que se convirtió en el protagonista indiscutible de esta composición de volúmenes y de siluetas, que la casa de modas neoyorquina terminó por presentar como su primera colección de Alta Costura.

Partiendo de un hilo argumental desde el que la casa parecía venir a reinterpretar su particular viaje, primero hasta los niveles más altos de la producción textil, y desde ahí desde la vieja Nueva York hasta este París al que ha acudido para terminar de coronarse como nueva máxima expresión del lujo y de la artesanía, el desfile se presentaba a modo de una suerte de viaje en tren, construido de manera dramatizada sobre las tablas del escenario principal de la Ópera de París. Coliseo que terminó de abrirse a razón de este espectáculo a un selecto grupo de invitados, quienes, aposentados directamente sobre el escenario, asistieron a la presentación de esta colección, frente a la fría e inerte mirada de los más de dos mil espectadores, público de cartón piedra, que terminaron por ocupar el patio de butacas y los palcos de la Ópera.

Desde una sublime ambientación cuya grandilocuencia terminó ajustándose hasta poner en perfecta sintonía ubicación, música melódica y piezas de indumentaria, no deja de llamarnos cuanto menos poderosamente la atención cómo una marca de moda estadounidense ha pasado a destacarse con su primera propuesta dentro del ámbito de la Alta Costura, en un momento precisamente en el que las dos corrientes principales del lujo, las que se atienden en Europa frente a la de Estados Unidos, vienen practicando una singular y propia batalla por la hegemonía del buen gusto, dentro de la moda. Pudiendo encontrar así a esta Tom Browne cuyas piezas terminaron por desnudarse como un firme y fiel reflejo de todas esas sumas de sutilezas que siempre han resultado inherentes al conocido como “lujo” que se reivindica desde Europa, mediante un ejercicio de creatividad y de extraordinario buen sentir estético que no deja de contrastar frente a la agresividad superficial que mostraba Louis Vuitton en la colección de debut de Pharrell Williams como director creativo de las colecciones masculinas de la casa de modas francesa.

Un ejemplo que, si bien tenemos bien en cuenta de que una presentaba una colección de prêt-à-porter, y la otra acaba de hacerlo de su primera colección de Alta Costura, sí que nos sirve a bien para contrastar la evolución que han decidido emprender cada una de ellas, con una Louis Vuitton decidida a hacer caja en los Estados Unidos, frente a una Thom Browne que, con la inestimable contribución del Grupo Zegna, accionista mayoritario de la marca de moda neoyorquina desde agosto de 2018, ha emprendido un viaje a la contra. Viaje con el que se muestra decidida a rechazar aproximarse al más “efervescente” lujo americano, para seguir arraigando sus raíces en ese lujo europeo, lujo que de otro lado siempre se ha mantenido como un modelo de inspiración para la producción de la firma de moda neoyorquina.

Un onírico viaje en tren, entre grises (y deslumbrantes) reinterpretaciones de la indumentaria masculina

Al margen de estos apuntes, y pasando ya a detener y a poner toda nuestra atención sobre el sentido de esta primera colección de Alta Costura diseñada por la casa de modas estadounidense, desde su sucesión de piezas el equipo creativo de Thom Browne ha pasado a reinterpretar, en clave de Alta Costura, algunos de sus elementos más propios y significativos como casa de modas. Entre ellos, y de manera principal, ese inconfundible gris que, en sus distintas intensidades, siempre ha terminado ocupando una posición principal dentro del imaginario creativo de la casa de modas. Una posición que ni mucho menos ha terminado de ejercer desde esta misma colección de Alta Costura, construida a modo de una sinfonía en gris, que resonó entre las paredes de la Ópera de París.

Reuniendo de este modo a ese mismo gris, y presentándonoslo en sus distintas intensidades, y con un ligero trasfondo azulado, la colección se terminaba de sostener sobre una paleta cromática compuesta de este mar de grises infinitos, junto a destellos en blanco, en plata y en oro. Tonalidades que de este modo llegaron para armar una propuesta que sorprendió por su composición a base de formas y volúmenes imposibles, con claras referencias al surrealismo mediante trampantojos de trajes bordados sobre volúmenes en formas de violín, impresiones de figuras mitológicas sobre el frontal de las piezas, o la transformación de elementos característicos y propios del armario masculino, que se revisitan y se transforman para dar lugar a unas nuevas formas de piezas igualmente propias del armario de la mujer.

Sin poder del todo adivinar si la que se presentó fue una colección de Alta Costura para la próxima temporada Otoño/Invierno de 2023/2024 que iba dirigida a un público femenino, a un público masculino o se trataba de una colección de abierta estética genderless, lo que sí parece haber quedado claro son las capacidades de la casa neoyorquina para componer unas deslumbrantes piezas de Alta Costura, que sea para el público que sea al que están dirigidas, vuelven devolvernos hasta ese lenguaje inspirador por el que siempre se han caracterizado las creaciones que se diseñan bajo el epígrafe de esa distinción. Todo ello desde una primera colección de debut, con la que la casa de modas neoyorquina parece venir ya a presentar cuales son y van a ser sus herramientas distintivas para tratar de sorprender, colección tras colección, desde esta nueva línea de Alta Costura que acaban de inaugurar.

A este respecto, y a la vista de los diseños que terminaron por desfilar sobre el escenario principal de la Ópera de París, podemos alcanzar a definir como tres los puntos principales a los que, al menos por el momento, la casa neoyorquina está fiando la producción creativa de su línea de Alta Costura: surrealismo, gris e indumentaria masculina. Elementos todos ellos que son los que terminaron prevaleciendo a lo largo de toda la colección, destacándose a este respecto como elementos más destacados, además de los ya apuntados, los sombreros de tipo “cloche” en forma de campana con gafas de sol incorporadas, el bordado de trajes masculinos sobre esos volúmenes imposibles, la impresión de una silueta de sirena sobre el frontal de distintos vestidos, la reconversión de una chaqueta tipo sastre en falda, o la presentación de un sensual vestido blanco, clara referencia a la tradición de la Alta Costura de concluir el desfile con un vestido de novia, inspirado en el característico traje de hombre de Thom Browne. Todo ello, mientras a lo largo y ancho de toda la colección una sucesión de elementos marinos, en forma de bordados dorados de estrellas de mar, de motivos extraídos de las profundidades de los océanos y de referencias a paisajes de la costa, terminaban por aportar un extra de valor surrealista y onírico al conjunto de los pasajeros que desfilaron sobre las tablas del Palacio Garnier, camino a tomar ese tren de ensueño, quien sabe si de la línea imposible que une a París con Nueva York, o de la que ata la frialdad del mundo de la razón y de la conciencia, con la desbordante imaginación y creatividad de la que nace y es guardiana la Alta Costura.