Loewe, en París: cinturas altas, faldas de cuero y joyas junto a Lynda Benglis
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Madrid – Trazando un claro paralelismo e hilo de unión entre sus propuestas de hombre y mujer para la próxima temporada Primavera/Verano de 2024, la casa española Loewe ha vuelto a destacarse como uno de los platos principales de esta nueva edición de septiembre de la Semana de la Moda de París. Fashion Week durante la que ha terminado por presentar una nueva colección de mujer, que, bebiendo de las mismas intenciones que expresase la casa para con respecto su colección para hombre, presentada el pasado mes de junio igualmente desde París, adelanta como tendencias la defensa de los pantalones de tiro alto y el uso del cuero, material por otro lado predilecto de la icónica casa española, como aspectos clave de un armario “a la moda” para la próxima campaña de Primavera/Verano.
Siguiendo así por el “amor” por los detalles y por los gestos que la casa, de manos de su director creativo, el siempre excepcional Jonathan Anderson —director creativo de Loewe desde 2013—, ya reivindicase y convirtiera el pasado junio en el eje vertebral de su nueva propuesta para hombres, es como desde la firma española alcanzaban a destapar igualmente su nueva colección de mujer, para la nueva temporada Primavera/Verano de 2024. Una propuesta que, mostrándose incluso más contenida que la de hombre ante la falta de ese frenesí de esas superficies iridiscentes de la que entonces se hizo gala, terminaba viendo la luz este viernes 29 de septiembre, destacándose nuevamente eso sí por el divertido y original juego que se ha vuelto a decidir por practicar el diseñador de modas británico; quien nuevamente a entrando a realizar todo un complejo ejercicio de perspectivas, mediante el rediseño de detalles, de dimensiones y de proporciones, con las que terminar configurando, en esta ocasión, las formas de la nueva “mujer Loewe”. Mujer para la que plantea una renovada imagen de piernas estilizadas y alargadas hasta el exceso, en compañía de unos torsos que se contraen y se compactan, todo junto a una amplia serie de detalles primorosamente cuidados, y que no llegan más que para enfatizar el propio valor y la propia calidad de los patrones de las prendas, y su materialidad.
“Reducir la moda a la silueta, detenerse en el contorno, jugar con las secciones, alterar las proporciones”, es lo que ha terminado haciendo así Anderson dentro del marco de esta nueva colección, como resultado de un ejercicio consistente en “observar desde lejos y luego de cerca, ampliando los detalles” como quizás el gesto más atrevido y singular que terminan mostrando el conjunto de las piezas, nos explican desde la misma dirección de Loewe a través de una nota. ¿El resultado? el de un “armario en perspectiva”, añaden, “alto y vertical”, como característica más relevante de “una propuesta rigurosa de prêt-à-porter”, en la que esos decididos y atrevidos gestos se desnudan también de una manera “pragmática” y lejos de estridencias capaces de imposibilitar su natural desempeño como piezas excepcionales para la vida diaria.
Cinturas altas y faldas de cuero
Hablar de este modo de esta nueva colección de Loewe es hablar de ropa más que nunca, como ha quedado de otro lado bien demostrado ante la ausencia de florituras o referencias exógenas a la propia naturaleza de las piezas, con la que la casa ha entrado a defender el hilo argumental de esta nueva colección de prêt-à-porter. Una colección que encontramos bien armada sobre una contenida paleta cromática que sabe abrirse, en su justo grado, al fervor primaveral, asentada sobre cálidos marrones camel, elegantes grises, armoniosos verdes hierba, y en tan apagados como encendidos azules pastel y Klein, con morados buganvilla, naranjas mandarina y acentos en rojo encendido como notas más “atrevidas” de la composición.
Partiendo de esta sinfonía de color, Anderson ha diseñado un amplio armario para la mujer de piezas de prêt-à-porter, en el que no faltan la presencia de blazers, abrigos, blusas, jerséis de pico, cárdigans, vaqueros, faldas, pantalones y vestidos. Piezas todas ellas que adquieren su singularidad por esa enfatizada verticalidad que el diseñador británico ha querido imprimirle a la propuesta, practicando ese juego de rediseñamiento de la figura de la mujer, que se destaca por la brillantez de ofrecer a un mismo tiempo una silueta bien clara, rotunda y definida, de talles altos y cuerpos compactos, pero que al mismo tiempo resulta fluida y liviana. Contradicción aparente que Anderson ha sido capaz de firmar gracias a unos patrones de líneas holgadas, pero arquitectónicas, que permiten que sea el propio cuerpo de cada mujer el que termine por dar carácter y la última forma a cada una de las piezas.
Compartiendo esta serie de características generales, es como finalmente nos terminamos por encontrar frente a piezas tan singulares y destacables de esta colección, como esos pantalones de tiro alto que acortan y compactan los bustos; los distintos vestidos largos de líneas vaporosas y fluidas; o los originalísimos abrigos de “maxi punto” con los que se subraya ese juego de nuevas perspectivas que ha querido practicar el diseñador, y que igualmente volveremos a ver en los detalles metálicos en forma de alfileres y de acumulación de broches engarzados. Dos elementos estos de los que se sirve el mismo diseñador británico para terminar de conformar otras dos de las piezas más singulares de esta propuesta: los tops de inspiración vegetal que se descubren como auténticas obras de orfebrería, y las faldas de cuero sujetas por un alfiler de dimensiones surrealistas, y que llegan para poner en valor esa materialidad y ese uso del cuerpo que vuelve a defenderse como parte de la misma esencia e historia de la casa Loewe, reconocida especialmente por la calidad de sus artículos en piel.
Se trata así pues esta de una colección que busca construir “una reflexión sobre la rigidez y la sensualidad que la rompe”, sostienen desde Loewe. Un discurso al que se ha tratado de dar forma mediante “texturas de punto” como las que se encuentran en sus “jerséis cortos y gruesos” o en sus “capas largas que envuelven el cuerpo”, y que “fluyen alrededor de él”; mientras el cuero se emplea “como piel exterior a medida”, en abrigos elegantes que se pueden doblar bajo el brazo por un lado, como si fueran un bolso”, al igual que en faldas y “camisetas y pantalones cortos de dobladillos deshilachados”. Todo mientras, y “una vez más”, el” azar da la vuelta a las cosas”, añadiendo un aspecto de improvisación y de estudiada confusión a la colección, con la presencia de estos tops creados como “acumulación de broches brillantes”.
Colección de joyería junto a Lynda Benglis
Más allá de las prendas de indumentaria, la colección se completa con una amplia serie de complementos, de entre los que se destacan sin duda la colección de joyería desarrollada en colaboración con la artista estadounidense Lynda Benglis. Escultora con la que ya ha venido colaborando Loewe, y que se ha decidido así por estrechar todavía más sus lazos con la firma de moda española, después de que sus piezas hayan servido como principal elemento distintivo de los últimos desfiles de Loewe en París, tanto del pasado mes de junio, para la colección de hombre, como de este último celebrado ahora en la capital francesa, y para el que se han seleccionados seis esculturas de bronce de la artista estadounidense.
Al margen de las piezas de joyería desarrolladas en colaboración con Benglis, desde dentro de la colección la firma remarca sus nuevos modelos de calzado, de punta redonda, puntiaguda, de inspiración ergonómica y de colegial. Mientras que para dentro de la tan estratégica como inspiracional categoría de bolsos, se han presentado distintas versiones del bolso “Squeeze” de Loewe y de su bolso “Peblle Bucket”, en tamaño tanto “mini” como mediano.