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¿Será 2022 el año en que se legisle la industria de la moda?

Por Don-Alvin Adegeest

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Moda

Imagen: Green Codes

Ahora que parece que las marcas líderes del sector de la moda están revisando el impacto de sus ventas y priorizando el progreso medioambiental y social, 2022 puede ser el año en el que se legisle y obligue a la industria a asumir responsabilidades por sus acciones. Con los gobiernos vigilando el funcionamiento de las empresas de la industria textil, las prácticas no sostenibles tendrán consecuencias legales y financieras.

Verificación digital

Se espera que en 2022 entren en vigor nuevas normas europeas que ofrecerán a los consumidores protección al realizar compras en línea. Estas normas tienen en cuenta que cada vez más consumidores compran online en el extranjero y que cada vez más productos y servicios son digitales. Por tanto, la "garantía legal" se aplicará también a los artículos con elementos digitales, así como a los servicios y contenidos.

Medidas obligatorias para garantizar los derechos humanos, el medio ambiente y el buen gobierno

El pasado mes de marzo, la Unión Europea dio el primer paso con su directiva sobre diligencia y responsabilidad empresarial. Se impondrán sanciones si se descubre que las marcas de moda causan perjuicios por falta de diligencia en su cadena de suministro, para asegurar que no haya trabajo infantil, que se paguen salarios justos y que se proteja el medio ambiente.

En mayo, la autoridad competente de Consumo y Mercado de Holanda (ACM) inició investigaciones sobre unas 70 empresas del sector de la confección. Estas empresas estaban siendo investigadas por hacer publicidad engañosa sobre la sostenibilidad de sus productos, lo que se conoce como "greenwashing". Las empresas que incumplen la normativa del organismo de control de esta competencia son sancionadas con multas de hasta 900.000 euros o una parte de sus ingresos.

El fin del "greenwashing"

En octubre, la autoridad competente de Consumo y Mercado de Reino Unido (CMA) elaboró el Código de Alegaciones Verdes (Green Claim Code), que establece 6 puntos clave para comprobar si las alegaciones medioambientales que utilizan las empresas, son realmente verdes. Estas son afirmaciones que muestran cómo un producto, servicio, marca o empresa proporciona un beneficio o es menos perjudicial para el medio ambiente.

Muchas empresas las utilizan para comercializar sus productos o servicios, pero a veces el "lavado verde" sale a la luz.

En julio, el Parlamento francés aprobó una ley para aplicar "etiquetas de carbono" a las prendas. El objetivo de esta ley es informar a los consumidores sobre el impacto medioambiental de sus decisiones de compra. El año pasado, Francia también prohibió a las empresas destruir las existencias sobrantes en virtud de una ley antiresiduos.

En Estados Unidos, la Ley de Protección de los Trabajadores de la Confección (GWPA) se reforzó en octubre, garantizando que los retailers no puedan recurrir a fórmulas de contratación que les permitan eludir su responsabilidad. También prohíbe que se pague a los trabajadores del sector de la confección por "pieza", eliminando así un importante obstáculo para que los trabajadores cobren el salario mínimo y protegiendo también su salud y seguridad.

"No existe sector más plagado de infracciones laborales que el de la confección", afirma la GWPA en su página web. "Los Ángeles tiene la mayor concentración de trabajadores de la industria de la confección del país. Ubicados en gran medida al sur y al este del centro de la ciudad, unos 2.000 fabricantes emplean a más de 40.000 personas -en su mayoría mujeres inmigrantes- que pasan de 10 a 12 horas al día cortando, cosiendo y tiñendo ropa, desde piezas de "fastfashion a vaqueros de diseño y hasta imitaciones de pasarela".

Consumidores más conscientes

Las nuevas leyes mundiales responden al cambio en la conciencia de consumo de los ciudadanos y la creciente sensibilización sobre el impacto de la producción de prendas de vestir en el medio ambiente. Todo esto está configurando la forma en que las empresas operan, comunican y venden sus productos.

El informe de McKinsey sobre el estado de la moda en 2022 señala que los consumidores quieren saber de dónde proceden los materiales, cómo se fabrican los productos y si las personas implicadas reciben un trato justo. En respuesta, cada vez más empresas están ampliando su oferta de productos sostenibles y trabajando para impulsar la sostenibilidad de sus cadenas de suministro.

"El resultado final de cara a 2022 es que la industria de la moda se enfrenta a una compleja mezcla de retos y oportunidades, en la que hay poco margen para dar pasos en falso. Los responsables de la toma de decisiones tienen mucho trabajo para gestionar las demandas de lo digital, la sostenibilidad y la cadena de suministro”.

Este artículo fue publicado originalmente en FashionUnited.UK, y posteriormente traducido del inglés al español y editado por Alicia Reyes Sarmiento.

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