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Lo que las zapatillas de 12,99 euros de Lidl dicen sobre el desarrollo de la moda rápida

Por Don-Alvin Adegeest

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Moda

Lidl ha lanzado un par de zapatillas de deporte que cuestan sólo 12,99 euros en algunos países. La demanda de estas zapatillas de colores brillantes es tan alta que la escasez de existencias y la locura de Lidl han hecho que su valor de reventa se acerque a las 500 euros, según el periódico Mirror. El fenómeno en cuestión no debería ser el reto de conseguir un par, sino más bien el motivo por el cual las grandes empresas siguen buscando la alternativa más barata para fabricar sus productos.

Ha habido innumerables controversias sobre la moda rápida en los últimos años: El bikini de una libra de Missguided, los jeans de 5,99 libras de Lidl, el bodysuit de 2,68 euros de Fashion Nova (actualmente a la venta desde 8,94 euros) - básicamente cualquier minorista de la calle principal desde H&M a Forever 21 a Boohoo ha sido llamado para contribuir a la era de la ropa desechable: produciendo ropa barata a partir de telas sintéticas y fósiles, utilizando mano de obra barata y enviando el inventario no vendido a los vertederos.

Una zapatilla barata se ha vuelto viral

La demanda de la zapatilla de Lidl no tiene precedentes. Hay "memes" irónicos circulando por las redes sociales, usuarios preguntando dónde pueden comprarlas, y vídeos en YouTube que muestran a los pocos "afortunados" que consiguieron un par.

Actualmente distribuidas en el Reino Unido, Bélgica, Alemania, Finlandia y los Países Bajos, las zapatillas de deporte a precio de ganga de Lidl forman parte de una tendencia más amplia. A pesar de todos los avances en la consciencia sobre la sostenibilidad, la cultura de la denuncia, las protestas contra el cambio climático y los intentos de "greenwashing", la demanda de los consumidores de productos baratos es tan popular como siempre.

El hecho de que la producción textil pueda contribuir más al cambio climático que la aviación y el transporte marítimo combinados, evade a la mayoría de los compradores que buscan una ganga. Tampoco el costo humano de la producción, la compresión de las cadenas de suministro, la mano de obra barata y el corto ciclo de vida de las prendas de vestir son factores disuasorios cuando los minoristas están consiguiendo ganancias y los productos baratos se venden rápida y furiosamente.

Se necesita una crisis para sacudir a las empresas de moda rápida, como ha demostrado la caída de los precios de las acciones de Boohoo, pero no se debe a que los compradores boicoteen las marcas o adopten el mantra "compre menos, compre mejor". Los consumidores pueden tener el poder de provocar el cambio, pero el cambio de valores hacia una economía solidaria aún no ha disminuido la demanda de bienes baratos.

Este artículo ha sido previamente publicado por FashionUnited.uk y traducido y editado por Belén Bednarski

Créditos fotos: Lidl

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